2.3.4. FINES Y OBJETIVOS DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA.

Para que se pueda hablar de política exterior, es necesario que la misma cuente con unos fines claramente especificados y busque unos objetivos predeterminados. En caso contrario, lo que existiría sería una reacción ante determinados acontecimientos, pero no un conjunto de decisiones que revelen una línea de comportamiento. El objetivo de este apartado es exponer en líneas generales qué se va a entender por uno y otro concepto. Mencionando cuáles eran los ejes que guiaron la acción del Gobierno socialista. Mas, no se incidirá en exceso en los fines y objetivos concretos con relación a Iberoamérica, Centroamérica y Nicaragua y El Salvador, por cuanto, éstos se van a tratar con mayor detenimiento en el capítulo 4, cuando se realice el análisis de los documentos oficiales mencionados al comienzo de la investigación.

Siguiendo a Rafael Calduch277, entenderemos por FINES, los resultados generales que se aspiran a lograr y/o se intentan mantener durante largos períodos de tiempo y respecto de los cuales un Estado está dispuesto a movilizar sus principales recursos arriesgando, en último extremo, su propia existencia y soberanía. Éstos, tienen más que ver con los valores dominantes en la sociedad y los principios que rigen en la formulación de la política general de un Estado, que con el ámbito exterior del mismo.

Encontrándose estrechamente ligados con la cultura política del país. De ahí, que su modificación suele ser lenta y no muy frecuente ya que son aspectos que se encuentran arraigados en el sentir de la ciudadanía y no modas pasajeras.

Por su parte, los OBJETIVOS, serían aquellos resultados, concretos y particulares, que se pretenden alcanzar y/o mantener, a corto o medio plazo, mediante la ejecución de una serie de actuaciones exteriores278. El materializarlos, va a depender de quien gobierne en esos momentos, de su ideología, de las percepciones de los mandatarios, etc. Es decir, la concreción que hemos referido al hablar de la continuidad de esta política.

Para Juan Carlos Pereira y Angel Cervantes, estos serían las metas estables que los Estados se proponen alcanzar en el plano internacional y para cuyo logro emplean los medios convenientes, no pueden ser consecuencia de decisiones precipitadas o que no se atengan a la situación real en que se encuentra el Estado, sino que para que éstos puedan traducirse en resultados óptimos y bejeficiosos para el conjunto de la sociedad, deben responder a los verdaderos intereses nacionales, deben ser flexibles cuando así se estime necesario o rígidos cuando las condiciones lo permitan, deben tratar de ser permanentes y tienen que estar relacionados con los medios de los que se dispone para lograrlos. PEREIRA, J. CARLOS y CERVANTES, ANGEL (1992); Relaciones diplomáticas entre España y América; Colecciones Mapfre 1492; Madrid; Pp 26.

En relación con los fines, estos pueden ser nacionales o internacionales. Entre estos últimos, los cuales son el reflejo de los fines de colectivos de la sociedad, se encuentran aquellos recogidos en la Carta de las Naciones Unidas, en su Preámbulo y artículo 1279, los cuales serían:

1. El mantenimiento de la paz y la seguridad internacional.

2. La protección y respeto de los derechos y libertades fundamentales de la persona humana.

3. El mantenimiento de la justicia y el cumplimiento de las obligaciones y demás normas jurídicas internacionales.

4. La promoción del progreso social y el nivel de vida de los pueblos.

Con relación a los nacionales, los cuales son indispensables conocer para poder comprender la política exterior que realiza un Estado, estarían:

1. La seguridad del Estado: soberanía política, integridad territorial y la protección de la vida de los ciudadanos.

2. El bienestar económico y social de la población: mantenimiento de un determinado sistema socioeconómico; control de los recursos naturales y de los medios de producción; fomento del desarrollo económico.

3. La protección y fomento de los valores y cultura de la sociedad: protección de la “identidad”280.

A partir de éstos se configuran los aspectos que van a formar parte de la agenda del Gobierno y que se traducen en objetivos concretos. En relación con todas y cada una de las áreas geopolíticas donde el Estado tenga intereses nacionales, ya sean vitales o secundarios. O bien, de esos otros aspectos que hemos dicho que pueden configurar la política exterior del Estado pero que no lo son. Hay que considerar a la política exterior como un proceso que nunca está cerrado o del todo concluido, sino que es una actividad que siempre permanece abierta y en la que nunca hay metas finales, aunque algunos objetivos intermedios puedan parecer definitivos. Estos siempre se van redefiniendo y a medida que se logra avanzar o alcanzar alguno de ellos, siempre existe otro que entra a formar parte de la agenda. Incluso, pueden llegar a producirse fenómenos en el contexto internacional que los modifique, suprima o altere de manera sustancial.

El Partido Socialista tenía, antes incluso de llegar al Gobierno, unas ideas prefijadas sobre cuáles debían ser sus líneas de actuación en esta materia. En este sentido, es posible encontrar las siguientes ideas implícitas en el discurso de González en 1982 sobre cuál debía ser la consideración que se tuviera sobre la política exterior a desarrollar por el Gobierno español281. Las cuales se podrían aplicar tanto a las acciones en este campo llevadas a cabo por el régimen franquista, como a las de los gobiernos de UCD:

1. Una idea crítica respecto a la concepción de la política acomodante seguida en el pasado.

2. Una noción voluntarista de cambio de cara al futuro.

3. El reconocimiento de las posibilidades y límites de la acción española.

Siendo los objetivos generales de su Gobierno en materia de política exterior los siguientes282: 1. Contribuir al proceso de afianzamiento de la democracia en España.

2. Favorecer el proceso de modernización económica y social de España mediante la incorporación a la CE.

3. Contribuir al mantenimiento de los equilibrios globales, y salvaguardar los específicos intereses de seguridad de España.

4. Mejorar las relaciones con los países vecinos, promoviendo la estabilidad y el progreso de la Política Iberoamericana y en el Mediterráneo Occidental.

De todo lo expuesto hasta el momento, se podría afirmar que el principal objetivo en política exterior de los distintos Gobiernos españoles, siempre desde la instauración del sistema democrático, ha sido la plena incorporación a Europa, en todos y cada uno de los sentidos que de ahí se pueden concluir.

Su consecución suponía una paradoja, por cuanto aunque se convirtió en el principal eje vertebrador de la acción del gobierno español en el exterior, no lo era menos, que ello no podía suponer el obviar o silenciar otros temas. Y, por tanto, había que dedicar medios y esfuerzos, materiales y personales, hacia esos objetivos secundarios, aunque con ello se les restara a la política europea. Secundarios, pero no por ello menos importantes, por cuanto, en algunos momentos dieron mayor prestigio y protagonismo a España del esperado. Entre estos otros objetivos secundarios, existían a su vez planteamientos diferentes en cuanto a cómo encarar temas tradicionales, como eran las relaciones con Iberoamérica o con los países árabes; reclamaciones como la de Gibraltar; acuerdos que había que revisar como el de Estados Unidos o el de la Santa Sede; lagunas históricas como El Sahara o Guinea Ecuatorial; diplomacia a varias bandas como con Israel; olvidos importantes como las relaciones con Portugal, etc. De entre éstos, en el capítulo cuatro se retomarán aquellos que afectaban a Iberoamérica, y concretamente a la crisis centroamericana.