Francisco José Calderón Vázquez
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Desde una perspectiva territorial de Desarrollo rural la actividad turística en el ambito rural plantea una demanda de bienes y servicios a las empresas presentes en el territorio, demanda que en definitiva constituye una propuesta de interacción y relación, entre los distintos agentes económicos en una visión restringida y entre los agentes economicos, institucionales y sociales en una vision amplia, que operan en el territorio. Las empresas alli presentes deben esforzarse por dar una respuesta de calidad a dichos requerimientos, puesto que en caso contrario las empresas del segmento turístico buscaran los imputs para sus proceso productivos en otras localizaciones, con lo que comenzaran a producirse fugas de valor (leakages) que debilitaran notablemente la potencialidad del turismo rural como instrumento de desarrollo local.
Desde una perspectiva empresarial, satisfacer las necesidades básicas de la demanda turística rural supone ofrecer una serie de servicios básicos: alojamiento, restauración, actividades complementarias, animación, transporte y ocio. A la serie de empresas oferentes de tales servicios/productos las podemos considerar, siguiendo la terminología de Vázquez Casielles como “fabricantes de unidades turísticas básicas” que para poder llevar a cabo su proceso productivo van a necesitar toda una serie de insumos para poder producir sus outputs, es decir, la empresa como organización relacional en su funcionamiento cotidiano mantiene toda una serie de relaciones, de flujo y reflujo con su entorno generando el conjunto de dichas relaciones un entramado productivo o, tejido empresarial, decisivo para el desarrollo económico local del territorio en cuestión.
En el caso particular de las areas rurales las empresas turisticas basicas tienden a generar un entramado relacional con empresas de artesania y de productos locales, con empresas de suministros y servicios basicos de proximidad como proveedores alimentarios (panaderías, carnicerías, pescaderías, verdulerías, etc.), proveedores de servicios (bancos, telefonía, fontanería, electricidad, construcción, mecánica, reparaciones, etc.) y con empresas de servicios a las empresas turísticas (empresas de organización y formación turísticas, empresas de gestión de equipamientos turísticos, empresas de captación de mercados, de creación de imagen, etc.). En este contexto, la interaccion aparece como una variable “natural” derivada de la proximidad personal y humana y de la contiguidad territorial. Pero esta interaccion “ex loco”, es condicion necesaria pero no suficiente ya que para que pueda generarse una verdadera comunidad rural de intereses empresariales la clave esta en que se produzca un incremento de la demanda de productos de calidad provenientes de empresas locales, ya sean agrícolas, manufactureras o de servicios.
Es decir, es necesario que los fabricantes de unidades turísticas básicas realicen pedidos a sus homólogos territoriales, para ello es importante que se active un abanico de relaciones que en el caso agropecuario y de transformación supondría que el componente restauración elabore sus outputs en base a productos locales, o lo que es lo mismo que la gastronomía local sea la protagonista indiscutida en este segmento y que los ingredientes locales configuren la inmensa mayoría de la carta de la restauración local. Situación análoga debe producirse en otros campos como los materiales de construcción, los elementos arquitectónicos o decorativos locales, el mobiliario, atrezzo, moda, complementos tienen que moverse necesariamente en la orbita de la cultura local. Asimismo, es decisiva la promoción de la venta directa de productos locales a través de una red de puntos de venta, situados en la propia empresa agrícola, en comercios específicos o en las empresas turísticas propiamente dichas.
La articulación de la Comunidad Empresarial Rural y la optimización de la interacción entre empresas y agentes territoriales parece decisiva de cara al desarrollo socioeconómico del territorio y al mantenimiento del carácter rural del área. Por tanto, la generación de la Comunidad rural empresarial con la subsiguiente potenciación de la interacción empresarial esta en la base de un proceso de desarrollo rural que retenga el valor añadido en el territorio, donde las producciones locales en todos los terrenos se orienten a la cobertura de los consumos tanto foráneos como indegenas posibilitándose un proceso de crecimiento cualitativo y cuantitativo de las organizaciones empresariales y de las producciones locales, sin grandes fugas de valor, o cuando menos solo con las estrictamente necesarias.
En definitiva, el tejido empresarial local debe organizarse adecuadamente para dar respuesta a tales desafíos, y a necesidades que no son propiamente de orden turístico pero que son fundamentales para el desarrollo de una Oferta Turística Local consistente entendida como el conjunto de equipamientos y servicios que ofrece un área rural de cara a la satisfacción de las necesidades del turismo. Una representación gráfica de lo que anteriormente hemos denominado comunidad empresarial rural se expone a continuación : Fuente: Elaboración propiaOFERTA