CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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Los resultados en la aplicación de esta política fueron altamente exitosos. Para 1965, China se había recuperado de la mayoría de las pérdidas causadas por el Gran Salto hacia Adelante. Como se observa en la gráfica 3, las tasas de crecimiento del sector industrial habían logrado alcanzar las tasas alcanzadas para el año de 1957 .
Los principales alcances pudiesen sintetizarse en los siguientes puntos:
A. Como una expresión de la tendencia general que muestra la economía en su conjunto, el Ingreso Nacional, después de haber caído a – 3.1% durante la aplicación de la estrategia del GSA, se incrementa a una tasa de 14.7 de promedio medio anual durante este periodo de reajuste.
B. El Valor Total de la Producción Social, después de haber sido negativa (en un – 0.4%) para el periodo del GSA, durante este periodo logra incrementarse a un 15.5% de Promedio Medio Anual muy por encima de los niveles logrados durante el Primer y Segundo Plan Quinquenal.
C. El Valor de la Producción Agrícola e Industrial tuvo una Tasa de Crecimiento Promedio Anual de 15.7% muy por encima de los niveles alcanzados durante el Primer y Segundo Plan Quinquenal que fueron del 10.9 y de 0.6% respectivamente.
D. El Valor de la Producción Agrícola se incrementó a un 11.1% de Crecimiento Promedio Anual durante el periodo 1963 - 1965, revirtiendo el crecimiento negativo de – 4.4% que se había logrado con la aplicación de las políticas del GSA
E. El Valor de la Producción de la industria liviana y pesada mostraron tasas positivas de crecimiento (21.2% y 14.9% respectivamente), como se observa, la industria liviana tuvo un crecimiento más significativo en virtud de tornarse prioritaria la producción de bienes y alimentos para el consumo privado.
F. La Tasa de Acumulación, que se había mantenido en niveles cercanos al 30% del Ingreso Nacional durante las fases precedentes (de 30.8% durante el GSA), muestra un decrecimiento importante durante este periodo (al 22.7%), con lo que se percibe un incremento sustancial en los niveles de consumo de la población.
En el siguiente cuadro es posible observar el desempeño económico tenido en China con relación a los periodos precedentes. El comportamiento positivo en la casi totalidad de los principales indicadores económicos muestra el éxito en la aplicación de esta política:
Tabla III. 1 Indicadores económicos relevantes 1952- 1965
Fuente: State Statistical Bureau, Almanac of China´s Finance, 1992, p. 623, State Statistical Bureau, Statistical Yearbook of China, 1986, pp. 24-26; 40-42; 1993, pp. 335-336; 1994, p. 25; Beijing Review, Marzo 23, 1981, p.25
Si bien estos resultados son una expresión de la aplicación de políticas económicas específicas, habría que considerar que esos cambios estuvieron, a su vez, acompañados de transformaciones en la estructura institucional que soportaron esos cambios. El éxito del periodo de reajuste descansa, además del alcance de las políticas económicas implementadas, en la reconsideración de una estructura institucional que permitió modificar las “reglas del juego” impuestas por el liderazgo Maoísta y transformar el medio ambiente económico adverso generado durante la Estrategia del Gran Salto Adelante.
El Gran Salto hacia Adelante fue entendido por los líderes Maoístas como una estrategia que permitiría avanzar, con relativa rapidez, al alcance de las naciones altamente desarrolladas y, a la vez, la consecución de los objetivos comunistas. En ese sentido, las instituciones fueron transformadas a fin de que respondiesen a los objetivos previstos con la firme pretensión de que las nuevas “reglas del juego” fuesen el soporte necesario para la implementación de esa política. Sin embargo, con esas transformaciones institucionales no solo provocaron un descontrol y generaron incertidumbre sino que desincentivaron la actividad económica en su conjunto. Las previsiones de Douglass North se confirman, aunque en su sentido negativo:
Las instituciones proporcionan los incentivos que pueden mejorar el desempeño económico de un nación, por lo que la estructura de incentivos surgirán de unas instituciones fuertes, bien diseñadas y con la capacidad suficiente de influir en las decisiones de los agentes económicos
Con la “estructura institucional” que resultó de la aplicación de las políticas de “reajuste económico” se genera el soporte necesario para inducir a la economía a un mejor funcionamiento, y consecuentemente, se revirtió la situación que prevalecía durante el GSA. Esta experiencia dejó claro los límites que se plantean al liderazgo estatal en la imposición de directrices económicas cuando la estructura institucional no responde a las condiciones sociales prevalecientes. La aplicación de una estructura institucional mas “liberal” (en términos relativos al GSA), que privilegiaba: el control vertical y autoritario, el restablecimiento de una transformación gradual, una mayor coordinación económica impuesta desde el centro, el restablecimiento de estímulos materiales según la participación en la producción generada, el restablecimiento de la ocupación laboral según especialidad, la asignación de responsabilidades específicas de trabajo, el restablecimiento limitado de la propiedad privada y una mayor claridad en la distribución de los ingresos excedentes en el campo, etc. todas ellas propuestas institucionales contrarias a la experiencia del Gran Salto hacia Adelante, permitió la restauración de la estabilidad perdida y el reestablecimiento de un medio ambiente económico e institucional que, no solo alentaba la actividad económica en su conjunto y la política industrial en lo particular, sino que reforzaba las estrategias de política que, hasta entonces, no se habían considerado acordes al sistema socialista, pero que en la práctica, mostraban ser fuertes estímulos para un incremento en la tan ansiada productividad en el trabajo.
En consideración de los indicadores económicos arrojados gracias a la aplicación de políticas y “arreglos institucionales” en este periodo de “ajuste económico” es que se puede concluir en que la adopción de “instituciones correctas” que proporcionan un mecanismo más seguro de propiedad y apropiación de los recursos generados por la actividad productiva va a generar un conjunto de incentivos que estimularán el esfuerzo, el trabajo y la dedicación de los trabajadores, lo que a su vez redundará, en un incremento en los niveles de producción social.