Belén Blázquez Vilaplana
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No cabe duda, tras lo expuesto en los apartados y capítulos anteriores, que el actor político que es el objeto central de esta investigación puede recibir la denominación de líder político. Hasta el momento, se ha buscado insertarlo en un contexto social y político que dotara de contenido un concepto utilizado con demasiada frivolidad en los últimos años, tanto dentro como fuera de la academia científica. El cual, aunque como se afirmó al presentar este análisis, no sería el marco teórico ni analítico de este estudio, era necesario definir tanto con relación a cómo manejó los resortes para alcanzar el poder en el partido y, por ende, en el Gobierno nacional, como en círculos internacionales por su proyección exterior.
Creemos obligatorio reiterar en este momento, que estudiar el liderazgo político no era el fin último de nuestra investigación, pero era y sigue siendo, uno de los ejes conductores de la misma, un elemento colateral sin el cual no tendría sentido ni coherencia interna. De ahí, que en el capítulo que estamos concluyendo se buscara, más que una elaboración teórica general y abstracta, una aproximación concreta a este aspecto conceptual de la Ciencia Política: el liderazgo político, con especial incidencia en su proyección y configuración exterior, de Felipe González Márquez, Presidente del Gobierno español durante los años 1982 -1996.
Como afirmaba Linz, los procesos políticos - sociales los hacen los hombres y las mujeres, con nombres y apellido, aunque lo hagan dentro de una circunstancia y su personalidad la haya conformado un contexto720. Llegados a este punto y tras los datos aportados y las reflexiones realizadas, es el momento de contestar la pregunta que encabeza este epígrafe: ¿Podemos construir un modelo teórico que explique el liderazgo político de Felipe González?; ¿Es un modelo aplicable a otras realidades o a otros actores políticos?; ¿Son diferentes los aspectos que determinan la actividad del líder en el exterior y en el interior?; ¿Los líderes políticos se pueden crear o diseñar según las necesidades del momento?; etc.
Vayamos por partes. Entendemos que no es posible en un estudio como el planteado aquí, donde el concepto liderazgo es utilizado de manera colateral, dar respuestas finales a todas y cada una de las interrogantes planteadas. Ello, porque partiendo de los problemas bibliográficos mencionados al comienzo y de los de acceso a determinadas fuentes con relación a la actividad desplegada en el exterior, debemos enfrentarnos con relación a esta temática a lo que se conoce como un estudio exploratorio en Ciencias Sociales. Lo importante es abrir espacios de discusión e intentar dotarlos de contenido a medida que los datos puedan ser manejados por los investigadores, tanto porque se permita el acceso a los mismos, como porque los protagonistas directos escriban sobre ello. Y, sobre todo, porque se pueda tener constancia de su veracidad científica. Puesto que en este tipo de análisis, las conclusiones a las que se pueden llegar pueden ser, a nuestro entender, manipulables o falseables en cuanto lo pueden ser los datos y la biografía de los actores objetos de estudio. Lo cual, además, tiene el hándicap de que aquel o aquellos personajes que son el objeto central de la investigación, aún forman parte activa de la vida política del país y tienen un protagonismo específico en la misma o pretenden volver a tenerlo.
Pensamos que con las premisas anteriores podríamos no tanto construir un modelo teórico de validez universal, cuanto diseñar un conjunto de variables, de interrogantes; de rasgos; de categorías, etc. que deban ser respondidas cuando queramos analizar este tema en otras realidades721, con el aquí y ahora de cada circunstancia específica. Es decir, este tipo de estudios cuando el objeto de análisis es un actor político concreto de un sistema político determinado y en una época específica, por tanto, con nombre y apellidos, siempre se realiza a posteriori, a partir de una biografía personal y política del mismo. De ahí, que se corra el riesgo de seleccionar y de buscar aquellos aspectos que mejor se adecuen al modelo teórico que haya sido elegido para realizarlo. Distorsionando con ello la investigación en curso.
No hay que olvidar, que parte de las dificultades de estos análisis es, que al hablar de liderazgo político, nos encontramos ante lo que se ha calificado como un “concepto paraguas”. Debido a que en él tienen cabida diferentes variables que, combinadas entre sí, dan lugar también a diferentes tipos de liderazgos o, dicho de otro modo, se cobijan diferentes conceptos y fenómenos que se yuxtaponen y se entremezclan buscando verdades definitivas a las hipótesis e interrogantes que las originan. Esto hace que no seamos partidarios de estas teorías, si su origen es partir de una afirmación y, luego, buscar los elementos que la confirmen y definan al líder como tal. Además, habría de tenerse en cuenta, que los actuales líderes políticos no se podrían encuadrar de manera pura en ninguna de las definiciones clasificatorias existentes, ni en los conceptos clásicos de liderazgo político que se manejan. Por tanto, estos servirían como referente, pero no como marco central del análisis. Y, sin embargo, se sigue definiendo a determinados actores como líderes políticos. ¿Es entonces posible algún avance teórico en este campo o volvemos al punto de partida?; ¿Qué ocurre con nuestra investigación?.
En esta se ha considerado, tras la revisión de parte de la literatura científica existente sobre el liderazgo, que sí son posibles avances. Todo líder político, y en nuestro caso Felipe González, es un producto social resultado de la interacción de una serie de variables. Entre ellas, habría que mencionar y analizar en cada caso concreto:
1. Las características personales: aquellas que lo hacen sobresalir, ya sea por su capacidad oratoria; por el poder de seducción; por el poder y la facilidad de adaptación; atractivo personal, etc.
2. Las circunstancias políticas, sociales y personales: tanto del personaje analizado, formación ideológica y política, como de la sociedad en la cual desarrolla su actividad política y el momento histórico en la que ésta se encuentra, transición, dictadura, democracia consolidada, etc.
3. Los condicionamientos: aquellos aspectos que determinan el que actúe de una manera u otra, tales como situaciones de crisis; luchas internas de partido; procesos de renovación; etc. Sin olvidar aquí algo mencionado en otros momentos de la investigación, el factor suerte o fortuna.
4. Las necesidades políticas: las situaciones y capacidades que definen qué es necesario en cada momento histórico, social, económico, político, etc. las cuales van a venir determinadas por la capacidad del líder para adaptarse a los cambios y a las dificultades que se le pueden plantear, tanto en el ámbito interior como exterior. Lo que también se conoce como visión política.
Estos aspectos deberán ir intrínsecamente unidos a dos temas de especial relevancia en todo análisis sobre el liderazgo político en la sociedad contemporánea. Los cuales, aunque aparecen formando parte de todos y cada uno de los apartados anteriores, hemos considerado debido a su importancia necesario destacarlos: A) el partido político con el cuál se identifique el líder y del cual forme parte; b) el acceso y relación con los medios de comunicación, elemento determinante en la sociedad de la información en la cual nos insertamos. Manejar estos dos resortes, dota de un plus de poder frente a otros actores de la vida política. Y en esto, si analizamos los datos aportados a lo largo de este capítulo, González era un auténtico maestro. Consideramos, en este momento del trabajo, que los cuatro aspectos diferenciados mencionados pueden ser contestados con los elementos teóricos ofrecidos por la investigadora. No creemos necesario volver a repetir los mismos, ni incidir más en ello. Puesto que éste será uno de los puntos tratados en las conclusiones de la presente investigación. Sólo recordar, que como se indicó al comienzo de este capítulo, el estudio del liderazgo político se encuentra en estado embrionario y que nuestro fin no era aportar categorías analíticas que diseñaran un amplio y novedoso bagaje teórico y conceptual, sino dotar a este análisis de un esquema donde poder ir encajando a modo de rompecabezas las piezas del estudio de caso, que es el que define la hipótesis central de la investigación. Considerando, para ello, que se ha dejado constancia de la existencia del liderazgo político en Felipe González, como Presidente del Gobierno español, tanto en su proyección nacional como internacional. En este apartado hemos avanzado en una temática que será complementada una vez expuesto el segundo bloque de esta investigación. En las conclusiones finales de este estudio se retomarán muchos de los aspectos que hemos intentado, al menos, esbozar hasta el momento. Buscando con ello dar respuesta a algunos vacíos y a algunas preguntas, ya que llegados hasta aquí, pareciera que se abren más interrogantes, al menos con relación al liderazgo político, que cerrarse.
Podemos dar por concluido este primer gran bloque de la investigación y pasar al segundo: el estudio de caso propiamente dicho. De ahí, que el primer paso sea analizar el contenido de diversos documentos, tales como los Discursos de Investidura; los Debates sobre el Estado de la Nación; los Programas Electorales y las Resoluciones de los Congresos del Partido. Para ver cómo aparecía el tema de la pacificación de Nicaragua y El Salvador y de la consolidación de la democracia en estos países. En definitiva, qué había dicho Felipe González sobre ello, directa o indirectamente, para luego comprobar cómo actuó. Este será el objeto central del cuarto capítulo.