CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP
(451 páginas, 1.96 Mb) pulsando aquí
Como se había señalado anteriormente la política industrial discriminaba a la industria no estatal con la finalidad de liberar recursos para canalizarlos al sector estatal y estimular su desempeño. Contrario a lo proyectado, el resultado no fue el esperado. Mientras las empresas del sector no estatal se adaptaban con mayor facilidad a las políticas restrictivas, las empresas estatales, protegidas de la competencia real mediante una “suave restricción presupuestaria”, se tornaban en industrias más rígidas e ineficientes, siendo una carga, cada vez más onerosa, para la autoridad central. Esta situación va a mostrar una situación paradójica: las industrias no estatales, menos favorecidas con la política industrial, mostraban un mejor desempeño que las industrias estatales privilegiadas con esa nueva política. En 1990 el sector estatal creció un escaso 2.9% comparado con 9.1% de las empresas colectivas y un 21.6% de las empresas privadas y 56% de las otras tres empresas con capital extranjero. La participación de las empresas estatales en la producción industrial bruta cayó de 7.6% en 1980 a 64% en 1985 y 54.6% en 1990. En términos del valor de la producción industrial bruta la recuperación de las industrias no estatales es más rápida que en las industrias de propiedad estatal. Las empresas estatales participaban con el 56.06% en 1989, y a pesar del apoyo estatal, esa participación había decrecido a un 52.9% para el año de 1991 y 48.9% para 1992. Mientras tantos la participación de las empresas colectivas, las empresas privadas y las empresas con participación de capital extranjero mostraban tasas crecientes.
Tabla VI. 2 Valor de la Producción industrial bruta por tipo de propiedad (%)
Fuente: State Bureau of Statistics China Statistical Yearbook, 1993, p. 414
Como se puede observar en Tabla VI. 2 la declinación de la producción “socialista” en razón de la del “mercado” y la transformación en la estructura de la propiedad, de ser cada vez más privada y menos pública, evidenciaban la incapacidad de los viejos arreglos para revertir los pasos dados con la reforma. Los indicadores económicos cuestionaban la preeminencia de las viejas estructuras institucionales y cuestionaban la legitimidad del liderazgo conservador.
Debido a estos resultados, amén de los cambios que se daban en Europa del Este donde los viejos regímenes comunistas eran derrocados de manera violenta, impulsaron al gobierno a relajar algunas de las restricciones impuestas a las empresas no estatales a la vez que se reconsideraban las políticas hacia las empresas estatales. En diciembre de 1990 el Partido Comunista aprobó el esbozo para el 8º Plan Quinquenal (1991-1995) en el que se incluía una sección sobre reforma económica, en ese documento se observan medidas, que no solo marcaban un retroceso con respecto a los llamados 39 puntos, sino que se planteaban propuestas que marcaban el reinicio del movimiento hacia una economía de mercado. Entre otras medidas, el esbozo del 8º Plan hacía un llamado por la eliminación del “sistema dual de precios” y se sugería un retorno gradual a un sistema de precios de mercado. Por otro lado, Zou Jiahua, ministro de la Comisión Estatal de Planeación, en febrero de 1991, hacía un llamado por una reducción del plan obligado a fin de empujar a las empresas estatales hacia el mercado. Sin embargo, no fue sino hasta septiembre de 1991, en la Conferencia de Beijing, donde se dio por terminado el periodo de reajuste y se lanzó una renovada reforma industrial en el sector estatal, se relajaron algunas de las restricciones que habían sido impuestas a las empresas no estatales, al grado incluso de acelerar el establecimiento de Zonas especiales en regiones fuera de la costa. El liderazgo se alejaba firmemente del programa conservador y empezaba por aplicar medidas para reformar la economía y mejorar sus operaciones. Los reformadores disfrutaron de un empujón adicional cuando Deng Xiaoping en su visita a Shenzhen, Zhuhai y Shangai a fines de 1992, en el que se denominó “viaje imperial”, se anunciaba que la reforma era el único medio que tenía el país para no quedar rezagado y alcanzar a los países de industrialización reciente. Entre otros puntos Deng abogaba por: reducir el “plan”, promover la regulación de mercado vs. planeación obligada, reforzar la autonomía de las empresas, imponer una mayor disciplina financiera a las empresas estatales, cerrar las empresas ineficientes y reforzar una estructura de precios de mercado. En otras palabras se alentaba la continuación e intensificación de los arreglos propios de la reforma.