Francisco José Calderón Vázquez
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En las paginas anteriores se ha hecho referencia constante a los “activos” de la actividad turística como herramienta de desarrollo económico territorial, una visión genérica de la temática turística implicaría también contemplar los “pasivos” de la Actividad Turística. En este sentido, se ha considerado al Turismo como actividad económica que por sus características puede contribuir muy positivamente al esfuerzo en pos del desarrollo tanto de países subdesarrollados como de áreas y territorios de baja renta; tratándose por lo demás de una actividad bastante accesible, tanto por su escasa necesidad de acumulación de capital, como por la relativa facilidad en su explotación. Pero ello no significa negar los posibles side effects o efectos colaterales que puedan derivarse de una planificación y gestión inadecuada del recurso turístico. De ahí la existencia de corrientes de pensamiento criticas en torno al turismo como instrumento de desarrollo, corrientes que en su conjunto, tienden a presentar una visión negativista o cuando menos “neutralista” del turismo como instrumento de Desarrollo.
La evidencia empírica positiva del impacto del turismo en el desarrollo territorial en numerosas localizaciones territoriales, en las que el caso español aparece tantas veces como paradigmatico, ha generado una suerte de consenso tácito sobre las virtudes del turismo, apoyado en corrientes de opinión que tienden, tal vez en demasiadas ocasiones, a presentar al turismo y a la actividad turística como panacea para los males del subdesarrollo, opinión muchas veces recogida y amplificada en posicionamientos y “recetas” de distintos organismos internacionales.
En definitiva, existe un poderoso estado de opinión tanto a nivel academico como institucional e incluso en ocasiones popular que tiende a plantear a la actividad turística como muy interesante para territorios o zonas de escasos recursos económicos, tanto de capital como humanos. En este contexto, las actividades turísticas pueden actuar, en adecuada combinación con las actividades agropecuarias y la agroindustria como una primera etapa en el despegue económico de un territorio, proporcionando la base necesaria para la incorporación del mismo a una economía productiva y moderna, sustentada en los servicios y el terciario, aún con todos sus claroscuros.
No parecen existir disensiones de importancia en cuanto a los side effects del turismo, por lo que podría sintetizarse una batería típica negatividades o carencias, en definitiva, de problemas anejos a la actividad turística a efectos de propulsión del desarrollo económico, en los párrafos siguientes procederé a la reseña de los mas importantes.
Ya a inicios de los 60, Pierre Defert (1960) establecía las que serian las tres situaciones básicas donde la actividad turística no es promotora de desarrollo: De una parte cuando se produce una situación de monocultivo turístico, que conlleva la desaparición progresiva de las actividades economicas tradicionales primarias anteriores al fenómeno, o su estado mortecino. Por otra parte, cuando a pesar del climax turístico no se producen inversiones paralelas locales o regionales en el conjunto de la economia y por ultimo cuando los bienes y servicios, Cuando los bienes y servicios demandados para el consumo turístico sean importados del exterior en su mayoría (Esteve Secall, 1983)