Francisco José Calderón Vázquez
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Otro núcleo de problemas derivaría de la posición dominante o hegemónica del turismo en una economía de pequeña dimensión o subdesarrollada, lo que puede generar una suerte de monocultivo turístico, provocado tanto por su alto índice de rentabilidad, como por su relativa “facilidad” de explotación. Este monocultivo puede sustituir a la economía agraria tradicional o a la agricultura de plantación como sector económico “moderno” al interior de la economía dual inherente a la geografía del subdesarrollo. Ello puede suponer que la economía zonal, regional, o nacional, se oriente en función de las necesidades del sector moderno y exportador, en este caso el turístico, con la serie de servidumbres que ello implica, pudiendo generarse conflictos por el uso de la tierra y la desestimulacion de alternativas productivas tradicionales como la agricultura.
Esa temática ha sido puesta de relieve por autores como Turner y Ash (1975), refiriéndose a los efectos de la industria turística en los valles alpinos afirmando que el turismo tiende a sustitutir a las actividades agrarias tradicionales. Bryden (1973) en el escenario caribeño entiende que el turismo destruye tanto la agricultura de exportación como la de subsistencia y que se incrementan las importaciones de todo (incluidos los alimentos). Asimismo el citado autor menciona la inflación creciente, la cesión de tierras agrícolas a usos turísticos, el reemplazo de suministros locales por importaciones y los volúmenes crecientes de productos importados que afectan muy especialmente a la población con menos recursos. El sector turístico como sector “moderno” de la economía dual realiza un drenaje de recursos del resto de la economía (tanto de inversión, humanos o físicos, ayudas fiscales, subvenciones) hacia si mismo, lo que en una economía de escasa dimensión no deja de ser preocupante (Esteve Secall, 1983)
Ciertamente si el sector se encuentra mayoritariamente en manos de extranjeros la contradicción puede ser, evidentemente sangrante. El resultado de todo ello podría condicionar e inhibir la diversificación económica del territorio en cuestión, y redundar en la centralidad del turismo lo que originaría una situación de dependencia cuasi total de los flujos turísticos. Cualquier oscilación a la baja en los mismos produce recesiones de inmediato en la economía local.