Revista: TURYDES
Turismo y Desarrollo local sostenible / ISSN: 1988-5261


LOS EMPRENDIMIENTOS SOCIALES TURÍSTICOS COMO ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO LOCAL ENDÓGENO. CASO “CANOPY EL INDIO” Y EL “CHORRILLO”.

Autores e infomación del artículo

Rodrigo Espinoza Sánchez*

Dulce María Morales Martínez**

Roberto Lucien Larmat González***

José Luis Cornejo Ortega****

Universidad de Guadalajara. México

rodrigoe@cuc.udg.mx


RESUMEN
En la actualidad los emprendimientos sociales turísticos (EST) han adquirido cada vez más relevancia, pues se han convertido en una estrategia para que las poblaciones locales conserven su patrimonio, y a la vez, desarrollen otras actividades económicas que les permitan palear su situación. A nivel nacional en México, las políticas públicas han generado sinergias interinstitucionales para la apertura y puesta en marcha de estos proyectos de desarrollo turístico. “Canopy El Indio” en el ejido las Juntas y Los Veranos municipio de Cabo Corrientes y “El Chorrillo” en el ejido El Colomo municipio de Bahía de Banderas Nayarit, son dos emprendimientos de esta naturaleza que nacieron con el propósito de coadyuvar al desarrollo local y mejorar las condiciones de vida de la población. Se presentan resultados de investigación cualitativa basados en entrevistas semiestructuradas aplicadas a actores clave, pero con conocimiento de la vida de los dos ejidos en cuestión. Los principales hallazgos encontrados aluden a que los ejidatarios miembros de este colectivo social ven en el emprendimiento una solución a su problemática, relacionada a la generación de empleo, conservación de sus recursos naturales y culturales, inclusión del sector femenino en la dinámica económica, generación de riqueza, integración familiar, pero a la vez, entienden la importancia de diversificar su producto turístico para que se beneficie el territorio.
Palabras clave: emprendimiento social, turismo, turismo rural, desarrollo local endógeno, ejido.

ABSTRACT
At present, the tourist social entrepreneurships (TSE) have acquired more relevance of what have become a strategy for local population to preserve their heritage, and can develop other economic activities that allow them to shovel their situation. At the national level in Mexico, public policies have generated inter-institutional synergies for the opening and implementation of these touristic developments. The TSE “Canopy El Indio”, in the ejido of “Las Juntas y Los Veranos” located in the municipality of Cabo Corrientes, and TSE “El Chorrillo”, in the ejido “El Colomo” within the municipality of Bahía de Banderas Nayarit, they are two entrepreneurships of this nature, and they were born with the proposal of assisting to the local development and improving the living conditions of the population.  Qualitative research results are presented based on clue actors representing the Ejidal Committee.  The main results found are that ejidatarian members of this social collective, see in this entrepreneurship a solution to its problems which are related with: the creation of employment, conservation of the natural and cultural resources, social inclusion of the feminine sector in the dynamics of the economy, wealth creation, family integration, and also, the understanding of the importance of diversifying its touristic product for the benefit of the territory and its population.
Keywords: social entrepreneurship, tourism, rural tourism, endogenous local development, ejido.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Rodrigo Espinoza Sánchez, Dulce María Morales Martínez, Roberto Lucien Larmat González y José Luis Cornejo Ortega (2018): “Los emprendimientos sociales turísticos como estrategia para el desarrollo local endógeno. Caso “Canopy el indio” y el “Chorrillo””, Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, n. 24 (junio / junho 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/turydes/24/emprendimientos-turisticos-desarrollo.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/turydes24emprendimientos-turisticos-desarrollo


  1. Introducción

La situación de pobreza del sector rural en México, desde un análisis de economía clásica, pareciera estar viviendo una paradoja, ya que al margen de ser los propietarios de grandes extensiones territoriales o parcelamientos demostrados en figuras jurídicas como los ejidos o comunidades indígenas, presentan características diametralmente opuestas como exclusión de tipo social, financiera, política, entre otras. Esto quizás induzca a la reflexión, de que el conocimiento evoluciona dando origen a nuevas formas de convivencia y de prácticas de otras actividades económicas para enfrentar los retos y desafíos que a cada momento las comunidades locales tienen que vivir. 
El turismo, desde la perspectiva de la sustentabilidad promueve el involucramiento de la población local en el desarrollo de sus actividades como parte esencial de la conservación y apropiación de los recursos susceptibles de aprovechamiento con el objeto de que dicho desarrollo fluya o impacte en los tejidos sociales más periféricos de la escala local. Una de las formas de identificación de esto es a través del empoderamiento de la comunidad receptora de turismo para que todos participen de los beneficios qué trae consigo esta nueva actividad en el sector agropecuario o rural (Espinoza, et. al., 2010).
La industria del turismo ha tenido mayor aumento por la aparición de nuevas formas de actividades de ocio y recreación. Lo cual ha dado pie a los emprendimientos sociales debido a que estos constituyen una forma de organización que permite aprovechar los recursos que existen en una comunidad y, formar un producto con valor económico que pueda ofrecerse a los turistas, lo cual a su vez genera la obtención de riqueza en pequeña escala. De esta manera se ayuda a mitigar algunos de los problemas que enfrentan las comunidades. Para Bornstein y Davis (2010:1) “el emprendimiento social es un proceso por el cual los ciudadanos construyen y transforman instituciones para dar soluciones a problemas sociales, tales como: pobreza, enfermedades, analfabetismo, destrucción ambiental, derechos humanos, abusos y corrupción y de esta manera mejorar la vida de muchos”.
Las poblaciones rurales son más propensas a vivir este tipo de situaciones puesto que generalmente son las más marginadas, debido a la falta de oportunidades que impide que la población pueda mejorar su calidad de vida (CV). Las poblaciones cerca de desarrollos turísticos no se encuentran exentas a esta situación. Uno de los principales problemas que tienen que enfrentar es la falta de empleo, esto a su vez genera otro tipo de problemas sociales. Aquí sería importante preguntarnos, ¿Por qué si tienen grandes extensiones territoriales, padecen pobreza? Pues si bien los ejidatarios pueden contar con cantidades considerables de terrenos, estos son utilizados para actividades primarias como son la siembra y ganadería. En ocasiones las ganancias obtenidas suelen no ser suficientes para mejorar su situación económica y por ende su CV.
Lo anterior, propicia la apertura a proponer a los EST como una alternativa para mejorar la situación de aquellas poblaciones asentadas cerca de desarrollos turísticos. Al respecto, la OMT (2002) en Guzmán et al. (2011:433) señala que el turismo sostenible puede ser una herramienta fundamental para el desarrollo socioeconómico y para reducir la pobreza en determinadas áreas rurales (y urbanas), en las cuáles se pueden establecer oportunidades para crear determinados productos turísticos basados en el desarrollo de sus recursos culturales,  históricos y medioambientales, ofreciendo oportunidades a pequeña escala para generar riqueza y crear puestos de trabajo, sobre todo para las mujeres y los jóvenes, y como actividad complementaria, pero nunca sustitutiva, de la agricultura, ganadería y pesca.
Esto conlleva a que las iniciativas plasmadas en emprendimientos sociales alcancen un mayor grado de importancia para las poblaciones locales, pues se han convertido en una estrategia para mantener su patrimonio y a su vez pueden desarrollar actividades que les permitan generar recursos económicos y así mejorar la situación o CV en la cual se encuentran.
En este sentido Salinas & Osorio (2012:131) afirman que, al involucrar el sector social en estos procesos de emprendimiento, se fortalecen los niveles de competitividad empresarial, contribuyendo al desarrollo de la región o del país, y con esto queda demostrado, que las empresas creadas desde el enfoque social, generan no sólo una forma de empleo y de concepción de la empresa, también brinda bienestar a la comunidad involucrada reduciendo los niveles de exclusión social. Por tanto, el objetivo del presente trabajo es contrastar el funcionamiento de los dos EST y como estos están impactando en el desarrollo local de las comunidades locales donde están localizados dichos EST.

  1. Desarrollo de la investigación
  1. Área de estudio

México como país, tiene una división política sustentada en 32 estados consolidados y,  para su administración como entidad federativa se subdivide en un tercer eslabón denominado municipio, pero a la vez, los territorios municipales contienen otras figuras jurídicas que hacen posible el dinamismo económico de estos espacios como son los ejidos, las comunidades indígenas y las pequeñas propiedades quienes son los propietarios o poseedores de los recursos en los que se sustenta o ejercita la actividad turística (Hidalgo y Espinoza, 2012 146-156).
La región de Bahía de Banderas está localizada en dos estados y tres municipios, Jalisco y Nayarit. Dentro del primero se encuentra Puerto Vallarta y Cabo Corrientes, mientras que el segundo alberga al municipio de Bahía de Banderas. El ejido Las Juntas y Los Veranos se localiza en Cabo Corrientes (Figura 1), mientras que el ejido el Colomo está localizado en Bahía de Banderas.
La comunidad de Las Juntas y Los Veranos se localiza al norte del municipio de Cabo Corrientes por la carretera 200, a una distancia aproximada de 6.1 kilómetros al sur de Boca de Tomatlán en la zona denominada montaña (…) abarcando una superficie de 10,310 hectáreas. Colinda con el ejido de Boca de Tomatlán y Mismaloya, Comunidad Indígena de Chacala y el Ejido de Pedro Moreno (Gobierno de Cabo Corrientes, 2016). En cuanto a la población de esta comunidad según datos de INEGI (2010) existen 209 viviendas en las cuales reside una población de 582 habitantes compuesta por 290 hombres y 292 mujeres.
El Colomo se localiza en el mu­nicipio de Bahía de Banderas, en la región Costa Sur del estado de Nayarit (Figura 2). Esta comunidad se conecta por la carretera ramal municipal de Mezcales, que comunica a Valle de Banderas (la cabecera municipal) y San Juan de Abajo.
La comunidad rural del el Colomo es privilegiada geográficamente por sus atractivos naturales, culturales e históricos, ya que la convierten en una localidad con gran potencial para la gestión de actividades alternativas relacionadas con el turismo rural que puedan significar un impulso real a su desarrollo local y, al mismo tiempo, qué estas representen un equilibrio respecto al modelo de desarrollo turís­tico de sol y playa predominante en esa región costera (González et al. 2014:35).
El censo de población y vivienda (INEGI, 2010) contiene en su registro que en la comunidad de el Colomo existen 496 viviendas en las cuales mora una población total de 1476 de los cuales 771 son hombres y 705 mujeres.

  1. Antecedentes de la investigación

Estas comunidades costeras aquí aludidas, cuyas situaciones pareciera que deberían ser homogéneas, quizás tengan atributos intrínsecos que las diferencien, sin embargo, tienen en común acciones sociales representadas en figuras de organización empresarial para la prestación de servicios, por tanto, su indagación es propicia para analizar sus homogeneidades o sus distanciamientos diferenciadoras que les dan el sentido de singularidad identitaria. En este sentido, los aspectos referenciales para su estudio requieren de un abordaje detallado y analítico que posibilite partir de sustentos ya generados llegar a nuevas aportaciones que enriquezcan el conocimiento.
La búsqueda del bien común, a partir de acciones consensadas de una actividad en este caso turística en el espacio rural, conlleva a entender de manera dialéctica el espacio territorial, ya que es allí, donde se da el encuentro del humano con la naturaleza y el ejercicio de la razón para ordenar las acciones que posibiliten el aprovechamiento de los recursos que le dan vida a un nuevo producto que demanda un mercado determinado.
Al respecto, Pérez (2012) en su artículo “Turismo Comunitario: Aproximación teórica y experiencias comparadas de casos prácticos” realiza una revisión de la literatura sobre el turismo comunitario y presenta distintas experiencias de diferentes partes del mundo como: África, Canadá, Costa Rica, Japón, Jordania, Malasia y Perú. En su trabajo se muestra como el turismo comunitario es valorado de forma muy positiva por la comunidad local por el hecho de generar beneficios económicos que coadyuvan al mejoramiento de las condiciones de la población local. Para el desarrollo del trabajo, este autor utiliza categorías conceptuales como: turismo comunitario, experiencias y comunidad local.
En el mismo sentido, Espinoza, Andrade, Chávez & Zepeda (2012) en su trabajo “Desarrollo Local endógeno y productos turísticos. Caso subregión occidental de Jalisco, México” hacen hincapié en la importancia de la obtención de información necesaria para la creación de un producto turístico intermunicipal que integre a una región serrana compuesta por tres municipios de Jalisco: San Sebastián del Oeste, Mascota y Talpa de Allende y, hacen alusión a que la génesis de dicho producto debe ser la identificación de sus principales elementos o componentes de tal producto turístico como la minería, su construcción arquitectónica y la naturaleza. Pero a la vez, se hace referencia a que un producto turístico debe contener ciertos elementos esenciales identificados, estudiados y por tanto valorados como la oferta, la demanda y la comercialización de dicho producto, con el objeto de que éste producto se proyecte con buenos resultados. La investigación es de tipo cualitativa, bajo el método descriptivo – interpretativo apoyado en las técnicas de un guion de entrevista estructurada aplicadas a actores clave. Los hilos conductores del trabajo fueron: producto turístico, región turística, turismo rural y desarrollo local endógeno.
Los efectos e impactos que el ejercicio de la actividad turística ocasiona en los diversos espacios en los cuales se desarrolla, conducen a que se reflexione de manera clara para poder comprenderlos y a la vez, manejarlos de la mejor manera, y que este turismo coadyuve al beneficio del desarrollo y no lo inverso. Al respecto Sánchez, Betancourt y Falcón (2012) en su indagatoria: “Acercamiento teórico al desarrollo local sostenible y su repercusión para el turismo”, aluden a la necesidad de establecer claramente los elementos que implican los impactos del turismo en el desarrollo local, para tal efecto discuten ciertas categorías conceptuales como: desarrollo local sostenible, turismo, desarrollo endógeno, municipio y comunidad.
Las asimetrías e inequidades de los territorios y las sociedades en este mundo contemporáneo, en cada momento de la vida, en las diferentes regiones, microrregiones las diversas fuerzas que rigen los destinos de las mismas, están haciendo esfuerzos por encontrar mecanismos que posibiliten acercar esas distancias o brechas que separan los estatus sociales, y han encontrado en el turismo bien planificado una vía u opción para lograrlo.
Lo expuesto induce a hacer alusión al trabajo de Funes, Romero & Espín (2015) “El Turismo Comunitario como estrategia de desarrollo en base al Sumak Kausay en Ecuador”, quienes hacen mención a la riqueza desigual que existe en dicho país, pero a la vez, refieren que el gobierno está haciendo esfuerzos para poder equilibrarla, y que el turismo es de gran importancia como estrategia de inclusión para el logro del buen vivir o la CV. Ya que el turismo, es una estrategia que moviliza la economía a nivel mundial, por el sólo hecho de involucrar aspectos sociales, económicos, culturales, políticos y ambientales. Otorgándole al Sumak Kausay (buen vivir) el ser la premisa fundamental para alcanzar dicho equilibrio, respetando la pluralidad existente, pero a la vez, cree en la necesidad de la unión de diferentes aspectos del turismo que permita su manejo adecuado, sin olvidar que lo que hace que este repunte se sustenta en la diversidad y abundancia de los recursos naturales y culturales. Por tanto, se asume que el turismo comunitario no solo beneficia a la comunidad local, si no que acerca a esas personas con sensibilidad al entorno a relacionarse para compartir, crecer y comprometerse de una manera sustentable, y es el turismo comunitario la oportunidad que los gobiernos y las comunidades afectadas tienen para reducir, la pobreza y la exclusión social involucrando la generación actual y las futuras, pues el turismo comunitario es propio de países en vías de desarrollo. Los términos categóricos utilizados para el desarrollo del trabajo son: turismo, Sumak Kausay, turismo comunitario, cultura ancestral y desarrollo sostenible.
El desarrollo del turismo con una visión integral del territorio en el espacio rural debe ser bajo un enfoque diferenciador cuya propuesta sea inversa al modelo imperante que sólo busca el crecimiento del turismo y, por ende, el económico, no así el desarrollo. En este sentido habría que recurrir a modelos sinérgicos donde la clase social rural y el neorruralismo (Espinoza y Verduzco, 2017) está apareciendo con nuevos esquemas de organización de trabajo que les ha ayudado a acercar estas distancias de desigualdad y exclusión, conduciéndolos al encuentro de mejores condiciones tanto para trabajar, como para vivir, y en el que el turismo rural comunitario es su eje central, pero emergido y apuntalado bajo la premisa de EST esquemas propicios para que los resultados de estas acciones comunitarias turísticas se reflejen en la CV de la población local, tal y como lo mencionan Espinoza, et al. (2017) en su obra: Los emprendimientos sociales turísticos. Nuevos esquemas para el desarrollo del turismo en el ámbito de las comunidades rurales en Bahía de Banderas México, en dicho trabajo ellos muestran como estas prácticas impactan en el desarrollo local de la comunidad local y como consecuencia mejoran su CV.                              

  1. Teorización

La fundamentación de todo trabajo de investigación implica hacer alusión a los principales referentes teóricos que posibiliten tener el lente u óptica para la discusión de resultados. Los movimientos armados suscitados en cierto periodo de la vida de México, como el de la revolución mexicana, generaron ciertos derechos que posibilitaron un surgimiento de una nueva estructura jurídica para beneficio de quién laboraba la tierra. 
En este sentido, este movimiento revolucionario mexicano permitió el cambio de tenencia de la tierra, lo que significó para algunas regiones del país transitar a otros estadios o escenarios de los usos del suelo y por ende de los modos de producción. Este resultado del movimiento estaba claramente otorgando a los campesinos la oportunidad de obtener cierta cantidad de tierra para poder formar un sistema de organización diferente al existente en aquel entonces, al cual se le conoce como ejidos. Con la construcción de éstos ya mencionados ejidos, se generaron cambios en la economía, el uso de suelo, y por ende los medios de producción pasaron a ser propiedad de otros (Hernández, 2014:243).
Acorde a la Legislación Agraria el concepto de ejido tiene dos connotaciones: la 1ª) Alude considera a este como el núcleo de po­blación o persona moral con personalidad jurídica y patrimonio propio, mientras que b) La segunda se refiere a las tierras sujetas a un régimen especial de propiedad social en la tenencia de la tierra. Por tanto, constitucionalmente se reco­noce dicha personalidad y se protege de manera especial su patrimonio (LA, 2014:153-154).

En este sentido y acorde a la Legislación Agraria (LA), el ejido se convierte en una persona jurídica de carácter colectivo perteneciente para su regulación al Derecho Social Agrario (DSA), con un patrimonio propio, y cuya propiedad sobre la tierra dentro de su jurisdicción está protegida por las disposiciones comprendidas dentro de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y reglamentada en la LA, ésta a la vez, le da una estructuración basada en base a órganos de: dirección, representación y vigilancia e integrada por individuos legalmente reconocidos que pueden ser: ejidatarios, posesionarios o avecindados quienes poseen derechos individuales y corporativos conforme a la ley respecto a los usos del suelo para los asentamientos humanos, de uso común o parceladas (LA, 2014).
Estas atribuciones otorgadas a los ejidos y sus componentes persiguen como objetivo la realización de actividades o acciones pertinentes para el uso, manejo y aprovechamiento sustentable de sus propias tierras, bosques, pastos y aguas ya sea con fines agropecuarios, forestales y ganaderos, entre otros y cuyo enfoque es lograr un desarrollo rural integral sustentable del núcleo poblacional, no sólo económico, sino el social, cultural, ambiental que les permita vivir de una mejor manera.
La armonía de la vida de los ejidatarios y los ejidos esta normada dentro de la LA, misma que alude a la conformación de órganos de gobierno para que dirijan las riendas de dicha figura jurídica, tales como: a) La asamblea general (órgano supremo), b) El comisariado ejidal (presidente, secretario y tesorero) y c) El consejo de vigilancia que funge como verificador de que la vida en común del ejido este en completa armonía.

A pesar de todo esto, se puede decir que las comunidades rurales se encuentran excluidas socialmente, incluidos los aspectos financiero y político. Esto ha generado que los ejidatarios y los comuneros que cohabitan el sector rural sea lo más vulnerables del país. Sin olvidar que en el sector o medio urbano también están presentes los problemas sociales como la pobreza. Según Guerrero y Medina (2011:159) la pobreza en nuestro país se ha incrementado en las últimas décadas, sin embargo, hay regiones o sectores de la población donde los índices son más altos por diversos factores sociales como económicos o geográficos.

Muchos han sido los esfuerzos que se han hecho para que el campo o sector rural salga de estos embates feroces que las inercias de la economía globalizada traen aparejadas, y que generalmente propician desequilibrios y asimetrías entre los sectores más desprotegidos como es en este caso el rural, que contiene alrededor del 25% de la población de México, y cuyo territorio es aproximadamente el 75%, lo que hace que tenga una importancia relativa significativa (Espinoza, et. al., 2017).

Esta situación de la población del campo mexicano, ha provocado que los ejidatarios, avecindados y pequeños propietarios busquen nuevos mecanismos de acción para encontrar soluciones a la pobreza en la cual el mercado como regulador de la oferta y la demanda va generando y dificultado la vida de estas células rurales. Sin embargo, ante este constante embate de las leyes de mercado la cohesión social de sus esfuerzos los ha fortalecido y, ahora a través de sus acciones y visiones emprendedoras los ha llevado a constituirse en promotores de su propio desarrollo encontrándolo en la organización del trabajo comunitario y propiciando eslabones de valor que generada en la propia economía social (Espinoza, et. al., 2017).

Es importante enfatizar que esta organización del trabajo en muchos lugares ya ha dado resultados de gran valía para la población local y, acorde a Chávez y Monzón (2005: 20) en Lara (2011:19) quienes argumentan que estos engranajes sucintos de Economía Social (ES) está constituida por un conjunto de empresas privadas con organización formal, autonomía de decisión y libertad de adhesión y creadas para satisfacer las necesidades de sus socios a través del mercado, produciendo bienes y servicios, asegurando o financiando; y en las que la eventual distribución entre los socios de beneficios o excedentes, así como la toma de decisiones, no están ligados directamente con el capital o cotizaciones aportados por cada socio, correspondiendo un voto a cada uno de ellos. La Economía Social también agrupa a aquellas entidades privadas organizadas formalmente con autonomía de decisión y libertad de adhesión que producen servicios de no mercado a favor de las familias, cuyos excedentes, si los hubiera, no pueden ser apropiados por los agentes económicos que las crean, controlan o financian.

Lo expuesto anteriormente conlleva a plantearse cuestionamientos como ¿Los emprendimientos sociales y las empresas sociales son lo mismo? Y en este sentido es importante aludir a Yunus (2008: 53-54) en Lara (2011: 17) quién hace una clara diferencia entre estos dos conceptos, al decir que:
Los emprendimientos sociales y las empresas sociales de ninguna manera son sinónimos, aunque en muchas ocasiones se equiparan. El primer concepto es más amplio, por lo que cualquier iniciativa innovadora para ayudar a otras personas puede ser descrita como emprendimiento social, que puede ser de naturaleza económica, con o sin ánimo de lucro, es por ello que las empresas sociales quedan incluidas; esto quiere decir que son un subconjunto del emprendimiento social. No obstante, puede considerarse que los dirigentes de las empresas sociales son emprendedores sociales.
En congruencia a esto, es de suma importancia hacer las diferenciaciones terminológicas que permitan tener los elementos pertinentes para los diversos análisis en las indagatorias respectivas, en este caso hacer alusión a una empresa social es remitirse a Clement y Gardin (2000:11) en Lara (2011:21) quien dice: la empresa social refiere a todo tipo de actividad privada, de interés general organizada a partir de una gestión empresarial y que no tiene como razón principal la maximización de ganancias, sino la satisfacción de ciertos objetivos económicos y sociales, así como también la capacidad de encontrar soluciones a través de innovaciones a los problemas de exclusión social y de desempleo, por medio de la producción de bienes o servicios.
Todo esto conduce a entender, que las organizaciones en estudio se han agrupado para dar respuesta a problemas inherentes a su propia naturaleza, es decir, la gestión que estos grupos de ejidatarios de El “Chorrillo” y Canopy el “Indio” han realizado hacia el interior de su propia estructura ejidal para acordar el otorgamiento de un predio cuya propiedad era para el uso común, y ahora dedicarlo al aprovechamiento de prestación de servicios a través de una nueva actividad como es el turismo, y cuyo objetivo es el beneficio general del colectivo al cual pertenecen.

Por otra parte, las ideas innovadoras de gestión colectiva para la resolución de problemas de pobreza, y de manutención de la familia, han dado pie a la aparición de nuevos esquemas de trabajo organizado que apuntalan las metas organizacionales de emprendimientos gestionados desde las bases, que buscan encontrar soluciones a sus problemas enraizados en el tradicionalismo, a través de recrear sus vivencias en el diseño de productos turísticos que tienden a verticalizar los sectores, es decir, integrar los tres sectores de la economía para beneficio del desarrollo local, generando así, una ecología empresarial turística  (Espinoza, et. al, 2012; Espinoza, Covarrubias y Ortega, 2014).

Esto implica hacer un acercamiento teorético con respecto estas a empresas ya aludidas como novedosas en el espacio rural, y cuyo surgimiento se basa en la carencia o carencias de satisfactores para cubrir necesidades de los humanos cohabitantes en este espacio territorial rural, al respecto Borstein y Davis (2010:1) comentan que “el emprendimiento social (ES) es un proceso por el cual los ciudadanos construyen y transforman instituciones para dar soluciones a problemas sociales, tales como: pobreza, enfermedades, analfabetismo, destrucción ambiental, derechos humanos, abusos y corrupción y de esta manera mejorar la vida de muchos”.

Estos procesos de construcción a los que se lude en el párrafo precedente, inducen a la reflexión de cómo estos organismos de carácter social buscan la transformación de instituciones para dar respuesta a problemáticas de variados aspectos que influyen en la calidad de vida de las personas. Para Roberts y Woods (2005: 49) en Trujillo y Guzmán (2008:109) el ES: “es la construcción, evaluación y persecución de oportunidades para el cambio social transformativo llevado a cabo por individuos visionarios, apasionadamente dedicados”. Mientras que para Schwab Foundation (2014) en Alonso, et. al., (2014:10) el ES consiste en la aplicación de enfoques prácticos, innovadores y sostenibles que beneficien a la sociedad en general y, ponen énfasis en aquellos quienes son marginados y pobres.

Desde estas posturas se puede argüir, que existen ciertas coincidencias de los autores con respecto a que los ES buscan un cambio a los problemas sociales que aquejan a la mayoría de la población, y donde el sector rural no es ajeno a esta situación. Por tanto, puede aseverarse que las iniciativas de los ES pretender mitigar dicha problemática existente principalmente en los grupos vulnerables, y para tal efecto, se requiere que los miembros de las comunidades sean los que participen e intervengan en todos los procesos inherentes. Por lo que se puede asumir, que este tipo de prácticas ha ido en aumento debido al éxito que han tenido favoreciendo a las poblaciones que las llevan a cabo, por lo que los ES se convierten en acciones de importancia relativa para las poblaciones rurales que buscan disminuir sus niveles de marginación y exclusión social causados por la economía de mercado en la cual se vive.

Por otra parte, las economías periféricas como la mexicana han encontrado en el turismo rural (TR) una carta de presentación como alternativa para el ES, ya que a la vez que se busca la mejora en la CV de la población, también se aprovechan los recursos que se encuentran en los territorios del mundo rural de una manera eficiente y acorde a la visión sustentable.

El TR como categoría conceptual ha adquirido muchas facetas y transformaciones desde las diversas ópticas desde las cuales ha sido analizado, de ahí que González, et. al., (2011:166) aluden a que este TR es un conjunto de planes y procesos orientados a proveer servicios a visitantes de un área rural, atraídos por los recursos naturales y culturales que aquélla atesora y por las experiencias que puede construir combinando sus preferencias con los recursos y servicios disponibles.

Mientras que para Fuentes (1995:19-52) en Romero, et al. (2011:504), es una “Actividad turística realizada en el espacio rural, compuesta por una oferta integrada de ocio, dirigida a una demanda cuya motivación es el contacto con el entorno autóctono y que tenga una interrelación con la sociedad local”.
El espacio rural, escenario de un sin número de vivencias, anécdotas, pero más que eso, un lugar donde la interrelación del humano con la naturaleza recobra un valor incalculable por el respeto que se debe tener por los recursos de carácter natural que la cultura humana va reconfigurando para satisfacer sus necesidades, pero a la vez, identificando ciertos iconos que posibilitan que se puedan generar nuevas acciones producto de la creación y la reproducción de las vidas humanas en un lugar determinado, conducen a generar nuevas dialécticas del territorio para que los actores de esos espacios puedan desenvolverse con libertad y buscar nuevos encadenamientos productivos basados en una actividad terciaria y de servicios como es el turismo (Espinoza y Verduzco, 2017; Espinoza, et, al., 2017)
Para las comunidades rurales, donde el uso del suelo es ejidal, que han sido favorecidas por la localización de un destino turístico internacional o por la conformación de una región turística, poseen una ventaja competitiva u oportunidad para generar ciertos cambios que les permita desarrollar el turismo y, por ende, cambiar ciertos patrones de comportamiento para aprovechar el desarrollo turístico como una actividad complementaria sin dejar la autenticidad de su cultura y su cotidianidad, como es el caso de los EST objeto de este trabajo.
Por otra parte, México es un país rico en biodiversidad y diversidad cultural, y ésta se localiza en los predios ejidales otorgados para la manutención de las familias del campesinado mexicano. Por tanto, no se debe olvidar que estas figuras jurídico administrativas cumplen una labor preponderante para la conservación de dicha biodiversidad materia prima y pilar básico para el sustento de dichos ES. El turismo con sus lineamientos especificados en sus objetivos de sostenibilidad debe procurar fungir como el factor determinante en la búsqueda y logro de los mismos, y como consecuencia brindar a las poblaciones locales condiciones diferentes para la mejora de su CV y de esta forma centrarse a ir al encuentro de añorado desarrollo local que tanto hace falta.
En este sentido, según Vázquez – Barquero (1988) en Almaguer, et. al. (2012: 5) refiere al término de desarrollo local (DL) como:
El proceso de crecimiento económico y de cambio estructural que conduce a una mejora en el nivel de vida de la población local, y en dicho proceso, se pueden identificar tres dimensiones: a) Una económica, en la cual los empresarios usan su capacidad para organizar los recursos productivos locales con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados, b) Otra sociocultural, en la que los valores y las instituciones sirven de base al mismo proceso de desarrollo, c) Finalmente la tercera, una dimensión político-administrativa en la que las políticas territoriales permiten crear un entorno económico local favorable protegiéndolo de interferencias externas e impulsar el desarrollo local.
Los EST en cuestión, en esa búsqueda de nuevos horizontes que les permitan “ver la luz” e ilumine su camino para mejorar sus formas de vida y poder trasmitirles a sus generaciones esa identidad que debe preservar en armonía con la naturaleza, pero sin dejar de ser ellos mismos.
En el mismo sentido Palafox (2005) en Espinoza, et al. (2011:137) Plantea que el desarrollo local es un proceso complejo donde se da la concentración de diferentes agentes, sectores y fuerzas que interactúan dentro de un territorio con el propósito de impulsar un proyecto en común que tiene como fin el crecimiento económico, equidad, cambio social y cultural, así como el aumento de la CV de las personas que viven en dicho territorio.
En cuanto a las dimensiones implícitas en este paradigma del desarrollo local Alburquerque (2004) y Vázquez Barquero (2005) en Montaño (2014:80) aluden a cinco grandes variables:

  1. Económica: en la cual, los empresarios locales usan su capacidad para organizar los factores productivos locales, con niveles de productividad suficientes para ser competitivos en los mercados.
  2. Formación de recursos humanos: en la que los actores educativos y de capacitación, conciertan con los emprendedores locales la adecuación de la oferta de conocimientos a los requerimientos de innovación de los sistemas productivos locales.
  3. Socio-cultural e institucional: en la que los valores e instituciones locales, permiten impulsar o respaldar el propio proceso de desarrollo.
  4. Político-administrativa: en la que la gestión local y regional, facilita la concertación público-privada a nivel territorial y la creación de “entornos innovadores” favorables al desarrollo productivo y empresarial.
  5. Ambiental: que incluye la atención a las características específicas del medio natural local, a fin de asegurar un desarrollo sustentable ambientalmente.

Por tanto, el desarrollo local de una comunidad está ligada al desarrollo endógeno, pues son los locatarios los que a través del emprendimiento crean el ambiente para que se pueda dar este desarrollo. Por lo que la principal condición es que sean los mismos habitantes de un lugar los que propicien y gestionen las ideas y acciones necesarias para que favorezcan los procesos que beneficien a las comunidades.
Al respecto Sánchez, et al. (2012:19) dice que “el desarrollo endógeno se lleva a cabo creando redes de confianza entre las organizaciones de la sociedad civil y la dirigencia política local, tratando de conectar directamente al municipio y su producción con la esfera global”.
El desarrollo local y el desarrollo endógeno se unen para formar un solo concepto, desarrollo local endógeno, este a su vez es más complejo y amplio que cada uno de estos por su lado. Según Espinoza, et al. (2012:1) “El desarrollo local endógeno de una región o subregión parte del supuesto de que los locatarios deben asumir el rol de participantes activos, y que estos deben de ser los generadores de las ideas que, posteriormente se convertirán en los medios de producción comunitaria, así como promotores de las políticas públicas que habrán de sustentar las acciones o prácticas de dicha planeación”.
Lo anterior alude a pensar que para que se pueda propiciar el desarrollo local endógeno de una comunidad, en este caso las comunidades rurales como son los ejidos los EST constituyen un factor importante y se centran en la búsqueda de alternativas para combatir los problemas que los aquejan y, sus actividades pueden cumplimentarse fusionándose con las de los ES generándose así cadenas de valor para las actividades tradicionales del sector o mundo rural.
De esta forma los EST son estructuras orgánicas flexibles de naturaleza empresarial y con raíces colectivas para el beneficio comunitario, ya que están compuestas por miembros de los ejidos o las comunidades indígenas y cuyos objetivos primordiales son el desarrollo local de sus propias comunidades y la conservación de sus recursos a partir de estrategias de desarrollo turístico sustentables (Espinoza, et. al., 2017).

  1. Materiales y métodos

La presente investigación es de corte cualitativo que acorde a Denzin y Lincoln (1994:2) en Rodríguez, et al. (1999:32) destacan que es multimetódica, con un enfoque interpretativo, naturalista hacia su objeto de estudio, en este caso hacia los dos EST en cuestión. Mientras que para Taylor y Bogdan (1986:20) en Rodríguez et. al. (1993: 33) la consideran como aquella que produce datos descriptivos sustentadas en las propias palabras de las personas, habladas o escritas y la conducta observable, en este caso, se escucharon las palabras de los propios ejidatarios de manera directa. Además de utilizar la etnografía como método de investigación, según Rodriguez, et al. (1999:44) éste método indagatorio permite aprender el modo de vida de una unidad social concreta, como es el caso de los dos EST objeto de investigación. Utilizando como técnicas de recolección de información: a) Actores clave con conocimiento del objeto de investigación, mismos que proporcionaron la información a través de entrevistas semiestructuradas y aplicadas de manera directa, tanto para dichos actores del Ejido las Juntas y Los Veranos como para los del Ejido el Colomo, b) Además se utilizó un guion de observación participante, que según Rodríguez et al. (1999:165) esta técnica “requiere de una implicación del observador en los acontecimientos o fenómenos que está observando”.

  1. Resultados y conclusiones
  1. Resultados

Los resultados encontrados, se muestran a través de una matriz de contraste (Tabla: 1) en el que se determina el factor o elemento a considerar y, la situación de cada EST estudiado.

  1. Conclusiones:

Como se puede constatar en esta tabla el contraste, existe entre estos dos emprendimientos es diametralmente opuesto, ya que en el EST “Canopy El Indio” se encuentra en un proceso lento de crecimiento “El Chorrillo” se encuentra abandonado. Aquí habría que cuestionarse el porqué de esta situación. Ya que por una la información proporcionada por los actores clave, estos señalan que no existe un interés por este proyecto debido a que no lo consideran rentable y que las personas prefieren dedicarse a sus actividades del campo. Pero, por otra parte, quizás se deba a la falta de visión empresarial de los ejidatarios de El Colomo es la falta de visión empresarial para poder enfocar sus esfuerzos al desarrollo de productos turísticos y de esta forma aprovechar los recursos con alto potencial turístico y que permanecen en estado ocioso, y por ende, están descuidado posibles mejoras a la CV de su comunidad (Espinoza, et al., 2017).
Por su parte, los ejidatarios de “Las Juntas y los Veranos” consideran que el EST Canopy El Indio es una oportunidad para favorecer el crecimiento económico y social de la comunidad, debido a que este ha traído empleo para muchos hijos de ejidatarios y, como consecuencia tienen un nuevo ingreso económico, además que esto ha permitido que haya una disminución de migración a la ciudad de Puerto Vallarta en busca de nuevas oportunidades y, ahora con el hecho de tener fuentes de empleo fijos se incrementa la CV y, como consecuencia se produce beneficios el desarrollo del turismo a través de este EST (Espinoza, et.al., 2017). Sin embargo, a pesar de que existen mejoras en el núcleo poblacional de “Las Juntas y los Veranos”, es importante mencionar que no se han vistos cambios relevantes en el arreglo de calles, clínicas, servicio de alcantarillado y agua potable, entre otros que coadyuven al mejoramiento de la CV y que promueve el desarrollo local.
Por otra parte, es importante mencionar que actualmente la administración del proyecto no se encuentra en manos de los ejidatarios, debido a problemas y deudas que tuvieron en la administración pasada, en la cual no se permitía opinar a los ejidatarios respecto al Canopy y se dejó a un lado la búsqueda del beneficio colectivo para la comunidad, aspecto este que ahora está perjudicando la visión emprendedora para el inicio de otras acciones de gestión organizacional que proporcione que la comunidad ejidal tengan más oportunidades para aprovechar sus recursos en un nuevo sector.
Otro de los hallazgos encontrados que impiden el crecimiento del emprendimiento “Canopy El Indio” es la falta de recursos económicos, uno de los actores clave menciona que se espera que en un futuro ellos puedan administrar el proyecto para que todos los beneficios obtenidos del emprendimiento puedan ser para la comunidad, razón por la cual se hizo.  Pero también menciona que es bastante complicado debido a que se necesita una seria inversión de recursos con los que actualmente no cuenta el ejido, esto debido a que los beneficios obtenidos se han invertido en el ejido. Además, que es necesario tener contactos con agencias y guías de turistas, debido a que son estos los intermediarios entre los turistas y el emprendimiento. Aunado a esto se suma la falta de capacitación que existe entre los ejidatarios e hijos de ejidatarios para administrar el proyecto.
Por otra parte, es interesante entender que toda entidad organizacional debe tener su propia administración, y este EST como tal no es la excepción, por lo que el EST Canopy el Indio debe de pugnar por ser administrada como una unidad de negocio independiente del Ejido para que sus beneficios sean valorados y estos puedan expandirse en el territorio y, de esta forma puedan reinvertirse en servicio para el bien común de la comunidad o en el propio EST para capacitación o fortalecimiento de competencias empresariales de los ejidatarios.
Con respecto al emprendimiento social turístico “El Chorrillo” debido a que los ejidatarios no ven beneficios para el ejido, quizás por falta de pericia en el ámbito de la prestación de servicios, habría que acompañarlos a través de la concientización o sensibilización sobre su patrimonio natural y cultural que han dejado sin utilizar y, hasta con inversión en infraestructura, lo que pareciera que demerita la gestión administrativa del propio Comisariado Ejidal (CE) que no vela por el bien común del colectivo, responsabilidad ésta de dicho CE. O quizás pensar en formar a los ejidatarios para que incursionen en el sector servicios para desarrollar el turismo.
En cuanto al producto del Canopy el Indio, sustentado en tirolesa, gastronomía, recorridos a caballo, entre otros, la visión empresarial que estos ya han adquirido, les ha permitido pensar en diversificarlo a través de nuevas actividades turísticas como: senderos interpretativos, parques temáticos, laboratorios de nuevos procesos productivos y, a pesar de que la administración de este EST esta arrendado, los ejidatarios ya visionaron nuevos atributos o elementos para que su producto sea más competitivo en el mercado, porque, como ellos lo mencionan, tarde o temprano éste EST estará en nuestra propia administración.
Por otra parte, la mujer del ejido Las Juntas y Los Veranos también se ha visto beneficiada, pues se ha integrado al proyecto Canopy El Indio como empleada en el restaurante ejerciendo el puesto de mesera, cocinera o en actividades de fotografía. Las ventajas comparativas que el sector turismo ha dejado a estas mujeres las ha conducido a que desarrollen el espíritu emprendedor, esto quizás se deba al hecho de que el machismo manifestado en el sector rural por mucho tiempo orillaba a que la mujer sólo se dedicara a la procreación de la familia, marginándola de las actividades económicas que les otorgaran poder realizar algunos de sus sueños. Y ahora en este ejido las mujeres se han organizado para recibir capacitaciones para que sean capaces de sembrar huertos y criar animales de granja, lo que se podría convertir en un nuevo producto turístico de carácter cultural que muestre la vida cotidiana de la población local.
A manera de cierre, se puede expresar que este análisis de los dos EST referidos con antelación, sólo el Canopy el Indio actúa como ES, mientras que el otro nació como un capricho más de los vicios del sector público mexicano y de las manías de la masa ejidal, que no aprecia el valor del patrimonio otorgado tanto por la naturaleza como por la cultura del lugar, y esto redunda en vivir en la marginación y la explotación intensiva de los recursos naturales por medio de las actividades agropecuarias que cada día presionan más estos recursos y por ende disminuyendo la CV y al desarrollo local tanto de lugar como de la población local.
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* Profesor Investigador, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de la Costa, miembro del UDG-CA-443.
** Estudiante de la Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de la Costa, colaboradora del UDG-CA-443.
*** Profesor de la Universidad del Valle, Sede Zarzal Colombia.
**** Profesor Investigador, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de la Costa, miembro del UDG-CA-443.

Recibido: Diciembre 2017 Aceptado: Junio 2018 Publicado: Junio 2018

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