¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA DECISIÓN DE COOPERAR TECNOLÓGICAMENTE?
Eunice Leticia Taboada Ibarra
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La noción de la empresa como una “caja negra” fue cuestionada por R. Coase en su artículo de 1937. Para él, el hecho de que se pensara que el sistema económico era coordinado por el sistema de precios era sólo una descripción parcial ya que consideraba que existían por lo menos dos mecanismos de coordinación económica: los mercados y la empresa.
En el mecanismo de mercado, el sistema de precios es el que orienta (en forma descentralizada) las necesidades y las oportunidades de la asignación de recursos; en la empresa, el principio de organización es diferente ya que a través de la jerarquía, la autoridad de la misma efectúa las reasignación de recursos.
Para Coase la empresa y el mercado son medios alternativos de organización económica de las mismas transacciones y la empresa es la que determina qué actividades organizar internamente (jerárquicamente) y cuáles encargar a otras empresas (a través del mercado). La firma intentaría extender su campo bajo control, mientras sus costos de efectuar transacciones internas fueran menores que los de lograr el mismo resultado mediante transacciones de mercado.
En concordancia con este planteamiento, Williamson (1985) subrayó que el hecho de que las transacciones se organicen dentro de una empresa o entre empresas autónomas es una variable de decisión y que la forma seleccionada va a depender de los costos de transacción de cada alternativa, lo que a su vez implica tener presente los atributos observables de la transacción, los factores de comportamiento causantes de la aparición de las fricciones transaccionales y la incidencia de estas últimas en las estructuras institucionales.
Con el fin de conocer el planteamiento de Williamson respecto a las condiciones en las que la empresa decide realizar una transacción interna, externamente o de forma híbrida, en el subapartado siguiente se estudian los conceptos principales y la lógica de este enfoque teórico. En el segundo subapartado, se analizan los alcances y limitaciones del mismo para efectos del tópico de estudio de la presente investigación.
1.1. Conceptos Básicos y Lógica del Planteamiento Teórico
El concepto de “costo de transacción”, diferente al costo de producción neoclásico, surge en esta perspectiva teórica al reconocerse la existencia de fallas de mercado asociadas con la racionalidad limitada y el oportunismo de los agentes, así como con la incertidumbre que caracteriza a los mercados. Para Williamson (1975) este conjunto de elementos dan lugar a que los precios sean señales insuficientes para la toma de decisiones eficiente, por lo que la organización interna de las empresas puede sustituir el intercambio mediado por el mercado.
En la medida en que las relaciones entre proveedores y usuarios transcurren en un ambiente de incertidumbre, oportunismo y racionalidad limitada, el intercambio de información cuantitativa y cualitativa se verifica por medio de relaciones contractuales, ya que la existencia de fallas de mercado genera condiciones para el surgimiento de comportamientos estratégicos no cooperativos por parte de los agentes económicos y la recreación de un contexto de incertidumbre para la toma de decisiones (Williamson, 1994).
Ante la existencia de tales condiciones, la empresa puede optar por internar (realizar internamente) actividades que antes no llevaba a cabo (porque los productos que generaban esas actividades, las compraba a otra empresa). Cuando la empresa interna actividades que antes se cubrían por medio de transacciones de mercado, se sustituye este último por una jerarquía.
“El enfoque de mercados y jerarquías intenta identificar una serie de factores ambientales [incertidumbre y relaciones de intercambio de pocos agentes] que aunada a un conjunto relacionado de factores humanos [racionalidad limitada y oportunismo], explica las circunstancias bajo las cuales resultará costoso redactar, poner en ejecución y hacer respetar complejos contratos de condiciones contingentes. Al enfrentarse a tales dificultades y considerando los riesgos que plantean los contratos sencillos (o incompletos) de condiciones contingentes, la empresa puede decidir evitar el mercado y recurrir a mercados jerárquicos de organización. Por lo tanto, las transacciones que de otro modo podrían manejarse en el mercado, se llevan a cabo internamente regidas por procesos administrativos” (Williamson, 1975:25).
El planteamiento de los costos de transacción sostiene que las instituciones tienen el propósito fundamental de economizar los costos de transacción, por lo que centra su atención en las transacciones y en los esfuerzos de las instituciones para economizar el costo de las mismas.
Williamson señala (1991) que la aplicación de la economía del costo de transacción implica tres operaciones fundamentales: i) debe declararse la unidad básica del análisis; ii) deben identificarse los atributos rudimentarios de la naturaleza humana, y iii) deben describirse las transformaciones intertemporales del proceso de organización.
Con la finalidad de dejar claras las tres operaciones, se hace una breve presentación de las particularidades que Williamson les atribuye. Asimismo, se explican la “transformación fundamental” y la “lógica del proceso de transformación inter temporal”. Posteriormente, en las tres secciones siguientes, se aborda lo relativo a los contratos y la gobernación; las formas de organización, y lo que bajo esta perspectiva teórica constituyen el límite de la empresa.
1.1.1. Los Supuestos Conductistas: Racionalidad Limitada y Oportunismo
Son dos los supuestos referentes a los “atributos rudimentarios de la naturaleza humana”: la racionalidad limitada y el oportunismo (véase tabla 1, con la descripción esquemática de este planteamiento teórico). Estos atributos junto con la incertidumbre y las relaciones de números pequeños (con pocos agentes) ocasionan los problemas transaccionales (Williamson, 1975).
Con el supuesto de racionalidad limitada se reconocen los límites de la competencia cognoscitiva del ser humano y con ella se supone que los individuos son “intencionalmente racionales, sólo en forma limitada”, ya que enfrentan restricciones neurofisiológicas y de lenguaje.
Williamson retoma la definición de Simon respecto al principio de racionalidad limitada y lo cita “la capacidad de la mente humana para formular y resolver problemas complejos es muy pequeña en comparación con el tamaño de los problemas cuya solución es necesaria para un comportamiento objetivamente racional en el mundo real” (Simon, 1957:198 en Williamson, 1975:25). Para él, la economización de la racionalidad limitada asume dos formas: se ocupa de los procesos de decisión y comprende las estructuras de gobernación. En ambas se deben considerar expresamente los costos de planeación, adaptación y monitoreo de las transacciones.
Por oportunismo, se entiende “la búsqueda del interés propio con dolo.[...] Se incluyen aquí tanto las formas activas como las pasivas, y tanto los tipos ex ante como los tipos ex post” (Williamson,1985:57). Debido a que el comportamiento oportunista se refiere a la revelación incompleta o distorsionada de la información, especialmente a los esfuerzos premeditados para equivocar, distorsionar, ocultar, ofuscar o confundir, deja claro que los agentes humanos no cumplirán confiablemente sus promesas y violarán “letra y espíritu” de un acuerdo, cuando así convenga a sus intereses (Williamson,1985). Este supuesto es importante por varias razones:
i. Da lugar a distinguir y considerar el oportunismo ex ante y el ex post, que en la literatura de los seguros se conocen bajo los rubros de la selección adversa y el riesgo moral , respectivamente.
ii. Permite identificar la razón de las condiciones reales o aparentes de la asimetría de la información que complica de manera importante los problemas de organización económica.
A causa de la naturaleza humana se pueden presentar transacciones que involucran oportunismo ex post, por lo que las partes contratantes deben alertarse respecto a la consideración de contingencias. Las organizaciones económicas se beneficiarán si pueden elaborarse salvaguardas apropiadas ex ante.
Sin embargo y debido a que la información puede revelarse en forma estratégica y no franca cuando se solicita, las disparidades de la información inicial entre las partes de seguro no serán superadas por las propuestas de reunión de toda la información pertinente. Por el contrario las asimetrías de la información inicial persistirán. De hecho surgirán nuevas asimetrías adicionales debido a la presencia conjunta de racionalidad limitada y oportunismo.
Para mostrar la situación singular que se genera al considerar estos dos supuestos, Williamson presenta una tabla que resulta de mucha utilidad. En ella se evidencia que sólo en presencia de oportunismo y racionalidad limitada es que las dificultades contractuales se entienden y tienen lugar (véase el recuadro sombreado en la tabla 2). Esa situación es la única que describe lo que sucede en la realidad, en los otros tres casos los problemas de contratación se desvanecen.
Condición de los Supuestos Racionalidad Limitada: Ausente Racionalidad Limitada: Presente
Oportunismo: Ausente Felicidad (Utopía Contractual. Planteamiento Neoclásico) Contratación con “Cláusula General” contra los peligros de las lagunas contractuales (En este caso las partes del contrato prometen revelar francamente toda la información relevante y comportarse de manera cooperativa durante la ejecución del contrato y en los intervalos de la renovación contractual)
Oportunismo: Presente Contratación Comprensiva (El funcionamiento eficaz de la contratación se logra con la redacción de un contrato completo, es decir aquel que es potencialmente contingente con respecto a todos los estados futuros de la naturaleza, Entre estos, el oportunismo de quien firma el contrato) Graves dificultades contractuales. (“Enfoque acorde con la realidad”)
Con base en Williamson, 1985: 75
Con la finalidad de entender la naturaleza de los costos de transacción, es necesario aunar a lo ya descrito lo referente a las características de las transacciones.
1.1.2. Transacción: Definición y Características
Williamson propone hacer de la transacción la unidad básica de análisis y centra su atención en las dimensiones o características de la misma. En sus palabras una transacción ocurre “cuando se transfiere un bien o servicio a través de un interfase tecnológicamente separable. Termina una actividad y se inicia otra. Con una interfase que funcione bien, como en el caso de una máquina que funciona bien, estas transferencias ocurren suavemente. [...] La contraparte económica de la fricción (que pueda ocurrir para o al realizar la transacción) es el costo de transacción” (Williamson, 1985:13).
Se distinguen y consideran los costos de transacción ex ante y ex post. “Los costos ex ante son aquellos en que se incurre al preparar y negociar los acuerdos. Estos varían con el diseño del bien o servicio que se va a producir. Los costos ex post incluyen los de instalación y operación de la estructura de gobernación a la que se asigna el monitoreo y a la que se canalizan las disputas; los costos de regateo originadas por los ajustes (o su ausencia), y los costos de aseguramiento de los compromisos” (Williamson, 1985:388). Así, los costos ex ante están relacionados con la redacción, negociación y salvaguardas del acuerdo y los ex post incluyen costos de administración por disputas legales y costos de aseguramiento de compromisos.
La firma realizará sus transacciones respecto a un bien o servicio, interna o externamente, dependiendo del comparativo de costos de transacción de cada alternativa. Si los costos de transacción entre proveedores y usuarios superan a los de producir dentro de la empresa, se provoca un proceso de integración vertical, dando lugar al fenómeno de internamiento de actividades independientes dentro de las firmas.
Las transacciones se organizarán de una forma u otra de acuerdo a sus características respecto a la especificidad de los activos, la incertidumbre y la frecuencia que involucran.
A. Especificidad de los Activos
La especificidad de los activos es la dimensión característica más importante y se refiere a inversiones durables que se realizan en apoyo a transacciones particulares cuyo costo de oportunidad es mucho menor que en los mejores usos alternativos o para usuarios alternativos si la transacción original se terminara prematuramente.
Distingue entre al menos cuatro tipos de especificidad: de sitio, de los activos físicos, de los activos humanos y de activos dedicados y señala que es necesario clasificar los costos por el grado de especificidad: totalmente específicos y no específicos ya que son los primeros los que causan problemas en el terreno de la contratación. Allí se ubican los activos específicos, que son los responsables de la “transformación fundamental” y de las relaciones de intercambio de números pequeños (entre pocos agentes que están bien identificados) .
En forma resumida, las características de este tipo de activos son (Williamson,1983 y Joskow, 1991):
i. Especificidad de Sitio o Ubicación. El comprador y el vendedor se encuentran en una relación de estrecha vecindad, lo que refleja decisiones ex ante para minimizar costos de inventarios y de transportación. Una vez instalados, los activos son inmóviles en alto grado.
ii. Especificidad de los Activos Físicos. Cuando una de las partes de la transacción, o ambas, invierten en equipo y maquinaria con características de diseño específicas de la transacción, de modo que las inversiones tienen valores menores en usos alternativos.
iii. Especificidad de los Activos Humanos. Inversiones en capital humano, específicas a la relación y que surgen a menudo de un proceso de aprendizaje de la empresa. Son producto de que una o ambas partes desarrolla habilidades o conocimientos cuyo valor depende exclusivamente del trato con la otra.
iv. Activos Especiales o Dedicados. Son las inversiones sustanciales con propósitos generales que realiza un proveedor, que no se harían si no existiese la posibilidad de vender una cantidad considerable del producto a un cliente particular. Es decir, son las inversiones efectuadas en apoyo al intercambio con un cliente, aunque no sean específicas a éste. Si el contrato terminara prematuramente, el proveedor se quedaría con una gran capacidad excedente.
En el momento en el que en la transacción interviene la especificidad de los activos, aparecen las prácticas de contratación no convencionales debido a que la transacción involucra inversiones con propósitos especiales o específicos, a diferencia de una que involucra fines ordinarios o estandarizados. En este caso si el contrato concluye como se había planeado, las inversiones especializadas involucradas permitirán a menudo el ahorro de costos, pero son inversiones más riesgosas porque los activos especializados no pueden cambiarse de lugar sin sacrificar el valor productivo si los contratos se interrumpen o se terminan prematuramente.
De allí que en las transacciones que involucran activos específicos, sea evidente la identidad específica de las partes que la llevan a cabo, de modo que surgen salvaguardas contractuales y de organización en apoyo a las transacciones de esta clase, “salvaguardas que resultan innecesarias (originarían costos evitables) para las transacciones de la variedad neoclásica más familiar (no específica)” (Williamson, 1985:65).
Una observación importante es que para efectos de esta teoría, la especificidad de los activos sólo tiene relevancia en unión a la racionalidad limitada, el oportunismo, y en presencia de la incertidumbre. Este conjunto de hechos se retoma más adelante.
B. Incertidumbre
La segunda dimensión a considerar respecto a la transacción es la incertidumbre, que en este caso es de carácter conductista porque se genera como consecuencia del comportamiento oportunista y la racionalidad limitada de los agentes actuando respecto a una transacción que involucra activos específicos o idiosincrásicos.
La importancia de la incertidumbre para las transacciones es explicada por Williamson de la manera siguiente. “La influencia de la incertidumbre sobre la organización económica es condicional. Específicamente, un aumento de la incertidumbre paramétrica importa poco para las transacciones no específicas. Dado que las nuevas relaciones comerciales se arreglan con facilidad, la continuidad tiene escaso valor y la incertidumbre conductista es irrelevante [...] Esto no se aplica a las transacciones apoyadas por inversiones idiosincrásicas. Siempre que los activos son específicos en un grado no trivial, el incremento en el grado de incertidumbre hace más imperativo que las partes elaboren un sistema para <<resolver las cosas>>, ya que las brechas contractuales serán mayores y las ocasiones de adaptaciones secuenciales aumentarán en número e importancia a medida que se eleve el grado de incertidumbre” (Williamson, 1985:69).
C. Frecuencia
La tercera y última dimensión es la frecuencia. Esta se refiere a la recurrencia de las transacciones. El que se lleven a cabo de manera frecuente, o no, tiene implicaciones en términos de los costos que implica su estructura de gobernación, ya que elaborar contratos muy específicos y darles seguimiento es muy costoso.
De esta manera si la transacción involucra especificidad de activos y es recurrente, los costos de gobernación que implique su realización, se podrán justificar y podrán ser recuperadas con mayor facilidad. La frecuencia o recurrencia, aunada al tipo de inversión que se requiere es ejemplificada por Williamson como se muestra en la tabla 3.
Las características de la inversión (especificidad de los activos que involucra), la frecuencia con que se presenta la transacción y la consideración de la racionalidad limitada, el oportunismo y la incertidumbre dan lugar a la existencia de estructuras de gobernación y contratación específicas con la finalidad de minimizar los costos de transacción que este conjunto de hechos genera.
Antes de pasar a la exposición de las formas de contratación y gobernación, se hará referencia a lo que se conoce como “transformación fundamental”, que da cuenta del paso de relaciones multilaterales a relaciones bilaterales, así como de la “transformación inter temporal del proceso de organización”, proceso por el cual las formas de contratación y gobernación se van modificando.
1.1.3. La Transformación Fundamental y la Lógica del Proceso de Transformación Inter temporal
A. La Transformación Fundamental
La transformación fundamental es la forma principal de la economía del costo de transacción para demostrar que la “identidad importa”. Ayuda a explicar cómo las firmas toman identidades distintivas y por qué esto es relevante. La identidad es explicada usualmente por alguna forma de “especificidad de activo” y es la causante de las relaciones de intercambio con números pequeños y de la influencia de la información (Williamson,1975).
“Los economistas de todas las orientaciones reconocen que los términos en los que se realizará una negociación inicial dependen de la posibilidad de obtener licitaciones de más de un proveedor calificado. Se obtendrán términos monopólicos si solo hay un proveedor altamente calificado, mientras que habrán términos competitivos cuando haya muchos. La economía de costos de transacción acepta plenamente esta descripción de la competencia de licitación ex ante, pero insiste en que el estudio de la contratación se extienda para incluir algunos aspectos ex post. Así pues, la licitación inicial sólo fija el proceso de contratación en movimiento. Una evaluación plena requiere del escrutinio de la ejecución contractual y de la competencia ex post en el intervalo de renovación del contrato. [...] La economía del costo de transacción sostiene que una condición de gran número de licitaciones al principio no implica necesariamente que más tarde prevalecerá tal condición. La eficacia plena de la competencia ex post depende del hecho de que el bien o servicio en cuestión esté apoyado por inversiones durables en activos humanos o físicos específicos de ciertas transacciones. Si no existieran tales inversiones especializadas, el licitante inicialmente triunfador no obtendría ninguna ventaja sobre los derrotados” (Williamson, 1985: 70).
La identidad de las partes se da, porque los licitantes ganadores disfrutarán de ventajas sobre los perdedores en la medida en que éstos no habrán hecho para competir, las mismas inversiones sustanciales que aquellos. En consecuencia lo que al inicio (ex ante) era una condición de gran número de licitantes se transforma efectivamente (ex post) en una condición de intercambio con números pequeños y, en el extremo, de oferta bilateral. Así mismo, y producto de la incertidumbre, el oportunismo y la racionalidad limitada, los licitantes ganadores se encuentran en condición de influencia de la información. Dicha condición existe cuando verdaderas circunstancias subyacentes de la transacción son conocidas por una o más partes, pero no pueden ser discernidas sin costo por otras, o no pueden serles reveladas (Williamson, 1975).
Esta transformación fundamental tiene consecuencias de contratación generalizada y motiva a la adopción de estructuras de gobierno organizacional especializadas.
En adición a la importancia de la identidad de las partes, hay que agregar tres hechos: i) que normalmente dentro del intercambio idiosincrásico se involucra algo más que capital físico especializado, se requieren otras inversiones durante la ejecución del contrato (tales como el del adiestramiento especializado y del aprendizaje en el trabajo), ii) que tiene relevancia la frecuencia con que se lleva a cabo la transacción y, iii) que muchas veces la dependencia proveedor-usuario es bilateral. No sólo el proveedor se ve comprometido con la transacción en grado importante, sino que el comprador no puede recurrir a otras fuentes de abastecimiento en términos favorables. En tales condiciones se requerirá de un contrato y una forma de gobernación que responda a tales hechos.
Sin la existencia de “salvaguardas contra el riesgo de apropiación”, las partes se negarán a invertir en activos específicos en su relación, a pesar de las ganancias que podrían obtener, por temor a que las mismas desaparezcan en controversias posteriores respecto a su distribución.
Una forma de salvaguarda es establecer desde el principio los términos de intercambio en un contrato de largo plazo. Sin embargo, la celebración de contratos incrementa las demandas que pesan sobre la racionalidad limitada y adolece de imperfecciones en la limitación del oportunismo. En virtud de la incertidumbre, los participantes en un contrato deben, ya sea prever e idear respuesta a una gran cantidad de contingencias o prescribir un proceso para la ejecución de adaptaciones. Ambos hechos deben hacerse en términos supuestamente comprensibles y aplicables a costo razonable para los tribunales.
La dificultad de prever y definir obligaciones contractuales que anulen la posibilidad de costosas sentencias significa por una parte, que los contratos tenderán a ser inflexibles y, por la otra, que darán muchas oportunidades a la aparición de engañosas confusiones sobre lo acordado o a cualquier otro medio con el que se pretenda eludir su cumplimiento (Williamson, 1983 y 1985). Así, a mayor complejidad de las transacciones y mayor incertidumbre en el ambiente, se acrecientan las limitaciones de la formalización de contratos como salvaguarda contra el oportunismo, con lo que se incrementa el atractivo de otros convenios institucionales que ofrezcan una base más sólida a la toma de decisión adaptativa y secuencial, y que al mismo tiempo contenga las tendencias oportunistas.
“Pueden obtenerse ahorros específicos de ciertas transacciones en la interrelación entre el proveedor y el comprador a medida que los contratos se adaptan sucesivamente a los eventos especializados, a medida que se acumula la experiencia y que se emiten y reciben señales en forma sensible. Evolucionan conforme se van desenvolviendo, y a medida que se llega a acuerdos periódicos de renovación de contrato. La familiaridad permite aquí la realización de economías de la comunicación: se desarrolla un lenguaje de relaciones de confianza institucional y personal. [...] En igualdad de las demás circunstancias, las relaciones de intercambio idiosincrásicas que revelen una confianza personal soportarán mayores tensiones y mostrarán mayor adaptabilidad” (Williamson 1985: 71. Las negritas son mías).
Tales convenios implican un costo. Las estructuras apropiadas para la restricción del oportunismo sacrifican inevitablemente algunos de los mayores incentivos que distinguen a las transacciones de mercado y, en consecuencia, demandan mayores inversiones en supervisión y administración, llevando en muchos casos a que la transacción se realice internamente.
B. La Lógica del Proceso de Transformación Inter temporal
Aunado a las características propias de la transacción, a las de la conducta de los agentes económicos y a la trasformación fundamental que esos hechos generan, el planteamiento de Williamson refiere cómo las transacciones en el tiempo se van modificando, lo que da lugar a que se realicen adecuaciones tanto en las formas de gobernación como en las de contratación. Esas transformaciones se presentan como consecuencia de los cambios que se registran, tanto en características de las transacciones, como en los agentes y en el mercado (en las preferencias de los consumidores, en las tecnologías, etc). Para la mejor comprensión de la lógica de este proceso de transformación inter temporal es conveniente tener presente que:
i. La asignación de una transacción a una estructura de gobernación organizacional u otra, requiere resolver el dilema básico de la economía de los costos de transacción. Dicha disyuntiva tiene lugar entre los costos burocráticos comparados (donde el mercado lleva la ventaja en la medida en que son nulos) y la capacidad de adaptación comparada (donde la organización interna tiene la ventaja con el intercambio bilateral). “Este dilema pasa de lo negativo neto a lo positivo a medida que se fortalece la condición de especificidad de los activos” (Williamson, 1991:148).
ii. En condiciones estacionarias (estables) los problemas de contratación carecen de interés. Es la necesidad de efectuar adaptaciones no programadas y secuenciales la que genera los conflictos de contratación (dados los supuestos conductistas y los factores del ambiente) y en donde cobra sentido la oposición entre el mercado y la organización interna (Williamson, 1971).
“Empero, sea cual fuere el modo en que en principio se asignan las transacciones, a la empresa o al mercado, esta relación no debe considerarse inalterable. Puede disminuir el grado de incertidumbre asociado con las transacciones en cuestión; el crecimiento del mercado puede respaldar las relaciones de suministro de números grandes y con frecuencia se reducen las disparidades de información entre las partes. Asimismo, pueden haber cambios en la tecnología de procesamiento de la información que alteren el grado en el cual termina la racionalidad limitada con el resultado de que una asignación diferente de actividades entre mercados y jerarquías de la que se había elegido originalmente es después adecuada. De este modo, debemos evaluar en forma periódica cuan eficaz resulta realizar transacciones siguiendo un modelo u otro” (Williamson, 1975:26. Las negritas e itálicas son mías)
En los costos de transacción económicos el problema central de la organización es la adaptación. Dependiendo de los atributos de la transacción (especialmente en el grado con el cual las inversiones están asociadas en etapas sucesivas con relaciones unilaterales, bilaterales o multilaterales), las adaptaciones para los trastornos o interrupciones serán autónomas, cooperativas o mixtas .
“Cada forma genérica de gobernación –mercado, híbrido, jerarquía– difiere sistemáticamente en su capacidad para adaptarse en forma autónoma o cooperativa; cada una posee su propia lógica y tiene un conjunto de atributos distintivos, principalmente está basada en una forma de contrato característica” (Williamson, 1994:84. Las negritas son mías).
iii. En este proceso adaptativo y secuencial demandado por la evolución de la transacción a causa de razones ambientales, tecnológicas o humanas, la economía del costo de transacción no sólo suscribe que la proposición de que la historia importa, sino que descansa en esta idea para explicar las fortalezas y debilidades diferenciales de las formas alternativas de gobernación.
“Los beneficios de la acumulación de la experiencia son también testimonio de que la historia importa. El conocimiento tácito y sus consecuencias (Polanyi, 1962; Marschak 1968; Arrow, 1974) testifican esto. De forma más general, los activos humanos específicos de la firma, -tanto espontáneos como intencionales, son producto de la experiencia idiosincrásica. El medioambiente institucional completo (leyes, reglas, convenciones, normas, etc.) dentro del cual las instituciones de gobernación están incrustadas es producto de la historia”(Williamson, 1994:95).
Las modificaciones que pueden presentarse en la renovación de un contrato para la misma transacción, entre otras cosas, por las razones antes enunciadas (cambio en la incertidumbre, en el mercado, la tecnología, etc.), por la transformación fundamental y por el conocimiento tácito y sus consecuencias, dan cuenta de que la historia interesa. No obstante, Williamson subraya que, “la historia importa, pero no sólo importa la historia” (Williamson, 1994).
Con lo expuesto hasta aquí se evidencia que el análisis del costo de transacción “sustituye la preocupación habitual por la tecnología y los gastos de producción del estado estable, con un examen de los costos comparativos de planeación, adaptación y monitoreo de la terminación de la tarea bajo diversas estructuras de gobernación”(Williamson,1985) y que su propósito es el de “asignar transacciones (las cuales difieren entre sí en cuanto a sus atributos) a estructuras de régimen organizacional (cuyas facultades de adaptación y costos asociados difieren) en forma discriminatoria (en función principalmente de la economización de costos de transacción)” (Williamson, 1985).
Hasta este punto del subapartado, se han referido los conceptos clave del planteamiento teórico y el panorama de la lógica que subyace en el mismo. Sin embargo hace falta exponer lo relativo a las formas de contratación y gobernación. En el punto siguiente se abordan esos conceptos en el orden mencionado.
1.1.4. Los Contratos y Las Estructuras de Gobernación
Bajo el título de contratos y gobernación se presentan las alternativas que las partes de una transacción tienen para afrontar la incertidumbre, tratar de disminuir el oportunismo y economizar la racionalidad limitada. Para tal efecto, el punto A es respecto al contrato: su definición y formas, y el punto B, a las estructuras de gobernación que se tienen en concordancia con las estructuras de contratación referidas en el punto A.
A. Contratos y Formas de Contratación
Para Williamson, “el contrato es un acuerdo entre un comprador y un vendedor en el que los términos del intercambio son definidos por: precio, especificidad de los activos y salvaguardas (esto asume que la cantidad, calidad y duración del contrato están todas especificadas)” (Williamson, 1994:102).
El contrato permite disminuir la incertidumbre y, además, abarata la obtención y el procesamiento de información. Se convierte en la unidad analítica que estructura internamente las reglas de operación de la organización económica (estructuras de gobernación) y da lugar a economizar los costos de transacción asociados a la especificidad de los activos, el oportunismo, la frecuencia de las transacciones y la incertidumbre. “El contrato se establece para intercambios donde, en ausencia de alternativas de mercado estandarizadas, las partes han diseñado normas de relaciones futuras en las que pueden confiar” (Williamson, 1985:82).
Las partes del contrato tienen incentivos para respetar las instituciones (reglas del juego) porque ello facilita las posibilidades de monitorear a bajo costo la conducta y las decisiones.
Como puede observarse en la tabla 4, la modificación de alguno de los supuestos conductistas o de la especificidad de los activos da lugar a la existencia de diferentes procesos de contratación.
El escenario de interés para la teoría que aquí se estudia es en el que se presentan todos los elementos antes señalados y que dan lugar al “mundo de la gobernación” (parte sombreada de la tabla). Bajo tal esquema, el imperativo de la organización es el de “organizar las transacciones para minimizar la racionalidad limitada al mismo tiempo que se las protege contra los peligros del oportunismo” (Williamson, 1985:42).
A continuación se presentan tres alternativas de contratación. Para su mejor comprensión se sugiere tener presente el ejemplo de las transacciones de la tabla 3 y el comparativo de las formas de contratación (tabla 5).
i) Contratación Clásica. En este caso la identidad de las partes de la transacción resulta irrelevante y hay un gran número de compradores y vendedores de cada lado de la transacción. El acuerdo está delimitado cuidadosamente, se prescriben las soluciones y se desalienta la participación de terceros. Se hace hincapié en las reglas, los documentos formales y las transacciones de liquidación automática. Bajo este esquema no son útiles los contratos de largo plazo ejecutados en condiciones de incertidumbre (resultan muy costosos). Se aplica a todas las transacciones estandarizadas, cualquiera que sea su frecuencia. Esta forma de contratación se aproxima a la gobernación de mercado.
ii) Contratación Neoclásica. Es una relación contractual que preserva la negociación pero que provee de una gobernación adicional. Se presenta para contratos de largo plazo ejecutados en condiciones de incertidumbre y se aplica para las transacciones de tipo ocasional y no estandarizadas. En este caso se pueden enfrentar distintos tipos de problemas ya que no todas las contingencias futuras pueden preverse desde el principio y debido a que las adaptaciones apropiadas no serán evidentes para muchas contingencias, mientras no se materialicen las circunstancias. Esta forma de contratación se aproxima a la gobernación trilateral.
iii) Contratación Relacional. Surge por el aumento progresivo de la “duración y la complejidad” de la transacción que hace insuficiente el contrato neoclásico. Este tipo de contrato tiene su origen en la “relación tal como se ha desarrollado a través del tiempo” (a diferencia del neoclásico en el que la referencia para la realización de adaptaciones es el acuerdo original). Se aplica para transacciones de tipo recurrente y no estandarizada y está organizada en estructuras de gobernación bilaterales o unificadas.
B. Estructuras de Gobernación
Las estructuras de gobernación se refieren a la forma en que las partes harán cumplir lo establecido en la contratación de una transacción. La estructura depende del tipo de contratación establecida lo que, como ya se refirió, se establece de acuerdo a las características de la transacción en cuestión. En el punto anterior se presentaron tres formas de contratación, aquí se expondrán tres estructuras de gobernación. (Véase tablas 5 y 3).
i) Gobernación de Mercado. Para transacciones no específicas de la contratación ocasional y recurrente.
Cuando las transacciones son recurrentes, las partes necesitan analizar su propia experiencia para evaluar si continúan con la relación de intercambio, de no ser así, se incurre en un pequeño gasto de transición. Cuando son ocasionales, las partes tienen menor experiencia directa a fin de salvaguardar las transacciones contra el oportunismo.
En este caso se está hablando más de términos de una venta simple que de un contrato de proveeduría específico, la identidad de las partes no tiene importancia, el contenido sustantivo se determina por referencia a los términos formales del contrato, se aplican reglas legales y se protege a cada parte contra el oportunismo de su oponente.
ii) Gobernación Trilateral. Para transacciones ocasionales de clase mixta y específica.
Una vez celebrado el contrato de una transacción ocasional de clase mixta o específica, hay fuertes incentivos para vigilar su cumplimiento hasta su terminación, debido a las inversiones especializadas realizadas. Los intereses de ambas partes de la relación son muy fuertes en las transacciones altamente idiosincrásicas.
En el derecho contractual neoclásico en lugar de recurrirse de inmediato al litigio judicial se recurre a la asistencia (el arbitraje de un tercero para la resolución de las disputas y la evaluación de la ejecución), por ello se denomina trilateral.
iii) Gobernación Bilateral y Unilateral. Para transacciones recurrentes apoyadas por inversiones mixtas o altamente específicas.
Bajo este esquema las partes son bilateralmente dependientes y esta dependencia presenta peligros contractuales de cara a la contratación incompleta y al oportunismo. En respuesta a los problemas de la dependencia bilateral se establecen comúnmente salvaguardas contractuales .
Esta estructura de gobernación es especializada por aplicarse considerando la transformación fundamental y para garantizar la continuidad de la relación comercial. La naturaleza recurrente de las transacciones permite potencialmente la recuperación del costo de dicha estructura. Williamson presenta dos alternativas de estructura bilateral. En ambas existen dos partes (comprador y vendedor), pero en la referida propiamente como gobernación bilateral las dos partes son autónomas (son dos empresas distintas), mientras que en la gobernación unilateral, las dos partes son de la misma empresa (dos departamentos, uno vende al otro algún insumo intermedio). Sus características específicas son:
i. Gobernación Bilateral. Involucra activos humanos o físicos altamente especializados, mantiene la autonomía de las partes así como incentivos de alta potencia y limita las distorsiones burocráticas (en comparación con la integración vertical). En este caso los problemas pueden surgir cuando se consideran la adaptabilidad y el gasto contractual.
Respecto a la adaptabilidad, el contrato relacional que se establece demanda de adaptaciones por medio de una interrelación de mercado, a través de acuerdos mutuos y continuos. Por su parte, el gasto contractual de los ajustes, se refiere al costo de los mismos, o si se pactó en el contrato de manera expresa la necesidad de ajustes desde el principio, el contrato resulta muy costoso.
ii. Gobernación Unificada. En esta alternativa, los incentivos existentes para el intercambio se debilitan a medida que las transacciones se vuelven cada vez más idiosincrásicas, por lo que la transacción se saca del mercado y se organiza dentro de la empresa (integración vertical), sujeta a una relación de autoridad (jerarquía) bajo la propiedad unificada. Las decisiones son adaptables, secuenciales, y sujetas a control administrativo con la asistencia de sistemas jerárquicos de incentivos y controles .
De esta manera se tiene que la contratación de mercado cede su lugar a la contratación bilateral y ésta a su vez a la contratación unificada (organización interna) conforme se acentúa progresivamente la especificidad de los activos. Así mismo y conforme la incertidumbre disminuye al madurar la industria, como sucede habitualmente, los beneficios de la organización interna (integración vertical) previsiblemente declinarán. En consecuencia es común recurrir en mayor medida al abasto de mercado para las transacciones de la interacción recurrente en las industrias maduras (Williamson, 1985:89).
De cualquier forma y debido a que los agentes oportunistas no auto-refuerzan promesas abiertas para comportarse responsablemente, el intercambio eficiente debe ser realizado sólo si las dependencias son soportadas por compromisos creíbles .
En la siguiente sección se presenta la manera en que las organizaciones han evolucionando en la búsqueda de opciones que les permitan disminuir los costos que implica el intercambio.
1.1.5. Formas de Organización
En términos progresivos la coordinación de la actividad económica ha tenido lugar de la siguiente manera: el mercado, los grupos de colegas de trabajo , la organización interna y las formas intermedias o híbridas. En la organización interna se ha presentado una amplia ramificación que ha llevado a las jerarquías de ser simples a compuestas. En orden progresivo las formas de organización interna han sido: la empresa integrada verticalmente, el sistema de contratación interna, la forma unitaria y la forma multidivisional. En los puntos siguientes se trata lo relacionado con las formas de organización de mercado, internas e híbridas.
A. Mercado
Bajo ésta perspectiva teórica, esta forma de coordinación económica de las transacciones sólo se presenta para relaciones de intercambio de grandes números para productos estandarizados, es decir, en las que la especificidad de los activos no es relevante. Es sólo bajo estas condiciones en las que la influencia y consecuencias de los supuestos conductistas no tienen repercusión sobre la transacción en cuestión.
La gobernación de mercado se realiza a través de la contratación clásica en la que la identidad de las partes es irrelevante, el término del contrato es de corto plazo y está elaborado de tal forma que contiene las soluciones a las posibles desavenencias que pudieran surgir en la medida en que la información pertinente se resume a través de señales de precios. En este caso, el mercado soporta incentivos de alto poder y muestra destacadas propiedades adaptativas de clase autónoma (que implican respuesta espontánea o no intencional), no así para los que requieren adaptación cooperativa (la adaptación intencional que involucra conciencia, deliberación y resolución por parte de los agentes).
B. Organización Interna (Internación)
A la sustitución del intercambio de mercado por la organización interna, Williamson la llama internación (Williamson, 1971) y atribuye como factor principal para tal decisión una condición de especificidad de los activos (Williamson, 1985). En este caso la forma de gobernación es a través de una jerarquía compuesta , principalmente.
Esta forma de organización permite a las partes manejar la incertidumbre y la complejidad de manera adaptativa y consecutiva. Esto porque elimina en buena parte el oportunismo de una contratación de mercado; porque la elaboración y empleo de códigos de comunicación eficaces e idiosincrásicos crea confianza y economiza la racionalidad limitada y promueve expectativas convergentes, con lo que atenúa la incertidumbre que se genera cuando partes interdependientes toman decisiones independientes respecto a las condiciones cambiantes del mercado. Este conjunto de hechos genera mayor disposición a la cooperación, permite que se efectúen auditorias con más eficacia y que haya menos desacuerdos.
Las diferencias principales entre la organización de mercado y la interna son (Williamson 1985): los mercados promueven incentivos de alta potencia y restringen las distorsiones burocráticas con mayor eficacia que la organización interna y, además pueden agregar las demandas a veces con ventaja, obteniéndose así economías de escala y alcance.
La organización interna tiene las siguientes ventajas respecto al mercado: tiene acceso a distintos instrumentos de gobernación; facilita la toma de decisiones de manera adaptable y consecutiva y de ese modo economiza la racionalidad limitada; enfrenta a relaciones de intercambio de números pequeños, con lo que atenúa el oportunismo; promueve expectativas contingentes, lo que reduce la incertidumbre, y supera con más facilidad las condiciones de influencia de la información, dando lugar a que sea menos probable un comportamiento estratégico oportunista. Sin embargo, puede implicar el sacrificio de flexibilidad en el proceso y pueden aparecer desventajas burocráticas. “La organización interna no puede reproducir los incentivos de alta potencia [del mercado] y está sujeta a desventajas burocráticas” (Williamson, 1985:403).
Se recurre a la integración vertical, básicamente porque ofrece las siguientes ventajas respecto al mercado:
i. Incentivos. Los agentes involucrados en la transacción, debido a que forman parte de la misma organización, presentan y enfrentan menos intereses oportunistas “La integración vertical economiza en las transacciones al armonizar los intereses y permitir que se active una mayor variedad de procesos sensatos de incentivos y control” (Williamson, 1975: 127)
ii. Controles. Hay control de la ejecución de las actividades internas dentro de compañías en comparación con las actividades entre compañías (evaluación de desempeño, instrumentos de redistribución y sanciones más depuradas) y hay acceso a más información. El control es la ventaja más notoria.
iii. Ventajas Estructurales Inherentes. Se enfrentan economías de intercambio de información y de experiencias comunes y de un código compacto elaborado durante ese proceso. La solución de conflictos es más eficiente que la controversia y el litigio. Se dispone de diferente acceso a órdenes para efectos de solución de controversias y se ejerce el mando y control en forma más general.
Williamson (1991) señala a la integración vertical como una opción entre modalidades alternas de contratación y apunta que la historia de esta forma de organización interna, se reduce a que:
i. Aunque los mercados sostienen incentivos de alta potencia, tales incentivos reducen la adaptabilidad cuando hay una gran dependencia bilateral;
ii. El traslado de una transacción del mercado a la empresa, va acompañado de un debilitamiento de los incentivos y la aparición de instrumentos de control adicionales, lo que facilita la adaptabilidad bajo el intercambio bilateral, de modo que,
iii. La integración queda reservada para las transacciones en que es muy necesaria la adaptabilidad bilateral (es decir, aquellas en que son sustanciales la especificidad de los activos y la incertidumbre), pero se favorece la organización de mercado en otra parte (porque está menos sujeta a las distorsiones burocráticas de la organización interna).
Los límites de la integración vertical están establecidos por la producción de deseconomías transaccionales a medida que aumenta el tamaño de la empresa y la integración vertical. Estas deseconomías se presentan por la racionalidad limitada (en la dirección), que da lugar a alcances finitos de control y demanda que se añadan jerarquías adicionales, y por la limitación en la cooperación por parte de los participantes de menor nivel, lo que da lugar a altos costos burocráticos debido a que “las actitudes de cooperación voluntarias son reemplazadas por una orientación de compensación” (Williamson, 1975:153).
Como se señaló, el orden progresivo de las formas de organización interna ha sido: la empresa integrada verticalmente, el sistema de organización interna, la forma unitaria y la forma multidivisional . Estas alternativas que fueron mejorando una a la otra en alguna característica pero siempre manteniéndose dentro de la jerarquía como forma de gobernación.
A continuación se presenta lo relativo a las formas híbridas de organización de las transacciones, así como los tipos de contratación en que se presentan.
C. Formas Híbridas de Organización y Contratación
El planteamiento general de Williamson gira en torno al reconocimiento de que son muy variadas las instituciones económicas del capitalismo, por lo que subraya que las relaciones contractuales comprenden más que un examen de mercados discretos por una parte y de organización jerárquica por la otra. Sostiene que ante tal variedad de opciones, la economización del costo de transacción es la responsable principal de la elección entre una forma u otra. Coincide con Richardson y lo cita: “Lo que afrontamos es un paso continuo de las transacciones donde es mínimo el elemento de la cooperación –como las de un mercado organizado- a las áreas intermedias donde hay lazos de conexión y buena voluntad tradicionales, y finalmente a los grupos y alianzas que representan la cooperación desarrollada de manera plena y formal” (Richardson,1972: 887 en Williamson, 1985:91).
La variedad en las formas de organización de las transacciones y de la estructura de gobernación acorde a las mismas, se genera principalmente debido a la existencia de los activos específicos. Respecto a éstos, el problema esencial no es que involucren inversiones grandes y durables, sino las implicaciones que tienen la movilidad de las mismas ante la necesidad y facilidad de su adaptación a las cambiantes circunstancias del mercado y de la tecnología. El punto esencial para resolver esta problemática al menor costo de transacción posible, es el de considerar salvaguardas contractuales adicionales a medida que se fortalece la condición de especificidad de los activos.
A lo largo de la exposición de este enfoque teórico se han expuesto las alternativas e implicaciones de la gobernación de las transacciones vía mercado y vía jerarquía (con diferentes formas de organización). Sin embargo, hace falta referir la alternativa intermedia o híbrida (véase diagrama 1) que también es una institución económica que surge ante la problemática arriba referida y en la que las partes (comprador y proveedor) tienen un interés mutuo en el establecimiento de una relación de intercambio en la que ambas confíen.
Diagrama 1. Ubicación de las Relaciones Contractuales Híbridas
En específico lo que Williamson refiere como híbrido, es una relación contractual de largo plazo que preserva la autonomía pero provee de salvaguardas adicionales específicas a la transacción en comparación con las que provee el mercado.
La estructura contractual intermedia o híbrida atenúa los riesgos de la contratación bilateral al implicarle a los proveedores sacrificios menos severos y compromisos creíbles entre los que intercambian. Esto es, es una estructura de gobernación que al mismo tiempo que disminuye el oportunismo, infunde confianza en la realización de transacciones que involucran inversiones específicas de distintos grados.
“Las formas híbridas del contrato –para las que se han elaborado salvaguardas de orden privado- pueden afrontar a menudo con eficiencia, los grados intermedios de la especificidad de los activos” (Williamson, 1991:132).
Como puede observarse en la tabla 6, la forma híbrida de organización de las transacciones tiene la característica de no perder los incentivos competitivos que en determinado momento faltan en una relación de propiedad unificada (jerarquía), y de contar con control administrativo, que en el mercado no existe. Así mismo, aunque las propiedades adaptativas autónomas son menores que las del mercado, las propiedades adaptativas cooperativas son mayores que en este.
Lo más interesante de la estructura intermedia es la combinación de incentivos competitivos y propiedades adaptativas cooperativas, características que se logran por establecer una relación de largo plazo, donde la propiedad de los activos específicos no es unilateral y en la que se establecen salvaguardas contractuales adicionales conforme se va desarrollando la relación y en función de las características de los activos específicos en el tiempo. Como ejemplo de formas relacionales de gobernación híbrida Williamson señala a las franquicias, las empresas conjuntas (join ventures) y las alianzas.
En una relación híbrida o intermedia, las partes respetan las “reglas del juego” porque el vínculo: facilita la posibilidad de monitoreo a bajo costo de la conducta y decisiones de las otras partes del contrato; facilita la prevención de condiciones oportunistas; disminuye la incertidumbre y abarata la obtención y el procesamiento de información; permite proyectar resultados sin pérdidas, y las partes reconocen los riesgos diferenciales de violación que surgen en diferentes escenarios de inversión y contratación
Mientras que la integración vertical es una modalidad extrema de gobernación interna para realizar el intercambio, las modalidades de gobernación intermedia entre el mercado y la jerarquía son opciones con las que se pueden rescatar las ventajas de estas dos alternativas extremas.
Como ejemplo de los contratos que se establecen en esta relación híbrida se tienen los contratos de largo plazo, los contratos que incluyen acuerdos de reciprocidad, convenios para el ofrecimiento de inversiones compensatorias específicas (rehenes) u otras salvedades, los acuerdos de propiedad parcial y otras formas de contratación no convencional. Una alternativa híbrida pero más cercana a la integración, es la asociación de capital entre empresas. Algunas de estas alternativas pueden presentarse en la modalidad de contratos informales o formales.
Para concluir la revisión de los conceptos básicos y la lógica de este planteamiento teórico, se presenta lo relativo a la empresa y sus límites y a la competencia
1.1.6. La Empresa y sus Límites
A. Empresa
Para Williamson la empresa es más que una función de producción, también es una estructura de mando. “La empresa es algo más que un simple instrumento de eficiencia, en el sentido que suele darse a este término en el contexto de las economías a escala y las proporciones de menor costo, puesto que también posee un potencial de coordinación que en ocasiones trasciende el del mercado. [...] En casos más numerosos que los comúnmente aceptados, la sustitución del intercambio de mercado por la organización interna ofrece un enorme atractivo, debido menos a las economías tecnológicas asociadas con la producción que a lo que en términos generales podría denominarse fallas transaccionales en la operación de los mercados de bienes intermedios” (Williamson, 1971:15).
En la economía de los costos de transacción, la empresa es una modalidad alternativa para la organización de la producción y el intercambio en la medida en la que es capaz de coordinar los recursos a través de un nexo de contratos. En ese sentido, se le reformula como una estructura de gobernación organizacional alternativa al mercado.
B. Límites de la Empresa
La decisión respecto a realizar una actividad dentro de la empresa, a través del mercado o de forma híbrida, como reiteradamente se ha señalado, requiere de considerar los costos de transacción que cada opción presenta. Sin embargo, es posible subrayar que la jerarquía supera al mercado porque permite proteger mejor las inversiones específicas y puede responder con mayor eficiencia a las cambios que se presenten, esto es, su capacidad de adaptabilidad cooperativa es mayor.
No obstante, contar con estos atributos implica incurrir en costos burocráticos que se generan al ofrecer a los gerentes mayores incentivos para buscar elevar al máximo las utilidades. Esto es, al incrementar el control y los incentivos necesarios para llevar a cabo la actividad en cuestión (y evitar el oportunismo) y al enfrentar rigideces burocráticas (por la “saturación” de la capacidad de la dirección conforme la empresa crece o va integrándose cada vez más, lo que implica la añadidura de jerarquías adicionales).
En este sentido, la empresa tiene como límite no poder reproducir los incentivos de alta potencia del mercado y enfrentar desventajas burocráticas (costos burocráticos y deseconomías a escala burocráticas). Al respecto, la opción intermedia o híbrida de organización de las transacciones parece mitigar en alguna medida estos hechos.
1.1.7. La Competencia
En el enfoque de costos de transacción la competencia tiene la finalidad de minimizar los costos de transacción, esto es, producir o comprar los bienes intermedios requeridos en los términos contractuales que impliquen el menor costo de transacción. Para tal efecto es menester que dadas las características de la transacción, se establezca el contrato más conveniente junto con la forma de gobernación más adecuada para la elaboración, ejecución y seguimiento del mismo.
En “Strategizing, Economizing, and Economic Organization”, Williamson (1991a) propuso una visión universal de la estrategia en la que la ventaja competitiva es resultado, en esencia, de sistemas de producción y métodos de organización eficientes. “[...] mantengo que las consideraciones transaccionales, no las tecnológicas, son por lo común las decisivas para determinar cuál es el modelo de organización que ha de adoptarse, en qué circunstancias y por qué” (Williamson, 1975:18. El subrayado es mío).
Es decir, es la adaptación, el diseño de incentivos adecuados, la correcta elección de modalidades contractuales y de mercado, y la creación de un eficiente sistema de régimen corporativo lo que le permite a la empresa alcanzar niveles superiores de desempeño atendiendo de manera constante la eficiencia y con ello la minimización de los costos de transacción.
1.2. Alcances y Limitaciones del Planteamiento Teórico para Explicar las Relaciones Inter firma, Específicamente la Cooperación entre Empresas
Como se mostró, el interés principal de la teoría de los costos de transacción es explicar la lógica subyacente en la selección de las formas de organización económica. Para tal efecto Williamson establece que el punto central es ahorrar o economizar los costos de transacción. El que estos costos se minimicen es lo que da lugar a la ventaja competitiva de la organización.
La manera en que la empresa se vincula con otra y la forma en que establece sus relaciones al interior tiene implicaciones económicas distintas, principalmente debido a los costos que esto involucra en términos contractuales (costos de transacción). Es así que aunque dos organizaciones enfrentaran costos de producción similares, sus costos de transacción no necesariamente serían iguales.
El diferencial en los costos de transacción se va a explicar por la manera en que las organizaciones resuelven respecto a la racionalidad limitada y oportunismo de los agentes implicados en las transacciones y a las características que estas últimas tienen en cuanto a su especificidad, frecuencia y el grado y tipo de incertidumbre al que están sujetas. La resolución para lograr organizar la actividad económica de tal forma que se ahorre en racionalidad limitada al mismo tiempo que se salvaguarden las transacciones de los riesgos del oportunismo (que se minimicen los costos de transacción), es mediante la alineación de las transacciones a estructuras de gobierno y de contratación de manera discriminante.
Así, desde la perspectiva de Williamson, existen diferentes alternativas para llevar a cabo la coordinación de la actividad económica, esto es, el mercado no es la única opción. Este planteamiento teórico justifica la existencia de la firma como una alternativa de coordinación del intercambio, existe porque supera al mercado para coordinar las transacciones que involucran inversiones específicas o idiosincrásicas. Asimismo, otra alternativa de coordinación de recursos es la intermedia o híbrida, en la que la actividad económica es realizada por agentes independientes que se involucran en una relación de largo plazo y en la que existe disposición a cooperar en la relación aunque hay control recíproco, esto promueve la competencia entre los participantes, con lo que los costos de transacción pueden ser menores que los del mercado y la empresa dependiendo de las características de la transacción.
Un punto fundamental a rescatar de este planteamiento teórico es el relativo al reconocimiento del proceso inter temporal que acompaña a la organización económica. Este proceso da lugar a la toma de decisión adaptativa y secuencial de la misma, en función de los cambios en las transacciones, los agentes y el entorno (mercado y tecnología). Este hecho, aunado a las implicaciones que tienen la racionalidad limitada y el oportunismo en términos contractuales (los contratos son incompletos y las promesas deben apoyarse en compromisos creíbles o en salvaguardas) permiten comprender que la forma de organización requiera ser modificada buscando economizar los costos de transacción.
En este contexto, se destaca que para explicar la cooperación entre empresas desde esta perspectiva teórica se partirá de considerar que:
a) Las relaciones inter firma, entre ellas la cooperación, son una alternativa al mercado y a la internación de transacciones.
b) La explicación será desde el ámbito del intercambio exclusivamente.
c) Este planteamiento teórico proporciona conceptos y razonamientos de importancia, tales como la implicación de los supuestos conductistas en la forma y contenido del contrato, la trascendencia de la especificidad de los activos y la frecuencia de la transacción en presencia de racionalidad limitada y oportunismo, el proceso intertemporal y la toma de decisión adaptativa y secuencial que enfrenta la organización económica.
Sin embargo, también se tendrán presentes las limitaciones de este enfoque teórico. Por ejemplo, sólo considera los costos y la complejidad contractual del intercambio (deja de lado la producción y la innovación), con lo que acaba explicando un evento muy complejo con pocos elementos; no explica los mecanismos o procesos de ajuste para modificar la forma de organización y además considera que es “remediable” la opción seleccionada (no tiene una visión de conjunto o de sistema); el hecho de que el oportunismo sea central en su explicación resta importancia al impacto que tiene el conocimiento recíproco y creciente de los agentes, la posibilidad de establecer normas y estándares, entre otros; respecto al cambio tecnológico, no es explicado.
Los elementos y las limitaciones antes señaladas serán considerados para la explicación de la cooperación tecnológica inter firma desde esta perspectiva teórica y a lo largo de este trabajo de investigación.