Francisco José Calderón Vázquez
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Resulta sugestivo comprobar hasta que punto las peculiaridades de la producción turística resultan tan significativas en la percepción de los consumidores, quienes normalmente no vinculan turismo a producción, o lo hacen de forma tangencial, es decir el producto turístico no resulta un producto tipo como el industrial o el agropecuario en el sentido de transformación de materia prima para la obtención de un producto final como en el caso de un derivado lácteo, una bebida, un electrodoméstico o un vehículo. La percepción del proceso productivo en el turismo es muy escasa, en cuanto que no se identifican de manera tangible las distintas fases del proceso. Sin embargo la actividad turística es paradigmática en cuanto a conjunto de procesos productivos que generan e incorporan valor agregado en el decurso de transformación de la materia prima que van a desembocar en productos turísticos que son a su vez el resultado de la de la adición de valor añadido en cada secuencia procesual.
Por ello en sus aspectos sustanciales el proceso productivo turístico resulta similar a los restantes. La diferencia fundamental con otros sectores productivos radica en el carácter monosecuencial del proceso productivo turístico al integrar simultáneamente las fases de producción, promoción y comercialización en una única secuencia productiva, que se lleva a cabo en presencia in situ del consumidor, como suele ser común en el contexto de la economía de los servicios (Circunstancia sobre la que profundizaremos desde una perspectiva empresarial en el capitulo III del presente trabajo). Dado que el producto turístico no existe como tal hasta el momento en que no es comercializado y vendido, las funciones de promoción y comercialización presentan una importancia critica en el conjunto del proceso.