Perla Delgadillo Solorio*
Ramón Rivera Espinosa**
Universidad Autónoma Chapingo. México
rre959@gmail.com
Resumen
A manera de reflexión y desde un sustento teórico como base fundamental de este trabajo, recordemos que la educación ambiental (EA) adquirió importancia a partir de las crisis ambientales y ecológicas sucedidas históricamente a nivel planetario, por lo que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por sus siglas en inglés) posterior a la conferencia de Belgrado en el año 1975, precisó la meta y objetivos de ésta, en la que exhortó: “formar una población mundial consciente y preocupada por el medio y por los problemas relativos a él, una población que tenga los conocimientos, las competencias, la predisposición, la motivación y el sentido de compromiso que le permita trabajar individual y colectivamente en la resolución de los problemas actuales y en que no se vuelvan a plantear y; referente a los objetivos señaló los siguientes: 1. La toma de conciencia, 2. Los conocimientos 3. Las actitudes 4. Las competencias 5. La capacidad de evaluación y 6. La participación (Giordan & Souchon, 1999, pág. 10). Para el año 1977 en Tbilisi (Georgia), por conducto de la misma UNESCO, en la Conferencia Interguberidntal sobre Educación, se sentaron las bases para la educación ambiental, con el postulado de que los discentes aprendieran a resolver problemas. Esto significó, que, al proponer, la solución más adecuada y prudente a cierta dificultad, se estuviese consciente de la complejidad de factores interdependientes que intervienen para su mejor comprensión (Boada & Toledo, 2003), así que se establecieron doce principios rectores de la educación ambiental.
Referente a la actividad turística podemos comentar que las tendencias a largo plazo, tales como el incremento de la población y algunas como la reducción de la jornada semanal o el cambio de la ética del trabajo influyen sobre los viajes y el turismo. El promedio de vida del ser humano también tiene gran influencia en los viajes, esto es, a mayor esperanza de vida, más años de vida de retiro y más tiempo libre. Los estilos de vida y la diversidad de culturas determinan eminentemente la escala de valores que trasciende e impacta en los destinos visitados generando experiencias ya sean positivas o negativas en y con las comunidades receptoras.
Por lo anterior, se pretende identificar los conceptos de educación ambiental y el Turismo como actividad turística y su intervención del primero con el segundo; siendo éste último en muchos casos, causa y efecto de la degradación ambiental global. Entendido lo anterior, se trata de reivindicar actitudes y valores para la transformación ambiental y -
Palabras clave: Educación ambiental, Turismo como actividad turística, causa-efecto de huella ecológica, degradación ambiental, conciencia.
Abstract
ENVIRONMENTAL EDUCATION AND ITS INTERVENTION IN TOURISM ACTIVITY
By way of reflection and from a theoretical basis as the fundamental basis of this work, let us remember that environmental education (EE) acquired importance from the environmental and ecological crises that have historically taken place at the planetary level, for which reason the United Nations Organization for Education, Science and Culture (UNESCO for its acronym in English) after the Belgrade conference in 1975, specified the goal and objectives of it, in which he exhorted: "to form a world population aware and concerned about the medium and the problems related to it, a population that has the knowledge, skills, predisposition, motivation and sense of commitment that allows you to work individually and collectively in the resolution of current problems and in which they do not return to pose and; Regarding the objectives, he pointed out the following: 1. Awareness, 2. Knowledge 3. Attitudes 4. Competencies 5. Assessment capacity and 6. Participation (Giordan & Souchon, 1999, page 10). For the year 1977 in Tbilisi (Georgia), through UNESCO itself, at the Intergovernmental Conference on Education, the foundations were laid for environmental education, with the postulate that students learn to solve problems. This meant that, when proposing, the most appropriate and prudent solution to a certain difficulty, it was aware of the complexity of interdependent factors that intervene for its better understanding (Boada & Toledo, 2003), so twelve guiding principles of the environmental education.
Regarding tourism, we can comment that long-term trends, such as the increase in population and some such as the reduction of the weekly workday or the change in work ethics influence travel and tourism. The average life of the human being also has a great influence on travel, that is, longer life expectancy, more years of retirement life and more free time. Lifestyles and diversity of cultures eminently determine the scale of values that transcend and impact the destinations visited, generating positive or negative experiences in and with the host communities.
Therefore, the aim is to identify the concepts of environmental education and Tourism as a tourist activity and its intervention from the first to the second; the latter being in many cases the cause and effect of global environmental degradation. Understood the above, it is about vindicating attitudes and values for environmental and ecological transformation.
Key words: Environmental education, Tourism as a tourist activity, cause and effect of ecological footprint, environmental degradation, conscience.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Perla Delgadillo Solorio y Ramón Rivera Espinosa (2018): “Educación ambiental y su intervención en la actividad turística”, Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, n. 24 (junio / junho 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/turydes/24/educacion-ambiental-turismo.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/turydes24educacion-ambiental-turismo
Si hacemos una reflexión crítica de nuestro momento actual en el mundo que habitamos, es evidente que llegaremos a un punto de coincidencia en el que todas y todos manifestemos la existencia de un proceso de degradación planetario y que ha tenido consecuencias irreversibles en muchos aspectos. Lo anterior, debido al impacto generado por los seres humanos sobre el entorno natural, pues éstos, han modificado y transformado los espacios naturales para adecuarlo a sus necesidades desde una filosofía antropocéntrica; de tal suerte que hemos sobrepasado el límite de la capacidad de regeneración y esto queda demostrado con la pronunciación que hizo un grupo internacional de científicos (encargado de vigilar el impacto ecológico de la actividad humana) el día 20 de agosto del año 2013, en el que sostuvo: “que ese mismo día habíamos superado el límite de sostenibilidad de la Tierra1 para todo el año. Lo llamaron el Día del Exceso, porque desde entonces vivimos de prestado” (Bolívar, 2014, pág. 13). Entonces, nuestra tierra madre es incapaz ya de renovar los recursos que consumimos, así que somos <<deudores ecológicos>> por tomar prestados los recursos que no se pueden regenerar como bien señala Jorge Bolívar, y lo más catastrófico es que no se detiene dicho proceso de degradación planetaria.
De acuerdo a lo anterior, agreguemos el siguiente postulado que el mismo autor Jorge Bolívar arguye en el sentido de que la tecnología como término, está referida a la capacidad humana de intervenir sobre el entorno y es precisamente esta tecnología la que perturba a la naturaleza y hacer uso de ésta, altera infaliblemente nuestro planeta.
Es menester señalar que vivimos entonces en una sociedad de consumidores como lo defiende Bauman, “la dualidad sujeto-objeto suele quedar subsimida en la de consumidor y mercancía. En las relaciones humanas, por lo tanto, la soberanía del sujeto es reconfigurada y presentada como soberanía del consumidor, mientras que la resistencia del objeto, resultado de su rudimentaria, incompleta y reprimida experiencia soberana, se presenta ante nuestros sentidos como la prueba de un producto fallido, inútil o defectuoso, como prueba, en definitiva, de nuestra mala elección de consumo” (Bauman, 2016, pág. 36).
Por tanto, nuestras acciones hacia la madre naturaleza confirman uno de los siete principios sobre los que se fundamenta la Filosofía Hermética, siendo este el principio de causa y efecto que fundamenta: “Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley” (Trismegisto, 2017, pág. 22).
Lo anterior tiene congruencia con el siguiente argumento:
Es a partir del siglo XIX cuando el crecimiento de la población mundial se activa, sin embargo, es en el siglo XX, específicamente en la segunda mitad -etapa denominada baby-boom-, donde dicho incremento se da a pasos agigantados como nunca antes en la historia, lo que significa que en 1960 se contaba con 3,000 millones de personas; en el año 1976 con 4,000 millones; en 1987 con 5,000 millones; en 1999 con 6,000 millones; en 2000 con 6,228 millones, lo que implica a su vez una densidad de población incongruente; ya que existen países casi vacíos como es el caso de Australia o Canadá, pues la densidad de población no llega a tres habitantes por kilómetro cuadrado; o el caso contrario; como Holanda o Japón que superan las 300 personas por kilómetro cuadrado. Así mismo, podemos mencionar aquellos continentes que tienen una sobrepoblación como Asia acaparando el 60 por ciento de la población mundial y Oceanía que cuenta únicamente con 30 millones de habitantes. Y aún más grave el hecho de constatar que hasta el año 2000 de los 6,228 millones de habitantes en el mundo sólo 1,200 millones residían en países desarrollados; (Otero, 2002, pág. 7) cifras que no han variado mucho hasta nuestros días.
Lo referido en párrafos anteriores denota, que el exceso de personas residentes en el planeta Tierra de manera irregular ocasiona desequilibrios ecológicos a los ecosistemas, pues …“muchos de los problemas ambientales más serios que enfrenta la sociedad contemporánea, sobre todo los de un alcance más global, derivan más bien de la riqueza. De hecho, existen argumentos más sólidos para establecer una razón multi-causal directa entre opulencia y degradación ecológica” (Caride & Meira, 2001, pág. 34). Polémica, que no se expondrá en esta ponencia, por no ser ésta su finalidad. Basta confirmar que, otra consecuencia de lo aludido es: la desigualdad educativa, reflejada muchas veces en pobreza extrema; delincuencia; terrorismo; movimientos migratorios, por mencionar sólo algunos de tantos conflictos actuales que se viven a niveles local, regional, estatal, nacional e internacional. Por tanto, se confirma el planteamiento de Víctor M. Toledo respecto a que existen dos irracionalidades del mundo contemporáneo: “la dilapidación de la naturaleza (crisis ecológica) y la explotación y marginación de miles de millones de seres humanos (crisis social)” (2003, pág. 31) o lo que David C. Korten escribiría en su libro el mundo post empresarial. La vida después del capitalismo: …“una historia que explica en gran parte la crisis social y medioambiental que se extiende a lo largo de las sociedades tanto industriales como pre-industriales” (2000, pág. 18).
Dicho lo anterior, es menester acotar los términos: Educación ambiental (EA) y Turismo desde algunos enfoques para finalmente relacionarlos.
En primer lugar, señalemos que el término educación es vista por Paulo Freire como …“un acto de amor, por tanto, un acto de valor. No puede temer el debate, el análisis de la realidad; no puede huir de la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa” (2002, pág. 92). Así también arguye que “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (pág. 7).
Por otro lado, enfaticemos que la educación es entendida como aquella que busca en los individuos desarrollar conductas apropiadas con relación a su entorno de acuerdo a sus valores, asumidos libres y de manera responsable. Entonces, los campos afectivo-valorativo y cognitivo se encuentran interrelacionados en la educación ambiental (Novo, 2003) que a continuación comentaremos en cuanto a su definición. Por tanto, cada ser humano está compuesto por una parte biológica (proceso de reproducción) y una parte cultural. Ésta última es la que nos distingue de otros seres vivos. Por ello, el proceso educativo, es el que permite la transferencia de las adaptaciones culturales en un contexto determinado. Es así, que la educación se hace necesaria para comprender las relaciones que los humanos tenemos con nuestro ambiente y las transformaciones derivadas de éstas en la vida diaria (Boada & Toledo, 2003).
Esbozado lo anterior, planteamos que la educación ambiental -según defiende André Giordan y Christian Souchon- como forma de educación es, relacionar los temas que se abordan con los problemas del ambiente; así también, argumentan y coincidimos con ellos que se deben tratar los problemas de utilización y de gestión de los recursos; pues no sólo la contaminación, la erosión del suelo y los ruidos son problemas ambientales, más bien deben reconocerse a éstos y otros problemas más graves como “atentados” al ambiente, lo que se traduce en pérdida del patrimonio genético, del paisaje e incluso de la misma cultura. Hechos producidos indiscutiblemente por el abuso indiscriminado de los seres humanos al querer demostrar su superioridad ante la naturaleza misma. De ahí, la imperante necesidad de aprovechar la E.A. como herramienta metodológica indispensable en nuestros días para la modificación de actitudes y de comportamientos humanos que generen un verdadero compromiso hacia la defensa y el uso adecuado del medio (Giordan & Souchon, 1999).
Cabe puntualizar que existen tres dimensiones de la educación, siendo éstas:
Este tipo de educación ha tenido gran éxito en las últimas décadas por su flexibilidad en cuanto a la limitación de exigencias formales que se deben cubrir. Entonces, una de sus intencionalidades es justamente integrar el tema ambiental en las actividades globales que desarrollan las instituciones. Por lo tanto, es imprescindible diseñar los proyectos y programas a ejecutar que permitan entonces la acción de éstos con su respectiva evaluación. Así mismo los proyectos y programas de educación ambiental deberán estar a cargo de equipos interdisciplinarios, lo que hará más completo su desarrollo (Novo, 2003).
Así los campos de acción de la educación ambiental no formal que apoyan a resolver los problemas de formación son:
En este tipo de educación no se dan horarios establecidos, ni existen reuniones específicamente educativas entre quienes forman y quienes aprenden. Asimismo, no hay condiciones para una evaluación fiable de los objetivos conseguidos, esto significa que en ocasiones se alcanzan objetivos diferentes a los planteados por los equipos que diseñaron los programas.
Ningún actor involucrado en este tipo de educación se reconoce como participante de una acción educativa, sino que se sienten que forman parte de un fenómeno de comunicación con dimensiones educativas latentes. Ejemplo claro de esto son los medios de comunicación (radio, prensa, televisión, entre otros) que deben tener sumo cuidado a la hora de presentar artículos teniendo presente la sensibilidad de los acontecimientos y a la vez deben presentar también las mejores alternativas de solución respecto a la problemática ambiental. En conclusión, no se tiene una intencionalidad educativa de por medio.
En segundo lugar, hablemos sucintamente del término Turismo.
Mucho se ha debatido por un concepto universal que defina al turismo. Tal hecho lo afirmó Smith al expresar que "sigue siendo patente la falta de una conceptualización unánime del turismo por parte de las administraciones, las instituciones de enseñanza turística y el propio sector turístico, lo que dificulta su tratamiento metodológico global y entorpece la identificación y solución de problemas de formación existentes" (OMT, 1997, pág. 16) y; Ritchie por su parte comenta que "el turismo no constituye todavía un cuerpo de doctrina metodológicamente ordenado. Se trata más bien de una ciencia en desarrollo, en la que convergen la mayoría de las ciencias sociales ya consolidadas, ejemplo, un área multidisciplinar". (OMT, 1997, pág. 17).
Sin embargo, la Organización Mundial de Turismo (OMT), con la intención de solucionar parcialmente el significado de tan compleja actividad, por involucrarse ésta, en diversas disciplinas como la educación; derecho; economía; psicología; antropología; sociología; geografía; estadística y ecología ha señalado que: "el turismo comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negocios y otros" (OMT, Introducción al Turismo, 1998, pág. 9).
Es menester también, concebir la importancia del turismo como un fenómeno eminentemente socio- cultural y económico que no conoce fronteras; capaz de generar paz entre las naciones; incentiva el deseo de viajar permitiendo el acercamiento y entendimiento entre las personas; se manifiesta la inquietud por conocer las costumbres y tradiciones, el folclor, la gastronomía, la admiración de arquitectura y las artes de otros pueblos, es decir, existe el interés por el pasado en regiones nacionales e internacionales, así como también tiene sus efectos negativos que más adelante se mencionarán y justo son estos efectos-causas los que han generado una degradación ambiental y ecológica planetaria.
Proporciona, además, el crecimiento y desarrollo regional con el efecto multiplicador del gasto turístico correspondiente a aquellos países que lo acogen, manifestando sus bondades en captación de divisas y generación de empleos tanto directos como indirectos, así como la capacidad de corregir migraciones interregionales. Por lo tanto, esta bella actividad denominada turismo contribuye significativamente a la "creación de la riqueza, a la lucha contra la pobreza" (Frangialli, 2002, pág. 2) y al Desarrollo Ambientalmente Sustentado, concepto este último que la Asociación Latinoamericana de Educación Ambiental, la Federación de Organizaciones y Juntas Ambientalistas de Venezuela (FORJA) y sus 66 "ONGAs" (Organizaciones No Guberidntales Ambientalistas) han propuesto, además de definirlo como el: "proceso que determina apropiadas condiciones de vida para todos, mediante el aprovechamiento responsable y equilibrado de espacios y recursos naturales, garantizando distribución colectiva y equitativa de sus beneficios, sin menoscabar el principio universal para mejorar y proteger el ambiente" (Moya, 2002).
Ahora bien, como señala Williams: "no sólo se redistribuyen recursos económicos, sino que, a la vez, se intercambian aspectos culturales, conflictos, beneficios o desgracias ambientales... el turismo lo transfiere todo en el marco internacional, en la medida en que se produce una implicación personal mayor que en otros consumos: el turista no sólo consume, sino que se traslada con sus circunstancias al lugar del consumo" (Chirivella Caballero, 2002, pág. 29).
A continuación, se presentan algunos efectos negativos, especialmente del ambiente y del entorno sociocultural como resultado de una inadecuada planificación turística2 :
En tercer lugar y para finalizar nuestra participación respondemos al título de esta ponencia: La educación ambiental y su intervención en la actividad turística.
Es eminente que las personas que se desplazan de su lugar de origen a otro con motivos de ocio, negocio, salud u otros, así como las comunidades receptoras con todos sus actores sociales que las acogen, generan un proceso de causa-efecto que dejan huellas ecológicas al transformar y alterar los diversos paisajes. Lo cual significa también que sólo es un período de tiempo en el que se entremezclan culturas, costumbres, valores, cosmovisiones y filosofías de vida de todos los involucrados y los resultados pueden ser para beneficio o perjuicio de una u otra parte o ambas inclusive. De tal suerte que si se promueve el desarrollo de una educación ambiental en sus tres dimensiones (formal, no formal e informal) generaremos la consolidación de una sociedad sustentable que implique “un equilibrio del ser humano consigo mismo y, en consecuencia, con el planeta (y más aún con el universo)” (Gadotti, 2013, pág. 31), pues requerimos aprender a vivir y convivir en y con el planeta Tierra, lo cual significa tomar conciencia crítica de que es ésta la única que nos provee de recursos para subsistir. Por ello, se requiere ecologizar la educación y la pedagogía para sensibilizar a partir de la historicidad de la degradación ambiental que el ser humano ha ocasionado y con ello generar conciencia ecológica y ambiental de todas nuestras acciones hacia la madre Tierra.
Podemos concluir entonces, que la educación ambiental juega un papel fundamental en el desarrollo de todas las actividades turísticas; pues son los turistas, viajeros y excursionistas quienes llegan a un destino y éste puede ser transformado por los hábitos de consumo que tienen implícitos valores, actitudes, costumbres y estilos de vida de dichos actores sociales. Así también los residentes del destino visitado cuentan con los mismos factores de incidencia y, en ambos casos, debe existir respeto y armonía hacia la madre tierra. Amarla, cuidarla, preservarla y difundirla es posible si todas y todos los involucrados como actores sociales en la actividad turística reconocemos y practicamos día a día los postulados de la educación ambiental para un bienestar común global y ello será posible desde el momento en que cada quien se sensibilice y sea consciente de lo que nuestro planeta tierra nos ofrece para disfrutar y aprovechar de manera responsable su patrimonio natural.
Es por ello que la reflexión crítica será posible a partir de planteamientos que inciten …“nuevas vías para la construcción, la transmisión y la apropiación del saber. Ello plantea la necesidad de internalizar en la ciencia de la educación el concepto de ambiente, el análisis de la complejidad y los métodos de la interdisciplinariedad, transformando así las prácticas pedagógicas” (Leff, 2002, pág. 274) turísticas.
Y baste recordar que “el sujeto que habita en nosotros nos da la capacidad y el derecho de ser creadores; es decir, de consolidar y defender nuestra capacidad para crear y transformar la naturaleza y a nosotros mismos. Cuando se hace consciente, todos pueden reivindicar dicha capacidad, pero sólo se vuelve consciente en las sociedades que poseen una historicidad fuerte; es decir, una capacidad fuerte de crearse y transformarse” (Touraine, 2016, pág. 16) y también cabe destacar que “pensar, hablar, sentir, percibir, dar un destino a las manos liberadas del casi exclusivo apoyo al cuerpo para moverse, entender y comunicar lo entendido, comparar, valorar, evaluar, optar, abrir caminos, decidir, aprehender, aprender, enseñar, poder hacer o no cosas, idear, vivir socialmente: todo esto subrayó en el ser que se hizo capaz de ello la importancia indiscutible de su consciencia, consciencia del otro y de sí como un ser en el mundo, con el mundo y con los otros, sin la cual apenas sería un ser ahí, un ser sobre su soporte…el ser humano, más que un ser en el mundo, se convirtió en una presencia en el mundo, con el mundo y con los otros” (Freire, 2010, pág. 124).
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