Francisco José Calderón Vázquez
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En los párrafos anteriores se ha considerado a la oferta Turística Rural como el conjunto de equipamientos y servicios que ofrece un área rural de cara a la satisfacción de las necesidades de los flujos turísticos. La Oferta constituye el soporte estructural de la actividad turística en el territorio, de ahí que sus componentes deban moverse en unas determinadas coordenadas, de manera que el todo sea el producto y no la mera suma de las distintas partes integrantes.
En este sentido, la oferta debe venir definida siguiendo un perfil no estandarizado pero si lo suficientemente homogéneo, de manera que en modo flexible pueda ser estructurada a partir de sus componentes propios y a su vez pueda ser comprendida y aceptada por el conjunto de operadores turísticos externos así como por los flujos de consumidores turísticos. Ello supone que la oferta y el conjunto de sus componentes van a responder a una serie de referentes de general aceptación, el primero de los cuales es la Diversificación de la oferta, dado la multimotivación que se aprecia en los flujos de demanda, las ofertas mas atractivas son aquellas que establecen un “continuum” entre componentes naturales, culturales, antropicos, de servicios, de actividades complementarias y de ocio en general, de manera que su propuesta de un mix de elementos pueda dar satisfacción a un amplio abanico de demanda (Prato, 2002). Tan importante como su existencia, es el nivel de interactuación de los componentes, puesto que su interconexión hace a la oferta mucho mas atractiva desde el punto de vista de la experiencia turística integral que persigue el turista. Una segunda característica de interés es la Densidad de la Oferta, en el sentido de que la importancia cuantitativa y cualitativa del patrimonio natural, antrópico y cultural sea lo suficientemente consistente, y su valía este claramente reconocida. Ello no significa que no pueda llevarse a cabo un desarrollo turístico de interés si no concurriesen dichos elementos, podría hacerse igualmente, pero la rentabilidad de las inversiones no estaría ni mucho menos asegurada. Contar con elementos distintitivos como Parques Nacionales, Monumentos, fiestas, etc., supone una gran ventaja a la hora de provocar la diferenciación de la Oferta turística, y la difusión diferenciada de la misma. Un tercer aspecto a tener en cuenta es la singularidad y genuinidad de la Oferta, es decir de todos aquellos atributos que confieren a la zona un posicionamiento único y peculiar, diferenciándola de cualquier otra. Por ello desde la identidad local hasta los productos y servicios de mercado pasando por la autenticidad de las atracciones, son elementos a tener en cuenta en el diseño de la Oferta.
Un cuarto aspecto vendría derivado de la necesidad de alcanzar una masa critica de oferta, cosa no demasiado sencilla dada la natural dispersión del patrimonio en todas sus acepciones, de ahí la tendencia a la agrupación de oferta expresada trazando itinerarios y rutas, lo que permite reunir suficientes recursos como para poder atraer un cierto nivel de flujo de demanda a la zona; flujos que no acudirían a un solo lugar.
Igualmente resultan cruciales la explicabilidad de la Oferta, es decir a la forma en que viene presentado y explicado el Patrimonio Local de manera que pueda ser comprendido y asimilado por el flujo turístico. Ello implica la necesaria “traducción” del patrimonio natural o cultural local de modo que resulte “legible” o comprensible para los visitantes, de ahí la importancia del formato, necesariamente comprensible y atractivo, y de los soportes, apoyados en nuevas tecnologías interactivas, que se de a tales acciones. En el caso de los recursos naturales y medioambientales dicha traslación hacia los visitantes podría ser de gran interés para la comprensión y sensibilización por los mismos de la importancia del ecosistema.
Una ultima referencia de importancia, esta en la visibilidad de los productos y servicios englobados en la Oferta, dado que el turista actual no decide solo en base a la resonancia del destino, sino que debe tener en su poder toda una serie de informaciones preciosas para poder inclinarse por uno u otro producto, así el cliente potencial tendrá la necesidad de conocer los servicios disponibles a utilizar, precios, condiciones de compra, horarios de acceso a los recursos patrimoniales, servicios públicos de transporte existentes, servicios de guía, posibilidades de reserva, etc.
Una visión gráfica de la oferta integrada y sus componentes nos la ofrece la figura III.16 que se expone a continuación: Puede resultar crucial para el destino turístico rural promover la construcción de una oferta, que parta de una estrategia de valorización de los recursos por una parte, y por otra de configuración de servicios locales ya sean públicos o privados, encuadrados en un sistema integrado de oferta que pueda combinar armoniosamente los distintos componentes en función de los referentes anteriormente avanzados.
De cara a ofrecer una oferta integrada y consistente, el tejido empresarial local debe organizarse adecuadamente para dar respuesta al desafío que representa la creación de una base de oferta sólida, debiendo afrontar necesidades que no son propiamente de orden turístico pero que son fundamentales para el desarrollo de una Oferta Turística rural atractiva y panorámica. En este sentido es preciso resaltar la creciente importancia de las empresas de animación turística, como componente de la Oferta Turística Rural, segmento empresarial que está pasando desde posiciones muy secundarias a convertirse en elemento diferenciador y generador de valor para el destino turístico rural.
La combinación de la Oferta básica (alojamiento y restauración) con las actividades complementarias y de animación es esencial para el despegue y consolidación de una oferta turística rural moderna dirigida al turista activo. Si el componente alojamiento proporciona el descanso y el componente restauración la alimentación y la cultura gastronómica, la animación y las actividades complementarias suponen el instrumento orientado a la estimulación de las actividades física e intelectual de los consumidores turísticos, actuando directamente en el campo de las emociones y las sensaciones.
Izquierdo Vallina (2002), define a los recursos de animación turística en el medio rural como el conjunto de recursos patrimoniales, equipamientos y servicios que ofrece un territorio dirigidos a la estimulación de las emociones físicas y psicológicas de los turistas. Para este autor la empresa turística de animación es la organización que articula dichos recursos ofreciendo al visitante la posibilidad de escoger entre opciones diversas de realizar actividades conectadas a la cultura, el deporte o la recreación.
En la actividad turística rural la animación se realiza fundamentalmente al aire libre con grupos reducidos, empleando mecanismos e instalaciones de pequeña escala y reducido impacto. Las actividades de animación emprendidas suelen ser deportivas o recreativas, en su mayor parte.
A pesar de su gran potencialidad y de su progresiva expansión las empresas de animación cultural dirigidas a la interpretación guiada de eventos históricos, patrimonio artístico o patrimonio arquitectónico o natural, o las empresas de animación educativa como granjas escuela, albergues temáticos, están todavía en una situación embrionaria, no presentando un grado de consolidación satisfactorio, comenzando solo a despuntar en el panorama turístico rural (Izquierdo Vallina, 2002). La importancia de su función, cubriendo un aspecto esencial de la actividad turística rural moderna, contrasta con su vulnerabilidad, derivada normalmente de la bisoñez e inexperiencia de sus titulares, por lo general jóvenes empresarios que pretenden aprovechar sus aficiones deportivas, naturalísticas o culturales, convirtien la afición en profesión, ajenos a experiencia empresarial y a los mecanismos de mercado, esta circunstancia unida a las dificultades propias de este tipo de iniciativas (estacionalidad, baja rentabilidad, dedicación extrema, etc.) las sitúa en una situación de partida de clara debilidad.