UN MODELO NACIONAL DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
José María Franquet Bernis
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La jerarquización de los municipios obtenida merced a la aplicación del modelo anterior nos permitirá, "a posteriori", escoger los "municipios de primera" o "cabeceras de comarca" atendiendo a su número y localización espacial, y aplicar sobre ellos el modelo gravitatorio que nos pueda conducir racionalmente a la comarcalización que se pretende, a través de la determinación de los "puntos frontera" entre comarcas colindantes.
Este modelo presenta un conjunto de restricciones operativas que se sustentan, básicamente, en el número medio aproximado de comarcas que se desea obtener o, en todo caso, en su número máximo o mínimo, si ya han sido decididos previamente con alguna exactitud. Y así, por ejemplo, y a la vista de las comarcalizaciones que se hayan podido ir realizando hasta la fecha en el ámbito territorial que es objeto de nuestro estudio, y de los objetivos comparativamente perseguidos, juzgamos en principio, razonable y posible, una división territorial de dicho ámbito que ofrezca un número de comarcas no superior al máximo número de las obtenidas en las comarcalizaciones ya efectuadas. En este orden de ideas, la superficie de la comarca teórica nos permitirá el establecimiento de una malla o red sobre el plano en planta que nos facilitará la selección, como "cabeceras de comarca", de un número de municipios no superior a una cantidad fija. Esta última disyuntiva, tendrá lugar en el caso de haber agotado, previamente, la totalidad de los municipios de un mismo nivel de exigencia de homogeneidad, y estar obligados a agotar el nivel posterior sin haber cubierto con la influencia de las cabeceras determinadas toda la superficie estudiada (FRANQUET, 1990).
Es fácil darse cuenta, por otra parte, que la comarcalización que obtendremos por aplicación del algoritmo descrito será distinta en función de cuáles y cuántos sean los municipios sobre los que se aplique el modelo gravitatorio. Por esta razón, resulta conveniente partir de ciertas hipótesis, al respecto, que sean claras y determinantes, y que podríamos denominar "restricciones espaciales del modelo general". Un claro ejemplo de ellas pudiera ser el siguiente: no procede seleccionar dos municipios cualesquiera siempre y cuando la distancia que los separa, medida en línea recta sobre el plano, no esté comprendida entre dos magnitudes consideradas mínima y máxima.