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Análisis crítico de la estructura organizacional en las OFCC
Álvaro Sánchez Cabrera
3. LIDERAZGO Y GESTIÓN ORGANIZACIONAL.
Los especialistas en teoría de la organización coinciden que el liderazgo es una forma especial de poder. Igual que la autoridad, el liderazgo es una categoría de poder cuyo incremento de influencia va más allá del adjudicado a una persona en alguna instancia organizativa particular. El liderazgo es algo que se atribuye a la gente por sus seguidores y se puede dar en cualquier grupo de personas de una organización. “ (...) es la persuasión de los individuos y la innovación en ideas y toma de decisiones la que diferencia el liderazgo de la simple posesión del poder” (HALL, H., Richard, 1996: 149). Los procesos de liderazgo han ocurrido en todos los niveles de las OFCC desde la cúspide estratégica pasando por la línea de mando hasta las bases operativas, y desde las tecnoestructuras hasta, y de una manera muy insignificante, los staff de apoyo.
Los especialistas también distinguen liderazgo en los niveles jerárquicos superiores, de los niveles inferiores de una organización. De hecho en el nivel superior el liderazgo tiene mayor impacto en las transformaciones de las estructuras organizacionales y en los crecimientos y desarrollos. Por esta razón la investigación centrará los análisis en primera instancia a la gerencia general y consejos de administración (cúspide estratégica), en segunda instancia a las gerencias intermedias (líneas de mando) y directores de departamento (tecnoestructuras).
El liderazgo en las OFCC como forma de poder se relacionó con la gestión organizacional en sus diferentes momentos. Ello involucró los distintos niveles de dirección que a su vez implicaron procesos decisorios. El liderazgo así significó la toma de decisiones que fue crucial para los desarrollos y crecimientos organizacionales. Desde esta óptica hubo la habilidad para influir en esos resultados que se enfocaron en tres tendencias: La primera tiene que ver con la toma de decisiones frente a la visión y misión y papel de estas organizaciones como entes sociales en la sociedad colombiana. La segunda estaba relacionada con el liderazgo y toma de decisiones en torno a la estructura organizacional. La tercera tendencia enfocada a defender los intereses de la organización y de su base social.
Estas tres tendencias nos servirán de carta de navegación implícita para analizar las manifestaciones del liderazgo en los tres componentes de la gestión organizacional, a saber: gestión económica, gestión de la administración, y gestión financiera. Igual es de resaltar que en estos 20 años del periodo que corresponde a la investigación, estos tres componentes tuvieron diferentes intensidades, motivado de fondo por un liderazgo puntual. Esto es, en ciertos periodos sobresalió una gestión en particular que lo precedía un proceso de liderazgo especial.
Se resalta de la figura anterior que la gestión económica mantuvo su intensidad aproximadamente hasta el año 1987 a partir del cual se nota su descenso vertiginoso. La gestión de la administración inicia su ascenso desde 1988 hasta 1992, donde es relevada por la gestión financiera quién es la que realmente termina imponiéndose con su enfoque de liderazgo. Recalcamos que si es cierto que hubo capacidad de creación de equipo e interpretación de los intereses colectivos de la base social, en estos procesos de gestión organizacional y liderazgo como efectivamente se dio en los primeros periodos de la gestión económica, el trabajo en equipo y los intereses colectivo no se mantuvieron como tendencia. Lo que no quiere decir que desaparecieran con el fortalecimiento de los otros dos procesos de gestión. Lo que primó fue una especie de liderazgo personal que reivindicaba un estilo de gestión en algunos casos autocrático y en otros con inclinaciones democráticas.
Tantos las inclinaciones autocráticas como las democráticas estuvieron enmarcadas en un modelo de gobierno que en cada organización sentó sus formas particulares de concebir y conseguir en primera instancia cumplimiento de los propósitos cooperativos. Dentro de estas formas de gobierno cooperativo se manifestaron los diferentes intereses que involucraban a tres grupos: Los intereses de los asociados; los intereses de los consejos de administración; y los intereses de los administradores. Cada cual podía tener una interpretación de como gobernar una organización de doble carácter. Quienes salieron menos favorecidos en este proceso de relaciones de poder y conflicto, fueron paradójicamente los reales dueños de éstas organizaciones: los asociados. “... el asociado no tiene conciencia ni conocimiento de su papel de dueño y, por lo tanto, no ha desarrollado un comportamiento como tal. No tiene claro que significa este papel y lo delega en unas cuantas personas (los delegados a las asambleas y/o los asociados directivos), dedicándose exclusivamente a su papel de usuario del servicio, por lo que la propuesta participativa y democrática entra en crisis, ya que la participación se reduce al mínimo y el control social se disminuye, propiciando alianzas no favorables para el desarrollo del modelo cooperativo” (SILVA M. Juan, y DÁVILA Ricardo, 2002:47)
En esta línea de acción y desde lo interno de la organización cooperativa, dice la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Ahorro y Crédito COLAC, el buen gobierno cooperativo versa sobre la composición y las funciones de los órganos sociales y apunta a definir claramente sus respectivos cometidos, responsabilidades y relaciones recíprocas. Desde lo externo, en cambio, apunta a satisfacer las exigencias del funcionamiento de la cooperativa en la prestación de los servicios a los asociados y al cumplimiento de sus obligaciones con la comunidad. Para Uribe Garzón (Op., Cit. 1993: 223-225) el buen gobierno exige asumir que dentro de la organización cooperativa coexistan tres fuerzas (Asociados, Consejo Directivo y Gerencia General) que deben equilibrase a fin de que el conjunto funcione armónicamente en pos de los objetivos que las inspiraron. Y una tercera acepción la encontramos en Ricardo Dávila (Op.,Cit. 2002: 108-111) cuando afirma que por gobierno cooperativo se entiende el conjunto de instituciones y normas mediante las cuales los asociados vigilan el cumplimiento de sus objetivos. A partir de ello se identifican y caracterizan las diferentes relaciones que se dan entre los mismos asociados (como dueños y usuarios), y entre estos y la administración de la cooperativa (núcleo básico)183.
En esta investigación se introduce el concepto de gobierno cooperativo para ver como fueron lideradas las OFCC por los consejos de administración, y como se ejerció la administración, desde el punto de vista del liderazgo, por el lado de la gerencia general y sus equipos, y como un buen gobierno (desde la lógica de los tres comentarios anteriores) fue el que brindó mejores servicios a los asociados, aseguró relaciones de poder democráticas, y sobre todo en lo estratégico logró trabajar en función de la calidad de vida de su base social.
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