7. 5 Diferenciación de políticas según el tipo de propiedad

La intervención activa del Estado para guiar al sector industrial hacia objetivos previstos presupone políticas diferenciadas según el tipo de propiedad de las empresas. Mientras se permite que la industria no estatal juegue con las reglas que establece el mercado y que el Estado intervenga utilizando medios económicos indirectos para “guiarla” a fin de estimular la inversión en determinados sectores y/o favorecer la industrialización en diversas regiones, se dejan las puertas abiertas para que las empresas estatales, a la vez que juegan en un contexto de una economía de mercado, se soporten, en última instancia, por el Estado y sus instituciones. En virtud de lo anterior resulta necesario hacer una distinción entre esas políticas, y determinar su impacto en el desempeño de las empresas.

7.5.1. Las empresas estatales en el contexto de las nuevas políticas

A pesar de los grandes esfuerzos realizados por la autoridad gubernamental en la década anterior para superar las dificultades por las que atravesaban las empresas estatales, no se habían resuelto los problemas de indefinición en los derechos de propiedad, tampoco se había dado una separación real entre quien detenta los derechos de propiedad y de control de las empresas, ni se había eliminado el sistema de “suave restricción presupuestaria” que, desde siempre habían gozado estas empresas, asimismo persistían en ellas los altos costos que generaba la prestación de beneficios sociales (tales como: vivienda, educación, salud y pensiones) otorgados a sus trabajadores y se continuaba con la rigidez en los salarios y en el empleo; por lo tanto, los costos para el gobierno en la preservación de “sus” empresas, no solo se habían continuado, sino incrementado, con los persistentes problemas de ineficiencia, tal y como se observa en los indicadores siguientes:

- La participación de estas empresas en el valor de la producción industrial total, con respecto a las empresas no estatales, mostraba una tendencia acelerada de decrecimiento. Con una participación del 55% en 1990 pasó a un 34% en 1995 y a solo un 21.6% para el año de 1998. A pesar de lo anterior estas empresas eran receptoras del 85% del total de los créditos emitidos por el sector bancario. Para el periodo 1990-1995, van a asimilar el 57% de la nueva inversión industrial y a controlar el 65% de los bienes fijos industriales.

- Su participación en la generación de empleos del sector industrial mostraba una tendencia decreciente con relación a las empresas con otro tipo de propiedad. De ocuparse un 50% de la fuerza de trabajo industrial en el año de 1990 se va a disminuir a un 41% para el año de 1995. El hecho de que el decrecimiento de la fuerza de trabajo sea menor con relación a su participación en la producción industrial deja ver las prácticas rígidas de empleo que continuaban manteniendo estas empresas.

- Durante este periodo se deja ver una declinación continuada en las tasas de utilidades de estas empresas mostrando un desempeño financiero fuertemente deteriorado. La participación de las utilidades e impuestos con relación a la producción industrial bruta se disminuyó de un 21% en 1985 a un 12% en 1990 y solo al 10% para el año de 1996. A la vez que se incrementaba la proporción de empresas que, después del pago de impuestos, incurrieron en pérdidas: en 1994 el 31% habían incurrido en pérdidas, para el año de 1997 se había incrementado a un 42% y a cerca de un 50% para el año de 1998.

No obstante estos indicadores las empresas continuaban siendo de gran relevancia desde el punto de vista económico y político. Desde el punto de vista económico en virtud de que su contribución en la producción industrial, a pesar de su tendencia decreciente durante toda la década, continuaba siendo grande en términos absolutos y relativos. Considerando las empresas estatales y las empresas de “participación de acciones” en las que el Estado mantenía una mayoría de acciones su participación en la producción industrial era del 28% con un valor de 3,362 mil millones de yuan para el año de 1998. Habría que considerar, por otro lado, que la producción de estas empresas se concentraban en el sector de la industria pesada, (acero, hierro, carbón, metalurgia, química, energía, exploración de petróleo, etc.) y producían cerca del 80% de la materia prima industrial y de un amplio rango de productos intermedios, por lo que las industrias de propiedad estatal eran estratégicas para el crecimiento económico e industrial del país. Desde el punto de vista de la oferta de empleo se había generado una situación de inestabilidad potencial y de grave riesgo social dado que, para el año de 1998, poco menos de la mitad de la fuerza de trabajo en las áreas urbanas (90.6 millones de trabajadores) se concentraban en esas empresas. En términos del comercio exterior, cerca del 67% de las exportaciones y el 50% de las importaciones en 1995 eran conducidas a través de corporaciones estatales. Por otro lado, dada su cercanía al sistema financiero estatal y de la emisión de créditos hacia ellas, eran un factor importante de estabilidad para el sistema financiero, amén de su fuerte contribución, en casi una cuarta parte, de la totalidad de los ingresos recabados por la autoridad gubernamental. Su importancia desde el punto de vista político estriba en que estas empresas eran herederas del legado socialista y de la persistencia de los viejos arreglos institucionales por lo que representaban el soporte social, ideológico e institucional de la burocracia política que depositaba en el socialismo su hegemonía y su poder.

En consideración de estas razones las empresas estatales, y muy particularmente, las empresas medianas y grandes, al ser consideradas “pilares” de la industrialización, continuaron siendo pieza clave para el proyecto de industrialización previsto durante la década de 1990. Por lo mismo se dio un intento serio de parte de las autoridades gubernamentales centrales y provinciales, a fin de resolver los problemas de ineficiencia que aquejaba a estas empresas, y dado el nuevo contexto, hacerlas más competitivas.