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Las disparidades económicas intrarregionales en Andalucía
Antonio Rafael Peña Sánchez
TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LAS DISPARIDADES ECONÓMICAS ESPACIALES.
Teoría del comercio interregional.
Según esta teoría, basada en los planteamientos de Ohlin (1933) , el “stock” de capital, las infraestructuras y el “know-how” carecen en gran medida de la movilidad perfecta de los factores de producción propia de la teoría neoclásica, en tanto que la tendencia a la emigración de la mano de obra depende en buena parte de los niveles reales de renta y disminuye rápidamente con el paso del tiempo. Basándose en el relativo inmovilismo al que se encuentran sometidos los factores de producción, se aplicaron los modelos del comercio internacional a la teoría de la economía regional.
La principal corriente teórica sobre el comercio internacional se corresponde exactamente, en cuanto a las premisas y conclusiones, con la teoría neoclásica del crecimiento regional. Esta teoría plantea que si existe una perfecta movilidad de los factores de producción, pero una imperfecta movilidad de los bienes, los factores deberían dirigirse hacia aquellas regiones en que obtengan mayores productividades, acarreando todo ello a una situación de equilibrio e igualándose, consiguientemente, los precios de los bienes en todas las regiones (Sánchez y Ortega, 2002). Si, por el contrario, existiera una perfecta movilidad en el comercio de las mercancías, pero los factores de producción fueran inmóviles, cada zona se especializaría en aquellas producciones que hicieran mayor uso de los factores que allí fueran más abundantes. Ello tiene gran trascendencia en el contexto de la teoría del crecimiento interregional, ya que prognostica una rápida homogeneización de los niveles salariales dentro de una zona de libre comercio como consecuencia de los movimientos de los factores de producción (especialmente de la mano de obra) y del comercio interregional. Este último efecto complementaría al primero en el caso de que existiera una movilidad imperfecta de los factores, como ocurre en el mundo real (Cuadrado Roura, 1992). Teniendo en cuenta lo anterior, un objetivo razonable de la política regional podría consistir en reducir el avance de esta tendencia por medio de un cuidadoso control de la negociación colectiva nacional, con objeto de mantener una cierta ventaja comparativa en cuanto al coste de la mano de obra en las regiones menos favorecidas.
La aplicación de la teoría del comercio internacional cuenta con algunas limitaciones cuando intenta explicar los fenómenos de corte regional (Cuadrado Roura, 1992, pág. 539):
- Por un lado, la teoría del comercio internacional presupone una situación de equilibrio en las balanzas comerciales, con mecanismos de ajuste internacional en forma de variaciones en los tipos de cambio y la aplicación de las consiguientes políticas macroeconómicas. Ello no es posible en un contexto interregional, ya que las balanzas comerciales y de pagos no suponen problema alguno para las políticas macroeconómicas ni existen diferentes monedas regionales. El único mecanismo de ajuste podría ser la flexibilidad de precios y salarios, algo que tanto la teoría como la práctica han demostrado su ineficacia.
- Por otro lado, si una región es menos eficiente que el resto del país en todas sus producciones, no existe mecanismo automático que garantice que pueda especializarse en aquella producción en la que sea menos eficiente. Si sólo existe una moneda y los salarios no disminuyen, dicha región podría encontrarse sin papel alguno que desempeñar en la división interregional del trabajo. Por tanto, en ausencia de transferencias públicas de rentas, su destino sería la despoblación y desertización.
Dentro de la teoría del comercio internacional, nos encontramos con la teoría de las uniones aduaneras, (Balassa, 1962, 1975; Scitovski, 1958), frecuentemente utilizada para entender las consecuencias de la implantación de la Unión Económica y Monetaria. Está basada en los principales efectos que se producen con la creación de una unión aduanera como son: los efectos de especialización sectorial y territorial en las producciones más eficientes, la creación y desviación del comercio hacia la unión, los efectos psicológicos sobre las expectativas (basados en la previsión de mayores mercados), las economías de escala derivadas de la ampliación de los mercados para los productos, los efectos de renta y sustitución en la demanda de productos en los que se dan economías de escala (bienes duraderos y producciones en masa, fundamentalmente) y en los productos típicos de las sociedades con rentas altas, el aumento en el número de competidores y creciente impulso en favor de la eficiencia económica dentro del territorio objeto de la unión, y los efectos indirectos de desarrollo a causa de las transferencias de tecnologías y conocimientos. A escala regional, exceptuando los dos últimos efectos, se aceptó que todos los demás tendían probablemente a favorecer a las regiones más avanzadas de la Unión Europea, lo que conlleva la necesidad de prestar ayudas y acciones compensatorias a las regiones menos desarrolladas.
La evidencia empírica puso de manifiesto algunas observaciones realizadas a partir de la teoría del comercio internacional, como el postulado de que el comercio entre las zonas avanzadas estaba concentrándose cada vez más en los mismos sectores en vez de hacerlo en sectores de especialización. De dicha proposición surge la teoría del comercio intrasectorial (Barker, 1977; Lancaster, 1980) , que se elaboró para explicar el fenómeno anteriormente citado, aplicándose a un contexto regional. Resumiendo las ideas principales de dicho modelo cabe afirmar que: a) el modelo intrasectorial se produce gracias a la creciente convergencia que se está produciendo a largo plazo en las condiciones generales de la producción en los países avanzados (precios de los factores de la industria, conocimientos técnicos y estructura de la demanda); b) su cuota con respecto al comercio total aumenta cuando disminuyen las diferencias en el coste de la mano de obra por unidad producida y, en sentido transversal, en proporción inversa a las diferencias en renta per cápita y a la estructura de distribución de la renta entre los socios comerciales; y c) se basa, desde el lado de la demanda, en el hecho de que el consumidor de las sociedades ricas exige “variedad”.
Las consecuencias teóricas de la existencia de un comercio intrasectorial en relación con el crecimiento regional son muy importantes por dos razones fundamentales: primero, porque se demuestra que, dentro de una zona cada vez más integrada, cada unidad de producción tiene que desarrollar su propia ventaja competitiva por medio de economías de escala, avances técnicos o estrategias adecuadas de comercialización, principalmente, beneficiándose del carácter diferenciado de los mercados de productos y de la demanda de variedad por parte de los consumidores; y segundo, porque considerando un marco dinámico y en presencia de una creciente homogeneidad en los precios de los factores y con el apoyo de los factores genéricos de producción, la innovación y el permanente progreso técnico se convierten en requisitos previos para conseguir una ventaja comparativa dinámica para cada región (Nelson y Norman, 1977).
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