Francisco José Calderón Vázquez
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP
(585 páginas, 2.06 Mb) pulsando aquí
Dentro del primero de los grupos enunciados el primero de los aspectos a dilucidar debería ser el carácter pequeño o mediano empresarial de las empresas turísticas rurales andaluzas, o lo que es lo mismo, su identidad Pyme. A este respecto la base de datos consultada parece confirmar el carácter microempresarial de la pyme turístico rural andaluza. En la encuesta realizada los resultados establecían sobre la base total de encuestados la presencia de un 71% de empresas familiares, mientras que la presencia de sociedades mercantiles aparecía limitada a un 15% de sociedades limitadas (SRL) y a un 7% de sociedades anónimas (SA). Tales fórmulas jurídicas mercantiles no necesariamente corresponden a estructuras empresariales fuera del ámbito Pyme, incluyéndose normalmente en el mismo. Probablemente fuera necesaria una precisión de relieve, ya que en el dominio del turismo rural, posiblemente fuera de mayor rigor hablar de micropymes, contexto donde se ubicarían las empresas familiares, que en propiedad deberían ser considerados microemprendimientos, mientras que en el entorno pyme deberían situarse las empresas de forma jurídica mercantil. De cualquier forma, no parece errado en ningún caso afirmar el carácter microempresarial casi absolutamente dominante en el turismo rural andaluz.
En el caso de las formas societarias sorprende la escasa relevancia de las formulas propias de la economía social y de las cooperativas que tanto protagonismo presentan en otros segmentos de la economía rural, y que en el turismo rural no parecen mostrar gran relevancia. Pareciera como si el sesgo individualista estuviera bastante acentuado en el tejido empresarial turístico rural andaluz, dada la presencia de casi un 22% de sociedades mercantiles.
La inferencia cualitativa de dichos registros es de enorme trascendencia, puesto que confirma una vez más la realidad microempresarial atomizada y dispersa del turismo rural andaluz, con toda la serie de consecuencias y resultas en lo que se refiere a carencias estructurales y déficits de gestión.
Por lo que se refiere al segundo de los aspectos a dilucidar como es el carácter y continuidad de la gestión en la empresa turística rural, los datos disponibles permiten, aún de forma indirecta, apreciar una evidente precariedad en el carácter de la gestión, problema derivado de la naturaleza básicamente familiar de la empresa.
En cuanto al problema de la continuidad de la gestión, esencial en las coordenadas de gestión de la empresa familiar, los registros cuantitativos de la base de datos ikerfel ponen de relieve la ausencia de concienciación con respecto al problema, puesto que la gran mayoría, el 86% insiste en plantear vías de sucesión familiar, pudiendo desglosarse como sigue: el 56%, de la base de la base de encuestados considera que la sucesión debe corresponder al hijo de mayor experiencia; un 30% se inclina por el hijo primogénito y solo el 1% piensa en la contratación de un gerente profesional.
Las repercusiones para nuestro estudio son de enorme interés, ya que la cuestión deja traslucir de una parte la juventud de las explotaciones, de manera que nadie piensa en problemas de sucesiones y de otra la “familiaridad” dominante en las mismas que empapa la estructura y gestión de las empresas, gerencia que no parece que pueda encuadrarse dentro del ámbito de la “profesionalidad”, puesto que se infiere un carácter en la gestión de las explotaciones evidentemente familiar, lo cual sin ser necesariamente negativo no es precisamente tranquilizador, puesto que tendera a introducir esquemas de gestión personalista e intuitiva de la empresa turística rural y supone una hipoteca muy importante de cara a la continuidad de las explotaciones, como suele suceder en todos los negocios familiares
Un aspecto de enorme interés sería el que hace referencia a la estructura física de las explotaciones, que en buena lógica debería reflejar con perfección el carácter microempresarial de las explotaciones, como así parecen mostrar los registros de la database Ikerfel, planteando los resultados de la encuesta una estructura tipo de las unidades de alojamiento centrada en torno a unidades de alojamiento con más de cuatro habitaciones, modalidad donde se encuadra el 52% de la empresas consultadas, esta preponderancia no oculta los problemas de microdimension del resto de unidades empresariales que oscilan de 1 a 2 habitaciones, que alcanza a un tercio de los consultados. Si a esta escasa dimensión se le añadiese una baja ocupación o unos niveles de estacionalidad muy altos tanto la productividad de los negocios turístico rurales como su rentabilidad podría ponerse muy en duda.
Una cuestión de fondo sería el grado de concentración de la propiedad de los alojamientos, como vehículo para poder constatar la presencia de grupos empresariales o de empresarios “innovadores” dentro del universo turístico rural andaluz. Los datos disponibles solo permiten una constatación indirecta, a través de la verificación del número de explotaciones de alojamientos turístico rural en propiedad de un único empresario. Puesto que los registros cuantitativos son muy escuetos, nuestras consideraciones son básicamente orientadoras. La gran mayoría, casi los dos tercios del universo consultado, indica la propiedad de un solo alojamiento, mientras que el 38% estaba en posesión de al menos 2 explotaciones.
Probablemente esta escasa presencia de empresarios “aglutinadores” se deba la relativa “novedad” de la actividad en el medio rural andaluz, su practico “despertar” en bastantes comarcas de Andalucía, configuran al turismo rural como actividad incipiente que comienza a asentarse y a afirmarse como verdadera y propia actividad mas que como complemento de otras, si bien se encuentra aun en esa fase de transición donde la actividad todavía no resulta suficientemente atractiva, desde una perspectiva de rentabilidad, para empresarios asentados, dejando muchos espacios a las iniciativas individuales. De donde se deduce una escasa profesionalización empresarial de la actividad, acentuándose su carácter de actividad económica difusa, abierta y accesible erga omnes.
En los años venideros, con el asentamiento y consolidación de la actividad turística rural comenzaran a nuclearse grupos empresariales, en torno a empresarios “maduros” de carácter esencialmente endógeno y de mayor desempeño “profesional”.
Por lo que se refiere a las tipologías de alojamiento la base de datos consultada permite considerar una amplia gama de fórmulas, si bien los resultados cuantitativos conceden el rango de protagonista del panorama del alojamiento rural andaluz a la modalidad casa rural, donde se acogen mas de dos tercios de las consultas efectuadas, seguida a mucha distancia por los hoteles rurales con un 17% y los apartamentos rurales con un 9%. De aquí se van a derivar una serie de consecuencias de relieve puesto que las diversas modalidades de hotelería rural (albergue rural, hotel o pensión rural, apartamentos, monumento histórico artístico, etc.) en su conjunto solo alcanzan el 40%, con lo que se aprecia un rezago de las modalidades de alojamiento que incorporan mas servicios y, por tanto, mayor potencialidad de generación de valor, a favor de una tipología, como es la casa rural, centrada básicamente en el alquiler del alojamiento y la correspondiente estancia, conllevando normalmente poco despliegue de servicios conexos y, por tanto, de generación de valor, puesto que es el cliente quien habitualmente se hace cargo de la manutención
En la actualidad las explotaciones propiamente prestadoras de servicios hoteleros, con mayor impacto potencial de cara al desarrollo territorial, son una minoría en el abanico de modalidades de alojamiento, por lo que el despliegue de servicios incorporados al mero alojamiento, todavía en un nivel incipiente tiene que crecer. Ello nos traslada una situación en líneas generales, de estado iniciático en las actividades de turismo rural, si bien en transición hacia una fase de mayor consolidación y profesionalización. Resulta igualmente sorprendente la muy escasa representatividad de la modalidad agroturistica, de gran importancia en otros países europeos, mientras que en Andalucía, presenta una escasa incidencia.
Esta preponderancia de la casa rural puesta en evidencia por todas las fuentes consultadas, fuerza a que el Distrito Turístico Rural (DTR) como modelo teórico desarrolle algún mecanismo especifico que permita la agregación de casas rurales como componente básico para una aplicación efectiva del DTR en su versión territorial para Andalucía.
Un item de singular importancia seria el referente a la localización de las explotaciones por las consecuencias que se derivan para la estructura y gestión de las explotaciones, la base datos consultada define un modelo bastante claro de localización ya que más de los tercios de las empresas consultadas se ubican fuera de los núcleos habitados, en un radio de 5,6 km. de distancia. Lo que no es óbice para que más de un tercio de los consultados se localice en los núcleos rurales, lo que podríamos considerar como un indicador positivo de cara al impacto que para el desarrollo local y para la revitalización de estos núcleos rurales, pueda tener el turismo rural, acentuándose la correlación positiva turismo rural-desarrollo rural, dicho sea con todas las salvedades, o si se quiere reforzándose su consideración de actividad muy indicada a estos fines. La distribución territorial de las explotaciones que parece desprenderse de los datos disponibles citados, dibuja un esquema funcional muy similar a los modelos de Christaller (1939) del lugar central, en nuestro caso el pueblo o aldea donde se concentran los diferentes servicios de los que los turistas rurales hacen uso .
Aspecto de no menor interés es el impacto estacional en el funcionamiento y operatividad de las explotaciones, puesto que como vimos en el análisis de la Variable Nº 1 Estadio evolutivo la estacionalidad constituía una suerte de rasgo identificativo del turismo rural andaluz, que actuaba como una espada de Damocles sobre la producción turístico rural, ya que condicionaba la actividad de los establecimientos. De ahí, la necesidad de considerar en nuestra investigación cual fuera la percepción que del problema estacional tuvieran los agentes empresariales, reflexión plasmada en el aspecto percepción empresarial de la estacionalidad, los registros disponibles proporcionan una información muy valiosa por cuanto que más de la mitad de las empresas indicaba (51%) que su clientela acudía principalmente durante el fin de semana, mientras que el 42% indicaba la existencia de un flujo de demanda continuo hacia sus establecimientos durante todo el año, incluso en invierno.
La inferencia cualitativa de la información es muy importante, por cuanto que parece como si la estacionalidad hubiera sido asimilada y metabolizada por el tejido empresarial que entiende que el negocio turístico rural se mueve dentro de dichas coordenadas, apreciándose además la existencia de un segmento no despreciable de la oferta, el 42%, que entiende la existencia de un flujo continuo demanda durante todo el año, igualmente parece claro el posicionamiento tradicional de considerar al turismo rural como temática de verano o de fin de semana, 51%.
Un aspecto a tener muy en cuenta es gama de servicios ofertada por las empresas de turismo rural, dado que la dotación de servicios que pueda ofertar una estructura de alojamiento que complementen al básico de hospedaje, por una parte tales servicios permiten la diferenciación frente al resto de competidores, cualificando e identificando al establecimiento de cara a la clientela. Por otra, condicionan el atractivo de un establecimiento determinado con respecto a los restantes.
En este sentido, la información disponible ofrecida por la base de datos Ikerfel muestra una serie datos de interés, puesto que, aún tratándose de estructuras de alojamiento rural la gama de servicios a disposición del cliente parece bastante completa en cuanto a servicios básicos de equipamiento de las habitaciones-casas (TV, chimenea, teléfono, baño, calefacción, cocina) aunque sorprenda un tanto el bajo nivel de conexiones telefónicas (y en consecuencia de Internet). Dotaciones bastante menores en lo referente a equipamientos-servicios de la estructura (piscina, jardines, aparcamientos) y poca o muy escasa dotación en lo que se refiere a equipamientos-servicios recreativos (Actividades deportivas, culturales, servicios de hosteleria)
Por lo que se refiere a servicios de atención al cliente decisivos en la generación de valor, parecen muy poco desarrollados, puesto que más de la mitad de los establecimientos encuestados parecen no disponer de los mismos. Desde la perspectiva de la generación de valor, parecen preocupantes la escasa relevancia de factores clave como la información y orientación al cliente solo presente en el 48% de los establecimientos encuestados, o de las actividades recreativas 46%, o la practica ausencia del linkage hacia la restauración, ofreciendo comidas típicas basadas en los productos locales, solo presente en el 37% de los casos, cuando dichos deberían ser caballos de batalla de cualquier alojamiento rural.
Desde la perspectiva de la satisfacción del cliente resulta muy preocupante la escasa presencia del mecanismo de reclamaciones o quejas (solo 62%), esencial en cualquier industria de servicios orientada hacia la calidad en la prestación de los mismos. Asimismo sorprende negativamente el que en un 4% de los establecimientos sus gerentes, llamados a ser el alma de este tipo de microemprendimientos, no tengan contacto con el cliente.
En resumidas cuentas la gama de servicios ofertada muestra un perfil bastante primario, centrado en torno al servicio básico de hospedaje, con escaso desarrollo de servicios personalizados y de atención al cliente lo que deja traslucir unos esquemas de gestión bastante primitivos.