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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.Francisco Luis Sastre Peláez
MEDIDA Y VALORACIÓN DEL RESULTADO EMPRESARIAL
MEDIDA Y VALORACIÓN DEL RESULTADO
De lo dicho anteriormente podemos confirmar nuestras dos conclusiones iniciales sobre el análisis del valor aunque, al menos en apariencia, pudieran parecer contradictorias: a) por una parte, que las medidas posibles son muchas, tantas realmente como individuos o grupos, al ser el concepto de valor de naturaleza idiosincrásica y b) que es fundamental emplear medidas con un alto grado de normalización, para permitir su comparación en el tiempo y en el espacio con cierto grado de generalidad.
La buena medida no sólo ha de informar del hecho concreto y aislado sobre el que se aplica, sino permitir además su enjuiciamiento, y esto último sólo se conseguirá si es posible su comparación en el tiempo (valoración de lo ahora obtenido con lo que se logró antes y/o con lo que se planificó obtener) y en el espacio (valoración de los resultados propios a la luz de lo que consiguieron otros, bien se trate de competidores directos o no).
Sólo la medida normalizada puede servir de apoyo a la valoración, pero una y otra no son la misma cosa. Ese componente general y, hasta cierto punto, de carácter no específico de la medida que permite la comparación, la vuelve roma para servir al propósito individual y obliga a ajustarla y completarla.
Este proceso subsiguiente de interpretación de la medida, que frecuentemente se realiza por medio de ciertas operaciones y cálculos complementarios, la denominamos valoración. O, dicho con otras palabras, las medidas y juicios particulares que los grupos de interés aplican sobre las medidas normalizadas las denominamos valoraciones.
Beneficio Contable y Beneficio del accionista
A la hora de proceder al cálculo del resultado, el procedimiento común incurre en el mismo error de simplificación que apuntábamos al principio de este capítulo. Lejos de profundizar en la naturaleza del valor y en lo que pudiera acrecentarlo, se ocupa únicamente de contrastar aquellas de sus características que quedan al alcance del método puramente cuantitativo que le caracteriza. Así, a la hora de elegir entre objeto y método, es siempre el primero el que resulta sacrificado.
Cuando se habla vulgarmente de resultado se quiere decir, en realidad, variación patrimonial, del mismo modo que cuando se formulan los objetivos de la empresa, frecuentemente se confunden éstos con los de aquellos grupos, socios o accionistas, que tienen derechos de propiedad sobre el patrimonio.
Así, es corriente afirmar que la creación de valor es el objetivo principal del accionista, porque induce la aparición de una serie de “bucles de retroalimentación” que permiten satisfacer las aspiraciones de rentabilidad y supervivencia empresarial(1). No obstante, el objetivo prioritario del accionista, como el del empleado o el del directivo, es la máxima retribución del factor que él aporta, y sólo lo será también la creación de valor en la medida en que ésta sea condición necesaria para alcanzar su objetivo primero. ¿Por qué habría de existir, si no, el mecanismo de la especulación?(2)
El objetivo de creación de valor sí es, en cambio, el fin prioritario para la empresa misma, pues de su realización continuada depende la rentabilidad, condición indispensable para que los grupos de interés alcancen sus objetivos y, por tanto, para su propia supervivencia. Esta distinción es importante pues el valor para la empresa y el valor para los propietarios de los factores, aunque tal vez coincidentes en último extremo, no significan exactamente las mismas cosas.
La creación de valor, por otra parte, se concretará en una forma de rentabilidad compleja, fruto de la equilibrada combinación de un buen rendimiento de los activos, del crecimiento de las inversiones rentables y de una política financiera óptima(3). No se limita el problema, por lo tanto, a la obtención del beneficio ocasional sino, más bien, a la creación de una tendencia que permita optimizar la combinación de los factores en un plazo medio o largo.
Como se sabe, la herramienta por excelencia para medir la creación de valor empresarial es el resultado contable. Esta medida, a consecuencia de su elevado nivel de estandarización, obtenido en gran parte gracias a su articulación por el orden normativo, ocupa un papel preponderante entre todas las demás(4).
Además de alto índice de normalización, son de desatacar en el resultado contable las características siguientes:
1. - Los criterios de valor a los que atiende se fijan por el mercado, y se manifiestan en el precio realmente pagado por el elemento objeto de valoración.
2. - La medida del valor que proporciona es cuantitativa y se refiere al equivalente monetario que permite la transacción, es decir, al precio(5).
3. - Los objetos a los que se dirige no sólo han de ser susceptibles de medición monetaria, sino identificables y susceptibles de ser relacionados en los Estados Financieros y, en especial, en el Balance de Situación.
4. - Las transacciones o diferentes procesos de cambio de los objetos analizados también han de identificarse previamente en el Plan de Cuentas, con el fin de poder ser integrados en el Estado de Pérdidas y Ganancias.
El resultado contable, por lo tanto, y a pesar de la gran utilidad que comporta su uso, es una medida estándar y no una herramienta capaz de colmar totalmente las necesidades valorativas de los diferentes grupos de interés. Baste pensar que los criterios para su configuración, anteriormente citados, a la vez que lo estructuran lo dotan de rigidez, debiendo aplicarse, no obstante, por los diversos grupos para valorar el grado de obtención de intereses particulares y, en cierta medida, contradictorios. Es a consecuencia de esta debilidad por lo que algunos hablan, por ejemplo, de beneficio contable y de beneficio económico (o del accionista) como de dos realidades distintas que es preciso conciliar(6).
Para poder comprender mejor la naturaleza de estas discrepancias será conveniente exponer ahora, siquiera brevemente, las principales restricciones que la medida contable del resultado impone a los que usan de ella. Dichas limitaciones serían las siguientes:
1. - Los precios se toman como dados, analizándose solamente el efecto monetario causado por variaciones en cantidad. No se estudian las alteraciones cualitativas del valor, ni su influencia en la formación del precio.
2. - Al considerar como precio únicamente la cantidad realmente pagada en la transacción, sólo permite medir operaciones ya realizadas o históricas.
3. - Analiza exclusivamente las características patrimoniales de los objetos susceptibles de ser relacionados en el Balance, y las operaciones de cambio de valor incorporables a Pérdidas y Ganancias.
4. - A pesar de la actividad normativa, la estandarización no es completa por diversas razones: dificultades de valoración, utilización oportunista por el empresario, etc.
En el intento normativo-contable por superar algunos de estos problemas, y siempre tomando como apoyo la información contenida en los Estados Financieros(7), se desarrollan un conjunto de medidas y procedimientos de análisis de entre los cuales el más relevante tal vez sea, en lo que a la valoración del resultado se refiere, el ratio de Rentabilidad(8).
Así pues, frente a las limitaciones que impone la necesidad de una medida estándar única y de carácter problemático, los diferentes grupos de interés habrán de desarrollar valoraciones de naturaleza particular que se concretarán en diferentes ratios o formas de análisis.
Por ello, después de ocuparnos del estudio crítico del Resultado Contable, tarea que iniciaremos a continuación, habremos de pasar a revisar las posibles valoraciones susceptibles de realizarse posteriormente sobre aquél.
1. La existencia de estos “bucles de retroalimentación” es una de las afirmaciones en las que se apoya la aportación teórica de los stakeholders.
Arthur Little, por ejemplo, parte de la consideración de la empresa y de su actividad como de la acción de un conjunto de grupos o elementos interrelacionados, aunque con intereses particulares. Al incrementar la satisfacción de determinado grupo (por obtener sus objetivos), se obtiene un mejor funcionamiento de éste lo que hace que, a su vez, la satisfacción del grupo para el que trabaja el primero se incremente, y así sucesivamente en una retroalimentación circular y, aparentemente, indefinida: la satisfacción de los accionistas conduce a la mejora del entorno laboral, que produce una mejora en la calidad de los productos, que a su vez da lugar a la satisfacción de los consumidores , y la de éstos la de los accionistas, etc. Ver Kotler y otros (1996).
Esta aportación ha dado lugar a una abundante bibliografía. Por ejemplo, Martén y González, con un punto de vista ligeramente distinto, denominan al mismo proceso “creación de círculos virtuosos”. La creación de valor origina mayor captación de fondos, la incorporación de mejores profesionales, la realización de acuerdos más satisfactorios con clientes y con proveedores. Cada uno de estos factores funciona como un bucle de realimentación, al inducir incrementos en la creación de valor, que a su vez aceleran el funcionamiento de cada uno de ellos. Ver Martén y González (1996): 32 y ss.
2. A pesar de las críticas de ciertos autores clásicos y neoclásicos de enorme peso, fundamentadas sobre todo en la confusión entre accionista y empresario (y, por tanto, atribuyendo a aquél la función de dar estabilidad a la empresa), hemos de decir que el mecanismo de la especulación es la forma, tal vez peyorativa, en que se denomina la actividad inversora del factor capital. La duración de la inversión no depende del capital mismo, sino de las oportunidades de negocio que ofrece el mercado. Así, especulación y fluidez del capital a invertir son conceptos estrechamente vinculados y que se relacionan directamente con la inversión eficiente de este factor.
3. Martén y González (1996): 32
4. La disposición final primera del Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, aprobado por el Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre, prevé la elaboración del actual Plan General de Contabilidad. Éste se aprueba por Real Decreto 1643/1990, de 20 de diciembre, publicándose en el B.O.E. del 27 de diciembre siguiente en sustitución del Plan anterior (que había sido aprobado por Decreto 530/1973, de 22 de febrero). Las disposiciones legales de diversa naturaleza tendentes a la armonización de los principios contables con los fiscales, mercantiles, etc. son muy numerosas, así como la emisión de una amplia normativa de naturaleza propiamente contable: planes sectoriales, disposiciones de las diversas instituciones de regulación contable (entre las que destacamos diversas resoluciones del ICAC para el desarrollo del P.G.C).
5. Definimos Precio como la medida monetaria del valor de los bienes que permite que la transacción comercial se efectúe. Puede concretarse en diferentes importes dentro de cierto campo de variación.
6. Mato (1992): 19 y ss.
7. Entendemos por Estados Financieros o Contables aquellos documentos normalizados que se desarrollan a partir de la información contable propiamente dicha: Balance, Cuenta de Pérdidas y Ganancias, Estado de Origen y Aplicación de Fondos, Cash -Flow, etc. Ver: Carmona y Carrasco (1996)
8. Los instrumentos de análisis de los estados financieros pueden ser de diversa naturaleza. Una posible clasificación de los mismos es la siguiente:
1. - Diferencias absolutas de masas de los estados financieros
2. - Estados financieros comparados en valores absolutos y relativos (porcentajes horizontales - números índices)
3. - Estados financieros descompuestos en valores relativos en base cien (porcentajes verticales).
4. - Uso de ratios: Los ratios son cocientes que buscan relacionar diferentes magnitudes de una forma lógica y significativa. Un grupo de ratios especialmente significativo es el de rentabilidad.
5. - Otros instrumentos especiales.
Ver Urías (1992): 181 y ss.
Para una revisión crítica de los mecanismos tradicionales de análisis financiero: Lev (1974). Como se hará notar en el apéndice final de nuestro trabajo, la publicación de esta obra se produce en el momento en que se evidencia la importancia creciente de los valores intangibles en la conformación de la empresa y de su beneficio. Estos valores (de conocimiento), y los activos a que dan lugar, provocarán la crisis definitiva de las medidas exclusivamente financiero - contables del resultado empresarial.
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