Belén Blázquez Vilaplana
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Felipe González comenzaría su intervención del Debate sobre el Estado de la Nación de 19921004, con las siguientes palabras: el debate de este año 1992 pretendemos basarlo en una reflexión sobre el proceso de participación de nuestro país en la construcción europea, sobre su grado de preparación y sobre el desafío que representa para nosotros (...). Continuaba diciendo que ello se haría en el marco de las visitas de los Jefes de Estado y de Gobierno que esperamos, quiero resaltar, por lo que supone, la Cumbre Iberoamericana de Madrid. Será la continuación de la Cumbre de Guadalajara y la confirmación de un eje de nuestra actuación de política exterior extraordinariamente importante para la definición de nuestro futuro. (...) Durante mucho tiempo Europa ha sido para los demócratas españoles punto de referencia y fuente de consenso (...) para un país como el nuestro, cuyo signo más negativo históricamente ha sido el aislamiento, la ocasión de tomar ese tren y de hacerlo desde el primer momento es tan importante que no se puede regatear ningún esfuerzo para alcanzar los objetivos propuestos (...). Así mismo afirmaba que cuando un país tiene sin resolver cuestiones básicas de su propia identidad o de su articulación interna, o vive en condiciones de incertidumbre sobre el lugar que ocupa en el concierto internacional o sobre su propia seguridad, estas cuestiones lo atenazan y le impiden plantearse objetivos de avance real (...) y la voluntad de asumir nuestra responsabilidad en la defensa solidaria de un orden internacional legítimo, que es la principal garantía de nuestra propia seguridad1005.
Merece destacarse la intervención del Sr. De Rato Figaredo, al defender una resolución propuesta por el PP: (...) solicitamos también por enésima vez un debate sobre paz y seguridad (...) que nos diga qué conclusiones obtiene de esos cambios (coyuntura internacional) de cara a los intereses generales y nacionales. La política internacional y la política de defensa son cuestiones de Estado, sin duda lo son, y el grupo Popular lo cree firmemente. Pero cuestiones de Estado no son cuestiones secretas, son cuestiones públicas que requieren debates públicos, consensos públicos y conocimiento claro de los ciudadanos1006. A lo cual replicaría el portavoz del Grupo socialista, Martín Toval, por enfermedad de González: El Congreso de los Diputados acuerda la celebración de un debate sobre paz y seguridad, antes de que finalice el actual período de sesiones, en el que el Gobierno informe sobre los principios que inspiran nuestra política en estos ámbitos1007. Seguido de una contrarréplica de De Rato Figaredo que exigía una comparecencia del Ministro de AAEE o una comparecencia conjunta de los Ministros de AAEE y de Defensa en la Comisión para informarnos sobre los planes del Gobierno respecto a la paz y seguridad nos parece que es posible incluso lo ha sido. Hay una promesa formal del Presidente del Gobierno, a quien nosotros citamos en nuestra moción y el Grupo Socialista excluye y dice que debe ser el Gobierno exclusivamente, el que responda de este tema, no singularizando al Presidente (...) a que no se excluya la referencia expresada al Presidente del gobierno y que sólo se refiera al Gobierno1008.
Parece increíble que en un año como el 92, con lo que simbólicamente suponía para España de cara a las naciones iberoamericanas, las referencias a Iberoamérica en el debate fueran ínfimas por no decir que no existieron, excepto para mencionar de manera colateral, el tema de la Cumbre Iberoamericana de Guadalajara y de Madrid. En este debate, por vez primera desde que los mismos comenzaron en 1983, no hubo ninguna cita sobre Centroamérica, como región o sobre Nicaragua o El Salvador como país. Y eso, que fue en este año cuando se firmaron formalmente los acuerdos de paz de este último país referido.