Belén Blázquez Vilaplana
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF
comprimido ZIP (610 páginas, 2,46 Mb) pulsando aquí
Ya se han comentado algunos aspectos de este organismo internacional al mencionar el papel del Rey como actor político en la Política Exterior española. Consideramos llegado el momento de desarrollar con un poco más de contenido las ideas esbozadas en el capítulo anterior, en relación con el papel que tuvieron en la proyección del Presidente del Gobierno. En este sentido, las Cumbres Iberoamericanas son, en la actualidad, el principal foro de debate político en el ámbito gubernamental que se ha abierto entre los países iberoamericanos, expresión última de la idea de Comunidad Iberoamericana de Naciones defendida por España desde que en 1976 se reinstaura la democracia675. Son la concreción de una identidad cultural, que más allá de afinidades lingüísticas, culturales o histórica entre los países iberoamericanos, ha buscado definir elementos que le permitan avanzar hacia la consolidación del proyecto democrático en todo el continente. Según Juan Antonio March, son el primer intento serio y continuado desde los procesos de independencia de organizarnos - los países iberoamericanos -de forma solvente y de aparecer ante los ojos del mundo no como un montón de naciones fragmentadas, sino como un conjunto coherente676 . En este sentido, la superación de los momentos dictatoriales en la región, será el primer paso para avanzar en otras realidades, tales como las culturales, económicas, sociales, etc. Utilizando para ello el impulso básico dado por España a través de la nueva realidad y la posición que, como potencia media, ocupa en el concierto internacional. Este papel de España está expresado en las palabras del Rey D. Juan Carlos, el cual afirmaba que Iberoamérica es para mí, al igual que para la inmensa mayoría de los españoles, algo muy especial que supera ampliamente los intereses políticos o económicos. Yo me siento iberoamericano (...) Para muchos iberoamericanos, España es su prolongación natural en el mundo occidental, y a la recíproca. Ese es el papel que debe jugar España y que debe concretarse en la Comunidad Iberoamericana de Naciones677 . Idea compartida por la elite política española independientemente de su identificación ideológica.
Tras numerosas negociaciones, en 1991 se realiza la primera de estas reuniones en tierras mejicanas, concretamente en Guadalajara678 . Desde entonces, los Jefes de Gobierno y de Estados de estos países se reúnen anualmente para tratar aquellos temas considerados de interés para la ciudadanía a la cual representan679. En el caso español, es el único en el cual la presencia desde sus comienzos es bicéfala, por cuanto a la misma acuden tanto el Jefe de Estado como el Jefe del Gobierno, repartiéndose el tiempo del discurso inaugural y, sobre todo, el protagonismo en las distintas reuniones que durante los días que dura la misma se van celebrando, así como en los medios de comunicación. No es baladí que la primera de estas reuniones se celebrara en tierras americanas, por cuanto, de este modo se buscaba superar el recelo que para muchos dirigentes iberoamericanos y para su población, suponía la conmemoración o la celebración del V Centenario por España. Pero, además, se ponían sobre el tapete los intereses políticos y personales de los dos países que querían encarnar el liderazgo político en la región: México y España. El primero de éstos, intentando aparecer como el elemento de enlace con los intereses norteamericanos y cabeza visible del centro y sur del continente americano. En el caso español, como ejemplificación práctica de la superación de aquella retórica que suponía la utilización de Iberoamérica como política de sustitución durante el franquismo en el ámbito exterior, y secundariamente, pero no por ello menos importante, buscando superar la desconfianza que la entrada en la Comunidad Económica Europea había producido en los países iberoamericanos del otro lado del Atlántico. Había que demostrar mediante acciones concretas que la firma de adhesión a la actual Unión Europea, no iba a suponer el abandono de los intereses iberoamericanos, tanto en relación con las acciones del gobierno español, como indirectamente con las de la Organización Internacional en la cual pasaba a ser miembro de pleno derecho. Al contrario, porque este factor podía ayudar a potenciar determinadas ayudas y medidas de cooperación inexistentes hasta el momento680. Para Felipe González, las Cumbres Iberoamericanas tenían objetivos muy ambiciosos; pretendían ser el lugar de encuentro e intercambio entre países con una misma identidad histórica. Supuso crear un espacio enorme para el diálogo político y sentar las bases de una cooperación más fluida. (...) En la actualidad se ha desvirtuado mucho su sentido inicial y se han convertido en encuentro formales con declaraciones formales681.
Su puesta en marcha no fue fácil. El principal obstáculo que tuvo que enfrentar este foro, guarda estrecha relación con los países miembros del mismo. Y ello, debido a la complejidad y fragmentación que hoy en día tienen las relaciones internacionales, fundamentalmente, debido a los múltiples compromisos contraídos por los Estados en el contexto internacional. Como afirma Manuel Alcántara, ello deviene de relaciones marcadas por la geografía o por intereses comerciales tradicionales, bien por la búsqueda de alternativas a mercados cautivos o a restricciones provenientes de relaciones de tipo unidireccional682. Por una parte, habría de tenerse en cuenta que a este foro no pertenece EE.UU., el cual arregla sus controversias y discute todos los temas relacionados con esta zona geográfica en las llamadas Cumbres de Miami, a las cuales, no asisten ni España ni Portugal. Y ello cuando no toma las decisiones unilateralmente, que suele ser en la mayor parte de los casos. Pero es que, además, estos dos últimos países al ser miembros tanto de las Cumbres Iberoamericanas como de la UE, se encuentran con la paradoja de que existen determinadas acciones que no pueden emprender si no es teniendo en cuenta las decisiones de los demás países europeos683. Lo cual, llega a coartar en determinados momentos la libertad de acción tanto del gobierno español como del portugués, sobre todo, en aquellos temas que tratan aspectos de integración dentro de la UE. Pero, además, es que los demás países también han tendido en estos años a formar entre sí grupos más reducidos. Los cuales defienden, sobre todo, intereses económicos, dando lugar a organizaciones tales como el Mercosur, el Mercado Común Centroamericano, o NAFTA, por citar algunos. De ahí, que si se analizara lo conseguido y las acciones emprendidas como concreciones reales de estas reuniones, el resultado sería realmente paupérrimo excepto, por ejemplo, en cuestiones de educación y cultura. Pero sin olvidar nunca, que lo realmente interesante de estas reuniones, es la posibilidad de intercambio de opiniones y experiencias, la apertura al diálogo, aunque siempre existan excepciones.
Mas, el tema cambia de rumbo si lo que nos interesa analizar, como es el caso de esta investigación, no es tanto los frutos de la misma, sino cómo la presencia de los Jefes de Estado y de Gobierno de los países iberoamericanos, posibilita y apoya la proyección internacional de los actores que intervienen en ella, sobre todo, en América Latina. En este sentido, fue en estas reuniones donde González institucionalizó no sólo la mencionada vieja idea española de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, sino sus propios deseos de proyectarse más allá de la política doméstica española. Buscando con ello la legitimidad internacional que tanto se perseguía durante la época franquista. Por ello, incluso hubo momentos en los que debido a la situación interna por la que atravesaba España, abandona sus contactos personales a través de su presencia en América Latina, en viajes oficiales o personales, y mantiene como único punto de contacto o referencia la presencia en las Cumbres. Tal y como ocurrió, como posteriormente se verá, en 1991. Estas reuniones se han convertido así, en el único momento en el cual todos los máximos dirigentes iberoamericanos tienen la posibilidad de intercambiar opiniones o al menos de expresarlas. Pensamos que no es reiterativo expresar esta idea, de nuevo, por cuanto la comunicación siempre ha sido la mejor arma de disuasión y negociación. De ahí, que sus máximos logros vengan precisamente en la reafirmación de un punto mencionado en el apartado anterior: la trascendencia que tienen los contactos personales en las relaciones entre líderes políticos al más alto nivel. Aunque algunos de sus participantes se reiteren en sus apariciones, más allá de lo considerado pertinente para un régimen calificado de democrático. Tal y como fue el caso de Carlos Menen, Fernando Enrique Cardoso o Alberto Fujimori en su momento y lo es, en la actualidad, Fidel Castro, entre otros.
Así, el aspecto simbólico se ha convertido en las Cumbres Iberoamericanas, al menos en sus primeros momentos, en el tema que mayor atención ha acaparado. Con quién, por cuánto tiempo y en qué condiciones tenían contactos los líderes políticos iberoamericanos, le restaba protagonismo al contenido material de los aspectos tratados. Incluso, los aspectos puramente simbólicos o protocolarios, ocupaban mayor interés que las decisiones adoptadas. Las reuniones en la cumbre tal vez no contribuyen a diseñar y poner en práctica políticas comunes, pero facilitan la generación de bases informativas y de enfoques comunes684.
Durante los años en que el Gobierno socialista se mantuvo en el poder, se llevaron a cabo cinco Cumbres Iberoamericanas, a saber: que debido a su composición y fluctuación, muestra un elevado grado de inestabilidad que afecta a la hora de establecer sus objetivos prioritarios y en el momento del diseño de sus decisiones políticas. ALCÁNTARA, MANUEL (1993); Op. Cit; Pp 113.
Iª C.I. Guadalajara, México, 1991.
2ª C.I. Madrid, España, 1992.
3ª C.I Salvador de Bahía, Brasil, 1993.
4ª C.I. Cartagena de Indias, Colombia, 1994.
5ª C.I San Carlos de Bariloche, Argentina, 1995.
Todas ellas, así como las que posteriormente se han ido realizando ya durante el Gobierno del Partido Popular, son el mejor ejemplo de cómo evoluciona y se manifiesta la realidad iberoamericana, por cuanto, muestran al resto de la Comunidad de la que forman parte, además de los juegos de poderes que se dan en cada uno de los países asistentes y entre éstos, los temas más candentes de la actualidad nacional e internacional. Así, la asistencia o no de determinados Presidentes iberoamericanos a estas reuniones, son el más claro síntoma de si el pulso de la democracia de sus países, en caso de que exista, se mueve a buen ritmo o no685. Entendiendo por éste, la existencia de libertad de prensa; de reunión; de expresión; defensa de Derechos Humanos; etcétera. En este sentido, España nunca ha faltado a su cita, ni en la figura de su Presidente del Gobierno ni en la del Jefe del Estado. Así como nunca se ha negado a mantener contacto con los distintos líderes políticos asistentes, fuera cual fuera su signo político o ideológico y las relaciones que se mantuvieran con sus países. Cuyos mejores exponentes fueron los contactos que mantuvo con Fidel Castro en toda y cada una de las reuniones celebradas o con la Presidente de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro cuando el partido que encabezaba, la UNO, ganó limpiamente las elecciones presidenciales frente al FSLN en 1991.
Aunque lo que nos interesa, por encima de otros aspectos, en este apartado de la investigación, es resaltar su trascendencia como foro político de encuentro y diálogo al más alto nivel. Y ello, por las posibilidades que le brindó a Felipe González para aumentar su popularidad, tanto frente a los países participantes, como al resto de la Comunidad Internacional. Es también interesante y necesario, dejar constancia de si el tema que se analiza aquí en relación con la figura del Presidente del Gobierno español, la consecución de la paz y la democracia en Centroamérica, tuvo repercusión en las Cumbres. Para conocer el lugar que ocupaba Centroamérica en la agenda política de los dirigentes iberoamericanos en estas reuniones, habría que recurrir al documento que las Cumbres realizan para sistematizar las ideas sobre las que se ha estado trabajando, tanto en el momento de celebración de las mismas, como durante el resto del año: las Declaraciones Finales. La importancia del tema centroamericano es obvia si se revisan algunas de éstas, aunque no debe olvidarse que la primera Cumbre tiene lugar en 1991, cuando la temática centroamericana no es que estuviera completamente solucionada, pero sí algo lejana a las tensiones de la década de los 80. De este modo, en la declaración de Guadalajara, se afirmaba que las mismas se basaban en el conjunto de afinidades históricas y culturales. Lo cual posibilitaba el convertirse en un instrumento de unidad y desarrollo basado en el diálogo, la cooperación y la solidaridad686.
Comunidad que se asentaba en la democracia, en el respeto a los derechos humanos y en las libertades fundamentales. En donde se reafirman los principios de soberanía y de no intervención y se reconoce el derecho de cada pueblo a construir libremente, en la paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones687.
Por su parte, en el documento firmado en Madrid, con motivo de la II Cumbre, en el punto 8, se recogen las felicitaciones por la firma del Acuerdo de paz en El Salvador. Así mismo, se menciona el tema de Guatemala y se aboga porque continúe la política de diálogo, concertación y reconciliación en toda Centroamérica688. Según el profesor Alcántara, la búsqueda de la paz regional centrada en el conflicto centroamericano y el apoyo a las iniciativas en materia de control, reducción y tráfico de armamentos, es uno de los enunciados fundamentales de esta Declaración. Cuyo fin, es la búsqueda de la eliminación de las constricciones existentes para la consecución de los valores clásicos de la democracia, a saber: la plena vigencia de los derechos humanos; el respeto al Derecho internacional; y el desarrollo económico y social sobre las bases del bienestar y de la igualdad social689.
Siguiendo con este tema, para Celestino del Arenal, la idea de comunidad entre los pueblos americanos de habla hispana y el pueblo español debe continuar siendo una constante de la política exterior de España690. Puesto que sin ella no se podrían explicar determinadas acciones emprendidas por el gobierno español en la política internacional e indirectamente, el futuro de España en el mundo.
América Latina deja de ser tras la institucionalización de este foro, un complemento de los ejes atlántico, europeo y mediterráneo en la política exterior española, para pasar a ser una prioridad para el gobierno español. Un claro ejemplo de que esta idea continua tras la llegada al Gobierno del Partido Popular, es el Informe de la Ponencia “La Comunidad Iberoamericana de Naciones: su consolidación a través de las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno”, aprobado el 20 de abril del 98, por la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado. En esta, la conclusión es la que sigue: hoy es posible hablar ya de la conformación de un espacio propiamente iberoamericano en el contexto del orden internacional, y este espacio ha ido tomando forma en torno a una definición específica de la cooperación en el seno de la Comunidad Iberoamericana de Naciones691. ¿Pretendemos que las Cumbres sigan desempeñando su actual función de lugar de encuentro de los mandatarios iberoamericanos, una función importante, pero de ambiciones limitadas, o aspiramos, además, a transformarlas en una entidad permanente que vertebre la acción política iberoamericana en el marco del nuevo orden mundial?692 . ¿Qué contenido se puede atribuir a una comunidad que comparte muchas cosas, pero que no es una organización para la defensa, pues se escinde en escenarios geopolíticos diversos; que encuentra límites inevitables a los intercambios económicos, pues forma parte de dos continentes distintos; que tampoco puede constituir una especie de Commonwealth, pues sus miembros ostentan tradicionalmente soberanías bien diferenciadas, y que, además, albergaba ya previamente una tupida red de relaciones bilaterales entre sus componentes?693. Esta es la gran pregunta que se deberá responder si se quiere que la misma deje de ser sólo el lugar pintoresco donde los Presidentes iberoamericanos se reúnen anualmente y se conforme con un foro de decisión de cara al siglo XXI.