UN MODELO NACIONAL DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
José María Franquet Bernis
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Si siguiéramos aplicando, de un modo extensivo, racional y sistemático, los conceptos teóricos y metodológicos ya descritos para los procesos de municipalización, comarcalización y regionalización de Cataluña, salvando las fronteras autonómicas, podrían establecerse comparaciones (en absoluto odiosas, sino entendidas desde el punto de vista estrictamente científico) entre las provincias “capitales” de las Comunidades Autónomas de la geografía hispana, al efecto de hallar los respectivos puntos frontera entre las mismas, abriendo, así, una vía de insospechado alcance de aplicaciones.
En este caso, debería tomarse como base la “provincia” de Barcelona, y no la región - I de Cataluña propuesta en nuestro estudio (de bastante menor entidad superficial y demográfica), con el fin de conseguir la homogeneidad comparativa con las restantes provincias del Estado Español a las que podría aplicarse el modelo descrito. De este modo, quedarían objetivamente configuradas las Comunidades Autónomas (concepto equivalente, en otras latitudes, al de “estado federal”) sobre el mapa de España y, como colofón, mediante un proceso paralelo y similar al experimentado en la selección de las “cabeceras de región y de nación”, de la comparación entre las mismas surgirá la cabecera o capital del Estado. A su vez, este ambicioso proceso puede hacerse extensivo, ¿por qué no?, entre los países miembros de comunidades supra-estatales, como la propia Unión Europea, originando algo así como una especie de “internacionalización del conflicto”. Quedarían, entonces, salvadas las ancestrales fronteras actuales y podría racionalizarse la ordenación de grandes áreas del territorio europeo y mundial con el criterio básico, aunque restringido, del equilibrio económico-espacial.
Un ejemplo incipiente de lo anteriormente expuesto se desarrolla a continuación, pretendiendo la delimitación de Cataluña por comparación con Aragón y el País Valenciano, que son sus comunidades autónomas vecinas o colindantes. El cuadro de cálculo correspondiente a dicha “nacionalización” puede verse en la tabla siguiente, y sus resultados gráficos plasmados en la fig. 7.2. En ella, se observa cómo, desde el punto de vista de nuestro modelo, la “nación geométrica” catalana se extiende unos 5.000 km2 más allá de la frontera administrativa con Aragón (lo que se conoce aproximadamente como “franja de Ponent”), mientras que coincide sustancialmente con la frontera valenciana por la comarca del Montsià; no obstante, la proyección de dichos límites geométricos sobre los límites reales provinciales, con los condicionamientos propios de nuestro modelo, nos conduce, exactamente, a la misma situación actual de división geopolítica vigente del territorio.
Se tendría, en síntesis, el siguiente cuadro comparativo:
Siendo: dij = distancia medida por la carretera más relevante.
= distancia medida en línea recta sobre el plano o mapa.
Tabla 7.11. Datos precisos para la “nacionalización”.
Digamos, por último, que las “rentas per cápita” de las provincias estudiadas en el presente modelo de “nacionalización” (o de delimitación geofísica de las Comunidades Autónomas bajo la hipótesis del equilibrio económico espacial) fueron estimadas a partir de los estudios del Banco de Bilbao acerca de una serie cronológica o temporal suficientemente fiable, proyectándolas para el año 1986 con el mismo coeficiente de conversión que el estimado para el caso catalán.
Los listados resultantes del cálculo informatizado correspondiente, son los siguientes:
Tabla 7.12. Modelo gravitatorio para la “nacionalización”.
La aplicación gráfica de los resultados obtenidos puede contemplarse en la figura de la página siguiente:
Fig. 7.2. “Nacionalización” geométrica de Cataluña.