Francisco José Calderón Vázquez
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La puesta en practica de actividades turísticas en el medio rural provoca la
generación de una serie de impactos y efectos en el entorno de actuación, que de
cara al desarrollo local de dicha zona pueden ser de gran importancia e interés.
Podemos entender por Desarrollo Local, siguiendo a Del Castillo el proceso reactivador de la economía y dinamizador de la sociedad local que promueve el
aprovechamiento eficiente de los recursos endógenos existentes en una
determinada zona, proceso capaz de estimular el crecimiento económico, crear
empleo y mejorar la calidad de vida de la sociedad (Solsona Monsonís,1999) Dichos efectos se generan partiendo desde la base, ascendiendo en sentido
transversal, de ahí la virtualidad, y gran difusión del turismo rural en la
actualidad como tal estrategia/instrumento de desarrollo, de general y
aceptación.
El turismo como actividad productiva presenta un nivel de generación de
encadenamientos particularmente elevado, por lo que la inducción generada a
nivel de creación de valor añadido y empleos generada por la actividad turística
va mucho más allá de su propia actividad como segmento de actividades
económicas, en otros términos una unidad de producción turística va a
desencadenar con su actividad toda una serie de actividades económicas, a
contrario una unidad de producción turística menos va a traer consigo la
involución en toda una serie de actividades económicas. Cuando se emplea el termino encadenamiento o “linkage” (Hirschaman, 1958) en
realidad se están definiendo el conjunto de relaciones económico-productivas que
una unidad productiva tiene con su entorno, una primera aproximación se
centraría en el enlace insumo-producto, es decir la gran mayoría de las empresas
presentan una serie de encadenamientos hacia atrás (backwards linkages) como
demandantes de insumos o inputs para su proceso productivo, así la panadería
necesita a las fabricas de harina, levadura, suministros de energía eléctrica,
agua y gas para la realización de sus procesos productivos y la elaboración de
sus productos o outputs. De igual manera las harineras necesitan a los
productores de trigo. Una empresa de servicios, una asesoría necesita a la
panadería y a la harinera como clientes, o sea como demandantes de sus
productos, y así sucesivamente; en el caso de la asesoría estaríamos frente a un
forward linkage, es decir frente a un encadenamiento hacia delante o, en otras
palabras el comportamiento de un sector, segmento, o mera unidad productiva como
oferente de insumos, es decir que la producción de una rama viene empleada es
utilizada en el proceso productivo de las restantes. Por tanto los encadenamientos hacen referencia a las relaciones que establecen
las empresas turísticas rurales en nuestro caso, hacia atrás para conseguir
insumos para su proceso productivo y hacia adelante para ofrecer servicios o
consumo a otras empresas o particulares. Como se ha visto en el Capitulo I, el turismo establece un amplio abanico de
engarces con otros sectores de la economía lo que significa amplificar en gran
medida el efecto multiplicador del consumo turístico inicial. Por ello dentro
del conjunto de efectos generados por la actividad turística rural podría
distinguirse entre efectos directos y efectos indirectos. Como directos se consideran el conjunto de rentas obtenidas directamente por los
primeros proveedores de la demanda turística (empresas y ramas propiamente
dichas de actividad turística); como indirectos se entienden los derivados del
segundo ciclo de transacciones, es decir el montante que supone el conjunto de
ordenes de pedido de las empresas turísticas a sus proveedores quienes a su vez
requerirán nuevos insumos a sus proveedores, de manera que estos efectos
indirectos tenderán a repetirse si bien el ritmo de cada fase de transacciones
decrecerá progresivamente hasta que tienda a desaparecer (Rey Graña,1998) Fuente: Elaboración propia, adaptado de Rey y Graña (1998)Más allá de tales impactos la actividad turística rural genera a través del
conjunto de consumos turísticos un poderoso estimulo sobre el conjunto del
sistema económico local puesto que los efectos citados provocan un incremento de
los ingresos de las familias y empresas de la zona, secuelas por tanto de los
anteriores y que van a considerarse como efectos inducidos, de complicada
cuantificación. La potencialidad de expansión del conjunto de impactos y corolarios, resultas
del turismo rural, estará subordinada de forma directa a la intensidad de la
demanda turística y a su capacidad de consumo, y de manera indirecta a la
estructura productiva de la economía rural o local en cuestión, que podrá por
sus características y circunstancias responder o no a tales acicates (SOPDE,
2001) Se ha de considerar asimismo que los efectos socioeconómicos del turismo rural
se hacen mucho mas evidentes en su intensidad, capacidad de impacto y resonancia
al producirse a una escala territorial reducida como es la local o comarcal,
(OMT, 2002) en estos espacios reducidos la transversalidad del turismo y su
capacidad inductora intersectorial se hacen particularmente visibles en la
proliferación de encadenamientos y “linkages” productivos y en el efecto
arrastre generado sobre la totalidad del espacio económico. La anterior reflexión se hace palpable en la valoración realizada por SOPDE
(2001) acerca de la cuantificación del multiplicador del turismo rural en los
espacios rurales de la provincia de Málaga. Para la confección de dicha
estimación se ha partido de los datos contenidos en las Tablas Imput-Output del
Turismo Español (TIOT-92), donde se establece un valor para el multiplicador
turístico del valor añadido de 1,69, lo que significa que un incremento en una
unidad en la demanda final de la actividad turística genera 1,69 unidades de
valor añadido. Si se considera el hecho de facto de que en las economías rurales
la demanda de relaciones intersectoriales suele ser de mayor intensidad, el
multiplicador de la actividad turística rural tenderá a ser más alto. En el caso
malagueño la inferencia realizada indica que existe un aumento del 10% en el
efecto multiplicador total del turismo rural, determinando por tanto que el
multiplicador del turismo rural para la provincia de Málaga alcanza un valor
total del 1,863. (SOPDE, 2001) En este contexto, el Turismo si podría ser concebido como un “sector clave”
siguiendo la terminología de Hirschaman (1958) en la medida en que dispone de
capacidad para inducir un crecimiento superior al promedio de la economía y de
tracción o arrastre sobre otros sectores.
II.3.1.- Efectos genéricos: Encadenamientos y Enlaces Productivos