Belén Blázquez Vilaplana
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Pero si todo lo expuesto en el apartado anterior es importante para comprender la proyección exterior del Presidente del Gobierno español y sus acciones en Centroamérica, no lo es menos, las relaciones que se iban articulando entre Felipe González y algunos de los miembros de la IS. No tanto al nivel de partido o de organización, sino personales. De las cuales, pensamos que lo importante es mencionar su existencia y el efecto que tuvieron, más que detenernos en exceso en las mismas. Y ello, porque cuando se exponga en el capítulo cinco el estudio de caso, se hará un recorrido detallado sobre todas y cada una de las relaciones, encuentros, reuniones, etc. que mantuvo el Presidente del Gobierno en esos años, y en relación con el tema objeto de la investigación.
Éste llegaría a comentar que estas relaciones eran, según él las entendía, normales. Sobre todo, teniendo en cuenta que las mismas se mantenían con personas que tienen entre 20 o 30 años más que yo, son relaciones moderadas por ese hecho, de haberme conocido en la clandestinidad y por otro hecho que, yo creo que también tiene su importancia y es que me han conocido como Secretario General del Partido Socialista en la Internacional más joven de todas (...) Todo ello me dio un tipo de relaciones especiales con estos hombres. Además, es que aportamos a la IS un impulso de savia joven, un impulso de debate ideológico nuevo y una perspectiva de un partido que no había soportado, por razones de clandestinidad, todo el desgarramiento brutal que se había producido por la Guerra Fría. Entonces nosotros estábamos aportando cosas que eran nuevas o innovadoras. También teníamos una sensibilidad próxima a la sensibilidad de América Latina. Yo creo que han sido relaciones, además de compañeros dentro de la IS, de amistad y de cariño profundo. Algunos yo creo que ven en mí, un poco al hijo que hubieran querido tener650. Ya se han mencionado algunos aspectos en relación con la importancia que tuvo el factor generacional en la formación del liderazgo de González, pero en relación con su proyección internacional hay que tener en cuenta otro factor determinante: en el momento en que un dirigente alcanza una edad tal como para abandonar la política interna y dejar paso a otras generaciones, se le suele buscar acomodo o actividad en puestos de “mayor prestigio” que suelen estar normalmente relacionados con actividades en Organismos Internacionales, o entidades equivalentes. Mas, cuando esto sucede, buscándose canalizar y aprovechar la utilidad de los conocimientos, los contactos personales y profesionales, y el prestigio alcanzado por el personaje en su andadura política, estos políticos suelen contar con una edad avanzada como en el caso, por utilizar un referente mencionado a lo largo de la investigación, de Willy Brandt. Si repasamos este fenómeno en la figura de González, vemos que esto es lo contrario a lo que a él le sucedió. Y ello debido a que abandonó la vida política activa dentro del Gobierno y del partido, en la edad en que la mayor parte de los dirigentes políticos están comenzando a moverse en ella. El posible “retiro al ámbito internacional” le llegó al Presidente demasiado pronto y lo rechazó categóricamente en diversas ocasiones, como ya se ha mencionado en apartados anteriores. En este sentido, y aunque obviando la diferencia que suponía la “actividad jubilosa” a la cual se dedicó desde esos momentos, se le podrían aplicar las afirmaciones que en 1982 él mismo realizara sobre el papel que internacionalmente estaba teniendo Willy Brandt. Y ello, porque en aquellos momentos comentó que una vez que había abandonado la vida política activa en su país, Brandt se estaba dedicando por completo al campo internacional a través de la IS. Esto, según palabras de González, se debía a una doble causalidad, por una parte el líder alemán se había conseguido convertir en Alemania en un valor nacional, acumulando y superando el liderazgo de partido al alcanzar el liderazgo de la sociedad, lo cual le posibilitaba el liderazgo internacional, tal y como le ocurriera al Presidente español. Pero es que, además, alcanzó la presidencia de la IS no por la jubilación en la política de su país, puesto que seguía siendo el Presidente del partido y contaba en las relaciones poder-oposición, en las relaciones internacionales, intragubernamentales, en las relaciones entre el partido y la sociedad y el gobierno sino porque esto suponía un plus de poder651. Ya lo había conseguido todo en el ámbito nacional y antes de que desapareciera de la escena pública, había que utilizar ese potencial acumulado pero jugando fuera de casa. González no optó por esta posibilidad. Algunos analistas vieron en ello un modo de salvarse de la quema a la que se estaban sometiendo otros líderes dentro del partido socialista, y esperar mejor ocasión para retornar a la escena política nacional. La cual, nunca ha llegado a abandonar completamente, ocupando en todo momento un segundo plano crucial en la evolución del partido que lideraba e indirectamente, de algunos acontecimientos de la vida política española652.
Lo problemático de este abandono, es que el mismo aunque se produce en la teoría, si tenemos en cuenta las palabras del citado actor político, recogidas en declaraciones, en pronunciamientos públicos, etcétera, nunca llega a producirse en la práctica. El político que ha manejado todos los resortes de poder del país durante décadas, tiene que asumir que el abandono de ésta supone también dejar de controlar los mecanismos de poder, incluso en la sombra. Y eso no siempre es fácil de asimilar después de haber estado en lo más alto del engranaje político- institucional. De hecho, el no hacerlo, como en el caso de Felipe González, puede dar lugar a lo que ha ocurrido en el interior del partido socialista: a una falta real de liderazgo capaz de encauzar la vida política de la época post - González. La dificultad está en encontrar alguien que con otro nombre sea capaz de encabezar un proyecto, en caso de haberlo, que sin romper con el pasado, le permita abrirse al futuro al partido socialista. Teniendo en cuenta, que a este nuevo guía, le dejan poco margen para maniobrar. Ya que el pretendido “líder carismático” González, nunca termina de abandonar la nave, aunque la misma siga naufragando.
La edad, ese revulsivo que en los comienzos de los 70 sirvió para que el PSOE (r) saliera del ostracismo y se impusiera a las distintas posibilidades existentes en España dentro del ámbito ideológico socialista, se ha vuelto contra ese proyecto político. En estos momentos, se ha convertido en uno de los principales obstáculos que deben superar si quieren salir del pozo de descontento donde se encuentran sumidos. El relevo generacional que González encabezó debe volver a producirse, el problema es qué papel juegan en este debate los líderes socialistas de la transición y de la consolidación democrática653 . ¿Qué papel juega en todo esto González?.
En una entrevista que se le realizó en 1978, González afirmaba que dentro de 20 años quería ser un viejo joven, porque llevaba muchos años siendo un joven viejo. Estoy haciendo lo que no tenía que estar haciendo en función de la generación, (...) Pues a lo mejor sigo acumulando la esperanza y hago el terrible ridículo de andar a los sesenta años con la melena y los pantalones vaqueros, paseando por las playas y buscando chavalas, lo que me gustaría hacer ahora, qué que quieres que te diga, a lo mejor...654. Si nos atenemos a los hechos posteriores a estas declaraciones, ciertamente aunque la estética ha cambiado completamente, no podemos negar que durante años, el ex -Secretario General, ha seguido haciendo lo que su generación política no debería: aferrarse a esa esperanza de perpetuarse en el tiempo y no dar paso a los cambios que ellos tanto propugnaban en Suresnes655.
Pero volvamos a las relaciones con los líderes de la IS. Deteniéndonos un poco más, en un tema que hemos considerado prioritario para entender cómo González alcanzó el puesto que desempeñó en el ámbito internacional. Tema del cual ya hemos venido exponiendo algunos primeros esbozos a lo largo de este capítulo: los contactos que González estableció a lo largo de toda su trayectoria personal y política.
Dejando a un lado las relaciones que se mantuvieron estrictamente a nivel del partido, aunque sin olvidar las mismas. Siguiendo esta linea, han destacado las relaciones personales con cuatro de los actores políticos, que a tenor de los hechos, han tenido mayor importancia en este tema, a saber: Willy Brandt; Olof Palme; Omar Torrijos y Carlos Andrés Pérez. Ello no quiere dar a entender que fueran los únicos que determinaron la personalidad política de González, pero conforme a nuestro objeto de estudio, las acciones del Presidente del Gobierno en los procesos democráticos y de paz en Nicaragua y en El Salvador, son los que hemos considerados los actores principales. Junto a ellos, existen numerosos actores secundarios, tales como Mitterrand; Helmut Kohl; Bettino Craxi; Julio Sanguinetti, por citar sólo algunos.
Si nos detenemos en aquellas figuras que hemos destacado como “principales”, debemos culpabilizarles o agradecerles a los mismos el interés y la preocupación de González por América Latina como continente y concretamente por Centroamericana como problema. Según afirma el Presidente español, todos ellos contribuyeron a que el proceso de paz en Centroamérica fuera una realidad. Sin su permanente presión y vigilancia no sabemos cuánto tiempo más hubiera durado la guerra. Aunque González, no considerara que sus acciones vinieran determinadas por los mismos, puesto que siempre oigo con atención las opiniones ajenas, sobre todo si vienen de personas que respeto y aprecio, pero, insisto, tomo mis decisiones con plena autonomía656. Opinión con la que no estamos completamente de acuerdo, tal y como pretendemos exponer en el estudio de caso.
Comenzaremos por las relaciones que mantuvo con los líderes europeos: Willy Brandt y con Olof Palme. Ambos fueron dentro de la IS los artífices del interés de la Organización por dejar de ser Eurocéntrica, según afirmaba en 1992: nuestra época contemporánea, como ninguna época anterior, entraña muchas posibilidades, tanto para bien como para mal. Nada se hace solo, y pocas cosas duran para siempre. Por eso, recordad vuestra fuerza y que cada época requiere su propia respuesta657. Como hemos mencionado a lo largo de la investigación, este interés hacia otras zonas geográficas, era el modo de traspasar las fronteras del continente Europeo y proyectar sus inquietudes hacia otras latitudes. Para ello, necesitaban un político que aunque europeo, conociera y se moviera con cierta fluidez en América Latina. Un hombre que dominara el idioma y la idiosincrasia del pueblo latino, tan cercano a la realidad española. Y ello, porque como afirma Mario Benedetti658, no es nada fácil comprender a América Latina desde Europa, ni siquiera desde España, que parece (y, pese a todo, es) lo más cercano. Y esto es así aun cuando exista buena voluntad. La cual existía en este caso. A ese político lo encontraron en la figura del que en pocos años se convertiría en Presidente del Gobierno español. El cual en esos momentos anteriores a la llegada al Gobierno y precisamente por la juventud que se ha mencionado, era aún posible de moldear a imagen y semejanza de los grandes líderes europeos. Willy Brandt introdujo a González en los entresijos de la política internacional y le brindó el apoyo, tanto personal como financiero659, que en esos años necesitaba el partido y él para legitimarse. Mas, este estrecho y cordial contacto de González con Brandt no nos debe llevar a engaños. Puesto que las cosas no siempre se mantuvieron en la misma sincronía. Así, en la temprana fecha de 1984, Felipe González sustituyó las estrechas relaciones que mantenía con Willy Brandt y Olof Palme como referencia por la figura de Bettino Craxi, aunque de cara a la proyección internacional siguiera manteniendo “las apariencias”. Siendo en este sentido, especialmente significativa, la ausencia tanto de González como de Guerra en los actos conmemorativos de la figura del político alemán, celebrados en 1988. Y ello, porque como buen narcisista, Felipe González tendía a idealizar y admirar a determinados personajes de quienes esperaba gratificaciones y a los que tomaba como proyecciones de su propio yo idealizado, las mismas que luego desvalorizaba cuando ya no podía esperarse nada de ellos660. En el caso de Olof Palme, su prematuro asesinato dejó en el aire hacia dónde se podían haber dirigido sus encuentros o desencuentros.
Por su parte, en relación con los líderes iberoamericanos, Omar Torrijos y Carlos Andrés Pérez, merece destacarse con especial detenimiento la relación mantenida con la figura fuerte de Panamá. Omar Torrijos661, al que Felipe González definió como un líder político difícilmente repetible662 , pasó a ser conocido como el Simón Bolívar del siglo XX al conseguir que Panamá se conociera en todo el mundo, pasando de ser el país de las banderas de contrabando de los barcos, a ser un país que ha tenido un impacto en la política internacional considerable663. Además, éste conseguiría avances importantes en los comienzos de la resolución del conflicto centroamericano, basándose fundamentalmente en la defensa de su territorio y de la identidad de América Latina frente a los Estados Unidos664. La firma de los Acuerdos Torrijos-Carter a finales de los setenta, le daría un peso específico en la política de su continente y, sobre todo, en los problemas que azotaban a Centroamérica. Según González, sus actuaciones en Panamá hicieron que trascendiera su carácter de líder nacional sus propias fronteras, convirtiéndose un poco en una figura internacional o en mucho en una figura internacional665 (...) Yo creo que él puede ser un “puente” de moderación de problemas y de búsqueda de solución de problemas, buscando la vía exacta que tenga menos coste para el pueblo y menos traumatismo para el pueblo666 . Siendo el principal valedor de González para entrar con plena legitimidad y respaldo en ese ámbito geopolítico. La amistad entre ambos dignatarios sólo quedaría paralizada por la muerte en extrañas circunstancias, en agosto de 1981, del líder Panameño667. En sus funerales, a donde acudirían tanto el Presidente del Gobierno en aquellos momentos, Adolfo Suárez, como Felipe González, el líder centrista definió al general como una figura histórica de enormes dimensiones, cuya muerte deja un enorme vacío por su gran prestigio en el mundo hispanoamericano. Mientras que para González, su pérdida era importante en la política centroamericana, pues su carácter progresista y su trayectoria eran fundamentales no sólo para esa zona, sino para todo el continente americano668. En palabras de un íntimo colaborador del Presidente669, esta pérdida dejó a González tan tocado, que llegó a plantearse la posibilidad de abandonar la política activa.
Algunos autores, incluso, han llegado a equiparar la figura populista de Torrijos con la de González, pero de manera despectiva. Recalcando el carácter de populista, por cuanto, ambos anteponían el pragmatismo a las ideas políticas acomodándose de ese modo a los cambios que las circunstancias sociales y políticas imponían, cada uno en su ámbito espacial y material. Lo cierto, es que González tuvo en este líder centroamericano un ejemplo a seguir, hasta el punto, que las relaciones que ambos políticos mantenían condicionaron de manera determinante las preferencias de la política española hacia esta conflictiva zona. Más allá de aspectos relacionados con el interés nacional o con las relaciones Este / Oeste. González basó su obsesión por los conflictos centroamericanos, en la estrecha relación que mantenía con Omar Torrijos, en cuya residencia particular tuvieron lugar muchas de las reuniones no públicas, para buscarle salida al conflicto. Además, las relaciones que se abrieron con Torrijos, tendrían futuras posibilidades políticas, especialmente cuando Panamá fue utilizado como uno de los países en donde se enviaron a algunos miembros de la organización armada ETA que habían sido expulsados por Francia670, en principio de forma provisional, hasta que se consiguiera que otro país los acogiera671.
Finalmente, Carlos Andrés Pérez, fue el encargado de recoger el testigo cuando Torrijos desapareció de la escena centroamericana. El líder de Acción Democrática, tanto en su papel de Presidente de la República Venezolana, como encabezando el partido socialdemócrata de su país, siempre mantuvo una estrecha relación con González. La cual se mantuvo a pesar de los problemas con la justicia que tuvo Carlos Andrés Pérez en algunas ocasiones y de sus veleidades hacia la región, sobre todo hacia los sandinistas. Siendo uno de los actores políticos que actuaron como avanzadilla en la búsqueda de mecanismos para alcanzar la paz en la zona centroamericana. Acciones que se concretaría en la iniciativa de Contadora, suscrita por el Presidente del Gobierno y la cual se tratará con detalle en el estudio de caso.
Como afirma Víctor Márquez Reviriego, la función de liderazgo, en el fondo, tiene casi siempre características comunes que trascienden un poco los planteamientos ideológicos. Es decir, Winston Churchill puede ser un conservador y Kreisky un progresista, pero en realidad la función que han aportado a sus pueblos en unos momentos determinado de la historia es que ambos constituyen elementos de cohesión de la sociedad672. Creemos que es importante lo anterior, porque si bien en nuestro análisis estos cuatros actores son los considerados de primera fila, existen otros que también tuvieron en algún momento un papel en la andadura internacional de Felipe González. Aunque no compartían la misma ideología que el Presidente del Gobierno español. Sin entrar a detallar todas y cada una de estas relaciones, sí hay que dejar al menos constancia, de la estrecha amistad que mantuvo, aunque pueda parecer paradójica, con Helmunt Kohl. Las diferencias ideológicas no fueron un obstáculo, sino más bien todo lo contrario673, debiéndole al político alemán los contactos que estableció González con los líderes norteamericanos. Reafirmamos la idea de que en política y, sobre todo al nivel que aquí se está tratando, las relaciones personales van mucho más allá que las ideológicas. Existen contactos personales entre líderes internacionales que pueden o no darse independientemente de en qué lugar ideológico se encuadren cada uno de éstos. Y en este sentido, esta amistad fue la verdadera impulsora del papel de Felipe González como puente entre Estados Unidos y América Latina en muchas cuestiones candentes674.