CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP
(451 páginas, 1.96 Mb) pulsando aquí
En consideración del desempeño industrial es posible distinguir dos fases claramente definidas durante este periodo. La primera tiene como punto de partida la crisis económica y culmina con la pronta recuperación de principios de la década de 1990, periodo que se va a caracterizar por el redimensionamiento de las viejas propuestas institucionales y el establecimiento de una política claramente conservadora. Con el 8º Plan Quinquenal (1991-1995) se puede dar inicio a una segunda fase que se va a distinguir por una mayor flexibilización en las políticas conservadoras. En esta fase se vive una lenta recuperación culminando con la definición de la estrategia a seguir en el 14º Congreso del Partido Comunista China celebrado en octubre de 1992.
Las políticas de contracción económica que aplicó el grupo conservador, encabezado por Li Peng, fueron exitosas con respecto a la reducción de la inflación. A pesar de ese logro, y dado que esta crisis había servido como justificación para reasumir el control central de la economía y aplicar nuevas políticas, en la 5ª Sesión Plenaria del Comité Central se decidió extender el programa de austeridad por tres años más lo que contribuyó para que se continuara con un crecimiento decreciente de la economía.
Tabla VI. 1 Tasas de crecimiento de la economía en China 1983-1990
Fuente: State Statistical Bureau, China Statistical Yearbook, Beijing, 1995, pp. 31-35
Como se observa en la tabla la economía se contrajo con rapidez con un crecimiento del PIB, de solo 4.4% y 3.9% para los años de 1989 y 1990 respectivamente, muy por debajo de las tasas logradas durante el periodo de la Reforma que en promedio oscilaba por arriba del 10%. Para algunos estudiosos ese decrecimiento tan desastroso; mas que por la aplicación de la reforma, como lo aparentaba el gobierno; consideraban que debería explicarse por la extensión y profundidad en la aplicación de las políticas de contracción y la continuación de “viejos arreglos institucionales” que, en la práctica, habían mostrado su incapacidad para dar respuesta a los nuevos desafíos. Contrario a toda política racional al brindarle el gobierno un fuerte apoyo a las empresas de propiedad estatal, que desde años atrás habían mostrado bajos índices de productividad y un alto grado de ineficiencia; y al aplicar fuertes restricciones al crédito para las empresas de propiedad colectiva y desalentar la expansión de las empresas privadas, va a originar: una drástica reducción en las tasas de crecimiento industrial, una reducción significativa de las utilidades de las empresas propiedad del Estado (EPEs) en el presupuesto estatal, un incremento en los niveles de desempleo, fuertes desacuerdos y ruptura con los gobiernos locales afectados por esas medidas, y por ende, en un incremento de las presiones sociales. La reconsideración de las viejas estructuras institucionales, no obstante, ser impedimento para una pronta recuperación económica se convirtió en una carga muy onerosa para el gobierno en lo económico, en lo político y en lo social.
Los efectos de estas políticas en las empresas se sintetizaban en que::
- Las empresas estatales, que se habían convertido en el sector industrial privilegiado por las autoridades gubernamentales y que habían sido fuertemente apoyadas con créditos, subsidios, etc., habían mostrado tasas de crecimiento decrecientes, tanto en su participación en el PIB como en su producción industrial bruta, a las que habían logrado alcanzar en los periodos precedentes. Estas empresas no solo no habían incrementado su rentabilidad sino que ya para 1989 la participación de las utilidades en el presupuesto estatal había decrecido un 57%, y al mismo tiempo que los inventarios se disparaban las ventas al menudeo cayeron en un 1.9% con respecto al año anterior, y aunque las pérdidas siempre existieron en estas empresas nunca habían sobrepasado el 1% del PIB, sin embargo, en solo dos años (1989 y 1990) las pérdidas sobrepasaron el 2% del PIB.
- Las empresas colectivas fueron, durante este periodo, el principal flanco de ataque de la autoridad gubernamental conservadora, dado que en ellas se hicieron recaer los principales costos del plan de austeridad. Entre otras medidas: les fueron recortados los apoyos en términos de impuestos y créditos, el Estado estipuló que el dinero necesario para el desarrollo de las ECPV debería provenir solo de los campesinos. Estas acciones dirigidas por la autoridad central se pueden justificar por razones económicas y políticas. Desde el punto de vista económico dado que se consideraba que el apoyo brindado a estas empresas había significado la desviación de recursos de sectores estratégicos debilitando la economía y contribuyendo a la escasez de insumos y materia prima para las empresas estatales. Desde el punto de vista político dado que la creciente influencia y poder de las burocracias en sus localidades cuestionaba a la autoridad central por lo que la re-centralización y la planificación permitirían, no solo una reasignación más eficiente de los recursos escasos, sino reducir ese creciente poder económico y político a favor de la autoridad central. En términos concretos las medidas en contra de estas empresas revirtieron su tendencia creciente tenida durante los últimos 10 años. En 1989, el peor año de la crisis, 3 millones de empresas fueron a la bancarrota o fueron asimiladas por otras empresas, entre 1988 y 1989 se perdieron 1.7 millones de empleos y 1.3 millones entre 1989 y 1990, de dejaron de establecer 2 millones de nuevas empresas y de crearse entre 7 y 8 millones de nuevos empleos. En 1990 esas empresas no recibieron ningún crédito. Algunas empresas colectivas cerraron o se unieron a otras ECPV y cambiaron sus negocios por lo que millones de trabajadores de estas empresas se vieron forzados a regresar a la agricultura. A pesar de esas cifras, este sector mantuvo una tasa de crecimiento de alrededor del 10% para 1989 y 1990 muy por arriba de las tasas de crecimiento de las empresas estatales y del nivel promedio del sector industrial. Por el lado de las utilidades mantuvieron una leve disminución durante este periodo de ajuste, contrario a las empresas de propiedad estatal cuya reducción en sus utilidades fue notoriamente superior. Las cifras anteriores hacían constar que las empresas colectivas, orientadas hacia el mercado, a pesar de recibir fuertes restricciones del gobierno, se ajustaron con mayor rapidez que otras empresas con diferentes tipo de propiedad.
Gráfica VI. 2
Fuente: Comprehensive Department, State Bureau of Statistics, A Collection of Historical Statistical Materials of All Provinces, Autonomous Regions, and Municipalities of the Nation, China Statistics Press, Beijing, 1990, p.4
- Las empresas de propiedad privada sufrieron un retroceso dados los cambios abruptos en la atmósfera política después de los sucesos de Tiananmen. De haber sido legitimadas y promovidas en la fase previa, durante este periodo van a recibir fuertes restricciones de la autoridad gubernamental para desalentarlas. Por un lado, se les restringe el crédito, el abastecimiento de materia prima y energía y se les va a imponer un control excesivo para evitar la evasión en el pago de impuestos y la corrupción. Asimismo el gobierno se reserva el derecho de decidir la aceptación o el rechazo del establecimiento de nuevas empresas privadas. Aunque estas medidas van a evitar su proliferación e impactar en su crecimiento no van a lograr desmantelarlas del todo; así vemos como las empresas individuales de ser 14.5 millones para 1988 se redujeron a 12.4 millones para 1989, mientras tanto durante la primera mitad de 1989 el número de empresas privadas decreció en un 15% y la población empleada en ellas en un 17%. A pesar de la persistencia de los ataques de la autoridad central en contra de las empresas privadas, un gran número de gobiernos locales, no solo se resistió a ellos, sino que aplicaron medidas para contrarrestarlos o encubrir su presencia.
Dada la aplicación de políticas diferenciadas en todo el territorio chino durante la reforma el establecimiento de instituciones de mercado se fortaleció de manera desigual, tanto en el ámbito regional como sectorial; por lo mismo las “nuevas” políticas conservadoras no lograron imponerse con la misma intensidad. Los gobiernos locales, por ejemplo, respondieron a esas nuevas políticas y muchos de ellos se opusieron al establecimiento de unas “reglas” que contrariaban sus intereses; incluso las mismas autoridades gubernamentales no intentaron desacreditar aquellas experiencias regionales exitosas, dado que hacerlo, les pudo haber significado una oposición de tal envergadura que hubiese puesto en entredicho la economía del país, y por ende, su posición de liderazgo. Esta última aseveración se acentúa en aquellas regiones, como la de la costa del pacífico. El haber jugado mas intensamente con las reglas que establece el mercado les había permitido un mejor aprovechamiento de sus ventajas comparativas y alcanzar un mayor desarrollo económico y un crecimiento industrial sin precedentes, asimismo a los gobiernos central y local les había posibilitado un mayor acceso de capital y tecnología extranjera. Lo anterior explica porque estas experiencias sobrevivieron, no solo a la reforma en los precios y a las políticas de austeridad, sino a la misma crisis de Tiananmen y a las subsecuentes supresión política y recesión económica. Al contrario de lo que pudiese haberse esperado, las políticas de apertura en la región de la costa, no solo no se contrajeron sino que se profundizaron. En la 5ª Sesión Plenaria del 13º Comité Central en noviembre de 1989, si bien es cierto que se introdujeron restricciones políticas internas, se tomaron medidas para activar y alentar el uso de capital extranjero y promover la importación de tecnología avanzada, se implementaron leyes y regulaciones para mejorar el medio ambiente para la IED, se alentó el desarrollo exportador en las áreas costeras y hubo un compromiso explícito del gobierno por mantener las políticas básicas de las Zonas Económicas especiales. A pesar de las sanciones económicas de occidente y contrario a lo que se pudiese esperarse, estas acciones reforzaron el entrelazamiento productivo y comercial con Hong Kong y Taiwán y permitieron un mayor acercamiento económico con los países de Asia continental, lo que a la postre fue fundamental para el logro de una rápida recuperación económica. La importancia de Hong Kong se deja ver en la gráfica:
Gráfica VI. 3
Fuente: Asian Dvelopment Bank, Key Indicators of Development
Asian and Pacific Countrie 1994-2002