UN MODELO NACIONAL DE ORGANIZACIÓN TERRITORIAL
José María Franquet Bernis
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Otro reto, sin duda importante surge cuando se trata de definir el papel del geógrafo -y por tanto la validez e interés de los conceptos y métodos geográficos- dentro de un estudio interdisciplinar como el que se precisa efectuar, por ejemplo, para llevar a cabo la comarcalización de un territorio o un planeamiento urbanístico mediante un Plan Director Territorial de Coordinación, tal como prevé la Ley del Suelo, así como el Decreto 1/1990, de 12 de julio, que refunde los textos legales vigentes en Cataluña en materia urbanística, publicado en el DOGC nº: 1.317, de 13 de julio del mismo año.
En un enfoque general del problema, la Geografía efectúa el análisis de la superficie terrestre, concebida como un “plano de contacto” en el que entran en relación diversas esferas inanimadas -la Litosfera, la Hidrosfera y la Atmósfera- y dos vivas: la Biosfera y la que pudiéramos denominar Noosfera. Como resultado del proceso analítico, se tiende a la elaboración de unas tipologías que, aún siendo en ocasiones predominantemente formales, deben llegar a responder a unos sistemas genéticos. Posteriormente, una visión corográfica del tema conducirá al estudio en profundidad, de un reducido y diferenciado sector de esta superficie terrestre. Pues bien, cada una de estas parcelas concretas constituye lo que se ha venido llamando “región”; es por ello que, en muchos casos, se ha contrapuesto, particularmente en los cuatro primeros decenios del siglo actual, a una Geografía general una Geografía regional.
Si bien el geógrafo centra fundamentalmente su análisis en las características actuales del territorio en estudio, ha venido considerando siempre los factores del pasado que, de un modo u otro, tienen aún vigencia en la hora presente. Así mismo, viene subrayándose recientemente la conveniencia de que se ofrezca, por lo menos en ciertos aspectos, una visión prospectiva de dicho análisis por la que devengue más original y fecundo. Dentro de esta línea se tiende, en los últimos años, a dotar al geógrafo de la formación matemática suficiente para afrontar la iniciación de análisis de este tipo; al mismo tiempo, ello le permite una más exacta comprensión de la metodología e incluso de la expresión formal de otros especialistas que puedan formar parte de los equipos interdisciplinarios, particularmente de los arquitectos, ingenieros y economistas.
En definitiva, los hechos económicos que más interesan son los que dan lugar a la aparición de áreas diferenciadas, especialmente cuando ello implica una transformación de la superficie terrestre. En cuanto a su génesis o condicionamiento, el geógrafo tendería a establecer una cuidadosa relación con los elementos naturales y la población. Los mismos objetos estudiados, junto con la consideración de los fenómenos poblacionales y paisajísticos que los acompañan, han ido polarizando el interés del geógrafo hacia dos grandes conjuntos: los hechos agrarios (Geografía agraria), con predominio de las actividades propias del sector económico primario, y las ciudades (Geografía urbana), con primacía de actividades de los sectores económicos secundario y terciario.
Es importante el papel del geógrafo en la definición y delimitación de cada uno de los sectores diferenciados de la superficie terrestre en función de un amplio complejo de elementos (pretéritos y actuales; físicos, biológicos, sociales y económicos), puesto que la variedad de los objetos y factores considerados resulta harto característica de la disciplina geográfica.