Belén Blázquez Vilaplana
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“Quien se distrae viviendo del recuerdo de triunfos pasados descuida el presente y fracasa en el futuro” Omar Torrijos Una vez expuestas las líneas centrales acerca de qué es lo que se va a entender por Política Exterior y el Papel del Presidente del Gobierno en la misma, es el momento de analizar la figura del titular de dicho cargo en España en el período objeto de estudio, 1982-1996, Felipe González. Pero no tanto con relación a cuáles fueron sus actuaciones concretas en Nicaragua y El Salvador, lo cual se hará en la última parte de esta investigación, sino en relación con los elementos que propiciaron el nacimiento y la conformación de su liderazgo en la vida política española, en el partido socialista y en el ámbito internacional. Esta primera aproximación nos situará en el punto de partida necesario, para luego extraer entre todos los elementos que han determinado la configuración del liderazgo en González, aquellos que guardan estrecha relación con la política exterior. De ahí, que la siguiente exposición se vaya a realizar desde los aspectos más lejanos temporalmente, el momento de la toma de poder de González en el interior del partido, hasta los más cercanos a nuestros días, al referirnos a cómo han quedado hoy día diseñadas las redes de poder en el PSOE. Para analizar siguiendo este esquema, sus comienzos, primeros pasos y consolidación en el ámbito internacional, remontándonos de este modo a sus primeros contactos con la I.S.
Situaremos el punto de comienzo de este apartado de la investigación en las postrimerías del franquismo. Sólo entendiendo la andadura del PSOE en esos años y, sobre todo, la de su Primer Secretario o Secretario General, podremos entender sus actuaciones posteriores, tanto en el ámbito nacional como internacional. Por ello, en el momento en que se exponga cómo se hizo con los hilos del poder dentro del partido, tendremos que hacer referencia al período anterior no sólo a la llegada al gobierno del PSOE, sino incluso a la instauración de la democracia. Únicamente conociendo cómo se articulaba el partido en los años en que actuó en la clandestinidad, qué cambios se produjeron en el mismo y cuáles fueron los conflictos que tuvieron que superarse para llegar a unas elecciones generales con posibilidades de triunfo, podrá comprenderse la andadura del mismo en el período democrático. Todo ello, al frente de un partido que aunque las investigaciones den datos contradictorios sobre el particular365, en 1979 apenas contaba con 200.000 afiliados366, cifra que la mayoría de los analistas opinan que debía dividirse por dos. En este sentido, tal y como expone José Ramón Montero, la incorporación de los nuevos afiliados supuso la oportunidad de asentar la infraestructura del aparato partidista, reclutar una elite de rango intermedio con la que hacer frente a las necesidades de su propia expansión y activar los canales de comunicación política con el exterior367. Pero, además, el análisis del liderazgo de la figura de González y su proyección exterior, no es posible cerrarlo en 1996 cuando abandona la presidencia del gobierno tras el triunfo del Partido Popular en las generales del 3 de marzo, sino que se debe prolongar a dos momentos trascendentales tanto en su trayectoria personal como en la del partido: por una parte, la celebración del 341 Congreso del partido368, donde presenta su dimisión como Secretario General y, por otra, al momento en que se producen las elecciones primarias. Las cuales se realizan para elegir en el partido, al candidato oficial que presentaría éste como cabeza de lista en las elecciones generales del año 2000. Con referencia al primer punto señalado, hay que considerarlo trascendental por varias causas, en primer lugar, por la importancia que en sí la dimisión tiene para la vida política del país y del propio partido. González abandona un puesto que había venido desempeñando desde 1974369, arrastrando al mismo tiempo con su dimisión a la figura del Vicesecretario del partido, Alfonso Guerra. Abandono de la vida política que venía anunciando desde 1989, pero que no terminaba de realizar, lo cual llevó a Alfonso Guerra a comentar sobre el particular que un líder se va o se queda, y cuando anuncia que se va pero acaba quedándose complica las cosas más que solucionarlas. Esto fue en el año 89 y desde entonces se ponen en la línea de salida todos los caballos que le quieren sustituir370. En palabras de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Presidente de la Junta de Extremadura, Felipe González no se fue por propia iniciativa, sino que realmente lo echó el partido, aunque fuera porque ellos creían que él quería irse371. Pero lo cierto es que en aquel Congreso, pierden al líder carismático, el único, por cierto, que se podía poner al partido por montera; el único ¿eh?, de los demás, ninguno372. Segundo, la dimisión de González abría una posibilidad que desde la instauración de la democracia no se había producido en el PSOE: si se volvía a presentar como candidato a la presidencia del Gobierno, lo cual él negaba de manera reiterada cada vez que se le hacía mención del tema, sería la primera vez que el cargo no recaería en la misma persona que ostentaba la Secretaría del Partido, puesto que tras el mencionado Congreso, para este cargo fue designado Joaquín Almunia373. De cualquier modo, esto a su vez se vería modificado en su significación por el segundo momento referido.
Con referencia a éste, el PSOE, llevando a la práctica algunas de las resoluciones adoptadas en el referido Congreso374, decide realizar por vez primera en la historia política española democrática, la celebración de elecciones primarias para que los militantes del partido eligieran mediante sufragio libre, secreto y directo a sus candidatos. Posibilidad que en palabras de González, le producía cierta envidia por no haber sido él el que hubiese tenido la idea375. Es un momento crucial en la historia del PSOE y del liderazgo en el partido, porque el candidato que Felipe González respalda en aquel momento, al citado Secretario General, pierde las elecciones frente al candidato alternativo, Josep Borrell376. Éste, comentaría sobre las mismas, que las primarias fueron un revulsivo que necesitábamos los socialistas, que surtió efectos, que nos granjeó mucha simpatía social y que, a fin de cuentas, nos permitió un impulso político377. Aunque no todos los dirigentes socialistas fueran de la misma opinión. En este sentido, comentaba Rodríguez Ibarra que las primarias fueron un ejemplo de infantilismo, ya que lo que hacían era dar un poder inmenso al partido para que no puedan mover ni una coma, puesto que han elegido a un candidato por un sistema universal que hace imposible que el partido pueda tener capacidad de razón378. Este triunfo inesperado para la mayoría de militantes del partido y de analistas políticos, fue debido entre otras causas que no se va a explicitar en este momento, al hecho de que al elegir al candidato, el militante piensa sobre todo en quién es más capaz de ganar, y no tanto en si será un buen gobernante379, y esto hizo decantar la balanza hacia un candidato y no hacia otro. Por tanto, y sin entrar en excesivos detalles sobre la trascendencia de las primarias, de lo que han significado para el PSOE y para la democracia española, se desdobla por vez primera en la trayectoria democrática del partido la figura del Secretario General y del candidato a la presidencia del Gobierno. Lo cual, además, adquiere mayor significación puesto que esta última y como se puede apreciar en los acontecimientos referidos, ya no recae en González, sino en Borrell. El cual y según se desprende de la resolución aprobada por el Comité Federal del PSOE, se convierte en el líder de la oposición380, primer representante y portavoz de las propuestas socialistas adoptadas por los órganos del partido381. Pero, además, es trascendente porque se pone en entredicho el liderazgo y el peso dentro del partido del ex secretario General. Dándose con ello un paso importante, tal y como se intentó demostrar a lo largo de la campaña realizada con anterioridad a la celebración de las elecciones, hacia la superación de uno de los aspectos que mejor había manejado González durante todos estos años al frente del PSOE, para mantener su liderazgo: la falta de democratización interna del partido. Eso sí, con la ayuda inestimable de Alfonso Guerra. Y, con ello, se comienza una ligera apertura a las disidencias en el mismo. Era el momento de que, lo que popularmente se ha conocido con el lema de la lucha de “las bases frente al aparato”, tuviera su reflejo en medidas reales. Aparato que estaba dividido en esos momentos entre los que eran afines a Ferraz382 y los que lo eran a las baronías383 territoriales del partido. El fracaso en las primarias de la Ejecutiva, llevó a ésta a asumir que la nueva situación que se les abría los situaba políticamente subordinados al vencedor, puesto que en última instancia, todo se circunscribía a un poco más de lo mismo: el manejo y conservación de cuotas de poder384. Se había provocado un desajuste en la estructura de un partido socialdemócrata clásico, jerarquizado, donde cada pieza cumplía su función385. En definitiva y en palabras de un veterano socialista, lo que se había provocado era el descarrilamiento de un tren que Felipe González había puesto en marcha en una dirección de continuidad386.
Momentos posteriores, a mediados del mes de mayo de 1999, vendrían a complicar las cosas con relación a este punto y al tema del liderazgo en el partido. Y ello, por la renuncia del candidato a la Presidencia del Gobierno, Josep Borrell. La cual se produjo por el escándalo surgido en relación con dos ex colaboradores suyos en el Ministerio de Hacienda, Ernesto Aguiar y José María Huguet, al estar éstos involucrados en una investigación judicial por fraude fiscal. Pero esto, forma parte de otra historia387.
Para realizar el análisis de cómo González alcanza el liderazgo y ese cierto aura de carisma que ahora trataremos con mayor detenimiento, se va a diferenciar en la exposición, entre su liderazgo dentro del ámbito interior y el alcanzado en el exterior. Con referencia al primero, interesa fundamentalmente exponer cómo llega hasta la Secretaría General del Partido y cómo a convertirse en candidato indiscutible durante 14 años en todas las elecciones generales a la Presidencia del Gobierno. En este punto, en estrecha relación con lo visto en apartados anteriores, recordar que debido a como se ha desarrollado la vida política democrática española, las elecciones generales han sido presentadas como si fueran elecciones en regímenes presidencialista. Por tanto, lo que se “vendía” en las campañas era la imagen del líder del partido como el candidato a Presidente del Gobierno. Puesto que lo que se les pedía a los electores era que decidiesen sobre quién querían que ocupase el cargo de Presidente y, no tanto, que realizaran una elección con relación al conjunto de miembros de la Cámara de representantes. Asimismo, interesa adentrarse en la estructura interna del PSOE, para intentar buscar una explicación a la amplia capacidad de decisión del Presidente dentro del mismo y a la falta de aceptación de disidencias internas en el partido, lo que para algunos analistas tuvo como consecuencia última el derrumbe del PSOE en las elecciones de 1996388. En palabras de Santos Juliá, no es que el partido se hubiera quedado sin votos, sino que eran los votantes los que se habían quedado sin partido a raíz de los escándalos que comenzaron en 1989 con el caso de Juan Guerra y que alcanzaron su mayor eco en los medios de comunicación, en los comienzos de la década siguiente389.
Con referencia al segundo apartado, se expondrá el papel que tuvo la Internacional Socialista en la proyección de González dentro y fuera de nuestras fronteras y, especialmente, en el ámbito iberoamericano. Y en relación con este punto, se expondrá el papel que desde 1991 vienen llevando a cabo en esta zona geopolítica las llamadas Cumbres Iberoamericanas, como único foro de encuentro de los máximos dirigentes políticos de estos países. Deteniéndonos en la trascendencia que en la configuración de González como líder político internacional, tuvieron los contactos personales que mantuvo con otros líderes durante estos años. Del mismo modo, y partiendo de lo anterior, se concluirá el capítulo buscando una aproximación a los aspectos teóricos que incidan en la figura de Felipe González como líder político, en un doble sentido: el primero y de manera general en relación con la vida política española, y el segundo y de forma ya mucho más concreta, en relación con su actividad en el ámbito exterior. Sobre todo, en el ya referido iberoamericano de manera amplia y en el centroamericano de manera específica. Esto nos permitirá en el momento de realizar el estudio de caso, contar con un soporte general en el que poder ir encajando a modo de un rompecabezas, los distintos datos, acontecimientos, etc. de interés para el desarrollo de la investigación.
Quisiera, para terminar esta introducción, hacer una breve referencia a la problemática de la bibliografía a la hora de encarar este capítulo. La mayor parte de la existente sobre este personaje en particular y sobre aspectos puntuales del PSOE o de algunos de sus miembros más destacados en la etapa democrática en general, dista mucho de poder ser considerada científicamente seria y de utilidad para un análisis politológico. Éstas suelen ser obras periodísticas editadas con el único fin de ocupar durante algunos meses lugar en los estantes de las librerías, pero sin aportar nada a un análisis certero y serio del ex Presidente del Gobierno y, sobre todo, sin utilizar categorías analíticas dignas de mención.
Pero en muchos aspectos es la única fuente disponible sobre determinados acontecimientos, declaraciones, etc. Por ello, por la amplitud de obras de este cariz existentes en el mercado español, y por la dificultad para acceder a las mismas al encontrarse en muchos casos agotadas y fuera de edición, se han seleccionado algunas de ellas. Sobre todo, aquellas que aparecen con mayor reiteración en las diferentes fuentes consultadas. El resto de las obras, aparecen recogidas en la bibliografía de esta investigación como referencia. Además, en muchas de éstas se hace mención de sucesos, acontecimientos, declaraciones, etc. pero sin citar la fuente de la cual se extraen390. De ahí, la dificultad para que puedan ser utilizadas en los estudios sobre el tema en particular aquí tratado. Otro de los principales problemas, se encuentra en la inexistencia de obras de análisis desde la Ciencia Política del liderazgo de Felipe González. En muchos casos, nos encontramos estudios que lo que hacen son relatar por personas cercanas a él o por periodistas, acontecimientos de su vida o de algún momento trascendente para la historia política española. Por otra, existen de manera indirecta referencias a su persona en los diferentes y serios estudios que se han ido realizado sobre el Partido Socialista durante el franquismo y posteriormente durante la democracia391. Siendo ésta, una de las principales dificultades a la hora de realizar este apartado de la investigación. Lo cual alcanza aún mayores cotas de problemática, si lo que se pretende es ver el liderazgo de González en el ámbito exterior, donde la principal fuente que nos va a avalar el estudio, procede en muchos casos de las noticias recogidas en los medios de comunicación tal y como se menciona en la bibliografía y en documentos oficiales de distintas instancias gubernamentales y del Partido Socialista. Llamando también la atención, que en el caso de obras que se han pretendido calificar como “biográficas” o en otros sentido, de “diálogo” con González, las realizadas antes de su llegada al Gobierno son científicamente más útiles. Y ello pensamos que es debido a que las mismas intentan profundizar más en las ideas del personaje, en la historia política del partido al que representa y en su ideología y, no tanto, en la mera anécdota o la descalificación por una u otra causa de alguno de los actores que han ido teniendo algún protagonismo en la vida política española democrática392. Valga como ejemplo la opinión expresada en una biografía sobre González realizada por Antonio Guerra, militante del PSOE y director del semanario “El Socialista” en 1978393, donde el autor decía que su obra no tenía el estilo dogmático y doctrinal394 que solían tener ese tipo de biografías. Y ello, porque no era un libro de partido y había salido adelante sin dirigismo por parte de la ejecutiva del partido. Buscando eludir todo lo propagandístico y político que pudiera tener el personaje. Lo cual, en años posteriores es difícil de argumentar con referencia a otros estudios aparecidos sobre el ex Presidente del Gobierno y, en general, sobre la clase política española.
Del mismo modo, y por todo lo anteriormente expuesto, a lo largo de este capítulo se van a incluir numerosas referencias que recogen textualmente las opiniones de los actores políticos involucrados en la investigación y especialmente de Felipe González. Seleccionadas a través de diversos medios, tales como entrevistas personales, comunicaciones de prensa, etc. Por cuanto, se ha considerado de suma importancia poder contar con el referente de lo que se decía en los distintos períodos en que el Presidente estuvo al frente del partido, de la oposición y del Gobierno, para de este modo poder contrastarlo y analizar las evoluciones en sus planteamientos ideológicos y pragmáticos en los distintos campos de actuación, especialmente en los relacionados con nuestro objeto de estudio. Porque, como afirma Cotarelo, su fuerza y magnetismo (...) reside en la impresión de sinceridad y honradez que suelen producir sus palabras. Y en el hecho de que hable con sencillez y se le entienda todo395. El análisis de qué decía y cómo lo decía se convierte en eje fundamental de este apartado de la investigación. Asimismo, nos abre la posibilidad de realizar una comparación entre el discurso y la práctica política o como certeramente expone Ignacio Sotelo nos permitirá de acuerdo con los datos que se van a aportar en el capítulo dedicado a los estudios de caso396, analizar qué ha pretendido según lo manifestado públicamente por él mismo y qué ha logrado en relación con lo que dice haber conseguido. Estudiar si las historias que relataba le dieron o no eficacia, en relación con la credibilidad o no entre sus seguidores.
Como decía el cardenal de Retz, los ministros son juzgados mucho más por lo que dicen que por lo que hacen397.
Una última llamada en el tema del material bibliográfico, si bien es cierto que el existente acerca del concepto de liderazgo es amplio, especialmente en la última mitad del siglo XX, y, por tanto, nos proporciona numerosos elementos de referencia, en honor a la verdad éste no siempre es un elemento valioso para nuestro análisis. Y ello porque en la mayoría de los estudios encontrados, sobre todo, en política exterior, lo que se ha analizado son a los líderes norteamericanos, ejemplificados en sus Presidentes. Éstos, para nuestra investigación, serían estudios sesgados, por cuanto las condiciones sociales, culturales, económicas, etc., de lo planteado a lo largo de la misma, guardan enormes diferencias con las referidas en estos últimos. Ello no quiere decir que los mismos se deban obviar, fundamentalmente, porque son casi el único referente que se puede encontrar sobre el particular. Pero sí se ha de tener un especial cuidado en su utilización como “modelo tipo” o base teórica en el estudio del liderazgo en la sociedad española democrática de finales del siglo XX. Que, por otra parte, tal y como expusimos en el anterior capítulo, no es nuestro objeto de estudio. Nos encontraríamos, eso sí, ante un elemento colateral, aunque imprescindible, para poder realizar con éxito este trabajo.