José Dionicio Vázquez Vázquez
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Movilización por trabajo y trabajo remunerado.
Con relación a la movilización por trabajo, los familiares que tuvieron que partir para obtener algún ingreso fueron el hijo, el esposo, el hermano, la hija y el padre, en ese orden; y en una mínima proporción lo hicieron: la madre, el tío y la prima. Al inquirir sobre los motivos que según el encuestado tenía el familiar para partir, la respuesta con mayor porcentaje fue que por falta de empleo (59.2%), pero al cuestionar en qué trabajaba antes de irse a los Estados Unidos, respondieron que en los sectores: primario (53.5%) secundario (22.1%) y en el terciario (9.3%). Lo cual hace suponer que la mayoría tenía un empleo remunerado antes de su partida. Al llegar a trabajar a los Estados Unidos, debieron ocuparse en otros sectores, pues una gran parte se ubicó en el sector terciario (45.6%), siguiéndole el sector secundario (30.6%) y el primario (12.2%).
Hubo cambios tanto en el sector primario como en el terciario, respecto al trabajo que desarrollaban en su comunidad de origen y del trabajo que desarrollan ahora en los Estados Unidos. Esto quiere decir que los migrantes no necesariamente obtuvieron un trabajo en los Estados Unidos similar al del sector que originalmente desarrollaban en sus comunidades, empleándose en distintas actividades. Por lo tanto, se desaprovecharon las capacidades y habilidades adquiridas en Tlaxcala ante los nuevos trabajos encontrados en el país del norte, que requirieron una nueva capacitación, por mínima que ésta haya sido.
A su vez (en cifras del 2002), ganaron un salario medio anual de 20,500 dólares, frente a los 6,500 dólares anuales ganados en México, y a los 36.8 miles de dólares que ganan al año los estadounidenses (Cámara de diputados: 2004). Lo cual quiere decir que llegaron a ganar casi tres veces más de lo que ganaban en México.
Al irse a trabajar a los Estados Unidos, quienes se dedicaron al sector primario fue el 12.2% de migrantes; para el sector secundario se ocuparon 30.6%, en tanto que en el sector terciario se emplearon 45.6%.
Al hacer la relación entre edad del migrante y la actividad desarrollada en sus lugares de origen, antes de partir, quienes se dedicaban a la actividad primaria tenían en promedio 28.8 años de edad. La edad mínima fue de 15 años y la máxima de 63. El promedio de edad de quienes participaron en el sector secundario fue de 25.4 años, con un promedio de edad mínima de 16 años y con una máxima de 43. Para el sector terciario, el promedio de edad fue de 24.3 años, con una edad mínima de 17 años y una máxima de 43 años.
Pero la situación de la edad cambió en el momento de emplearse en los Estados Unidos, por lo menos en los promedios de edad de los sectores primario y secundario, pues aumentaron de 28.8 a 29.6 años, y de 25.4 a 27.6, respectivamente, manteniéndose el promedio de edad para el sector terciario, que fue de 24.3 a 24.7 años de edad. Las edades mínimas, en promedio fueron de 15 años para los tres sectores (primario, secundario y terciario), mientras que las edades máximas fueron de 63, 49 y 58, respectivamente.
Aquí, llama la atención que personas de edad avanzada se hayan empleado en el sector primario en los Estados Unidos; aún cuando se atienda el hecho de que existe una alta dispersión en las edades en este sector, suponemos que al migrar no van con la idea de emplearse en la actividad que saben realizar, sino de efectuar la actividad que encuentren disponible.
Cuadro 22 Movilización por trabajo hacia los Estados Unidos para complementar su ingreso familiar y otras fuentes, en la región oriente, 2004-2005
Los ingresos por otras fuentes son importantes de reportar, pero poco más de la mitad no quiso responder por temor a que les quiten los apoyos que actualmente reciben (58.7%); sin embargo señalaron que perciben ingresos por otros trabajos y otras actividades (32.2%), por venta de productos (5.7%) o, por concepto de jubilación o pensión (2.3%) y, finalmente, por beca del gobierno, en ese orden.
Los documentos que se llevaron consigo fueron, en orden de importancia: la credencial de elector (28.3%); credencial de elector junto con el acta de nacimiento (26.6%), en tanto que otros migrantes no se llevaron consigo ningún documento (16.8%) o, solamente su acta de nacimiento (14.5%). Mientras que algunos más optaron por cargar la cartilla del servicio militar y la credencial de elector (1.7%), y algunos cargaron sólo con su cartilla del servicio militar (0.6%).
Gráfica 2 Documentos que portaba el migrante al partir a los E.U, 2004-2005
Fuente: Trabajo de campo 2004-2005.
Esta información hace suponer que la mayoría de los migrantes cruzan de manera ilegal la frontera con los Estados Unidos de Norteamérica. Con estas acciones los migrantes de la región Oriente, pasan a engrosar las filas de los indocumentados que para el 2004 se registraron en los Estados Unidos, 750 mil, casi la mitad de inmigrantes legales (700 mil), para ese año, según Passel (2005). El total de extranjeros ilegales viviendo en los Estados Unidos para el 2004 fue de 10.3 millones. En tanto la Cámara de Diputados (2004) reporta a la población nacida en México, residente en los Estados Unidos al 2002 con 9.5 millones de connacionales.
El destino que más reporta migrantes de la región Oriente en los Estados Unidos es el estado de California (43), New York (30), Illinois (24) y Virginia (13). Aunque en menor cantidad, pero sin demeritar su importancia, también hay tlaxcaltecas trabajando en New Jersey (9), Arizona (8), Washington (7), Indiana (5) y Texas (5), entre otros estados.
Gráfica 3 Destino de los migrantes en los Estados Unidos, 2004- 2005
Fuente: Trabajo de campo 2004-2005.
De manera más específica, en el siguiente cuadro se pueden apreciar tanto los lugares de origen como de destino, contradiciendo la información oficial que reporta una ínfima importancia de la región oriente de migración hacia los Estados Unidos.
Para llevar la reproducción social y familiar, es necesario contar con recursos que provean a la familia para las diversas actividades y necesidades que ocurren al interior de la familia, como es el caso de la alimentación, salud y educación entre otros aspectos. De ahí que la movilización de algunos de los familiares se traduzca en ingresos para continuar con la reproducción de las familias.
La recepción de remesas a nivel general es esperada por algunos de los 25 845 081 de familias (INEGI: 2004), que existen en el país para asegurar la reproducción familiar, atendiendo sus necesidades básicas, entre otras. Para la región Oriente, la percepción fue de 381,773 pesos en total, obteniendo en promedio cada familia 2,206.7 pesos, reduciéndose el monto por integrante a 10,17.5 pesos.
Poco más de la mitad de los jefes cuestionados (57.5%) señalaron no percibir otro ingreso, mientras que un porcentaje de 32.2% percibió ingresos por otros trabajos o actividades, en tanto que el 5.7% recibió ingresos por concepto de la venta de productos. Los menos (2.3%), por concepto de jubilación y pensión o, por algún apoyo del gobierno (1.1%).
Gráfica 4 Ingresos mensuales por concepto de remesas, según familias encuestadas en la región
Oriente, 2004-2005.
Fuente: Trabajo de campo 2004-2005.
La gran mayoría de familiares recibe a través del banco el dinero que envía su familiar migrante (83.9%) y muy pocos lo hacen por medio de alguna casa de cambio (3.4%) o a través de algún familiar cercano (0.7%).
El primer grupo de familias percibió hasta 1,000 pesos (14%), mientras que el segundo grupo recibió de 1,000 hasta 2,000 mil pesos (28%). De 2,000 a 3,000 pesos percibieron las familias que integraron un 20% y aquéllas que percibieron hasta 4 mil pesos lo integran un 10%. El grupo que tuvo ingresos hasta por 5 mil pesos fue el 8%, en tanto que el 1% recibió hasta 6,000 pesos. Quienes obtuvieron de 6,000 pesos y más fueron el 2%, mientras que el resto de familias se abstuvieron de responder a la pregunta.