Francisco José Calderón Vázquez
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La conceptuación de la actividad turística y del turismo ha sufrido una interesante evolución a lo largo del tiempo, por ello considero útil a todos los efectos sintetizar tales consideraciones sobre el turismo de manera que se ofrezca una visión conjunta y sintética de tal proceso.
I.2.1.- Perspectiva histórica
Siguiendo a Fernández Fuster (1989) se sitúa como punto de partida al The Shorter Oxford English Dictionary, que a mediados del siglo XIX consideraba al Turismo como “la actividad realizada por los turistas”, entendiendo por tales a toda persona que realiza un viaje de carácter recreativo por motivos culturales o de placer. Es inevitable la referencia a la raíz británica del fenómeno turístico, puesto que como ya advertíamos en la introducción, el concepto de turismo deriva de “Tour” o mejor dicho, de la expresión “to make a tour or circuitus journey, in which many places are visited”; es decir, hacer un viaje en circuito, en el sentido de vuelta al punto de partida, relación que siguiendo a Fernández Fuster (1989) aparece ya documentada en torno a 1760. Tal conceptuación ha tenido una fuerte resonancia, trasladándose al conjunto de la doctrina. Dicho predicamento se debe a que introduce elementos cardinales del fenómeno turístico como son:
- el hecho del desplazamiento o viaje circular de retorno al punto de partida
- su peculiar motivación relativa a la búsqueda del placer y al conocimiento de
otras culturas.
- producirse en un lapso temporal de recreo u ocio.
Elementos que han configurado la “imagen” tradicional y popular del turismo aún en tiempos recientes, así en 1956 el diccionario enciclopédico abreviado Espasa Calpe, definía al turismo como la tal afición a viajar por gusto o placer en una primera acepción.
El estudio del turismo como fenómeno científico comienza a tomar cuerpo cuando la evidencia empírica de la actividad turística y de su amplia gama de efectos e impactos sobre la realidad, se van haciendo notar de forma progresivamente notoria tras la Primera Guerra Mundial. Cuando surge en la Europa Occidental toda una serie de pioneros en el estudio del fenómeno, en torno a la denominada “Escuela de Berlín” como epicentro de un movimiento que también presenta ramificaciones en Suiza, Francia y el Reino Unido.
Las primeras concepciones bascularán en torno a una visión unilateral del turismo desde la perspectiva de la Demanda, es decir, los flujos de turistas que acuden a ciudades y países y cuya presencia produce efectos diversos, básicamente económicos. Dentro de esta corriente de pensamiento podemos encontrar autores como Gluksmann (1929), que considera al turismo como vencimiento en el espacio por personas que afluyen a un sitio donde no poseen lugar de residencia fijo. Línea seguida por Bormann (1939), aunque la concepción del hecho turístico sea más ambiciosa en este autor, introduciendo nuevas motivaciones distintas al placer, considerándolo como el conjunto de viajes, cuyo objeto es el placer o por motivos comerciales, profesionales u otros análogos, y durante los cuales la ausencia de la residencia habitual es temporal. El “elemento relacional” y la perspectiva de “relación pacífica”, será introducido por Benscheidt (1940), resultando sin duda sugestiva su aportación que va a considerar al fenómeno turístico como el conjunto de relaciones pacíficas entre los viajeros que se detienen en un sitio, los residentes allí domiciliados y los naturales de la zona o región.
Un hito importante en la conceptuación del Turismo, y que en buena parte recoge
y estructura anteriores aportaciones, será la definición de Kraft y Hunziker
(1942), considerada por muchos como “cornerstorne” o piedra angular de la teoría
del Turismo. Dichos autores van a concebir a la actividad turística como el
conjunto de relaciones y fenómenos producidos por el desplazamiento y
permanencia de personas fuera de su domicilio, en tanto que dichos
desplazamientos y permanencia no estén motivados por una actividad lucrativa.
Tal definición, aceptada por la Asociación Internacional de Expertos Científicos
de Turismo, (AIEST) va a convertirse en un referente de toda la teoria del
fenómeno turístico, incorporando los ingredientes tipo de la actividad
turística:
- Conjunto de relaciones y fenómenos derivados de las actividades realizadas por los turistas
- Desplazamiento y permanencia en un lugar distinto al del domicilio o residencia habitual
- motivación principal no lucrativa del desplazamiento
Tales ingredientes van a ser reiterados en las concepciones “institucionales”
del turismo, de las cuales posiblemente sea la diseñada por la Organización
Mundial del Turismo (OMT) en la Conferencia de Ottawa (1991) sobre estadísticas
de viajes y turismo, la mas lograda y de mayor difusión internacional,
conceptuando al turismo como la suma total de actividades que realizan las
personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno
habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de
ocio, por negocios y otros motivos. En la misma se delimitan con nitidez las
fronteras del turismo, separándolo de otros tipologías de desplazamiento
colectivo como los fenómenos migratorios, el trabajo fronterizo y similares:
- limitación del tiempo de desplazamiento y estancia a un año
- se amplia a 360° el abanico de motivaciones, incorporando las lucrativas,
negocios al ya tradicional “ocio” y abriendo el turismo a nuevas motivaciones.
- perfila la figura del turista no en base a sus motivaciones sino en función de
su peculiar relación económica con el lugar de destino.
Las aportaciones conceptuales mas recientes, las conceptuaciones sistémicas y las definiciones omnicomprensivas plantean una visión “total” del turismo, sin lugar a dudas sugestiva, puesto que suponen por una parte, construcciones mas elaboradas y perfeccionadas que las originarias; por otra parte, reflejan con mucha más precisión la naturaleza, efectos e impactos que sobre distintos aspectos de la realidad ejerce la moderna actividad turística y donde el trasfondo “industrial” o de industria en términos económicos, inherente al turismo actual y futuro se percibe con nitidez.
Dentro de las consideraciones sistemicas cuya piedra angular es la consideración del turismo como tal sistema de relaciones, posiblemente sea la concepción de Guibilato (1983) la más depurada, considerando al turismo como un sistema de relaciones basado en el concepto de sujeto y objeto turístico. El sujeto es el Turista, mientras que el objeto del turismo estaría constituido por el destino, la empresa y la organización turística. Desde la perspectiva del sujeto, el turismo es un conjunto de servicios que le son facilitados por el objeto turístico, las relaciones sujeto-objeto van a dar origen a toda una serie de consecuencias en diversos dominios tales como el económico, el jurídico, el sociológico el psicológico, el político, o el tecnológico.
Dicha concepción refleja con meridiana claridad las coordenadas de la actividad
turística moderna, y donde se observan todos los elementos que configuran la
dinamica turística moderna :
- flujos y corrientes turísticas que configuran la Demanda.
- + Desplazamiento de los mismos
- Áreas de recepción e infraestructuras de acogida y atención de la Demanda, que
configuran la Oferta.
- Intermediarios empresariales que conectan Demanda con Oferta
- Organización turística como instrumento de articulación del conjunto del
sistema, integrado por el conjunto de operadores (públicos y privados que
gestionan, explotan y realizan actividades turísticas o conectadas a las
mismas), es decir el tejido organizativo “vivo” que se adapta a las
circunstancias y escenarios cambiantes y que garantiza el mantenimiento de la
actividad, su supervivencia y crecimiento en el tiempo.
La concepción de Gerard Guibilato (1983) se hace eco del conjunto de efectos, no solo económicos que la actividad turística produce en los entornos donde actúa. Asimismo la citada concepción sintetiza con precisión la esencia de la actividad turística como servicio, afirmando de esta manera la perspectiva de Demanda, óptica dominante (tradicional y actualmente) en las conceptuaciones del turismo mayoritariamente aceptadas y ya presente en la definición nuclear de Kraft y Hunziker.
Este sesgo hacia la Demanda en la configuración del andamiaje teórico y conceptual del turismo ha provocado, por una parte que el turismo sea un concepto basado principalmente en la Demanda (Rey y Graña, 1998) y por otra que tienda a contemplarse desde la perspectiva de la Demanda (Esteve Secall, 1991). Esta inercia hacia la configuración de la actividad turística desde una perspectiva unilateral, no está exenta de criticas (Lozano Peña y Rastrollo Horrillo,1996) puesto que en definitiva reduce la producción turística al mero consumo que realiza del turista, lo cual no deja de ser bastante impreciso. Esta forma de “reduccionismo” turístico va a ser ampliamente criticada por Muñoz Escalona (1994) que concibe al turismo como todo plan de desplazamiento de ida y vuelta cualquiera que sea la motivación, la distancia recorrida y la duración temporal.
Muñoz Escalona (1989; 1992) propone como alternativa el denominado “enfoque de oferta” del turismo. Para dicho enfoque el elemento esencial de la actividad turística es el viaje circular, el desplazamiento de ida y vuelta, en el sentido atribuido por el The Shorter Oxford English Dictionary. Por tanto, la actividad turística y, en definitiva, la producción turística no es sino el plan o la programación establecida para llevar a cabo el desplazamiento en circuito, por tanto este plan es la esencia del producto turístico, a partir del cual se podría comenzar a definir con precisión y claridad cuales sean la Demanda y la Oferta turística.
Desde la perspectiva del enfoque de oferta, al identificar producción turística con la programación o el plan del viaje, los verdaderos productores de turismo serian los tour operadores, permaneciendo el resto de servicios y productos en un plano secundario como meros insumos del producto turístico o del proceso de producción turística, por ello determinados segmentos de actividad concebidos en la actualidad como estrictamente turísticos, o aquellos otros conectados fuertemente al turismo pero no incluidos o comprendidos en éste, vendrían con la nueva perspectiva incorporados a los segmentos tangenciales o auxiliares del turismo. Asimismo la valoración de los impactos económicos del turismo se circunscribiría a la estimación del valor de la producción destinadas a los productores turísticos, y al autoconsumo realizados por los turistas en su “circuito” de ida y vuelta (Lozano Peña y Rastrollo Horrillo, 1996).
Para evitar polémicas estériles, y dejando aparte posibles concepciones alternativas al esquema actual, hoy por hoy, es el “enfoque de demanda” resultando la consideración unilateral fenómeno turístico aceptada en la practica como una suerte de dogma, posiblemente porque si no hubiera turistas no habría turismo, y segundo, porque la actividad turística no puede ser identificada con la Oferta de un determinado grupo de bienes y servicios, ya que lo que identifica a la actividad turística no es la naturaleza del bien o servicio, sino las circunstancias de sus consumidores (Rey Graña, 1998) y particularmente su localización, periodo vacacional, etc.
Sin embargo una de las características fundamentales y mayoritariamente percibidas de la actividad turística -y el hecho de que el Turismo sea tan apreciado y disponga de tan buena prensa en la actualidad- es, precisamente, su relevante dimensión económico-productiva, o si se quiere su reflejo económico; puesto que de la Demanda turística y del desplazamiento turístico se derivan todo un conjunto de fenómenos y relaciones económicas o con importantes consecuencias económicas, tanto para el área territorial emisora, como para el área territorial receptora de dichos flujos, que debe disponer de todo un entramado u organización turística que posibilite los desplazamientos, las estancias, la organización de los flujos en el espacio y tiempo, en condiciones de satisfacción de la Demanda y competitividad de la Oferta. Realidad ampliamente reconocida y constatada, así reconocida la denominada “Declaración de Manila” (1980), donde se considera al Turismo como esencial en la vida de las naciones por sus consecuencias directas para los sectores sociales, culturales, educativos económicos de las sociedades nacionales y para las relaciones internacionales de las mismas.
Todo ello ha provocado el caldo de cultivo necesario para que haya surgido con fuerza una poderosa corriente doctrinal, muy difundida en nuestros días, cuya consideración básica radica precisamente en el sustrato económico del turismo y en la consideración básicamente económica de la actividad turística. Exponentes de la misma son autores como K. Krapf (1962) quien entiende que el alma del fenómeno turístico es ciertamente económica puesto q que se quiera o no, desde el momento en que resulta un servicio pagado y absorbe una parte de la renta, el turismo es esencialmente un hecho económico y social. Otros autores de relieve son Pulido San Román (1966) que parte de la idea de que turista es aquella persona que con motivo de un desplazamiento efectúa un gasto de renta en lugar distinto de aquel en que se origina dicha renta y en el cual no reside habitualmente, constituyendo el gasto de renta en lugar foráneo el hecho determinante.
Posiblemente sea Figuerola (1985), el autor más representativo de la corriente
en tierras españolas, concibiendo a la actividad turística como un acto que
supone un desplazamiento que conlleva gasto de renta, cuyo objetivo principal es
conseguir satisfacción y servicios, que se ofrecen a través de una actividad
productiva, generada mediante una inversión previa. Consideración bastante
culminada del turismo como actividad económica, y que comprende o integra la
totalidad de los elementos económicos presentes en la actividad turística:
- desplazamiento del lugar habitual de residencia
- + gasto de renta anteriormente obtenida
- + consumo de bienes y servicios
- + generación de riqueza Asimismo Esteve Secall (1991) desde una perspectiva macroeconómica considera que
el turismo constituye de hecho una actividad económica, por la incidencia que su
desempeño, tanto en la producción como en el consumo, tiene en muchos sectores
productivos.
Dentro de las concepciones omnicomprensivas, que configuran al turismo como un “todo” o, en otras palabras, como fenómeno poliédrico o “universitas rerum” posiblemente sean las concepciones de definiciones de Fernández Fuster, (1989), Pedreño y Monfort (1996) y Camisón Zornoza (1997) las que presenten un mayor nivel de definición dentro de esta corriente. Para Fernádez Fuster (1989) considera que el turismo podria contemplarse desde una doble perspectiva de una parte, como un conjunto de turistas, cuyo numero es cada vez mas numeroso, por otra como los fenómenos y relaciones que esta masa produce a consecuencia de sus viajes. Por ello Turismo seria todo el equipo receptor de hoteles, agencias de viajes, transportes, espectáculos, guías e interpretes, etc., que la zona receptora de flujos debe habilitar para atender a las corrientes turísticas que acuden a ese punto pero que no se promovería si no existiese esa situación. Para este autor el fenómeno turismo incorpora y comprende a las organizaciones publicas o privadas o creadas para fomentar la infraestructura y la expansión del núcleo receptor; las campañas de propaganda que hay que planear ejecutar y difundir; la creación de Oficinas de información; la creación de escuelas para la enseñanza del Turismo; el estudio del Turismo para deducir las líneas generales de la política a seguir, y la promoción del Turismo social.
La conceptuación que Fernández Fuster (1989) realiza nos ofrece una visión panorámica y descriptiva del conjunto de actividades comprendidas dentro del turismo y de la estructura económica del mercado turístico, siendo a su vez tributaria de las consideraciones nucleares de Kraft y Hunziker y de las sistémicas de Guibilato. Si resultan de interés la “apertura” que el autor realiza hacia áreas temáticas como el marketing turístico y territorial, la formación de capital humano en el sector y la investigación en temas turísticos, antes tangenciales al fenómeno turístico y ahora incorporadas por este autor. Camisón Zornoza, (1997) pone el acento en la interacción entre turistas y residentes, concibiendo al turismo como la suma de fenómenos y relaciones derivadas de la interacción entre foráneos y residentes, relaciones que surgen en el proceso de atraer y acomodar a los turistas y donde participan de forma fundamental los proveedores de servicios, las autoridades locales y la comunidad local. El citado autor señala que el turismo es una conjunción de actividades, servicios e industrias que influyen en la experiencia del turista. Expone que el turismo engloba el negocio de los hoteles restaurantes, transportes y cualquier otro componente que contribuya a satisfacer las necesidades y deseos de los turistas. Desde similares posicionamientos Pedreño y Monfort (1996) conciben al turismo como el conjunto de relaciones, servicios instalaciones, técnicas y actividades derivadas de ciertos desplazamientos humanos, actividades encaminadas a atraer, prestar servicios turísticos y satisfacer las necesidades y motivaciones de los turistas Dentro de las concepciones con componentes sociológicos probablemente se cuenten entre las mas destacadas las de Muñoz Oñate (1994) y las de González García y Mora Sánchez (1996).
Muñoz Oñate (1994) parte de una visión industrial del turismo, si bien sesgada claramente hacia el marketing, entendiendo por turismo a la industria orientada a satisfacer las necesidades del turista, para introducir posteriormente una visión bilateral del turismo donde el componente sociológico y social es decisivo, puesto que desde una perspectiva social y cultural aparece como practica encaminada a cubrir determinadas necesidades psicológicas, del placer de descansar, evadirse, viajar, descubrir, relacionarse y socializar con otros. Mientras que desde una optica económica aparece como un sistema industrial integrado por medios de transporte, estructuras hoteleras zonales, equipamientos diverso, etc. cuyo objetivo es generar beneficios mediante flujos económicos desde el lugar de residencia de los que viajan al lugar donde pasan las vacaciones. Planteando este autor en su conjunto una visión muy sugestiva y global de la actividad turística.
González García y Mora Sánchez (1996) reivindican el lado humano del turismo, primando el mismo sobre cualquier otro. Considerando al turismo como actividad humana más que sector productivo, distinguiendo dentro de esta actividad los aspectos productivos y de comercialización de los servicios, los aspectos sociológicos y los psicológicos que están relacionados con las motivaciones y comportamientos de los turistas.
Bull (1996) pone el contrapunto al considerar que resulta difícil definir al turismo como actividad, e incluso aún más definirlo como sector de actividad económica. Para hacerlo habría que definir al turismo como un producto o serie de productos susceptibles de comercialización y calculo lo que puede hacerse si definimos con claridad quien es el comprador (Turistas) que es lo que están comprando (productos turísticos) y cuales son las conexiones industriales que hacen que estos productos lleguen al mercado turístico en contraposición al cualquier otro mercado;Dentro de las consideraciones por exclusión Vogeler y Hernández (2000) indican que no podemos catalogar como turismo a la emigración de colectividades humanas en busca de mejores asentamientos o condiciones de vida, ni a las expediciones militares ni, en general aquellos movimientos de personas cuya finalidad sea distinta al descanso y al ocio, la religión, la salud, los negocios, la cultura o las relaciones familiares.
Podemos apreciar con claridad la evolución sufrida en la consideración del Turismo y de la actividad turística desde unos posicionamientos teóricos iniciales que definían al turismo como un mero abandono temporal del lugar de residencia hasta las complejas formulaciones actuales que tratan de abarcar, o cuando menos de recepcionar a partir de una visión panorámica del turismo todo el complejo fenómeno social y económico que se produce tanto en las zonas de recepción con la llegada y estadía de los flujos turísticos, poniendo el acento y dejando constancia de la importantísima repercusión económica tanto por su dimensión puramente empresarial, como económico-financiera y, en definitiva, industrial del fenómeno turístico.
El cuadro nº I.1 posibilita una visión sintetizada de las anteriores consideraciones.
Cuadro Nº I.1: “Concepciones del hecho turístico”Cronología MC Elementos Integrantes Conceptuaciones Siglo XIX Desplazamiento circular, Ocio: recreo, cultura, placerConceptuaciones Entreguerras 1912-1945 Desplazamiento temporal + Lugar de No residencia + motivaciones diversas (placer, comercio, negocios) + elemento relacional pacifico.
Conceptuación Institucional OMT (1991) Conjunto de Actividades derivado+ Desplazamiento del lugar habitual de residencia + estancia temporal de menos de 1 año + Lugar de No residencia +motivación varia: Recreo, lucrativa, etc.
Conceptuación economicista Hecho económico del turismo: Desplazamiento del lugar habitual de residencia + Consumo de renta: Prestación + pago de servicio + consumo de bienes Conceptuación Relacional Sistema de relaciones Hecho relacional del turismo Consecuencias y resultados que se derivan de la relación ya sean económicos, sociológicos, etc.
Conceptuación Omnicomprensivas “Universitas Rerum” Flujo turístico + Consecuencias que se derivan + dimensión organizacional + actividades de soporte
Elaboración propia