CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL
José Salvador Meza Lora
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A diferencia de los representantes del viejo institucionalismo que, no solo criticaban, sino que cuestionaban las contribuciones del enfoque teórico clásico y neoclásico al análisis económico, los impulsores de la Nueva Economía Institucional, aceptan que esos enfoques pueden explicar en parte la dinámica económica seguida por algunos países. De ahí que en este apartado habré de considerar a autores, que sin negar la acción del mercado, dadas las particularidades del crecimiento económico de los países de Asia Pacífico, y de China en particular, reconocen la importancia de intervención del Estado en la dirección e instrumentación de políticas de desarrollo económico e industrial, sin embargo, hacen un especial énfasis en el medio institucional que moldea esos cambios políticos. Entre estos autores destacan: Robert Wade, Stephan Haggard y Joseph Stiglitz.
Robert Wade, al dar una respuesta del porque del crecimiento tan acelerado y de la transformación estructural de los países del este de Asia, asume lo que ha denominado: “Teoría del mercado gobernado” en la cual se atribuye al gobierno un rol relevante. El Estado, a través de la aplicación de un conjunto de políticas, utilización de controles e incentivos y el uso sistemático y conciente de una política de distorsión de precios, es capaz de conducir o “gobernar” la dinámica del mercado, al tomar decisiones en cuanto a: la asignación de recursos, el establecimiento de los diferentes tipos de producción, en la determinación de los niveles de inversión, etc. En otras palabras, el Estado guía, no sigue, al mercado, en virtud de utilizar, de manera deliberada, los medios y recursos de los cuales dispone para alterar la conducta de los agentes del mercado en aras de alcanzar los objetivos previstos. Desde la perspectiva acepta que las economías de mercado descansan principalmente en las empresas y en la búsqueda de la ganancia como el móvil principal de su acción, sin embargo, el Estado influye sobre el mercado, con una doble finalidad, proteger a grupos vulnerables de la racionalidad del capitalismo competitivo y guiar, a la economía como un todo, a desarrollar objetivos prioritarios de industrialización. Al decir de Wade:
Los mercados son guiados por una concepción de racionalidad nacional de largo plazo e inversión formulada por los oficiales del gobierno; el contenido y la fase de la industrialización no son dejados enteramente a las decisiones agregadas de los empresarios individuales
En el contexto de esta teoría, y reconociendo la importancia del Estado en las economías socialistas en transición han retomado este planteamiento y han establecido lo que han denominado “socialismo de mercado guiado”. Desde esta perspectiva se reconoce que no es posible lograr los objetivos del socialismo fuera de la perspectiva de desarrollo capitalista. Se requiere de una transición necesaria del socialismo para alcanzar los niveles de desarrollo capitalista, es en ese sentido que se explica el modelo de desarrollo seguido por algunas economías y que se han denominado “economías socialistas en transición” (aunque no necesariamente en transición al capitalismo). De ahí la importancia que se atribuye al “plan”, y por lo tanto, la función que se le atribuye al Estado como guía indiscutible de ese proceso. En esta experiencia el mercado desempeña una función primordial en el proceso de transición socialista y el plan se armoniza con el mercado con la finalidad de lograr los objetivos propios del socialismo:
Se obliga a una reconsideración del rol de los mercados en las economías socialistas, con profundas implicaciones para el rol económico de los Estados socialistas. Los reformadores económicos recurren a otra tradición de la economía política socialista en la que argumentan que los mercados son cruciales para el periodo de transición socialista, los que conjuntamente con la planeación, deberían armonizarse para servir a los fines del socialismo .
Stephan Haggard en su búsqueda por explicar las causas que llevan a los países a adoptar una estrategia industrial determinada y la razón por la cual la sostienen a través del paso del tiempo, llega a la conclusión de que el Estado no es solo un actor que juega un rol fundamental en la aplicación de políticas particulares, sino de que la estructura institucional provee incentivos que influyen en su quehacer y explica las diferencias entre los diversos actores políticos y económicos: “...debido a las variaciones en la estructura institucional, las elites políticas difieren en sus capacidades organizacionales y los instrumentos que tienen para perseguir sus objetivos” . En ese sentido, es imprescindible reconocer, por un lado, la importancia de los actores estatales en el diseño de políticas, y por el otro, de que la capacidad que tienen esos actores de perseguir dichas políticas, dependerá de las variaciones institucionales existentes. Así por ejemplo, el éxito en el desempeño económico de los Tigres de Asia (Corea, Taiwán, Singapur) descansará, no solo en las políticas discretas aplicadas en esos países, sino por el contexto particular en que se desarrollan y las instituciones que fueron alentadas por el Estado y que permitieron, primero adoptar esas políticas, para que posteriormente, fuesen aplicadas e impulsadas. En base a las anteriores consideraciones Haggard propone una metodología para el análisis de los cambio en política industrial, y que en virtud de los objetivos del presente trabajo, resulta pertinente traerlo a consideración. Considera cuatro niveles de análisis: el sistema internacional, las coaliciones domésticas, las instituciones domésticas y la ideología . El sistema internacional y la crisis económica asociada a ella, ejercen una fuerte presión sobre los actores estatales para promover, estimular y proveer incentivos para los cambios de política. Los niveles de influencia varían de acuerdo a los vínculos existentes entre el Estado y los actores externos. Las coaliciones domésticas consisten en las alianzas que establecen grupos con intereses diversos los que a pesar de que mantienen diferencias ideológicas y políticas logran llegar a acuerdos comunes en puntos determinados. Las instituciones políticas son consideradas como el “medio ambiente institucional”, que influirá en la elite estatal para la toma de decisiones. Finalmente, la ideología es lo que le dará sustento a los roles y las acciones que habrán de desempeñar cada unos de los diversos actores, misma que será impulsada a través de las organizaciones académica y culturales.
En este apartado destaca la propuesta de Joseph Stiglitz quien al visualizar los efectos perversos y persistentes de las externalidades para alcanzar un “alto nivel” de equilibrio económico, destaca la importancia del rol atribuible al Estado. Considera que las instituciones que resultan por las señales emitidas por los precios, no son suficientes para resolver los problemas de coordinación que presenta el mercado, por lo tanto, el Estado debe intervenir ( a través de la aplicación de subsidios, creación de instituciones, etc.) con la finalidad de mover a la economía de un patrón de equilibrio ineficiente a otro más eficiente. Desde esta perspectiva el gobierno es visto como la única vía “racional” para corregir las fallas que presenta el mercado. A pesar de este reconocimiento Stiglitz argumenta que dicha intervención solo debe ser complementaria al mercado en virtud de que la empresa privada, al tener una mayor libertad, tiende a ser más eficiente en el diseño de un sistema de incentivos que permita resolver los problemas de la economía.