CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REP�BLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
Jos� Salvador Meza Lora
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El establecimiento de una �econom�a de mercado socialista� de manera impl�cita reconoc�a al sector privado como parte esencial para el logro de los objetivos de crecimiento, producci�n y generaci�n de empleos, y aunque no se le concedi�, desde el principio de la d�cada de 1990, un estatus similar al tenido por las empresas de propiedad estatal, su importancia fue creciendo hasta convertirse en uno de los sectores m�s relevantes para la econom�a china:
- Para el a�o de 1985 la participaci�n de estas empresas en la producci�n del sector industrial era casi insignificante, siendo de un poco menos del 2%, sin embargo, para el a�o de 1990 ya se hab�a incrementado al 5.4%. Con respecto a 1990 en 1994 su participaci�n se increment� en casi un 100% siendo que para el a�o de 1998 ya participaba con el 17% de la producci�n industrial total.
- Si a esa participaci�n se agrega el generado por las empresas privadas propiedad de extranjeros su aportaci�n tendr� una relevancia mucho mayor, incluso, superior al tenido por las empresas estatales y las colectivas. Para 1998 las empresas estatales y colectivas participaban con el 21.6% y el 38.4 %respectivamente, mientras que la consideraci�n conjunta de las empresas privadas dom�sticas y extranjeras, participaban con un 40% de la producci�n industrial total.
- En 1998 las empresas privadas ten�an registrado un capital de 122 mil millones de d�lares y pagaban 8.4 mil millones de impuestos siendo el 8.5% de los impuestos comerciales e industriales de China.
- Asimismo la importancia del sector privado en la econom�a nacional va a quedar de manifiesto en su creciente participaci�n en la generaci�n de empleos. De ser pr�cticamente inexistente su participaci�n a principios de la d�cada de 1980, para fines de la d�cada, ya participaba con el 3.5% del empleo total. Para el a�o 1995 el monto de su participaci�n se hab�a incrementado al 8.2% y para el a�o 2000 al 11.4% de la fuerza de trabajo total. En t�rminos absolutos las empresas estatales pr�cticamente duplicaron su n�mero entre 1996 y el a�o 2000 pasando de 11.7 millones de empleos a 24.07 millones. Entre 1990 y 1997 las empresas privadas creaban el 40% de los nuevos trabajos y casi el 60% de los nuevos trabajos urbanos. Si consideramos el retroceso en la generaci�n de empleos experimentado por las empresas propiedad del Estado, al pasar de una participaci�n del 18.2% en 1989 a un 11.3% para el a�o 2000 y de las empresas colectivas al participar con el 6.3% para 1989 y un 2.1% para el a�o 2000. Seg�n las tendencias observadas, bien pudiese afirmarse que para los a�os venideros el sector privado va a emplear un n�mero de trabajadores mayor que aquellos. Como se puede observar en la gr�fica siguiente es en este sector donde recaen las tasas mayores de crecimiento en el empleo durante la d�cada.
Gr�fica VII. 3
Fuente: State Statistical Bureau, China Statistical Yearbook, Beijing,1999, Tabla 5.5, pp. 136-137
A pesar de los datos anteriores dif�cilmente se puede determinar el tama�o exacto del sector privado y valorar en toda magnitud su importancia dado que todav�a persisten empresas colectivas del sector rural que han decidido continuar como tales en orden a cuidar pol�ticas discriminatorias en contra de ellas. Si se define ampliamente al sector privado, incluyendo las empresas de Poblados y Villas (ECPV), es responsable de cerca del 70% del PIB industrial, ahora bien si se excluyen las empresas de Poblados y Villas el sector privado es responsable del 36% del PIB industrial, aunque algunos consideran que esta participaci�n bien pueda ubicarse alrededor de un 51%. En consideraci�n del �xito logrado por las empresas privadas no es de ninguna manera casual que para septiembre de 1997 en el 15� Congreso se haya reconocido a las empresas privadas como �componente importante de la econom�a socialista de mercado� ni de que a fines de la d�cada se haya buscado establecer un sistema jur�dico que mejor defina este tipo de propiedad y permita generar mayor confianza y seguridad a los propietarios privados.
A diferencia de las empresas p�blicas que no requer�an de un marco institucional formal que les garantizara su funcionamiento, las empresas privadas, por razones ideol�gicas y pol�ticas, siempre han requerido de un soporte legal que les permita subsistir. Como se ha descrito en el presente trabajo, por razones econ�micas y pol�ticas se fueron abriendo espacios para el desarrollo de estas empresas, sin embargo, desde siempre, enfrentaron fuertes ataques y discriminaciones, am�n de las peri�dicas campa�as pol�ticas en su contra cuando las burocracias gubernamentales que acced�an al poder abogaban por los �viejos arreglos institucionales�. Sin embargo, su desempe�o superior forz� a los gobiernos a levantar algunas restricciones, darles un reconocimiento gradual y autorizarles una mayor expansi�n en sus operaciones. El hecho de no disponer de un soporte legal que garantizara sus derechos de propiedad y al desenvolverse en un medio ambiente poco propicio para el desarrollo de actividades privadas oblig� a los empresarios al establecimiento de v�nculos �clientelistas� con los gobiernos locales y a la aplicaci�n de medidas que les permitiera aprovechar los beneficios otorgados a las empresas p�blicas o que permitiesen aminorar las restricciones impuestas en su contra.
A inicios de la d�cada de 1990, conforme se avanzaba en el establecimiento de una �econom�a de mercado socialista� y en la aplicaci�n de nuevas �reglas del juego�, los cambios institucionales de tipo formal, requeridos para darle una seguridad a los derechos de propiedad privada, aunque eran exigidos, no se dieron con la celeridad requerida a fin de no violentar los esquemas de funcionamiento anterior, antes bien, se continu� con la aplicaci�n de una pol�tica gradual y de dejar hacer antes que legislar. Un dejar hacer, sin embargo, que se fundamenta en la propuesta de quien dispone de la autoridad. En este sentido se pueden distinguir dos fases en la transformaci�n institucional de estas empresas. La primera tiene como punto de partida el viaje de Deng Xiaoping al sur del Pa�s en enero de 1992 cuya concreci�n se expresa en el 14� Congreso del PCCh. Es un periodo en que, a pesar de que no se presentan modificaciones formales alusivas directamente a este tipo de propiedad, diferentes de las propuestas en las Regulaciones Provisionales sobre la Propiedad Privada emitidas por el Consejo Estatal en junio de 1988, va a generar un medio ambiente favorable para que los actores econ�micos y gubernamentales adquieran una mayor confianza hacia la expansi�n e intensificaci�n de la actividad privada.
Como siempre en el proceso de la reforma, donde la realidad precede a la adopci�n de un sistema jur�dico- formal, durante la segunda fase se dio un proceso de formalizaci�n del sistema de propiedad privada que a�os atr�s se hab�a instrumentado en la pr�ctica. Estas acciones tuvieron como punto de partida el 15� Congreso Nacional del Pueblo, celebrado a fines de 1997, en el que Jiang Zemin, Secretario General del Partido Comunista, adem�s de considerar que las empresas de propiedad colectiva y las de �participaci�n de acciones� son parte de la propiedad p�blica, anunci� una nueva enmienda a la Constituci�n con la finalidad de legitimar derechos e intereses del sector privado y con ello alentar su expansi�n. En marzo de 1999, en el 9� Congreso Nacional del Pueblo se aprob� una enmienda constitucional donde se legitiman formas de propiedad diferentes a la propiedad p�blica dominante. En dicha enmienda el estatus de propiedad privada, de ser calificada como un �complemento importante� de la propiedad p�blica, se le consider� como un �componente esencial� de la econom�a. Para el a�o 2000 no solo se reconoc�a la contribuci�n del sector privado en la econom�a sino que se promet�a poner a estas empresas en un nivel similar al de las empresas estatales. Como una consecuencia de estas transformaciones jur�dicas se concretaron cambios en la regulaci�n de las empresas privadas con la finalidad de hacerla mas competitiva. Entre otras medidas: se redujeron y/o eliminaron impuestos especiales aplicados a estas empresas, se abri� la opci�n para desarrollar actividades de importaci�n y exportaci�n, se les garantiz� un mayor acceso al cr�dito y al uso de la tierra, se autoriz� el establecimiento de nuevos bancos privados, por lo tanto, se abrieron mayores oportunidades para la obtenci�n de recursos, se les garantiz� una mayor participaci�n en el mercado de valores, etc. A�n y cuando se dieron estos cambios no fueron desplazadas del todo las pol�ticas discriminatorias. Por ejemplo, en la Constituci�n se estipula que �la propiedad p�blica es sagrada�, sin embargo, ese derecho no se extiende a la propiedad privada, por otro lado, se excluye la inversi�n privada en un cierto n�mero de sectores, tales como: industria de la construcci�n, infraestructura, abastecimiento de agua y electricidad y en la industria automotriz, entre otros. Asimismo el hecho de que se formalicen cambios no significa que su aplicaci�n sea expedita.
Se ha sido reiterativo en el presenta trabajo un hecho innegable en el proceso de desarrollo seguido por China y que hab�a sido parte de la doctrina de Deng Xiaoping: �la pr�ctica es el �nico criterio de verdad�, y como una consecuencia l�gica de esa premisa: �la pr�ctica antecede a la legalidad�. Por lo que ser�a iluso pensar que la formalidad va a dar fin a las experiencias que proceden de la pr�ctica. Es decir, si el �clientelismo� sigue siendo funcional, seguir� rigiendo las conductas de los actores, m�xime si el mercado no ha madurado lo suficiente y si los gobiernos locales siguen jugando un papel relevante en la econom�a. En otras palabras, el papel jugado por los mecanismos institucionales informales dif�cilmente pueden eliminarse bajo consideraciones de la presencia de esquemas formales, m�xime si los beneficios que resultan son mayores a sus costos. Sin embargo, conforme vayan madurando las relaciones que establecen los mecanismos institucionales de mercado y vayan siendo cada vez m�s elevados los costos que los beneficios generados por esas pr�cticas, entonces la demanda de mecanismos formales se ver� fortalecida.