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El capital intelectual de territorios insulares

Agust�n J. S�nchez Medina

 

Relaciones entre las distintas dimensiones

Tal y como ya se ha indicado en apartados anteriores, las distintas dimensiones propuestas en este modelo no deben ser consideradas como compartimentos estancos, sino que, por el contrario, deben ser vistas como dimensiones que se encuentran vinculadas entre s�. Por ello, en este ep�grafe se explican las principales relaciones existentes entre las dimensiones que se plantean en el modelo, pudiendo existir otras que no han sido explicitadas en este trabajo al haber sido consideradas de menor entidad. As�, el conocer y tener en cuenta estas relaciones resulta vital para una gesti�n �ptima de los activos intangibles. A continuaci�n se detalla cada una de estas relaciones, las cuales se encuentran representadas en la figura 3.2 mediante flechas.

Comenzando por la base del modelo, cabe destacar la incidencia que tiene el capital formaci�n y desarrollo sobre el capital medio ambiente. As�, activos intangibles de esta �ltima dimensi�n, como pueden ser el impacto causado por la producci�n de energ�as o la degradaci�n de los acu�feros, se encuentran claramente influenciados por la calidad en la investigaci�n y desarrollo que se realicen sobre estos temas. Tambi�n parece razonable pensar que cuanto m�s formados se encuentren los ciudadanos de un territorio, mayor ser� su respeto por el medio ambiente y, consecuentemente, habr� una menor degradaci�n del entorno. Una segunda conexi�n de la dimensi�n formaci�n y desarrollo es la que se observa con el capital administraci�n p�blica. De este modo, las mejoras tecnol�gicas y la capacitaci�n de las personas condicionan claramente la eficiencia de los servicios que oferta la administraci�n p�blica. Asimismo, existe un v�nculo entre esta dimensi�n y el capital social donde, sin duda, los niveles de formaci�n y de investigaci�n y desarrollo condicionan activos tales como el nivel cultural, la calidad sanitaria o la calidad del empleo. Por �ltimo, se debe constatar la existencia de conexiones entre el capital formaci�n y desarrollo y los capitales tur�stico y de actividad econ�mica. De este modo, una mejora en la formaci�n de las personas que van a trabajar en estos sectores econ�micos o el desarrollo de sistemas de gesti�n m�s eficientes har�n que se mejoren activos como la fidelidad de la clientela, la calidad de los productos y servicios o la productividad de los mencionados sectores.

Seg�n afirma Shrivastava (1995), los gobiernos deben tratar de mitigar selectivamente los problemas ambientales, sociales y establecer pol�ticas econ�micas sostenibles desde el punto de vista ecol�gico. Por tanto, aparte de la relaci�n ya explicada entre el capital administraci�n p�blica con el capital formaci�n y desarrollo, deben considerarse otras conexiones. La primera es la que existe con el capital medio ambiente. En este caso, parece l�gico pensar que si los procesos que, con respecto al medio ambiente, tienen lugar en la administraci�n p�blica se desarrollan de forma eficiente, esto tendr� una repercusi�n directa en este tipo de capital. De este modo, por ejemplo, si se establecen, aplican y controlan de forma m�s �ptima las leyes medioambientales, las concesiones para la extracci�n de agua, las licencias de construcci�n y de industrias, etc., se favorece el que se produzca una menor degradaci�n del entorno o una mejora de la calidad de los acu�feros. Tambi�n, existe una relaci�n entre el capital administraci�n p�blica y el capital social. De hecho, al igual que ocurre en el caso anterior, desde la administraci�n se influye claramente en los temas sociales. As�, la eficiencia en la redacci�n y aplicaci�n de pol�ticas sociales puede favorecer la igualdad entre los ciudadanos, la integraci�n de los inmigrantes, la mejora del empleo, el incremento de la cultura o la seguridad ciudadana.

En cuanto a la relaci�n existente entre el capital administraci�n p�blica y los capitales tur�stico y actividad econ�mica, �sta es, en ambos casos, similar, ya que desde el desarrollo de activos intangibles de la dimensi�n administraci�n p�blica se puede condicionar a todos los sectores de la econom�a del territorio. As�, la eficiencia o la fluidez de la administraci�n p�blica hace que, a su vez, las empresas puedan ser m�s eficientes debido a que se evitar�n retrasos y errores en los tr�mites administrativos, controles, etc., que estas empresas tengan que realizar con los organismos p�blicos. Adem�s, una legislaci�n adecuada influye, entre otros elementos, en la productividad, en la siniestralidad laboral.

Por lo que respecta al capital social, adem�s de los v�nculos ya expuestos, �ste se relaciona, con el capital tur�stico, con el de actividad econ�mica y con el de medio ambiente. Comenzando con las relaciones con los capitales tur�sticos y de actividad econ�mica, cabe apuntar que un territorio que cuenta con una poblaci�n culta, sana y que no tenga problemas derivados de desequilibrios sociales puede aportar trabajadores menos conflictivos y productivos al mercado laboral y por consiguiente mejorar la productividad y la imagen de las empresas o disminuir la siniestralidad laboral. Adem�s, esta relaci�n entre capitales es de doble sentido puesto que los capitales tur�stico y de actividad econ�mica tambi�n condicionan al capital social. De este modo, la productividad y estabilidad de estos sectores econ�micos ser�n los que condicionen de forma directa los niveles de empleo y, consecuentemente, el dinero del que disponen los ciudadanos; es decir, son factores que inciden en la reducci�n del nivel de desempleo e incrementan la calidad de los trabajos (Garc�a Falc�n y Medina Mu�oz, 1999). En cuanto al impacto social del turismo, estos autores afirman que, a corto plazo, produce efectos positivos sobre el nivel de empleo, la calidad de vida y de la salud y sobre las oportunidades de educaci�n. Sin embargo, sostienen que a largo plazo suele producir efectos negativos sobre la poblaci�n local, ya que afecta a su cultura, valores y comportamientos. Por �ltimo, se encuentra la conexi�n de doble sentido existente entre el capital social y el capital medio ambiente. As�, factores como la cultura o la presi�n demogr�fica influyen en el respeto al medio ambiente o la degradaci�n del territorio. En el sentido contrario, activos como la calidad del agua, o la contaminaci�n afectan directamente a activos incluidos en capital social �e.g., la salud de los habitantes-.

Ya en lo que al capital medio ambiente se refiere y aparte de las relaciones ya comentadas, esta posee una relaci�n de doble sentido con los capitales tur�stico y de actividad econ�mica. En cuanto al primero, no cabe duda de que el contar con un medio ambiente cuidado constituye un atractivo m�s para el sector tur�stico, lo que puede ayudar a asegurar la fidelidad de la clientela. De hecho, la tendencia reciente en la industria tur�stica es a tener una mayor conciencia medioambiental y que se demanden espacios limpios y un medio ambiente protegido (Garc�a Falc�n y Medina Mu�oz, 1999). Con respecto al segundo, el capital medioambiental influye en cuanto a que limitar� los recursos naturales y de espacio necesarios para desarrollar cualquier actividad econ�mica. A modo de ejemplo, los activos protecci�n del territorio o respeto al medio ambiente pueden limitar la actividad empresarial condicionando desde la ubicaci�n de las industrias hasta el tipo de producci�n, pasando por los procesos productivos. Por tanto, influye en activos como la productividad, la imagen de las empresas o su competitividad. De igual forma, los capitales tur�stico y de actividad econ�mica condicionan de forma directa el medio ambiente. As�, a nadie se le escapa que para que las actividades econ�micas sean productivas deben consumir recursos como el agua u ocupar territorios, los cuales son normalmente costeros y sensibles cuando se trata de actividades tur�sticas. Todo ello provoca, sin duda, la degradaci�n del territorio o el empeoramiento de la calidad de los acu�feros. En este sentido, Selman (2000) afirma que la calidad de los procesos productivos influye en el medio ambiente. As�, una producci�n con cero defectos provocar� una menor degradaci�n del medio debido a que se tendr� que consumir menos recursos. En cuanto al turismo, a pesar de que es una de las actividades econ�micas que menos destruye el entorno, tambi�n produce efectos sobre �ste, ya que produce residuos, consume agua, etc. (Garc�a Falc�n y Medina Mu�oz, 1999).

Con respecto al v�nculo existente entre el capital tur�stico y actividad econ�mica, a nadie se le escapa que dentro de unas econom�as tan reducidas como son las de los territorios insulares peque�os, activos como la productividad o la competitividad de unas determinadas actividades econ�micas tienen influencias en el resto de actividades. No obstante, en ocasiones no se produce este efecto positivo sobre el resto de las actividades econ�micas, debido a que los ingresos obtenidos son en su mayor parte repatriados a los pa�ses donde se encuentra la matriz de las empresas tur�sticas y a que realizan las compras de sus suministros fuera del territorio donde tienen la explotaci�n. Por otro lado, puede producir efectos negativos, ya que compite con otros sectores por recursos como tierra o agua (Garc�a Falc�n y Medina Mu�oz, 1999).

Finalmente, seg�n afirman Medina Mu�oz, Medina Mu�oz y Romero Quintero (2002:200) �[...] existe un consenso generalizado en cuanto a considerar que el logro de un desarrollo sostenible requiere sistemas pol�ticos y econ�micos ecol�gicamente sostenibles, as� como organizaciones e individuos sostenibles�. Por consiguiente, si se atiende a esta afirmaci�n y a las definiciones que sobre los distintos tipos de capital se han realizado, se puede afirmar que existe una clara incidencia sobre el capital resultado por parte del resto de las dimensiones.


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