José Dionicio Vázquez Vázquez
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La migración en Tlaxcala
Se tiene el antecedente histórico de que las primeras migraciones de tlaxcaltecas hacia el occidente del país se debieron al proceso de colonización y de expansión del dominio de los españoles (incluyendo la pacificación de los indígenas del norte y la culminación de la Guerra Chichimeca), hacia el norte de la Nueva España; territorio rico en yacimiento de minerales, hacia 1531.
Dos lugares tuvieron una importancia primordial para servir a la Nueva España como proveedores fundamentales de plata, que se exportaba a España: Zacatecas y Guanajuato. Estos formaban la nombrada ruta de la Plata. Con esta extracción del mineral, la burocracia española pudo llegar a ser uno de los principales proveedores de capital para la conformación del capitalismo mercantil (Saldaña: 1998).
El proceso de colonización tuvo el apoyo tanto de los señores y capitanes del norte, como de aventureros e inversionistas que a nombre de la autoridad española, se empeñaron en abrirle camino al poder español, en busca de oro, plata y tierras para cultivo.
Entre 1521 y 1591, los tlaxcaltecas, junto con los otomíes, tlaltelolcas y tarascos (purépechas), son los precursores del proceso de colonización. Los tlaxcaltecas, durante este tiempo, fungieron como base de apoyo del ejército español, aunque la composición general era de soldados, campesinos, teniendo la calidad de jefes, catequistas, técnicos, que auxiliaron “en particular en la guerra Chichimeca a mediados del siglo XVI. A partir de allí se hizo norma contar con agricultores/soldados en todas las fundaciones de presidios, misiones y en poblaciones, en particular aquéllas que resguardaban el “Camino de la Plata” (Saldaña: 1998) que abarcaba desde Querétaro, hasta el Distrito Federal.
Las colonizaciones que van de 1531 a 1589 se efectuaron en: Culiacán, Guadalajara, San Miguel de Allende, Durango, Zacatecas, Celaya y San Luis Potosí.
En la segunda migración hacia el norte del territorio (de 1591 a 1598), salieron 925 migrantes aproximadamente, de los 4 señoríos principales: Quiahuixtlán, Tizatlán, Ocotelulco y Tepetícpac. La caravana estaba integrada de poco más de 400 familias, compuesta de unidades domésticas campesinas recién constituidas, es decir, de matrimonios jóvenes con 1 hijo o 2. Es de suponer que la cantidad de nobles era menor a la de los macehuales, quienes en su mayoría se dedicaban a la agricultura. Además, los acompañaban empresarios y frailes, todos ellos se trasladaron en más de 100 carretas de 2 ruedas del tipo para carga de minerales, hacia localidades de Coahuila, Zacatecas, Jalisco y San Luis Potosí.
Para esta segunda parte de la expansión del dominio español, mediada por tlaxcaltecas, viajaron con las provisiones necesarias para soportar las inclemencias de la ruta; implementos agrícolas, arados, semillas, árboles frutales, plántulas, esquejes e injertos seleccionados especialmente de la región de Huejotzingo. Junto con estas provisiones también llevaron consigo: cerdos, guajolotes, patos, borregos y cabras.
Dentro de los privilegios específicos para los migrantes tlaxcaltecas se contaban exención de tributos, alimentación por dos años, a partir de del establecimiento de cada una de las colonias y hasta que se pudieran mantener sus propios alimentos. También tuvieron una importancia fundamental la forma de organización política y religiosa para la repartición y asentamiento de los colonos, destacándose en un primer momento las misiones, parroquias, capellanías y diócesis; en un segundo momento entró en escena el papel organizador de la formas de gobierno y de organización popular, mediante cabildos indígenas, cofradías y mayordomías.
Casi todo el siglo XVIII fue de consolidación para las colonias tlaxcaltecas, adquiriendo un buen nivel de vida, aunque a fines del mismo, inicia la decadencia de sus privilegios, precisamente cuando el interés de España ya no es el Camino de la Plata, sino la expansión y control del dominio colonial.
A principios del siglo XIX, inicia el proceso de decadencia de la expansión norteña realizada en su mayoría por tlaxcaltecas y de la pérdida deimportancia de los cabildos tlaxcaltecas y del desconocimiento de las cofradías, que articularon, formaron y consolidaron las colonias al interior, reforzando los vínculos comunitarios y hacia el exterior, dándoles identidad.
Referente a la migración hacia los Estados Unidos desde Tlaxcala, se enuncian algunos datos sobre migrantes documentados que se movilizaron a través de programas temporales de empleo. Binford (2004) basándose en varios autores, señala que entre 1942 y 1948 alrededor de 3,017 personas trabajaron en Estados Unidos bajo el Primer Acuerdo Bracero. En el Tercer Programa Bracero los tlaxcaltecas participaron en 1957 con 2 mil personas; en 1958 se registraron 300 solicitudes aún cuando el autor acota que pudieron ser más. Para 1961 se registraron 1,200 solicitudes, 1,700 en 1962 aproximadamente; 2,200 en 1963; 400 en 1964 y finalmente 1,500 en 1965. Al dar por concluido el Acuerdo Bracero en 1965 el gobierno de Estados Unidos, una gran cantidad de tlaxcaltecas retornó a sus lugares de origen. Binford, valorando el trabajo de Ramírez afirma: la poca evidencia que existe indica que hasta la crisis económica generalizada que dio inicio en 1982, la contribución de Tlaxcala a los flujos de migración indocumentada fue mínima. Además, cita un trabajo de Varela realizado en 2 localidades (Tecoac y Tizostoc) donde se confirma que la migración fronteriza a los Estados Unidos se redujo después que el Acuerdo Bracero se terminó, incrementándose hasta la década de los noventa.