Tesis doctorales

EL IMPULSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, FELIPE GONZÁLEZ, A LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS Y DE PAZ EN NICARAGUA Y EL SALVADOR, 1982-1996

Belén Blázquez Vilaplana

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2.3.4.1. Un decálogo para la seguridad de España.

Además, todo esto se tiene que analizar en relación directa con otro campo afín como es el de la Defensa. Hoy día, la Política Exterior y la de Defensa, aunque tienen parcelas diferentes -Ministerios; Ministros; Presupuestos, etc- están tan estrechamente interconexionadas, que en algunos momentos es difícil delimitar cuáles son los objetivos que definen y configuran una y cuáles otra. Así se aprecia si comparamos los fines nacionales expuestos anteriormente, y lo que aparece recogido en la Directiva de Defensa Nacional 1/92 (DDN 1/92) como objetivos del Gobierno español. Puesto que éstos serían, garantizar la soberanía e independencia de España; proteger la vida de la población y los intereses vitales de la nación; contribuir a la seguridad y defensa colectiva con nuestros aliados, según lo dispuesto en los compromisos internacionales suscritos por España; colaborar en el fortalecimiento de las relaciones pacíficas entre nacionales y especialmente en nuestro entorno geográfico283. Los cuales se ven reafirmados en la comparecencia ante el Congreso de los Diputados del Presidente del Gobierno en 1991 para informar sobre el conflicto del Golfo284. El análisis de los mismos, da una imagen precisa de la ínfima línea que separa la política exterior de la de Defensa. Puesto que allí se afirma que el interés nacional en esos momentos era, de nuevo, renunciar a una política de aislamiento, en la convicción de que no convenía a España; emprender una tarea en nuestra proyección exterior, interpretando los intereses de nuestro país, que nos lleva a fundir nuestro destino con la Comunidad Europea y con los países occidentales; que nos lleva también a incrementar nuestra cooperación con zonas del Mundo como el norte de África o Iberoamérica; que nos lleva a fortalecer los lazos y las relaciones con Estados Unidos y la Unión Soviética.

Tal vez el dato más ejemplificador de esta aseveración ocurre en 1984. En ese año el Presidente del Gobierno presenta ante el Congreso de los diputados lo que se ha conocido como el Decálogo de Paz y Seguridad para España. La entrada en la OTAN en 1982 a través del Gobierno de Calvo Sotelo285, había producido numerosas reticencias y repulsas tanto de las fuerzas políticas de izquierda, como de parte de la opinión pública española. Durante la campaña de las elecciones generales de octubre del 82, el PSOE prometió que si ganaban las mismas, harían salir a España de dicha Organización. Famoso fue el lema “OTAN, de entrada NO”. Pero las cosas cambian cuando se tienen que dirigir los destinos de cerca de 40 millones de personas y se tiene por encima a una superpotencia como era y es EE.UU. Eso hizo que no sólo no se saliera de dicha organización, sino que se abogara por la permanencia en la misma en el momento de realizar el prometido y confuso referéndum, el cual no llegó a realizarse hasta 1986, cuando ya se era miembro de la UE. Eso sí, se prometió que no se formaría parte de la estructura militar ni que se nuclearizaría el territorio español. Lo cual se mantuvo hasta el momento del triunfo del Partido Popular286.

Para callar críticas y frenar los recelos que ese giro en la Política del PSOE había producido, y que algunos nunca perdonaron, Felipe González compareció ante los parlamentarios españoles que exigían una explicación. Ésta fue el decálogo que a continuación se recoge en su integridad. En el mismo el Presidente afirmaba: En su discurso de investidura afirmó: Sin desconocer que la incorporación de España a la OTAN está tan vinculada a otros condicionantes de nuestra política exterior, el Gobierno que aspiro a presidir reafirma su voluntad atlántica, expresamente manifestada por Unión de Centro Democrático, y se propone iniciar las consultas con los grupos parlamentarios a fin de articular una mayoría, escoger el momento y definir las condiciones y modalidades en que España estaría dispuesta a participar en la Alianza. Ante todo, he de manifestar que no aceptamos que terceros países intenten coaccionarnos con sus opiniones. Entendemos que se trata de una cuestión a dilucidar entre los españoles, a través de los mecanismos constitucionalmente establecidos, y a discutir con nuestros eventuales aliados. Pero no toleraremos que terceros países, en concreto la Unión Soviética, se arroguen el derecho de vetar la entrada de España en la OTAN, ni aceptamos, por tanto, las doctrinas de congelación en sus actuales dimensiones de las alianzas existentes, o de que nuestra soberana voluntad de acción en este campo suponga un gesto agresivo susceptible de quebrar el equilibrio de fuerzas en Europa. La decisión de marchar hacia la accesión a la Alianza Atlántica, responde a una coherencia con nuestra concepción general de la política española, pero ante todo una necesidad defensiva y de seguridad. Cit. Por JOSÉ MARIO ARMERO (1989); Op. Cit; Pp 144.

1. España, en cuanto Estado que forma parte del Tratado de Washington, pertenece a la Alianza Atlántica y participa de los órganos de la Alianza. En mi opinión, éste es un punto de partida inexcusable, el status actual, para nuestro diálogo político y con probabilidad de que sea el que mayor grado de consenso hipotético comporte. Por consiguiente, estaría, si ello es así, por la no denuncia del Tratado.

2. España no se ha incorporado en la estructura militar de la OTAN. En mi opinión, España no necesita hacerlo.

3. España mantiene una relación bilateral con los EE.UU. que abarca entre otros y, fundamentalmente, aspectos defensivos. Actualmente se basa, como saben sus señorías, en el convenio del 82 y en el protocolo del 83. En mi opinión, es necesario proceder a un ajuste, en la dirección de una progresiva menor presencia de fuerzas en nuestro territorio y de instalaciones de apoyo, de acuerdo con nuestros intereses nacionales.

4. Las Cortes han establecido la no nuclearización de España. En mi opinión, debe mantenerse esta decisión prácticamente unánime de la Cámara.

5. España ha firmado el Tratado de prohibición de pruebas nucleares y se ha sometido en sus instalaciones atómicas al sistema de salvaguardia del organismo internacional de energía atómica. En mi opinión, con eso es suficiente, aunque no excluyo la consideración de la firma del TNP en el futuro.

6. España no forma parte de la UEO en materia de defensa, siendo ésta la única organización que tiene competencia en esa materia. En mi opinión, la participación de España sería deseable, aunque hay que ver, creo, antes los resultados de nuestro proceso de integración en Europa.

7. España tiene en su territorio una colonia británica integrada en el sistema de mandos de la OTAN, Gibraltar. En mi opinión, teniendo en cuenta el nuevo status debe avanzarse hacia la solución definitiva del problema de la Roca y de su integración a la Soberanía española.

8. España trabaja activamente en la Conferencia Europea de Desarme y ha presentado su candidatura al comité de Desarme de la ONU. En mi opinión, esa política debe proseguirse y fortalecerse.

9. El Gobierno español está desarrollando una red de convenios bilaterales en materia de cooperación defensiva con otros países de Europa Occidental, que nos permiten estrechar relaciones sin constituir tratados de alianza, como ustedes saben. En mi opinión, deben seguir desarrollándose estos sistemas de cooperación 10. Para concluir y afectando al conjunto de lo ya expresado nos encontramos en un proceso ya avanzado de elaboración del Plan Estratégico conjunto, elemento, como saben sus señorías, sustancial para la comprensión cabal de nuestras necesidades y de nuestra misión. Debe, pues, ser objeto de este diálogo que nos permita llegar a un consenso en materia de defensa en su dimensión interna y externa.

Analizando con detenimiento estos planteamientos, se desprende que, al menos en el caso que nos ocupa, es imposible llevar a cabo un estudio de la política exterior española, si en el mismo no se tienen en cuenta aquellos elementos que van a determinar las líneas principales de acción de este Estado en temas de Defensa. No es nuestro objetivo incidir en exceso en ello, pero resulta imprescindible su exposición como referencia para la posterior comprensión de la inclusión de las O.M.P en esta investigación.


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