CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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Desde antes que el 14º Congreso del Partido Comunista autorizara oficialmente el desarrollo simultáneo de diferentes formas de propiedad y eliminara la idea de considerar la propiedad privada como “suplemento necesario”, el fracaso de los viejos arreglos institucionales, fue el mejor argumento para el reimpulso y profundización de la reforma. El viaje que hiciera Deng Xiaoping al sureste de China en el año de 1992 marcó esa ruptura. A partir de entonces el discurso y la práctica gubernamental se fueron transformando y se fue creando un medio ambiente propicio para la emergencia de un nuevo consenso. Es en este contexto que surge una nueva etapa para el desarrollo de la industria privada y aparecen nuevas políticas para alentar su crecimiento. Estas políticas incluían, desde las provisiones para mejorar el acceso privado al crédito y a la tecnología, hasta el impulso al establecimiento de negocios privados desde todos los niveles de gobierno. En esta vía los gobiernos provinciales y municipales establecieron regulaciones para alentar su desarrollo, especialmente en los campos de exportación, tecnología e industria, sin embargo, no fue sino hasta el Tercer Pleno del 14º Comité Central celebrado en noviembre de 1993 donde los líderes chinos asumieron la plena responsabilidad de la consecución de un “mercado socialista” por lo que yendo mas allá de las declaraciones establecieron medidas inequívocas hacia su consecución. En dicho pleno: se establecieron medidas a fin de abandonar la discriminación contra el sector privado y se aprobaron una serie de leyes y regulaciones para avanzar en una reforma real del sistema de propiedad. Se establecieron nuevas leyes sobre las empresas, se legalizó el sistema de responsabilidad limitada en las empresas y se autorizó un sistema de participación de acciones. En ese mismo sentido se estableció un régimen fiscal que asumía la variedad de mecanismos de propiedad y se establecieron medidas para facilitar la inversión pública y privada conjunta. Los resultados en la aplicación de estas políticas al impulso a estas empresas no se hicieron esperar, se ampliaron las oportunidades de mercado, y por ende, se dio un inusitado crecimiento en su número, en la generación de empleos y en los niveles de participación en la producción industrial. A finales de 1992, China contaba con 139,633 empresas de propiedad privada que generaban 2.3 millones de empleos, y ya para 1994, el número de empresas se había más que duplicado (siendo 432,240) mientras tanto el número de empleos se había casi triplicado al incrementarse a 6.5 millones.
Gráfica VI. 5
Fuente: State Statistical Bureau, State Yearbook of China Industrial and Commerce Administrative Management (1992-1998) y China Statistical Yearbook, (1982-98), Beijing, 2000.
Mientras tanto el valor de la producción industrial se había incrementado de 200.6 mil millones de yuan para 1992 a 386.1 y 708.2 mil millones de yuan para los años de 1993 y 1994 respectivamente, asimismo se observa una creciente participación del sector en el total de la producción industrial. Mientras que para 1991 participaban con el 4.8% de la producción industrial total para 1993 habían alcanzado un 8% y para 1994 la habían casi duplicado (tabla 33)
Tabla VI.5 Producción Industrial en las empresas de propiedad privada
Fuente: State Statistical Bureau, TVE Statistical Yearbook, 1995 y años previos
Sin embargo, el crecimiento y extensión de la industria privada no fue homogénea en todo el territorio. Al igual que las empresas colectivas se dio una diferenciación en su crecimiento y extensión en términos de su geografía. Las industrias privadas se concentraban en aquellas regiones que habían experimentado un cierto grado de autonomía y en las que se había dispuesto arreglos institucionales y políticas de excepción. Debido a que la propiedad privada se rige por los mecanismos de mercado, la región de la costa fue mayormente privilegiada con la proliferación de este tipo de empresas en relación con aquellas regiones del interior o en las áreas urbanas donde el sector estatal permanecía aún dominante. Para los años de 1992 y 1993 casi el 70% de las empresas privadas se ubicaban en la región de la costa y el 65% del total de los trabajadores se ubicaban en este sector.
La adopción explícita de una economía de mercado en el programa de las reformas le dio una mayor trasparencia a las “reglas del juego” que prevalecían en aquellas regiones que se habían visto favorecidas con políticas de excepción, por lo que con ello, no solo se alentó la inversión extranjera, sino que, al ampliarse las posibilidades de mercado, se vieron incrementadas sus posibilidades de negocios. En consideración de lo anterior el crecimiento de las empresas en las que interviene capital de extranjeros se va a ver fuertemente estimulada ampliando su influencia sobre la economía en su conjunto. Para el año de 1990 las empresas con capital de extranjeros participaban con el 4.4% de la producción industrial total, sin embargo, ya para 1993 ésta se había incrementado a un 10.2% y a un 13.5% para el año de 1994. El crecimiento de los montos de producción industrial muestra, en términos absolutos, un incremento sustancial: de ser 104.7 mil millones en 1990 se va más que duplicar en cada uno de los años subsecuentes. Sin embargo, este crecimiento tan extraordinario en la producción industrial de empresas con participación de capital extranjero se va a concentrar en la región de la costa, casi un 90% de los montos de inversión extranjera fue canalizado a esta región, mientras tanto, la influencia extranjera en las empresas de las regiones central y del oeste seguían manteniendo una participación reducida.