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Influencia de la legislación en la información medioambiental suministrada por las empresas
Enrique Rafael Blanco Richart
EL DIVORCIO ENTRE EL MUNDO FÍSICO Y EL ECONÓMICO
Introducción
La actividad económica siempre ha estado ligada con el entorno, ya sea natural o social, en el que ésta se desarrolla y esta relación se ha mantenido dentro de unos límites de equilibrio hasta épocas muy recientes. Pero ante la ausencia de una auténtica conciencia ambiental no ha sido hasta bien entrado el siglo XX cuando la economía[1] no ha empezado a preocuparse por la relación de ésta con el medio ambiente[2], alcanzando en la década de los años noventa una importancia relevante, y tres son las razones que pueden justificarlo[3]:
· La acumulación detectable de daños al medio ambiente. Ya sea por los abundantes desastres ecológicos ocasionados por las actividades económicas del hombre, como han sido los desastres originados por el Exxon Valdez, Bhopal, Chernobyl o por las consecuencias que generan ciertas prácticas como la tala abusiva de bosques, la sobreexplotación de los acuíferos, etc.
· El avance en el conocimiento científico-técnico de la relación causa-efecto del daño ambiental.
· La mayor conciencia social y política sobre el problema de nuestro entorno y su proyección mundial.
Esta creciente sensibilidad por el deterioro medioambiental está teniendo a su vez un reflejo notable no sólo en términos políticos y sociales, sino también en el terreno económico. Esta influencia se nota en un doble plano[4]:
- En la propia teoría económica al ponerse en cuestión algunos de los paradigmas básicos sobre los que se sustenta el edificio de las teorías económicas clásicas.
- Y en el nivel de la economía aplicada y su extensión al campo de la política económica.
A su vez el medio ambiente ha pasado de ser un patrimonio casi exclusivo de algunos grupos radicales, a constituir un elemento cultural básico, en capas de la sociedad cada vez más amplias. Es decir, ha pasado de la radicalidad a la generalización y de la generalidad a la globalización[5], al ser hoy en día un problema de carácter mundial, no sólo por las características universales propias de los procesos físico-químicos en los que consiste, sino porque problemas ambientales, y gravísimos, se producen en todo el mundo con independencia del sistema económico o político del que se hable. Por lo tanto la globalización del problema ambiental es doble: Porque su solución última sólo puede tomarse a escala mundial y por sus manifestaciones, ya que problemas ambientales existen a lo largo de todo el planeta.
Los problemas ambientales no son exclusivos de un modelo industrial ni, mucho menos, de la economía de mercado, aunque ésta última es la única que ha sido, hasta el momento, capaz de generar tecnología y organización para intentar acometer el reto que plantea el medio ambiente.
El proceso de industrialización y creciente urbanización son las principales causas del deterioro de las condiciones medioambientales, lo que ha originado paralelamente un desarrollo de la conciencia social favorable a la conservación del entorno natural, lo que desata la polémica “ desarrollo versus conservación “ que se caracteriza “por la existencia de dos vicios opuestos, extremos y ambos igualmente negativos: El conservacionismo puro y duro y el desarrollo ciego y desaforado”[6].
En este proceso de reconocimiento de la cuestión ambiental existen tres hitos importantes:
· El informe Meadows del Club de Roma (1972) sobre “Los límites del crecimiento” que supuso la primera voz de alarma y el inicio del proceso de concienciación, al plantear límites al crecimiento económico con efectos catastróficos para los sistemas económicos y ecológicos.
· El informe Brundtland, (1987) “Nuestro futuro común” de la Comisión Mundial del Medio ambiente y Desarrollo, se acuña el concepto del “desarrollo sostenible” (aparece en 1980 en el informe de la International Union for the Conservation of Nature and Natural Resources, titulado “Estrategia mundial para la Conservación”), definiéndolo como aquel que satisface las necesidades de la generación del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias.
· Y en 1992 en la Cumbre de la Tierra de Naciones Unidas de Río de Janeiro, se asume por primera vez, y a nivel mundial, el desarrollo sostenible como guía para la formulación de políticas de desarrollo racionales y regionales; es decir la integración entre desarrollo y medio ambiente.
La crisis del petróleo colocó en el candelero de la opinión pública la relación entre el medio ambiente y el desarrollo económico.
Entonces ¿Son medio ambiente y desarrollo dos conceptos excluyentes? ¿Tiene que considerarse el medio ambiente como parte integral del desarrollo?[7].
De aquí surge el concepto del desarrollo sostenible, es decir la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la posibilidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades[8], cuyos aspectos fundamentales del mismo son: La sostenibilidad y la globalidad en las actuaciones.
Para llegar a esta situación actual, de la mayor toma de conciencia en cuanto a los problemas medioambientales y su influencia en el pensamiento económico, habría que realizar una descripción de la relación entre hombre y naturaleza.
Cuando en épocas pasadas existían amplias zonas del planeta en las que el hombre no había penetrado, por lo tanto la Naturaleza permanecía incontaminada, los problemas naturales se producían por fenómenos meteorológicos o epidemiológicos de los que el hombre resultaba sujeto pasivo. Era la propia Naturaleza la que fundamentalmente era objeto y sujeto de sus propios acontecimientos. Pero cada vez más el hombre se adentró en la Naturaleza para ir cubriendo sus necesidades, por eso podemos decir que la relación entre el hombre y la naturaleza es, ante todo, una relación utilitaria que implica una interacción recíproca entre ambas entidades, que a través de un continuo proceso de adaptación y transformación, le han permitido alejar la mayor parte de las restricciones, sea por limitación o escasez de recursos, a través de una sofisticada base tecnológica que le ha permitido incrementar su capacidad de dominio y por lo tanto de explotación sobre ella[9].
Toda actividad económica ha estado ligada desde siempre con el entorno natural y social en el que se desarrolla, ya que no se concibe actividad alguna que no interactúe con algún elemento del medio en el que se desenvuelve.
El medio ambiente es el sustento básico de la vida en el planeta. En este sentido, el medio natural desarrolla diversas funciones que pueden considerarse económicas, ya que inciden directa o indirectamente, en las actividades económicas de los hombres, por lo tanto podemos especificar varias funciones que cumple la naturaleza en esa relación con el hombre[10]:
1.- Ser fuente de recursos necesarios para el desarrollo de los procesos productivos (agua, combustibles, otras materias primas naturales, etc.) de muchos de los bienes económicos y cuyo rendimiento depende de la calidad del agua o el aire, como son las explotaciones agrícolas y forestales, piscifactorías, etc. y para el consumo directo (agua, alimentos vegetales o animales). Por tanto, el suministro de recursos para el desarrollo de diversas actividades de carácter económico es una de las principales funciones económicas que desempeña el medio ambiente.
Estos recursos naturales pueden ser de distintos tipos:
- Recursos no renovables: Son aquellos que una vez consumidos no pueden regenerarse de forma natural en una escala de tiempo humana, como son los minerales y combustibles minerales (petróleo, carbón, etc). Estos recursos son finitos, y aunque pueden encontrarse nuevas reservas, el encarecimiento de los mismos va a provocar que su explotación sea económicamente inviable, a pesar de que las mejoras tecnológicas pueden alargar el periodo de utilización.
- Recursos renovables: Son los recursos que pueden regenerarse mediante procesos naturales, de manera que aunque sean utilizados pueden seguir existiendo siempre que no se sobrepase su capacidad de regeneración, como son los animales y las plantas, que pueden reproducirse. También son recursos renovables el aire y las aguas limpias, que pueden renovarse mediante procesos naturales.
- Recursos continuos: Se corresponde con aquellas fuentes de energía que son inagotables y que no son afectadas por la actividad humana, como la energía del sol y la gravedad. La primera genera energía solar a través de la radiación y eólica por el viento. La segunda genera energía hidroeléctrica mediante saltos hidroeléctricos o las olas y mareas. No deben confundirse con los recursos renovables ya que no existe un proceso de regeneración.
2.- Asimiladora de residuos. Completando lo anterior si se considera como un flujo circular abierto, es receptora de los residuos y desechos de todas clases consecuencia de la actividad productiva y de la sociedad (distribución y consumo) que éstas no quieren, ayudando a eliminarlos[11] con su capacidad de asimilación, ya sea por dispersión de residuos líquidos en ríos, mares y suelos; por dispersión de gases en la atmósfera o por degradación de residuos sólidos en los suelos o en las aguas. Pero esta asimilación tiene un límite y cuando se supera aparece la contaminación.
3.- Proporciona servicios medioambientales que tienen una importancia relevante e incluso vital en algunos casos así podemos clasificar esos servicios en dos grupos:
- Servicios relacionados con el consumo directo y consciente, como los paisajes, parques, etc. demandados como atracción turística para la recreación, por las economías domésticas, entrando a formar parte de la función de producción de utilidad de éstas. O el incremento de conocimiento que facilita a través de la investigación científica.
- Servicios de consumo indirecto e inconsciente, ya que es un sistema que proporciona los medios para sostener toda clase de vida y su diversidad, estabiliza los ecosistemas y regula el clima.
Por lo tanto existe una ineludible interdependencia entre el hombre (sociedad) y el entorno (naturaleza), en este binomio juega un papel preponderante el trabajo mediante el cual el hombre obtiene una serie de beneficios, descartando la concepción de entender la naturaleza como puro objeto, sino como el más exquisito y fiel aliado[12], porque aparece un grave problema cuando debido a la actividad económica de la sociedad el medio ambiente ve disminuidas o anuladas sus posibilidades de cumplir con estas funciones satisfactoriamente.
A su vez el hombre, como grupo, parte de un determinado sistema social y en un medio ambiente específico, (medio ambiente social) por lo que la relación entre la naturaleza y el hombre es un fenómeno social. Así la realidad natural no se convierte en recurso para el hombre más que por la acción combinada de dos condiciones:
· Que pueda satisfacer directa o indirectamente una necesidad humana y poseer una utilidad dentro de una forma de vida social.
· Que el hombre disponga de los medios para separarla del resto de la naturaleza y utilizarla para sus fines[13].
A lo largo de la historia, la acción del hombre construye un espacio social que se superpone al medio ambiente natural, proceso que se lleva a cabo en un lugar dado y en un espacio preexistente por lo que cualquier análisis que se quiera efectuar sobre dicha relación no puede realizarse únicamente en su dimensión espacial sino también en función de su dimensión temporal e histórica. Ninguna ciencia es independiente del contexto ideológico donde se desarrolla, por lo que la ciencia económica también refleja una determinada ideología y responde a la interpretación, que en función de dicha ideología, se hace. Así cada doctrina económica ha estado condicionada por la circunstancia de su tiempo[14], siendo el antropocentrismo una constante en la mayoría de las civilizaciones.
En cuanto a su relación en la evolución del pensamiento económico, ha supuesto un divorcio entre el mundo físico y el mundo económico, divorcio que se ha manifestado en la evolución de conceptos como la escasez, la noción de riqueza, o la definición de los elementos productivos que intervienen en el sistema económico.
La clave de toda exploración de los fenómenos económicos ha sido la fuente del valor[15] problemática que ha alcanzado a todas las escuelas del pensamiento económico desde Píndaro con su paradoja del valor (las joyas a pesar de carecer de valor eran caras y el aire valioso, es un bien gratuito), pasando por los mercantilistas donde el oro y la plata eran la fuente del valor y la riqueza, o con Adam Smith donde es el trabajo la raíz del valor económico[16] idea que continuó desarrollándose en el pensamiento de Marx.
La teoría económica convencional parte de la idea de un sistema cerrado, donde las actividades económicas no están en conexión con el sistema biológico. Así se entiende que todo lo que se consume ha sido producido, y queda al margen de la consideración económica, desde esta perspectiva, el consumo de patrimonio, en toda su extensión, que se incorpora al sistema productivo.
Así los elementos de producción también han sufrido una evolución en el pensamiento económico, desde el predominio de la Tierra como elemento productivo básico en los fisiócratas, pasando a la Escuela Clásica donde se amplió a un nuevo concepto no ligado a la idea de materialidad que era el Trabajo, éste era el único elemento productivo que era capaz de infundir valor a las cosas y ser generador de riqueza. Pero este alejamiento entre el mundo físico y económico se amplía aún más con la Escuela Neoclásica cuando se rompe todo concepto de limitación al crecimiento económico, es decir sin relación con los recursos materiales, al agregar un nuevo elemento como fuente y generador de riqueza, El Capital, acabando con el predominio del trabajo como fuente generadora del valor y la riqueza.
[1] Según el Diccionario de la Real Academia, (DRAE) economía es la administración recta y prudente de los bienes, siendo la economía de mercado el sistema económico en el que los precios se determinan por la oferta y la demanda. Tamames la define como ciencia de la Economía Política que en sus diferentes ramas estudia los problemas derivados de la insuficiencia de medios para atender a todos los fines imaginables, teóricamente infinitos, y que analiza los conflictos de intereses para proponer medidas de acción
[2] La palabra medio ambiente es redundante ya que básicamente significan lo mismo. Medio significa en biología el conjunto de circunstancias o condiciones físicas y químicas exteriores a un ser vivo. Mientras que Ambiente significa lo que rodea o cerca, es decir las condiciones de un lugar que pueden ser o no ser favorables a las personas, animales y cosas que en él están. Pero el uso de medio ambiente como sinónimo de medio biológico, natural o físico es tan generalizado que no tiene sentido su cambio.
[3] Pallá, Odón. (1992). “Economía y medio ambiente: El Estado de la cuestión”. ICE. Nº 71, noviembre.
Llena Macarulla, Fernando. (2001) “Enfoque económico del medio ambiente”. http://www.5campus.com/leccion/medio11.
[4] Ruesga Benito, Santos M. (1992). “Reflexiones preliminares sobre la evaluación monetaria del medio ambiente”. Situación. BBV. Pag. 155.
[5] Bilbao Saralegui, Jon. (1990). “Industria y medio ambiente: De la colisión a la sinergia”. Ekonomiaz, nº 17, pag. 150
[6] Cubillo, Clemente. (1992). Geografía y medio ambiente. Situación. 1991/2 BBV.
[7] Bifani, Pablo. (1980). Desarrollo y medio ambiente I. Cuadernos del CIFCA. Pag. 21
[8] Informe Brundtland de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, 1987. Nuestro futuro común. 1988. Ed. Alianza.
[9] Baselga, Ignacio. (1990). “La empresa y el medio ambiente: Realidades y perspectivas”. Círculo de empresarios. Boletín nº 52.
[10] Gallego Gredilla, J.A. (1974). Economía del medio ambiente. Instituto de Estudios Fiscales. Pag. 14.
Azqueta Oyarzun, Diego. D. Azqueta y A. Ferrerio (eds.) (1993). Análisis económico y gestión de los recursos naturales. Pag.55.
Llena Macarulla, Fernando. (2001). Webb cit.
Azqueta Oyarzun, Diego. (1996). “Valoración económica del medio ambiente. Una revisión crítica de los métodos y sus limitaciones”. I.C.E. nº 751. Marzo. Pag. 37-38
[11] Azqueta Oyarzun, Diego. (1992). “El economista como profesional y el medio ambiente”. Pag. 435.
[12] Jaquenod de Zsögön, Silvia. (1992). “Aspectos jurídicos de la cuestión ambiental”. I.C.E. nº 711. Noviembre. Pag. 108.
[13] Godelier (1989). Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías y sociedades. Ed. Taurus. Pag. 107.
[14] Bifani, Pablo. (1980). Op. Cit. Pag. 23 – 26.
[15] Georgescu-Roegen, Nicholas. (1983). “La teoría energética del valor económico: Un sofisma económico particular”. El Trimestre Económico. México, Abril-junio. Nº 198. Pag. 829.
[16] Georgescu-Roegen, Nicholas. (1983). Art. Cit. Pag. 830.
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