Francisco José Calderón Vázquez
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Podemos entender siguiendo a Enriquez, (1997) al Desarrollo Local como un complejo proceso de concertación entre el conjunto de agentes que interactuan dentro de los límites de un territorio determinado, con el propósito de impulsar un proyecto común que combine la generación de crecimiento económico, equidad, cambio social y cultural, sostenibilidad ecológica, enfoque de género, calidad y equilibrio espacial y territorial con el fin de elevar la calidad de vida y el bienestar de cada familia y ciudadano que viven en ese territorio o localidad (Alburquerque, 2001)Cual sea el rol de las empresas al interior de dicho proceso ha constituido un espacio de controversia a lo largo del Siglo XX, habiéndose llenado paginas con sus arquetipos, modelos, pros y contras. Sin pretender obviar los aspectos fuertemente controversiales del tema, parece como si en los ultimo años las tendencias dominantes en los esquemas y modelos de Desarrollo Local actuales comienzan a situar el énfasis de sus análisis en la importancia de los sistemas productivos locales, que se definen como el conjunto de agentes y relaciones económicas de transformación de bienes y servicios que interactuan en un entorno geográfico determinado.
La dinamización y mejora de la competitividad de los sistemas productivos locales está fuertemente vinculada al desarrollo de las empresas locales y a la integración de la producción de bienes y servicios en cadenas de valor, a partir de la formación de redes empresariales y cadenas productivas que incorporan valor agregado a la producción (Llisterri, 2002).
De ahí que la ecuación básica del desarrollo empresarial plantee dos componentes esenciales, por una parte la existencia y consolidación de empresas, individualmente consideradas y por otra la integración de dichos sujetos empresariales a partir de esquemas de aglomeración empresarial. Por tanto, no es suficiente la existencia de empresas individualizadas, además es necesario que tales empresas actúen de manera conjunta o coordinada, o dicho de otra manera que la interactuación empresarial normal se produzca en un contexto de integración.