VII.1.3.- Referencia al Empleo

Siguiendo a la EORT (INE, 2005) se define como personal ocupado o empleado al conjunto de personas, remuneradas y no remuneradas, que contribuyen mediante la aportación de su trabajo, a la producción de bienes y servicios en el establecimiento durante el mes que incluye el período de referencia de la encuesta, aunque trabajen fuera de los locales del mismo.

VII.1.3.1.- Capacidad de inducción

Un aspecto fundamental en cualquier actividad económica orientada al desarrollo es su incidencia en el empleo, o lo que es lo mismo su capacidad generadora depuestos de trabajo, en este sentido el turismo rural andaluz a tenor de los datos recogidos en las tablas nº 7.7. A y B, no parece configurarse como un segmento de alta capacidad de inducción de puestos de trabajo, puesto que la ratio de empleos por establecimiento se cifra en 1,7 (2001), 1,8 (2002), 1,9 (2003) y 2 (2004), es decir la capacidad de inducción per se, es escasa, aunque su tendencia al crecimiento pueda interpretarse muy positivamente.

VII.1.3.2.- Componentes de la relación laboral en el turismo rural andaluz

Un aspecto de gran relevancia en el análisis del empleo en el turismo rural andaluz, seria su carácter de prestación laboral remunerada, ya que de la afirmación o negación de la misma podrían derivarse importantes consideraciones. En función de los datos disponibles, sintetizados en la tabla N° 7.8, es posible observar la presencia de un componente de Empleo No Remunerado muy importante al interno de la estructura del empleo en el turismo rural andaluz, componente que en el periodo 2001-2004 muestra una evolución expansiva, pasando de un porcentaje del 46% para el 2001 al 55% del 2003, lo cual sin duda es muy significativo y nos indica hasta que punto las empresas que desarrollan la producción turística rural responden al perfil de microemprendimiento familiar, que necesita de todos los imputs que puedan ayudar a la rentabilidad del negocio y si se trata de evitar costes, aún mejor.

Como se aprecia en el perfil de las graficas el componente no remunerado se encuentra en una clara expansión, la distancia entre los gráficos anuales así lo pone de manifiesto, siempre dentro de las fluctuaciones propias de la actividad turística rural

Graf.1.6 : Perfiles anuales del componente “Empleo No Remunerado” (2001-2004

La presencia de un componente de empleo no remunerado cuantitativamente tan significativo, trasluce la realidad de un segmento de actividad poco profesionalizado, y poco cualificado de bajo nivel de rentabilidad, negocio básicamente familiar, por ello la planta “típica” de estos establecimientos estará normalmente constituida por el titular y algún familiar, familiar a tenor de los datos de la Tabla 7.10, probablemente de sexo femenino, que aparece como característica distintitiva, de l componte no remunerado puesto que casi el 60% del mismo son mujeres.

Por su parte, el Componente de Empleo Remunerado, dado su carácter de reverso de la moneda, presenta una evolución regresiva, como pone de relieve la tabla nº 7.10-A para el empleo fijo y 7.10-B para el empleo eventual, la tendencia contractiva se acentúa en el periodo de estudio, pasando de una participación porcentual en el total del empleo del 54% en el 2001 al 45% en el 2003.

Los datos y registros contenidos en la tabla n.7.10-A no parecen dejar lugar a dudas en cuanto a la regresión evidente del subcomponente empleo remunerado fijo en el turismo rural andaluz.

Si profundizamos en la naturaleza del empleo remunerado, observamos que el contingente de empleo fijo presenta una evolución regresiva disminuyendo su participación desde el 40%-38% de inicios del 2001 hasta el 26%-25% de fines del 2003, evolución sin lugar a dudas significativa en cuanto que redunda en la consideración efectuada anteriormente de la necesidad acuciante de rentabilidad de los microemprendimientos de turismo rural, de reducir cargas y de optimizar por cualquier medio la rentabilidad de los mismos, el recurso desde la perspectiva de los emprendedores no parece ser otro que “tirar de familia”.

Evidentemente dicho proceso regresivo tiene su reflejo en el comportamiento de las gráfica de perfiles anuales, que como se observa en el grafico 1.7 presentan una tónica depresiva, a pesar del crecimiento formal en la cuantía de efectivos, por cuanto que dado el incremento observado a niveles generales el contingente fijo se reduce cada vez más en proporción a los restantes componentes, permaneciendo en cualquier caso por debajo de la linea de 200 efectivos.

Graf.1.7 : Perfiles anuales del componente “Empleo Remunerado Fijo” (2001-2004)

Por lo que se refiere al contingente eventual del empleo remunerado este supone en torno al 20% del Empleo total en el 2001, porcentual que se repite con leves oscilaciones para 2002 y 2003. Observándose una mayor presencia de empleados eventuales en los momentos de mayor actividad y ocupación en buena lógica turística. En la tabla nº 7.10-B se recogen los registros relativos al contingente de empleo remunerado eventual que se expone a continuación:

Parece clara la tendencia a la estabilidad en términos porcentuales del empleo eventual, en su participación en el total y a la utilización puntual del mismo, para cubrir las necesidades inminentes y perentorias en los momentos álgidos de la temporada.

Por lo que se refiere al desglose por sexos del componente empleo remunerado, por lo que se refiere a los empleados remunerados fijos, el sesgo del mismo es esencialmente femenino, alcanzando los adeptos mujeres un porcentaje que oscila entre el 64% y el 67% del total del empleo fijo en el computo del periodo de análisis. Los registros disponibles aparecen sintetizados en la tabla nº 7.11-A, que se expone a continuación:

Los datos de la tabla no parecen dejar lugar a dudas, mas de los dos tercios de los efectivos son mujeres, lo que da una idea de la importancia del empleo femenino en el contingente de empleo fijo del turismo rural andaluz.

Por lo que se refiere al desglose por sexos en el caso del empleo eventual remunerado, a tenor de los datos recogidos en la tabla N° 7.11.-B, el sesgo de los mismos es clara y abiertamente femenino, alcanzando porcentajes más elevados incluso que para el contingente fijo, oscilando, en términos de promedio anual, entre el 81% - 75% para el periodo 2001-2003., alcanzando más de la tres cuartas partes del numero total de efectivos del contingente eventual.