B.6. El año de la Conferencia de Paz en Madrid: 1991.

El diario El País, hacía la siguiente afirmación sobre Felipe González: el líder socialista nunca ha tenido una posición cómoda en Latinoamérica. Ha sido y es un líder carismático. Su prestigio y popularidad le tuvo más de una vez al borde de la intervención en los problemas regionales, aunque su prudencia le impidió actuar. En cualquier caso, se ha visto obligado a contar con dirigentes próximos a sus principios ideológicos, pero objetivamente incómodos para su discreto esquema de política exterior: Daniel Ortega y Fidel Castro (...) Alán García (...) Carlos Andrés Pérez1531. Este año era un momento clave, porque el desencadenamiento de otros conflictos, especialmente la guerra del Golfo y la situación de descomposición de la Unión Soviética, habían llevado a dejar en un segundo plano la situación centroamericana. Y ello, cuando se tenía en perspectivas la celebración del V Centenario y la institucionalización de las Cumbres Iberoamericanas. Siendo precisamente a esta reunión a la única a la que Felipe González acudiría en el continente latinoamericano durante este año, concretamente a Guadalajara, México, durante el mes de julio. En la mencionada reunión, el Presidente español; el mexicano, Carlos Salinas de Gortari; el colombiano, César Gaviria y el venezolano, Carlos Andrés Pérez, solicitaron a la guerrilla salvadoreña que no entorpeciera el proceso de paz. Estos países integraban el llamado grupo de amigos del Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, con el que también mantuvieron una reunión para tratar los mismos temas. Felipe González hizo un Esta fue creada a raíz de los acuerdos entre el FMLN y el Gobierno salvadoreño y bajo la instancia mediadora de la ONU.

Compuesta en su gran mayoría por ex guerrilleros y ex policías para servir bajo un régimen democrático.

En marzo, se celebró en Managua, la reunión de San José VII, con la presencia de Fernández Ordóñez, el cual anunció la visita de los Reyes a Nicaragua en abril. Viaje sobre el que se comentaría en una editorial del diario El País, que los viajes oficiales de los Reyes al exterior siempre habían sido cuidadosamente preparados por la propia Corona y por los sucesivos Gobiernos españoles. Al principio, en el momento más difícil de la transición, se trataba de explicar al mundo que España recuperaba lentamente la libertad y se iba haciendo respetable. Más adelante se utilizó al Monarca como embajador para el fomento de grandes operaciones económicas de Estado a Estado y para propiciar iniciativas culturales de envergadura. Con el tiempo, especialmente después del 23 F, los Reyes se fueron convirtiendo, además, en figuras emblemáticas de la democracia y parte sustancial de sus viajes por el mundo estuvo dedicada a propugnar las ventajas de la libertad como método de convivencia1532. Lo cual reafirma la idea expuesta en el capítulo 2 de la presente investigación al hablar del papel del Rey como actor en la política exterior española hacia Iberoamérica. En este viaje, en donde también se visitó Costa Rica y Venezuela, los Monarcas españoles fueron acompañados por el ministro de AAEE, el cual trató el tema centroamericano con sus homólogos. El Rey, en Managua, afirmó que los comicios del pasado año mostraron la culminación de un proceso único en la historia nicaragüense, plasmado en una triple dimensión: el significado de una revolución para poner fin a una régimen autoritario, el coraje de la convocatoria de unas elecciones legislativas, presidenciales y municipales, impecablemente celebradas y la dignidad de la aceptación de sus resultados como libre expresión de la voluntad popular1533 .

Prometiendo la ayuda incondicional española a las necesidades económicas del país.

En abril se sustituía a Juan Antonio Yáñez como asesor del Presidente en Asuntos Internacionales por José Pons, ya que el primero fue destinado a la misión de España en las Naciones Unidas. Yáñez ha tenido tanta influencia en la política exterior española, que algunos lo han calificado como un ministro en la sombra, el cual había rodeado al presidente de su propio equipo de colaboradores1534. Este actuó como mediador en Nueva York, junto a los representantes de México, Venezuela y Colombia en las negociaciones entre el gobierno salvadoreño y la guerrilla.

Hay que resaltar un hecho determinante este año en relación con la proyección de Presidente español como líder internacional: la celebración de la Conferencia de paz en Madrid. En este sentido, una editorial del diario El País afirmaba que: en la Moncloa no se lo terminan de creer. De un día para otro, Felipe González ha conseguido hacer que se cumpla su viejo sueño de ser un líder político de talla internacional. La decisión de traer a Madrid la Conferencia de Paz, ha permitido al jefe del Gobierno español ser anfitrión. La cara de satisfacción de González durante los actos oficiales de la semana demuestran que está eufórico (...) Cuando se diseña la imagen de un líder hay que potenciar las dimensiones positivas, limar las negativas y conseguir que el personaje se convierta en el portador de la bandera de las aspiraciones de la mayoría en cada momento (...) Felipe González es un gran comunicador, tiene mucha intuición y puede ser sincero, pero, como buen político, es un gran actor y sabe cómo decir las cosas1535. González estaba recogiendo los frutos que durante años había sembrado creándose una imagen en el ámbito internacional. Se le reconocía como interlocutor válido, ya no sólo para aquellos temas que afectaban a la realidad que mejor conocía, Iberoamérica, sino incluso para asuntos tan dispares como eran los conflictos en la antigua ex-Yugoslavia. Sin duda, había jugado bien sus cartas.

El 10 de junio, el ministro de AAEE español recibió a Joaquín Villalobos, representante del FMLN el cual le pidió que el Gobierno español presionara para poner fin a la guerra civil. González acudió en septiembre a una reunión de la IS en Berlín, donde se trataron los problemas de la situación de la Unión Soviética. Finalmente, el 26 de septiembre, se firmaba en Nueva York los primeros puntos del acuerdo de paz de El Salvador, abriéndose con ello de nuevo un amplio campo para la intervención española, aunque ahora lejos de los despachos y los contactos diplomáticos. En la mesa de paz de El Salvador había un militar español como asesor. Como hemos visto anteriormente, España formaría parte de otra Operación Para el Mantenimiento de la Paz en la región, la ONUSAL. Fernández Ordóñez mostró la gran satisfacción del Gobierno español por alcanzarse el fin de la última gran guerra en América Latina1536. Entre las principales exigencias de los salvadoreños, se encontraba que EE.UU. destinase el dinero que venía prestando a la guerra, a la paz, lo cual era un gran paso si se considera que diariamente EE.UU. daba dos millones de dólares diarios a El Salvador.

Como se puede apreciar, la participación diplomática española en el área geopolítica centroamericana y especialmente la del Presidente del Gobierno, había disminuido notablemente. Aún así, González comentó en los cursos de verano de El Escorial que la relación con Latinoamérica era para España un plus que hace que no se la mida sólo por su PNB o su extensión geográfica1537. Para el Presidente, con el proyecto ya en marcha de las Cumbres Iberoamericanas, se estaba intentando superar el discurso retórico de la hispanidad, intentando compensar las relaciones anglo-atlánticas que prevalecen entre Europa y EE.UU con una relación más estrecha entre Europa y América Latina. Aunque reconocía el celo que existía en el Gobierno norteamericano a que ésto se llevase a cabo. En Estados Unidos se piensa que Europa no entiende a América Latina, aunque se cree que España es una excepción.

Europa no tardará en redescubrir que la proximidad de Latinoamérica es mayor que la de su frontera sur1538. De ninguna manera se quería perder el camino ganado hasta el momento. Ahora que la región parecía, al menos en la teoría, en paz, llegaba la hora de rentabilizar tanto para Europa como para España el apoyo prestado durante esos años. Siempre con un claro referente, no dejarse avasallar por EEUU y, por tanto, intentar ser un buen competidor frente al potencial norteamericano. Había que llenar de contenido esa definición de España como potencia media.

En Nicaragua, por su parte, seguían con la polémica sobre la existencia o no de miembros de ETA en su territorio y si estos habían colaborado con los sandinistas. Pero, además, había bastantes simpatizantes de HB que se asentaron en el país durante el régimen del FSLN. Tanto es así, que miembros del PSOE que habían viajado a Nicaragua para el primer congreso nacional de los sandinistas, prefirieron abandonar el mismo ante la presencia de miembros de HB. Lo cual podría ser un obstáculo para el paso de ser observador a miembros activo del FSLN en la IS. De todos modos, el ministro para las Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero, aseguró en el Pleno del Senado de 3 de diciembre, que el Gobierno no tenía constancia oficial de la ayuda o colaboración con la banda terrorista de los sandinistas.

Hay un hecho que hay que mencionar, durante todo este año la situación política interna española, y concretamente el PSOE estuvo presidida por la problemática surgida por Alfonso Guerra y los problemas internos con los dirigentes regionales. Por la actividad de Guerra durante este año pareciera que algo había cambiado en el támdem con González, por cuanto el primero estaba asumiendo más responsabilidades en el exterior, como se desprende de sus viajes a la URSS con la delegación de la IS y con la labor teórica dentro del partido. Desde la salida del vicepresidente del Ejecutivo, se había producido una nueva forma de relación entre el partido y el Gobierno de la cual ya se ha expuesto algunos rasgos en el capítulo 3 de la presente investigación.