Belén Blázquez Vilaplana
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF
comprimido ZIP (610 páginas, 2,46 Mb) pulsando aquí
El objetivo central de nuestra investigación, en lo que se refiere al contenido de este capítulo, estaría completo con lo expuesto hasta el momento. Puesto que los actores mencionados en páginas precedentes fueron los que tuvieron mayor protagonismo en la política exterior española. Interviniendo de manera explícita o implícita, directa o indirecta, en las acciones emprendidas en y hacia Nicaragua y El Salvador. Los cuales, condicionaron, modificaron, influyeron, etc. el papel desempeñado por el Presidente del Gobierno en el escenario referido. Tal y como analizaremos al adentrarnos en el estudio de caso.
Pero no son los únicos que podrían aparecer si lo que se realizara fuera un estudio pormenorizado de la política exterior española. En ese caso, además de los mencionados, tendríamos que tener en cuenta a otros, tales como: los partidos políticos; los grupos de presión; las ONG; la opinión pública nacional. Y, sobre todo en los últimos años, debido a la configuración territorial del Estado español, el protagonismo y las controversias producidas por las CCAA. Todos y cada uno de ellos tendrían unas características definidas, las cuales vendrían determinadas por la evolución de la S.I a la cual hemos hecho referencia a lo largo de este capítulo y no tanto por lo que la regulación constitucional y otras normas, recogen sobre el particular.
No es el objeto de este estudio analizar pormenorizadamente el papel que pueden desempeñar en la política exterior del Estado las CCAA, mas consideramos necesario al menos dejar constancia del mismo363. Como hemos expuesto anteriormente, el Estado, en el art. 149.1.3 se guarda para sí la posibilidad de poder mantener relaciones internacionales. Es decir, es el Estado el que tiene competencia exclusiva en aquellas materias que integrarían el llamado “núcleo duro” de la Soberanía, donde se incluirían tanto la dirección de la política exterior, como la representación de España en el plano internacional. Por tanto, el Estado no podría ni delegar, ni transferir a las CCAA las mismas. De ahí, se deduce, que éstas no pueden realizar funciones relacionadas con esta materia, sobre todo, encaminadas hacia actividades diplomáticas. Algunos autores han considerado que el mencionado artículo se debería considerar de otro modo, atendiendo a que lo que el Estado tiene asumido como propia es la dirección de la política exterior y la responsabilidad internacional. Pero que en los demás aspectos -participación en la formulación de la voluntad exterior del Estado; ejecución interna de las obligaciones internacionalesquedaría a la disponibilidad de los respectivos Estatutos que regulan el funcionamiento de éstas. Sobre todo, a raíz del intento de algunas de las Comunidades Históricas, de instalar unas cuasi embajadas en la UE, bajo el manto de oficinas cuya labor era actuar de enlace entre las instituciones comunitarias y la referida Comunidad. Para de este modo defender sus intereses en Europa364. Acción que llevaría a cabo sin contar con la estructura del Estado y, por tanto, dando lugar a una duplicidad del Servicio Exterior del Estado: uno nacional y otro autonómico. Sobre ello, existen numerosas opiniones tanto a favor como en contra y no consideramos que sea el momento de entrar en el debate. Aunque seamos conscientes de la importancia que este tema está adquiriendo diariamente y, a que el mismo, no se va a poder obviar en el futuro en un análisis científico y completo de la política exterior española. Por ejemplo, en relación con el papel que como actor pueden ir adquiriendo los Presidentes de las CCAA. Acciones que han despertado enormes recelos y suspicacias en determinados ámbitos políticos.
Pero como hemos mencionado, en nuestro estudio su relevancia es mínima, aunque se dejará constancia de aquellos momentos en que determinadas CC.AA realizaron actividades hacia los países que conforman el eje central de la investigación.
Llegados a este punto, creemos que debemos de personificar la figura del Presidente del Gobierno durante los catorce años de mandato del Partido Socialista. Por tanto, pasaremos al capítulo tres, donde el objeto central del mismo es el actor político eje de la investigación: D. Felipe González Márquez y su proyección nacional e internacional.