Belén Blázquez Vilaplana
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En este momento, se produjo un cambio de Administración en Estados Unidos con la llegada de George Bush1420, tras la victoria en las elecciones de noviembre1421. Siendo precisamente este último quien realizaría un reconocimiento público, en la reunión del Consejo Atlántico en mayo, sobre el papel de González como el líder de Occidente para la política de América Central, tal y como se desprendía de las reuniones que había mantenido con los líderes centroamericanos. Con estos ejes, comenzaba un período fundamental en que se llegarían a firmar los distintos acuerdos de paz de la región.
En febrero visitaría el Presidente español Venezuela para la nueva toma de posesión de Carlos Andrés Pérez y hacia el que sentía especial predilección. Allí se interrogaba sobre las causas que impedían que se llegase a una solución en Centroamérica, una región que es un pañuelo y da sensación de atasco y falta de perspectiva después de diez años de conflictos continuos1422. Sobre todo, cuando sí se habían conseguido progresos en otros enfrentamientos como Camboya, Irán-Irak o Angola. Al mismo tiempo se mostraba escéptico ante un posible cambio en la posición de Washington hacia la región, manteniendo la idea de que no se volvería a financiar a la contra y las ayudas serían más de tipo humanitario que militar. Pero el tema estrella en dicha reunión, calificada por algunos analistas como “Cumbre”, fue el de la deuda externa de los países latinoamericanos. Siendo la propuesta española, expuesta en diversos foros internacionales, reconvertir la deuda en inversión. La cual se convirtió en uno de los ejes de la Presidencia española de la CE. En Caracas mantuvo encuentros con numerosos dirigentes, entre ellos Daniel Ortega; Dan Quayle, vicepresidente de Estados Unidos; Óscar Arias; Julio Sanguinetti; el Presidente del BID, Enrique Iglesias; el peruano, Alán García; el ecuatoriano, Rodrigo Borja, etc.
Mientras, a finales de febrero, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernández Ordóñez acudió a San Pedro de Sula, Honduras, para la reunión conocida como San José V. Aunque a esta reunión acudían los ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la CE y de Centroamérica, en esta ocasión con motivo de la presencia de estos en Japón por la muerte de Hirohito, sólo acudieron representantes de segunda fila, excepto en el caso español.
En otro orden de cosas, el Presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, solicitó a España su mediación para convencer a la guerrilla salvadoreña que no boicoteara las elecciones del 19 de marzo1423.
Puesto que sin la democracia no podía haber paz y ésta se alcanzaba mediante el voto. Para ello, fueron enviados vigilantes extranjeros, entre los que se encontraban tres españoles, dos parlamentarios del PSOE1424 y uno del PP1425. Los dos miembros del PSOE acudieron también como representantes de la IS.
Junto a ellos, también viajó el secretario general de las Juventudes Socialistas1426 y dos miembros del cuerpo de los Geos. Por su parte, Fernández Ordóñez visitó EE.UU. como Presidente del Consejo de Ministros de la CE, teniendo una reunión con George Bush, donde se trató la postura comunitaria con referencia a Centroamérica.
En el mes de abril, Daniel Ortega volvió a España1427, donde Felipe González se comprometió a ayudar económicamente a Nicaragua sin condicionamientos previos1428 por la plena coincidencia con el proyecto presentado por el Presidente nicaragüense1429. Afirmando que España tenía toda la voluntad de participar en el esfuerzo internacional de respaldo a Nicaragua. Desde 1979 he estado próximo al proceso nicaragüense, y creo que si es razonable apoyar el proceso actual de apertura de Polonia, entonces, con todas las diferencias del caso, no puede dejar de apoyarse el régimen de Nicaragua1430. También se mostró complacido por el cumplimiento de los acuerdos de El Salvador alcanzados el pasado 14 de febrero por los cinco presidentes centroamericanos1431. Realizando, así mismo, una reunión con otros miembros del PSOE y de la oposición. Entre estos destacó la reunión mantenida con Manuel Fraga, el cual estimaba que era mejor realizar una ayuda a Centroamérica en su conjunto, para que nadie pudiera pensar que la prestada a Nicaragua se hacía por motivos de afinidades ideológicas. Esta visita se volvió a repetir en septiembre por una escala técnica en Madrid tras una reunión de los países no-alineados, donde se establecieron diversos contactos con vista a la realización de elecciones en Nicaragua. Así mismo, en el mes de mayo se reunió con el candidato gubernamental del PLN para suceder a Arias en Costa Rica, Carlos Manuel Castillo. En mayo quien visitó territorio español fue el Presidente hondureño, José Azcona y en septiembre, el de Ecuador, Rodrigo Borja.
Felipe González seguía con sus desplazamientos, y en este sentido, realizaría en octubre un viaje a Washington donde trató con el Presidente George Bush el tema de Panamá y Nicaragua, temas que habían tratado con anterioridad en otros contactos. Según expuso el propio González, desde el nombramiento de Bush habían mantenido conversaciones telefónicas para intercambiar puntos de vista sobre América Latina. Pero, no había que olvidar, que también existían temas bilaterales de interés para España. Hace año y medio era casi agobiante no poder hablar de otros temas. Tuvimos que resolver los problemas bilaterales casi a pulso, sin apoyos y creo que se resolvieron bien para nuestro país1432.
Afirmando que estos dos países eran dos ejemplos claros de temas donde los análisis de ambos países no coincidían. Ya que España confiaba en las propuestas de los sandinistas, lo cual no era compartido por la Administración norteamericana, que ante las futuras elecciones, apoyaba abiertamente a Violeta Chamorro, representante de la oposición. Lo cierto es que el Presidente en algunos momentos se mostró esquivo ante la pregunta sobre la reacción de su homólogo norteamericano, comentando que él no quería ser el portavoz de la Casa Blanca. La visita fue resaltada por el New York Times y el Post. En estos se recogía la información sobre los consejos de González a Bush acerca de la política exterior en Centroamérica y que, según fuentes del periódico, habían sido acogidas positivamente por el Departamento de Estado norteamericano1433. Este encuentro sirvió para limar algunas dificultades que meses antes habían enturbiado las relaciones entre ambos países y para que James Baker, Secretario de Estado norteamericano, solicitara al presidente del Gobierno que España participara para lograr la culminación del proceso democrático en Nicaragua en su integridad y no sólo en el día de las elecciones1434. Aún así, la candidata de la oposición nicaragüense fue recibida por el Presidente español en noviembre en una gira realizada por Europa para recibir apoyos para su candidatura. No así Tomás Borge, ministro del Interior nicaragüense, que se encontraba realizando una visita privada, el cual fue recibido únicamente por el jefe de la diplomacia española. Lo cual originó que tuviera celos del trato recibido1435, calificando a Violeta Chamorro como la “candidata de Bush”1436. González y el ministro de Exteriores afirmaron que España continuaría apoyando el proceso electoral, para lo cual habían mandado 200 ordenadores. Así mismo, acudirían observadores electorales, pero estos serían miembros del partido socialista y no del Gobierno. De nuevo, no se querían mezclar ambos campos, como ya había pasado en ocasiones anteriores con alguna visita de un líder nicaragüense a España. Aunque lo cierto es que era difícil diferenciar y establecer separaciones tajantes entre las acciones emprendidas en política exterior por el Gobierno socialista, y las acciones de relaciones exteriores mantenidas por el PSOE. Puesto que, en última instancia, el inspirador de ambas era la misma persona, aunque fueran ejecutadas por actores diversos.
En noviembre también visitó España Sergio Ramírez, entrevistándose en este caso con Alfonso Guerra y comprometiéndose este último a que el Gobierno español estudiaría la apertura de una línea de crédito especial para contribuir a la reconstrucción de Nicaragua. El vicepresidente nicaragüense, calificó al Gobierno español como el “gran interlocutor en Centroamérica”. En ese momento, se había producido por parte del FSLN una ruptura de la tregua unilateral con la guerrilla antisandinista. Acción que aunque no fue condenada por el Gobierno español, no se consideró una buena noticia, con vistas, sobre todo, a las próximas elecciones. El año acabó con la Cumbre de San José en Costa Rica, con la presencia de los cinco presidentes centroamericanos, firmando la Declaración de San Isidro de Coronado.