Belén Blázquez Vilaplana
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No se debería terminar este apartado sin hacer referencia a dos conceptos interrelacionados entre sí, que han estado muy de moda en los últimos años y los cuales han sido utilizados fundamentalmente en el campo de las Relaciones Internacionales. Sobre todo, tras el surgimiento de las teorías de la dependencia en América Latina: los conceptos de Centro / Periferia. Su inclusión se debe a que aunque en este caso no se hayan utilizado los mismos como ejes de articulación de la posición de España en el concierto internacional, no se pueden dejar de mencionar, al ser un elemento útil de análisis y que puede completar algunas lagunas o interrogantes no contestados. Los cuales, además, no deben entenderse incompatibles o excluyentes de los expuestos hasta el momento, sino en todo caso, complementarios a la hora de buscar una explicación omnicomprensiva de la actividad y proyección de los Estados más allá de sus fronteras naturales. Puesto que lo que indica es la consideración que en relación con un tema determinado, cultural, científico, tecnológico, etcétera se tenga de un Estado. Este, podríamos llamar biconcepto, puesto que el mencionar uno llama al otro, puede ser también utilizado para justificar o buscarle una explicación a la intervención de los Estados en determinadas áreas geográficas. Analizando de ese modo su posicionamiento en el concierto internacional y el de otros Estados, independientemente de los otros indicadores que se han tenido en consideración en este estudio. En el caso español, el situar a España en la periferia o en el centro de determinadas acciones de la sociedad internacional, va a condicionar sus posibilidades de actuación, el margen de maniobra con el que actúe y las decisiones que se tomen hacia la situación que se esté tratando. En este análisis, se tendrán que tener en cuenta dos aspectos: por una parte, la consideración que el Estado tenga sobre su posicionamiento, y por otra, la que sobre éste tengan los demás Estados. En estos momentos, siempre se deberá contar con la posición, no tanto que ocupe EE.UU, sino la que considera subjetivamente que ocupa con relación a los demás países del globo: sin ninguna duda, el centro del acontecer mundial.
EE.UU se situaría así misma como el eje central de todas las acciones mundiales, les afecten o no directamente. El resto de los países, serían para él, periferia. Y, por tanto, con derecho legítimo, según entiende la administración norteamericana su política exterior, a decidir en los asuntos internos de los mismos. Mas, las cosas se ven con otro prisma, si el análisis se realiza partiendo de esas otras realidades. Y, por supuesto, este análisis no es compartido por los demás países que confluyen en la S.I.
Pero sólo aquellos que tienen verdadero potencial le han podido hacer frente, aunque sólo en ocasiones puntuales y con desiguales resultados.
En el caso de España, es en relación con los países europeos y en general con el ámbito occidental en política exterior, claramente un país que ha estado situado en la periferia, aún cuando se haya prodigado en los últimos años por abandonar ese lugar. Pero al mismo tiempo, sería centro en cuanto a los países iberoamericanos y del Mediterráneo Occidental. Y ello, aún atendiendo a los indicadores cuantificables económicos y sociales anteriormente mencionados que vimos que la situaban en una posición mucho más favorable que otros países de la órbita europea y, ni qué decir tiene, de los de otros continentes. ¿Cómo es posible esta situación?. Por encima de otros factores, España tiene una frontera en el Mediterráneo que hace de vía de entrada, o mejor dicho de cierre, a los inmigrantes al continente europeo229. Al mismo tiempo, ha tenido y mantiene implicaciones con Iberoamérica que, la inserta en la zona fronteriza y móvil que separa o une, dependiendo de las situaciones concretas, al Centro de la Periferia, por tanto, vive en los límites del imperio, con todas las ventajas e inconvenientes que esa doble dependencia implica230. Esto ha llevado a que se la califique para los europeos, en los bordes mismos del concepto que de Europa tienen los pueblos europeos que lo son desde hace largo tiempo231. Por la vía mediterránea y por la vía americana se definen nuestros lazos con la Periferia del sistema central de poder.
De ahí, que concebirse como centro con referencia a la realidad iberoamericana, y, mucho más a la centroamericana por su situación económica, social, demográfica, etc, le permitiría aceptar el convertirse en eje central de decisiones que conforme a esa temática se tomasen por actores externos al conflicto. O cuando menos, interlocutor válido de mediación y negociación hacia las partes enfrentadas. Siempre contando con EE.UU del que también somos periferia, aunque con implicaciones diferentes. En esta investigación es claro el papel desempeñado por EE.UU, puesto que su propia consideración como eje central de la realidad mundial, colocaba a los países centroamericanos como “su patio trasero” y, por tanto, con legítimo derecho a poder decidir sobre su futuro y a aplicarles lo que se conoció como la teoría del dominó o de la manzana podrida232, desde la época de la “Doctrina Monroe”: América para los americanos.
Como se aprecia de la exposición, la utilización de este biconcepto, daría mucho juego, si el análisis se planteara en plan dicotómico. Tanto si este fuera estudiado como un enfrentamiento Este / Oeste, como si lo fuera Norte / Sur. Ambas concepciones, como se verá un poco más adelante, han formado parte de los planteamientos que analizaron las causas de estos por los actores intervinientes en el mismo. Mas, en honor a la verdad, consideramos débil e incompleto un análisis que no tenga en cuenta a todos y cada uno de los Estados que intervinieron. Y para ello, este tipo de marco analítico es excesivamente simplificador en sus planteamientos conforme al tipo de estudio que se pretende realizar.