TURyDES
Vol 5, Nº 13 (diciembre/dezembro 2012)

SOBRE EL ANÁLISIS MARXISTA DEL TURISMO

Francisco Muñoz de Escalona

Preámbulo

Desde 1988 vengo tratando de la conveniencia (urgencia más bien) de desarrollar una visión microeconómica del turismo, lo cual implica una postura radicalmente novedosa y alternativa (no excluyente) a la visión convencional, la que lo concibe solo como fenómeno social. La exclusiva concepción  del turismo como fenómeno está enraizada en el habla ordinaria. Fueron los hablantes quienes espontáneamente derivaron turismo de turista y turista de tur, entendiendo por tur un paseo, una vuelta, un desplazamiento (solo por gusto), por turista quien hace un tur y por turismo el colectivo aficionado a salir por gusto de su casa para volver después. A mediados del siglo XIX, el colectivo aficionado a desplazarse por gusto empezó a ser significativamente voluminoso como consecuencia de una serie de cambios en el sistema productivo de algunos países occidentales, entre ellos Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Alemania. La raíz de esos cambios fue la revolución industrial que provocó la invención de la máquina de vapor. Las industrias manufactureras se movieron con la ayuda de la fuerza del vapor. Poco después, el vapor se aplicó también para propulsar los medios de transporte acuáticos (navegación) y terrestres (ferrocarril). Los transportes se industrializaron al mecanizar una tracción que hasta entonces había sido la vela en el mar y los animales en la tierra. La capacidad de servicio de los medios de transporte aumentó espectacularmente a partir de mediados del siglo XIX, fecha a partir de la cual tuvo lugar el mayor volumen de inversiones nunca conocido hasta entonces. El sector del transporte estaba llamado a convertirse en un sector altamente estratégico para el desarrollo económico, función que sigue manteniendo en la actualidad. Los beneficios de las empresas de transporte fueron, más que grandes, fabulosos. Las empresas de transporte no solo dieron servicio a las necesidades de la agricultura y de la industria manufacturera facilitando el comercio mundial. Se percataron de que también había grandes expectativas de negocio dando servicio a las necesidades de transporte de las personas físicas, un nicho de demanda que hasta entonces no había sido atendido correctamente. Lo que los expertos en economía del transporte llaman demanda inducida se unió a la demanda de transporte existente y su espectacular crecimiento alentó las inversiones en nuevos y mejores medios, de forma que no solo crecieron los beneficios empresariales sino que la creciente capacidad de transporte (oferta) provocó un descenso de las tarifas pagadas por los usuarios, unos usuarios que cada vez procedían de capas de población con menos ingresos, algo que se extendió ostensiblemente desde los países dominantes (los imperios) hasta los países dominados (las colonias).

Obviamente, las ansias de moverse por el territorio que late en el ser humano pudieron ser progresivamente satisfechas hasta el extremo de que no solo se atendieron las primarias y heterónomas (las necesidades que podemos llamar vitales y negociosas u obligadas) sino también las secundarias y autónomas (las que llamaremos placenteras y ociosas o por gusto). La propensión innata del ser humano a moverse de un lugar a otro es un factor explicativo del fenómeno turístico que no debe ser minimizado.

Así pues, no solo las clases burguesas consiguieron aumentar su bienestar sino que también las clases obreras lograron participar de las ventajas de la revolución industrial y de los transportes. Un siglo después, a mediados del siglo XX, cuando todas las clases sociales tuvieron derecho a vacaciones pagadas en su contrato de trabajo por cuenta ajena, una proporción creciente pudo aprovechar ese tiempo de libre disposición o vacacional para salir de su lugar de residencia y pasar unos días de asueto en lugares más atractivos por alguna razón. Porque el aumento de la demanda y el subsiguiente de la oferta que estuvo teniendo lugar desde un siglo antes terminó por posibilitar un flujo creciente de vacacionistas, que es a lo que se le ha dado finalmente el nombre de turismo como fenómenos social generalizado.

Ese fenómeno social generalizado es una de las notas diferenciadoras de las sociedades modernas. Por ello no debe de extrañarnos que el interés por el fenómeno sea creciente hasta el punto de que suscita la atención de los gobiernos, de los empresarios y de las familias, y, como consecuencia de ello, de los científicos sociales, entre ellos los sociólogos, los geógrafos, los antropólogos, los historiadores y los economistas entre otros. Todos ellos se acercan al turismo concibiéndolo  con visión fenoménica, es decir, centrando su interés en sus efectos externos ya que es lo único que podemos aspirar a conocer del turismo como fenómeno. Sus efectos sobre las costumbres, sobre el territorio, sobre la economía, sobre las mentalidades, sobre las culturas de los pueblos que practican turismo y sobre los que reciben a los turistas.

 

 

El “acercamiento” al turismo desde el marxismo

A un profesor de turismo de la Universidad de La Habana, el lic. Antonio Díaz Medina, marxista y turisperito, se le pasó en algún momento de su vida por la mente que el turismo no había sido aun analizado desde el marxismo, es decir, mediante la aplicación del materialismo dialéctico – histórico. El lic. Díaz decidió por ello ponerse manos a la obra. De entrada elaboró una ponencia con destino al CIET – junio 2012 de La Habana que luego envió a la revista digital Turismo y Desarrollo (Turydes), titulada Turismo y conocimiento científico, un primer acercamiento (se entiende a la teoría sobre el turismo desde la Economía Política y el materialismo dialéctico e histórico). ¿Por qué y para qué acometió tan novedoso proyecto el lic. Díaz? Una primera pista la da él mimo en el resumen de su primer acercamiento. Dice así:

Un primer acercamiento a la teoría sobre el turismo desde la Economía Política y el Materialismo dialéctico e histórico. La aplicación del método histórico-lógico nos permite dar una definición científicamente fundamentada del fenómeno turismo. Nuestra definición arranca por establecer el origen del turismo, el momento histórico en que surge, las condiciones objetivas que provocan y permiten su aparición como nuevo fenómeno social, su principal sujeto, el turista, que no el único, así como los demás elementos principales que lo componen y su devenir en el tiempo hasta nuestros días.

Son muchas las ventajas que ofrece ya en el mismo resumen el primer acercamiento marxista al turismo del lic. Díaz. Este primer acercamiento irá seguido de un segundo acercamiento, esta vez en forma de tesis doctoral. Recomiendo al lector que, antes de seguir, lea con detenimiento la correspondencia que mantuvimos con el lic. Díaz que se ofrece íntegra en al anexo I. La correspondencia pone de manifiesto que el lic. Díaz conoce algunos de nuestros trabajos, en particular la tesis doctoral (1991). Es evidente que la tesis y su defensa no han convencido al lic. Díaz. La tesis parte de un pormenorizado estudio de las obras más señeras de la literatura disponible desde el último cuarto del siglo XIX hasta la fecha de su redacción (1991), es decir, en ella se pasa revista, por primera vez, a todo un siglo de pensamiento turístico. Al ir desgranando los recovecos de ese pensamiento se van poniendo de manifiesto las incongruencias y las anomalías en las que cae para terminar diagnosticando que todas ellas se deben a una causa que hasta entonces no había sido señalada, a lo que podríamos llamar el pecado original que late en la construcción del conocimiento del turismo. Esa causa no es otra que la aplicación de una visión del turismo desde el turista, un consumidor desplazado, para, en función de él, identificar los servicios que consume durante su desplazamiento, sobre todo en el país que visita. Esos servicios son un conjunto heterogéneo, al que se llamó oferta turística básicaindustria turística y sector turístico. Al llamar a ese conjunto industria se da la impresión de que es eso, una industria, no un conjunto de industrias, y al llamarlo sector, se refuerza la idea al hacerlo equiparable a los demás sectores productivos de la economía del país visitado. En definitiva, así fue como se terminó invadiendo el campo de la microeconomía, una disciplina metodológica que se ocupa de la asignación óptima de recursos a través de su transformación en bienes y servicios (producción), sin abandonar la visión desde el consumidor, la cual obliga a permanecer en el campo de la sociología o, como mucho, de la macroeconomía (cuantificación de los efectos del gasto). Con esa forma de designar a la contrapartida del gasto de los turistas, la llamada oferta, se oculta que el turismo no es una industria sino un conjunto de industrias. Tampoco es un sector de industrias semejantes entre sí, sino un conjunto de ramas productivas de todos los sectores que conforman la economía del país anfitrión.
Como decimos, el lic. Díaz no ha quedó convencido de nuestra crítica de la economía turística, y mucho menos de la propuesta derivada de ella, que no es otra que la sustitución del enfoque de demanda (la visión desde el turista) con el que se estudia el turismo por el enfoque de oferta, que es el habitual en la economía para estudiar las actividades productivas. El lic. Díaz ansiaba con fuerza que leyera su trabajo y como se muestra en el anexo I, en efecto, lo consiguió, con la ayuda de M. Korstanje. Una vez conseguido, el lic. Díaz rehusó el debate y decidió interrumpirlo como lo suscitó, por propia iniciativa. Respeto la libertad pero no ciertas formas de ejercerla. Si se lee el anexo I se llegará a la conclusión de que el debate se asemeja a un diálogo en el que uno de los dos interlocutores parece sordo. Porque si el lic. Díaz hubiera entendido correctamente nuestra crítica se habría percatado de que no éramos su interlocutor más adecuado ya que no iba a encontrar ayuda quien está fuertemente anclado en la concepción convencional del turismo, la que se basa en la visión fenomenológica del mismo. Una visión a partir de la que se lleva a cabo su “acercamiento” al fenómeno turístico con ayuda del método marxista..
Desde nuestro primer comentario, escrito inmediatamente después de leer el artículo del lic. Díaz (lectura que a él le pareció insuficiente en tiempo y comprensión), le expusimos con meridiana claridad que sus críticas a nuestro pensamiento parten de una incorrecta interpretación. Lo demuestra con su insistencia en concebir el turismo como un fenómeno social cuando lo que nosotros proponemos es concebir el turismo en sí mismo, no en función de quien lo consume. Claro que el turismo se puede estudiar como un fenómeno social, pero hay que hacerlo sin salirse del campo de la sociología o la geografía (por su uso del territorio). También la macroeconomía tiene sentido en la medida en la que el gasto de los turistas tiene efectos sobre los precios de los bienes y servicios y sobre la producción. Pero sin invadir, como tan a menudo se hace, el campo de la microeconomía, ya que el enfoque de demanda o sociológico es incompatible con dicho campo. La microeconomía parte de la identificación objetiva y sin ambigüedades de la actividad productiva que se propone estudiar. Su estudio se hace sobre esa actividad perfectamente definida de forma que nunca caben dudas en la identificación del producto obtenido, el agente que lo produce y la tecnología o tecnologías utilizadas en el proceso productivo. ¿Es posible estudiar el turismo concebido como fenómeno social con el instrumental propio de la microeconomía? La respuesta es, contundentemente, negativa, hasta el punto de que hacerlo, como es obvio que se hace, no puede más que llevar a la confusión conceptual y, lo que es aun más grave, a la aplicación de estrategias de inversión no óptimas por desenfocadas.
Comprendemos que lo dicho es entendible por cualquier lector medianamente respetuoso con la lógica más elemental y que, además, conozca tanto la literatura convencional del turismo como nuestras propuestas críticas y constructivas sobre la materia. El lic. Díaz, desgraciadamente, no las comprende, eso está fuera de dudas, porque para él el turismo solo puede ser concebido como fenómeno social ya que él, a lo que aspira, es a hacer lo que cree que nadie ha hecho y hay que hacer, un acercamiento al turismo desde el método marxista, el único que, según él, tiene capacidad para, de una vez por todas, lograr un conocimiento verdaderamente científico, algo que no existe después de más de un siglo de actividad investigadora.
De cara a comprender su proyecto hay que tener en cuenta que el lic. Díaz ha trabajado durante una década en un turoperador cubano en el que, al parecer, ha acumulado muy preciosas y suculentas experiencias, cosa que no hay que poner en duda. En base a ellas, dio en creer que mis críticas a la llamada intermediación turística que postula la visión canónica, la actividad que se adjudica a los turoperadores por esa visión, son justificadas. Lo que no parece haber entendido es que los turoperadores reales, los que existen en la realidad, se diferencian de los turoperadores de nuestra teoría, los del modelo basado en ella. Mientras que los reales son, en efecto, verdaderos intermediarios entre los oferentes de servicios básicos y los demandantes, lo turoperadores modélicos llevan a cabo una función productora consistente en ensamblar servicios básicos (facilitadores en mi terminología) y servicios complementarios (incentivadores) de acuerdo con diseños previos de programas de visita con contenido. Con ello, los turoperadores del modelo transforman unos servicios que no son turismo en otro diferente a ellos, es decir, en turismo. De aquí que pueda afirmar que estos turoperadores, los del modelo, son las únicas empresas que pueden y deben tenerse por turísticas y lo que producen por productos turísticos. Así queda eliminada la ambigüedad, la confusión y la supuesta complejidad del turismo.
Hay, además, otro elemento más que explica que el lic. Díaz se sintiera motivado a poner en marcha sus acercamientos al turismo desde el marxismo. En el primer acercamiento, el lic. Díaz cita la primera parte de mi Autopsia del turismo, titulada “El vencimiento de la distancia”. Esta parte de la obra presenta la evolución experimentada por los servicios facilitadores del turismo, empezando por el transporte, siguiendo por la hospitalidad y terminando por los mapas, los guías, las guías, las señales, los calendarios, los relojes, la traducción de idiomas, el dinero y el sistema bancario, entre otros. No es aventurado, pues, suponer que el marxista Díaz pensara que su evolución se explica en base a la dialéctica materialista del marxismo, según la cual los modos de producción nacen, crecen, maduran y generan las condiciones materiales para que nazca un nuevo modo de producción, y así sucesivamente. Para un marxista como él, la progresiva mejora de los servicios que facilitan el fenómeno del turismo es un proceso que se explica científicamente por la mecánica determinista de la historia, como parte del modo de producción de la burguesía.
Combinando el interés que el lic. Díaz, como digo un experto en turoperadores, muestra por mi teoría de los turoperadores (aunque sin entenderla) con la fascinación que como marxista siente por la progresiva mejora de los servicios facilitadores que se expone en “El vencimiento de la distancia”, no es extraño que llegara a la conclusión de que hay que acercarse al turismo de un modo nuevo, original y, sobre todo científico, algo que estaría aun por hacer, es decir, aplicando el análisis marxista, un análisis de la sociedad que es tenido por los marxistas como el único verdaderamente científico. Así, juntando su experiencia profesional con sus convicciones como marxista, surgió en su mente el proyecto de acercarse al turismo aplicando la dinámica del materialismo histórico - dialéctico. Más adelante nos ocuparemos de desarrollar críticamente los resultados de ese acercamiento.
¿Pero, por qué mi propuesta de la teoría productiva de la turoperación le lleva a pensar que con ella niego la condición de fenómeno social al turismo? ¿De donde puede salir tal afirmación? Porque el turismo es un fenómeno social, nadie en su sano juicio lo puede negar, y como tal se ha sido estudiado en el pasado, se estudia hoy y se estudiará en el futuro. Lo que la visión de oferta o alternativa que propugno sostiene es que, si se estudia como fenómeno social, no debe aplicarse a su estudio el instrumental analítico de la microeconomía. O dicho de otro modo, que si se quiere aplicar la economía al estudio del turismo se impone verlo como una actividad productiva objetivamente identificada. Y que si no es posible hacerlo, no debe estudiarse el turismo desde la microeconomía, cosa que, sin embargo, se hace continuamente con las nefastas consecuencias que vengo señalando en mis escritos. 
Repito: el turismo visto como fenómeno social (visión desde el turista o demanda) ha de ser estudiado por métodos sociológicos pero si se quiere estudiar con el herramental de la microeconomía ha de ser visto como una única actividad productiva objetivamente identificada (visión desde el productor u oferta)
Para comprender mejor que sin producción de turismo no existiría el fenómeno social basta pensar que sin producción de automóviles no existiría el automovilismo. El estudio de la fabricación de automóviles no empece para que también se estudie el fenómeno social que llamamos automovilismo. Una cosa no quita la otra.

El dogma marxista aplicado al turismo

El marxismo es un corpus de pensamiento que se ha consolidado como una forma pretendidamente científica de explicar la evolución de las sociedades humanas a lo largo del tiempo, en especial la transición desde la sociedad de clases del primer capitalismo a una sociedad sin clases y, por tanto, libre, próspera, justa y feliz. Marx y Engels pusieron el énfasis en la formación y deterioro de la sociedad burguesa, basada en la propiedad privada de los medios de producción, causa de la explotación del hombre por el hombre. La dialéctica hegeliana (tesis-antítesis-síntesis) aplicada a las bases materiales, el modo de producción, (materialismo dialéctico) explica científicamente el proceso a través del cual la sociedad burguesa da paso a la sociedad comunista, la sociedad gobernada por los obreros unidos en beneficio de toda la humanidad.

Es cierto que el turismo como tal fenómeno social, aun no ha sido estudiado con ayuda del método dialéctico – histórico acuñado por Marx y Engels y desarrollado por Lenin. ¿Es necesario hacerlo?, ¿tiene sentido?, ¿aporta algo al conocimiento del fenómeno que no pueda ser alcanzado sin el concurso del análisis marxista?

Expliquemos ante todo el método.

Marx, en el prólogo de su obra Contribución a la crítica de la economía política, viene a decir que los hombres, al organizar su modelo de sociedad, generan unas relaciones de producción independientes de su voluntad. El modelo de sociedad es función de las relaciones de producción, o sea, de la estructura económica. Marx habla de establecimiento de esas relaciones de producción por los hombres pero que su establecimiento es independiente de la voluntad de los hombres, con lo que cae en una flagrante contradicción, tan grande que no cabe predicarla de una inteligencia como la suya. Lo que parece que quiere decir es que las relaciones de producción se forman como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas, las cuales son independientes de su voluntad. Su teoría social es determinista. Explica la dinámica social de acuerdo con leyes similares a las de la física. Marx, no lo olvidemos, era un hombre de su tiempo y como tal admiraba el alto desarrollo alcanzado por las ciencias de la naturaleza. Él mismo lo deja claro al escribir que “las transformaciones que tienen lugar en las relaciones de producción pueden apreciarse con la exactitud de las ciencias naturales”.

Según Marx, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general, esto es, que las ideas del hombre no son las que determinan su organización social sino que es su organización social la que determina sus ideas. De aquí que el marxismo sea un materialismo, y como tal, opuesto al idealismo imperante en su tiempo. Es el desarrollo continuo de las fuerzas productivas de la sociedad lo que hace que se gesten en su seno contradicciones que minan las relaciones de producción existentes. Con ello se inicia el proceso de transformación de sus instituciones jurídicas y política abriendo una época de revolución social, la cual pone en marcha el nacimiento de nuevas relaciones de producción y, con ellas, el cambio de las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas y filosóficas. Las ideas (la ideología según Marx) cambian y los hombres adquieren plena conciencia del conflicto entre las nuevas fuerzas de producción y el modelo social resultante de las viejas fuerzas productivas y luchan por superarlo.

Marx añade que ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen totalmente las fuerzas productivas en las que se basa, que jamás aparecen nuevas y más elevadas (sic, Marx creía plenamente en el progreso, como todos sus coetáneos) relaciones de producción antes de que las existentes hayan madurado, habida cuenta de que la humanidad solo se propone los objetivos que puede alcanzar (hay aquí un reconocimiento de la supremacía de las ideas en Marx que choca frontalmente con su materialismo declarado) ya que los objetivos solo surgen cuando ya se dan (nueva contradicción marxista) o, al menos cuando se están gestando (pero quien o quienes sean el gestor o gestores es un algo que Marx no explica).

Marx reconoce que la humanidad ha tenido sucesivos modos de producción: el asiático, el antiguo y el feudal antes de llegar al modo burgués, el cual es (o era en tiempo) constituye la última forma antagónica del proceso social de producción. Las fuerzas productivas propias de la sociedad burguesa brindan según Marx las condiciones materiales que acabarán con el antagonismo entre las diferentes fuerzas productivas en liza. Con el agotamiento de la sociedad burguesa se cierra lo que Marx llamó “la prehistoria de la sociedad humana” y se inicia su historia, la cual finalizará con el nacimiento de la sociedad comunista, sociedad modelo en la cual por no haber propiedad privada de los medios de producción no habrá tampoco explotación ni clases sociales en pugna.

No olvidemos el énfasis que en el modelo marxista se hace de la producción y de las fuerzas productivas materiales. Es un aspecto crucial para enjuiciar la capacidad del análisis marxista usado para explicar el turismo visto como fenómeno social, un corpus de pensamiento en el que no existe la producción sino tan solo el consumo en desplazamientos placenteros. La contrapartida del consumo son servicios, los cuales carecen de naturaleza productiva para Marx ya que este es un economista de la escuela clásica como Smith y Ricardo.

El materialismo dialéctico, como sistema filosófico, se opone, como ya se ha dicho, al idealismo filosófico. Este concibe el espíritu como el principio de la realidad. Para el materialismo dialéctico las ideas tienen un origen físico. Lo primero es la materia, y la conciencia, las ideas, el pensamiento, la ciencia derivan de ella. El materialismo dialéctico se apoya en los datos, resultados y avances de las ciencias, y en el pensamiento racional científico. Asimismo, el materialismo marxista se opone al agnosticismo. Para el marxismo, el conocimiento del mundo se basa en su materialidad, en su existencia objetiva en el tiempo y en el espacio. Engels lo formuló así: “Las formas fundamentales de todo ser son el espacio y el tiempo, y un ser concebido fuera del tiempo es tan absurdo como lo sería un ser concebido fuera del espacio”.

El término “materialismo dialéctico” nunca fue usado por Marx ni definido sistemáticamente por él. Fue introducido por Plejanov.

La introducción de los términos materialismo dialéctico y materialismo histórico se puede interpretar como un intento de sistematizar los fundamentos filosóficos presentados por Marx y Engels. Lenin asumió el pensamiento de Plejanov, considerado el padre del marxismo en la Rusia del siglo XIX. El materialismo dialéctico fue definido más tarde por Stalin como la aplicación de las leyes dialécticas a la naturaleza, y el materialismo histórico como la extensión de las mismas a la historia y la sociedad.  
De la todo ello se desprende que el método marxista, tal y como ha venido siendo configurado, se reclama de Marx sin ser enteramente de Marx. Fueron sus epígonos los encargados de configurarlo. Los epígonos de Marx, al asumir la economía clásica ricardiana que había hecho suya Marx, niegan al sector servicios, como ya se ha dicho, la naturaleza de sector productivo generador de riqueza. Para ellos los servicios son parte del gasto improductivo, meros gastos de renta, no fuentes de renta. Por ello, el análisis marxista, de haberse aplicado al estudio del turismo, admitiría de buen grado que es un fenómeno social, un hecho de consumo masivo y un gasto de renta, algo que nadie discute, pero lo que no admitiría nunca es la contrapartida empresarial del turismo, es decir, la prestación de una serie de servicios productivos entre los que destacan los de transporte, hospitalidad y otros sin los que su consumo no tendría sentido. En puridad, el marxismo, si se aplicara al estudio del turismo, lo haría amputando su parte objetiva (los productores) dejándolo reducido a su parte subjetiva (los turistas) Contemplar la componente empresarial en un intento de análisis marxista del turismo supone salirse del marxismo y traicionarlo por la espalda. A lo más que puede llegar un eventual análisis marxista del turismo es a incluirlo explícitamente como una característica de la sociedad burguesa y como un hecho más de su ineluctable evolución hacia la meta, la tierra prometida de una sociedad sin clases, en la medida en que incorpora un potencial evidente como instrumento adormecedor de la conciencia de clase. 
El turismo puede ser visto por los marxistas como una consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas burguesas. Pero, curiosamente, de la maduración de este modo de producción no se siguió una pauperización de las masas obreras como predijo Marx sino la posibilidad de que estas, aburguesadas, imiten a las clases acomodadas y participen en del consumismo y, dentro de este, del turismo. 
Finalmente, a las críticas que durante el siglo XX se le han hecho al marxismo como teoría social determinista, basadas en la imposibilidad de predecir el futuro exclusivamente por el desarrollo de las fuerzas productivas (un evidente reduccionismo), hay que añadir el hecho de que el modelo comunista de sociedad no se ha implantado en los países en los que más se desarrollaron las fuerzas productivas capitalistas sino en los atrasados y semifeudales (Rusia, China, Vietnam, Corea y Cuba entre otros) No ha sido, pues, lo que ha llevado a la existencia de nuevas fuerzas productivas en ellos lo que alumbró el nacimiento de sociedades comunistas sino la violencia como partera del cambio.
Finalmente conviene apuntar que explicar el turismo por medio del materialismo dialéctico – histórico supone olvidar la fuerza de otros muchos factores explicativos, entre ellos la innata propensión del hombre al conocimiento de nuevos territorios unido a la búsqueda de recursos y experiencias inexistentes o imposibles en el asentamiento permanente y la fuerza de las ideas propuestas por los grandes pensadores. He aquí lo que dice John Maynard Keynes, una inteligencia que está sin duda a la altura de la de Karl Marx:

…las ideas de los economistas y de los filósofos políticos, tanto cuando son acertadas como cuando son erróneas, son más poderosas de cuanto comúnmente se las suele considerar. En realidad es muy poco más lo que rige el mundo. Los hombres práctico, que se creen absolutamente exentos de toda influencia intelectual, generalmente son esclavos de algún economista difunto.

Marx y Keynes fueron economistas, los dos están difuntos. Las ideas de ambos siguen siendo aplicadas después de su muerte a pesar de que esas ideas han quedado superadas por la crítica científica a través de la que avanza el conocimiento.

Crítica del análisis marxista del turismo del Lic. Díaz

Expuestas las razones tanto teóricas como prácticas que explican por qué el análisis marxista no ha sido utilizado para estudiar el turismo procede hacer una revisión crítica del trabajo del lic. Díaz. Para ello iremos paso a paso a través del mismo introduciendo comentarios críticos allí donde proceda. Después de procurar nuestra opinión, renunció a ella cuando pudo conseguirla. Lo que hacemos aquí no es para el Lic. Díaz habida cuenta de que rechaza la crítica. Se hace para conocimiento de la comunidad de estudiosos que puedan estar interesados y también porque sirve de pretexto para aclarar ideas.


Ya en la introducción del trabajo objetos de crítica leemos (en lo que sigue se ponen en cursiva las frases del lic. Díaz):


La literatura científica sobre el concepto de turismo, con más de 100 años de existencia sigue sin encontrar una definición fundamentada científicamente.

Esta afirmación parece tomada de nuestra tesis doctoral pero Díaz parece ignorar que, aunque la historia del pensamiento turístico muestra una evidente falta de unanimidad hasta la década de los noventa, la Conferencia de Ottawa de 1991 propuso una definición de turismo tan amplia que superó la obsesión por las motivaciones que se había mantenido hasta entonces.

Tanto los autores europeos del continente, los primeros en abordar el tema, como los anglosajones siguen aún hoy enfrascados en la tarea de tratar de llevar las varias definiciones y conclusiones sobre el turismo al fenómeno como tal, sin haber definido este antes, en primer lugar sus orígenes, que permite establecer el momento histórico de su nacimiento, para, a partir de ahí y sólo después de haber resuelto esto, verlo en su evolución, desarrollo y situación actual.

La frase muestra una sintaxis averiada pero apunta sin duda a que, según Díaz, las aportaciones de los estudiosos, al no encontrar una definición científica del turismo tampoco lograron fijar sus orígenes ni su evolución. Parece que Díaz desconoce que hay dos escuelas en lo relativo al origen del turismo. Para una de ellas, el turismo es tan antiguo como la humanidad, con lo que sostienen que el turismo se practica desde hace unos dos millones de años. Frente a esta escuela, muy concurrida, se encuentra la muy minoritaria liderada por J. Dumazedier, que sostiene que el turismo tiene su origen a mediados del siglo XX. La primera escuela se basa en la demanda mientras que la segunda lo hace en la oferta masiva de servicios de transporte y hospitalidad. Nosotros no aceptamos ni una ni otra. Nos basamos en que el turismo (como demanda) existe desde que se desarrollaron ciudades populosas (hace unos tres mil años) y como oferta desde que los conflictos bélicos desarrollaron las infraestructuras del transporte terrestre (caminos, puentes, ventas) y marítimo (naves y técnicas de navegación)

Buena parte de estos conceptos y la historia de ellos los encontramos en los trabajos del Dr. Francisco Muñoz Escalona, en particular su Tesis de Doctorado, presentada en 1991 y otros trabajos más recientes del año 2004 y de finales del 2011 que nos permitieron cubrir el espacio de tiempo científico con relación a las principales definiciones de turismo y turistas por académicos de Europa y EE.UU en poco más de un siglo hasta nuestros días.

El lic. Díaz confirma así lo que venimos diciendo, que nuestros trabajos le dieron pie a elaborar su estudio pero, repetimos, que sin lograr entenderlos.

Este autor da un grito de auxilio en su trabajo de noviembre del 2011, solicitando ayuda para ¨ averiguar qué cosa es eso que llamamos turismo  ayuda en la que este trabajo pretende participar.

Lo que Díaz llama “grito de auxilio” es una exageración retórica, y no data de 2011 sino de 1988, fecha de publicación de nuestro primer “acercamiento”  crítico a la economía del turismo publicado en el nº de noviembre de Información Comercial Española. Este trabajo fue desarrollado en 1991 en nuestra tesis doctoral.

Definiremos el momento del origen del fenómeno turismo, los fundamentos para ello, el concepto de turismo que de aquí se deriva, los elementos esenciales que integran el fenómeno estudiado y una primera incursión sobre su desarrollo posterior y situación actual, así como definiremos el enfoque científico válido para abordar el tema, el materialismo dialéctico e histórico y los instrumentos de la Economía Política.

En la frase precedente, Díaz declara los objetivos de su trabajo, entre los que destaca lo que se propone: aplicar el materialismo dialéctico e histórico y los instrumentos de la economía política al estudio del turismo. Díaz parece olvidar que el turismo viene siendo estudiado desde la economía, sobre todo, desde la macroeconomía (cuantificación de los efectos de los gastos de los turistas en la economía del país anfitrión (sobre la riqueza y sobre los precios). La microeconomía también se aplica al estudio del turismo pero, como ya hemos señalado, incorrectamente habida cuenta de que la visión fenoménica no permite identificar una actividad productiva que pueda ser calificada de turística objetivamente.

La lectura de estos trabajos de Muñoz Escalona nos dice mucho del estado de la ciencia en este campo al punto que no se ha podido definir aun al fenómeno que pretende analizar, el turismo.

Repito: no es que no se haya podido definir el turismo sino que, como dice  el austriaco Paul Berneker, hay tantas definiciones de turismo como autores. Pero todas ellas tienen varios denominadores comunes. Todas lo tratan como un fenómeno social, todas lo ven desde el turista siguiendo en esto a los hablantes y todas definen el turista en función de sus motivaciones placenteras. Lo que nuestra investigación trata de poner de manifiesto es que el tratamiento científico del turismo  cae en graves anomalías cuando se penetra en el campo de la microeconomía sin abandonar previamente la visión fenoménica de los hablantes que los tratadistas hicieron suya.

Es un enjundioso esfuerzo de recopilación histórica de datos sobre el concepto y los acercamientos científicos desde casi todos los enfoques posibles al turismo como fenómeno en estudio permiten constatar que apenas si ha habido evolución en los 120 años transcurridos desde los primeros intentos por estudiar científicamente el tema, por el contrario, prevalecen las mismas confusiones y multiplicidad de criterios que no se ponen de acuerdo ni reconocen como válido un sistema de conocimiento sobre el mismo. Su trabajo [el de Muñoz de Escalona] demuestra primero que no hay un consenso científico sobre el fenómeno turismo, que incluso las definiciones sobre turismo y turista están sin finalizar científicamente hablando, que esta situación es resultado primero de que la ciencia se ha basado en lo que llama noción vulgar del fenómeno y de los términos que utilizan para identificarlo, segundo que lo que ha primado son acercamientos o el abordar el tema desde cada una de las ciencias sociales conocidas y con los instrumentos de cada una, con preponderancia de la economía, sociología y psicología, además de la antropología, y que, en el caso de la economía que es la que en definitiva más le interesa, el tema ha sido abordado por el lado de la demanda y no de la oferta lo que ha sido la fuente principal de la falta de consistencia y de no tener a estas alturas un sistema científico sobre el turismo consolidado.

Tal vez sea esta la frase en la que Díaz expone nuestras aportaciones con mayor propiedad aunque habría que aclarar que nunca hemos dicho que la literatura disponible no sea científica sino que, repitiendo, cae en anomalías cuando aplica la microeconomía sin abandonar la visión sociológica.

Sus trabajos [los de M. E.] descartan que el turismo pueda ser una ciencia como tal. Un estudio de los mismos no deja lugar a dudas sobre estas conclusiones. La revisión de la literatura más reciente, tanto anglosajona, como centroeuropea, en particular la Suiza, ratifica esta realidad.

Sostenemos que los estudios del turismo no constituyen una ciencia autónoma e independiente como creen algunos desde que el yugoslavo Z. Jovicic, el padre de la llamada turismología, le adjudicó este carácter.. Y no lo es porque no dispone, ni dispondrá nunca, de un método propio de investigación sino que se ven obligados a acudir a los métodos de las diferentes ciencias sociales.

En el enfoque económico para estudiar el turismo se aborda en particular la diferencia entre motivos de viaje y demanda efectiva de productos y servicios. Queda claro que no tiene pies ni cabeza desde el punto de vista económico mezclar vivencias espirituales bien subjetivas con demanda real de productos comercializados por productores bien reales, y es esta demanda real la que cuenta en economía.

Esta frase de Díaz no tiene referente en nuestros trabajos. La escribe bajo los efectos de una retórica tan huera huera y gratuita como desmedida. Carece por otra parte totalmente de sentido.

Desde el punto de vista de la Economía, que por ejemplo Joseph Stiglitz define como ciencia social dedicada a conocer cómo los individuos interactúan para producir bienes y servicios, el problema estriba en lo que se entiende por Industria turística hoy, que incluye a todo lo que demandan los turistas y otros clientes no turistas.

Acudir a Sitigliz para recordar que la economía estudia como interactúan los individuos para producir bienes y servicios está muy bien, pero el resto de la frase puede dar la impresión de que se refiere al pensamiento del eximio economista. No creo que Stigliz se haya pronunciado nunca sobre la industria turística para resaltar su falta de identificación.

Porque esta industria es, en su inmensa mayoría, anterior al turismo como fenómeno relativamente reciente de apenas algo más de 200 años, como probaremos, y hablamos de industrias milenarias, como las del alojamiento y la restauración.

La frase anterior viene a decir que la industria del turismo es anterior al turismo. Es una interpretación desenfocada de lo dicho por nosotros en “El vencimiento de la distancia”. Como ya hemos apuntado, el turismo como demanda (consumo) es anterior a la disponibilidad de servicios facilitadores que surgieron y se desarrollaron como consecuencia de las necesidades de las expediciones bélicas. Estuvieron obviamente muy pronto al servicio de los (pocos) que hasta no hace tanto podían hacer turismo. Díaz cree que la demanda es más reciente que la oferta, una afirmación (errónea) que hace adelantando así  el resultado de su análisis marxista, que el turismo nació hace 200 años.

Porque ahora se dice que ambas, la industria de servicios anterior al turismo que le presta servicios a este aún hoy, y la genuina industria turística, que sólo brinda servicios a turistas, son la industria turística por la sencilla razón práctica que poco más del 50 % de su demanda proviene del turismo, de turistas, aclarando que en el concepto que propone el presente trabajo, no en el de otros científicos que refiere Muñoz Escalona.

La frase es harto confusa, pero se colige con dificultad que lo que parece querer decir Díaz es que hay una industria turística “no genuina”, la que existe desde antes de que existiera el turismo, y una industria turística “genuina”, la que atiende la demanda del turismo desde que este existe, hace 200 años. Lo que añade a continuación reafirma la sospecha de que lo que dice es de su propia cosecha. A continuación lo deja muy claro:

Por industria turística, en rigor, hay que entender la parte del sector de servicios que se dedica exclusivamente al segmento turismo, a clientes turistas. La lista ya no es pequeña por el tremendo desarrollo del turismo. Incluye a los mal llamados intermediarios turísticos, turoperadores y receptivos, genuinos proveedores, fabricantes de productos turísticos con la materia prima que obtienen de aquellos proveedores tradicionales de servicios, cuando estos ofertan sus productos esenciales que los definen: paquetes turísticos, circuitos, excursiones; así como a los tourist resorts, los cruceros, los parques temáticos, estos últimos tres por su condición de destinos turísticos en si mismos.

La frase no es fácil digestión. Veamos si somos capaces de diseccionarla. En nuestra crítica a la economía turística lo que venimos a decir es que lo que se viene llamando industria turística, sector turístico y también oferta turística es una selección de ramas productivas del sector servicios que se basa en un consenso implícito de los tratadistas guiados por la presunción de tales ramas productivas orientan su actividad a la satisfacción de las necesidades de los turistas (consumidores temporalmente desplazados de su residencia permanente). Y cuando se les dice que esas mismas ramas productivas también venden sus productos a los residentes permanentes responden diciendo que atienden más a los desplazados que a los residentes, con lo que confiesan que la objeción no ha sido resuelta habida cuenta de que el enfoque de demanda no puede identificar una única actividad productiva que sea turística en sí misma, es decir, objetivamente, no en función de quien consuma sus productos.

Lo que Díaz añade a continuación es una muestra más de su errónea comprensión de nuestros aportes. Repetimos su frase: “La lista ya no es pequeña por el tremendo desarrollo del turismo. Incluye a los mal llamados intermediarios turísticos, turoperadores y receptivos, genuinos proveedores, fabricantes de productos turísticos con la materia prima que obtienen de aquellos proveedores tradicionales de servicios, cuando estos ofertan sus productos esenciales que los definen: paquetes turísticos, circuitos, excursiones; así como a los tourist resorts, los cruceros, los parques temáticos, estos últimos tres por su condición de destinos turísticos en si mismos”. No se trata de que la lista de ramas productivas incluidas en la industria turística se más o menos grande como consecuencia del que llama tremendo desarrollo del turismo. Grande o pequeña, esa lista incluye ramas productivas orientadas a los turistas que también adquieren los residentes. La objeción apuntada sigue incólume. Además, los turoperadores reales, contra lo que Díaz interpreta, sí son intermediarios como sostiene la teoría convencional. Son intermediarios mayoristas como las agencias son intermediarios mayoristas. Si Díaz hubiera entendido lo que sostengo en mis publicaciones se habría dado cuenta de que los turoperadores de mi modelo teórico no cumplen una función intermediaria entre la oferta de servicios facilitadores y los turistas, sino una clara y evidente función productiva en el sentido de transformadora de una serie de servicios (sobre todo incentivadores pero también facilitadores) en un servicio diferente a ellos, programas de visita con contenido, más brevemente dicho, turismo o productos turístico.

Se sigue con la segunda característica de la actividad económica del turismo que llaman Carácter mixto del producto ofrecido, que consiste en las características de los servicios, además de los ya mencionados como la intangibilidad, agregando ¨no ser almacenable, exportación a consumidores desplazados.
Pero volvemos al turismo y los turistas y su conceptualización científica, que en su enfoque económico sigue aún en pañales al no estar basado en conceptos del fenómeno que pretende abordar, el turismo, científicamente.

¿De donde sale este “carácter mixto del producto ofrecido? ¿ha leído Díaz una frase semejante en nuestras publicaciones? Repitámoslo una vez más: Díaz ha oído campanas y las ha confundido con cencerros. El programa de estancia con contenido no tiene ningún carácter mixto. Se elabora con factores de producción incentivadores (los que dan contenido al programa de visita) y facilitadores (los que aportan el vencimiento de la distancia).

Hay que volver, por tanto a sus obras fundamentales que se ocupan del fenómeno turismo, para el que utiliza como eufemismo vencer el obstáculo de la distancia o desplazamiento circular, define todos los factores posibilitadores que lo han hecho posible en su historia y se toma de aquí lo que interese para el propósito de dar un concepto de turismo y turista con el enfoque del materialismo dialéctico e histórico. Para ello se utiliza también lo que sigue en el libro de Muñoz Escalona, (3) sobre las etapas del vencimiento de la distancia en el sentido de los viajes de desplazamiento circular en el entendido de viajes de ida y vuelta, como los turísticos.

Volvamos, sí, a nuestra obras, pero aclaremos que el vencimiento de la distancia no es un eufemismo como dice Díaz sino una realidad a la que los alemanes llaman Verkehr, gracias a la cual nos encontramos con forasteros [Frendem] en gran cantidad de lugares. Frendemverkehr es el nombre que recibe el turismo en alemán, es decir, tránsito de forasteros. Añadir que nosotros no hablamos de factores posibilitadotes sino de factores facilitadores, aquellos que facilitan el desplazamiento y la estancia.

En lo que sigue vamos a encontrar numerosas citas tomadas por Díaz de “El vencimiento de la distancia” y de nuestra tesis doctoral, a veces sin advertir que proceden de las obras citadas. En la obra citada, después de hacer un recorrido a través del desarrollo de los medios con los que el hombre vence los obstáculos de la distancia, se divide el proceso en varios periodos en función del estadio de esos medios. Díaz cita los periodos en su trabajo y nosotros nos proponemos enjuiciar su comprensión de los mismos en la medida en que su interpretación le sirve de información para su análisis marxista del turismo.

¨Periodo Iº: Sedentarismo prehistórico. Desde la aparición de aldeas neolíticas autosuficientes (aprox. en el milenio VIIº a. C.) hasta el desarrollo de las grandes civilizaciones de la Antigüedad (aprox. en el milenio IVº a. C.)

Periodo IIº: Grandes Civilizaciones de la Antigüedad. Desde el milenio IVº a. C. hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo IV d. C.

Periodo IIIº. Atomización del Poder en Occidente periodo abarca desde la invasión del Imperio Romano por los pueblos bárbaros durante el siglo IV hasta el siglo XV (la llamada Edad Oscura o Media).¨
Estos tres primeros períodos no interesan pues no tocan al nacimiento del turismo, que ya se ha ubicado en la segunda mitad del XVIII y si se mira el período siguiente definido por Muñoz Escalona se ve más claro:

¨Periodo IVº. Grandes Imperios Modernos. Del siglo XV hasta mediados del siglo XIX. Proceso de aumento y mejora de la oferta de servicios de transportes terrestres y marítimos así como de servicios de hospitalidad. El grupo de quienes pueden aspirar a vencer la distancia se amplia aun más hasta llegar a la burguesía adinerada.

Aquí están dichas buena parte de las condiciones objetivas creadas para que el turismo como fenómeno apareciera y se identificara y nombrara, al aumentar los volúmenes de personas con tiempo libre para el ocio que viajaban por motivos de placer. El aumento del número de viajeros por esta razón, ajena a cualquier otra necesidad humana, hizo aumentar los flujos de pasajeros en los medios de transporte y de la misma forma aumentó la cantidad de forasteros en localidades convertidas en destinos de ciudad fundamentalmente, a lo que fue agregándose los balnearios con motivación curativa en sus inicios que devinieron simplemente de ocio después. A este flujo de personas que se movían de su lugar de residencia, temporalmente, a otras localidades por motivos de ocio, se le dio el nombre de turismo y a los viajeros el de turistas.

En efecto, así es. Pero Díaz debió haber hecho antes una crítica de nuestra postura, la cual no restringe el turismo a los desplazamientos de ida y vuelta por gusto, sino que incluye en el concepto todos los desplazamientos con tal de que sean de ida y vuelta habida cuenta de que a esta característica es a lo que alude el vocablo latino tur. Hemos repetido muchas veces que el hombre empezó a realizar viajes circulares antes de que derivara turismo y turista de tur pero eso no niega que tales viajes se estén haciendo desde que se hizo sedentario y aumentaron sus recursos para querer aumentarlos aun más con los lejanos.

El que ahora estén metidos los hombres de negocios, participantes en eventos, deportistas, etc. dentro del concepto, no dice nada en contra de su origen histórico y del concepto puro original. Sólo la necesidad utilitaria para la economía de los proveedores y destinos pretende convertir a todos sus clientes en turistas, obligando a una simplificación que violenta el concepto científico de turismo aquí sustentado.

No. Los viajes circulares se empezaron a hacer por motivos negociosos, los de ocio se hicieron mucho más tarde, cuando la sociedad, al hacerse más compleja, se dotó de señores de la guerra que terminaron por ser los gobernantes, sometidos a un estatuto que les obligaba a realizar desplazamientos por motivos que hoy llamamos de ocio porque los hacían las clases ociosas. No han sido los empresarios los que han incluido a los hombres de negocio en el turismo sino que a partir de 1991 hasta la OMT tuvo que admitir que cualquier desplazamiento circular es turismo.

No puede haberse creado un término nuevo para un hecho viejo. ¨The Oxford English Dictionary¨ definió en el año 1800 al turista como ¨el que hace un tour, especialmente quien lo hace por recreo, el que viaja por placer o para aumentar sus conocimientos culturales visitando lugares por sus objetos de interés, su paisaje o su peculiaridad.¨

La frase no deja lugar a dudas. Díaz sigue aferrado al reduccionismo secular que tanta tinta ha gastado inútilmente. Díaz debería hablar de vacacionismo, una parte ciertamente significativa del turismo pero que no es todo el turismo.

La definición no puede ser más clara y acusarla de ¨vulgar¨ como se empeña este autor no la demerita en lo absoluto. Significa que abriendo el siglo XIX ya el fenómeno estaba tan extendido, el turismo, que no sólo se utilizaba por el vulgo, sino que era acogido por la lengua oficialmente.

No deja de ser pintoresco que Díaz se empeñe a negar el carácter vulgar del concepto de turismo sobre la base de que es la definición que los diccionarios dan del vocablo. ¿Ignora Díaz que los diccionarios tratan de reflejar el significado que los hablantes dan a las palabras? ¿No se ha percatado de que durante más de un siglo los tratadistas han hecho suyo el significado vulgar elevándolo a  núcleo de sus desarrollos académicos?

Y agrega Muñoz Escalona que ¨El empleo del vocablo francés tour ha llevado a muchos autores a rastrear su etimología con la pretensión de documentar la aparición histórica de la práctica del turismo.

Una pretensión que aspira a documentar el aparición del turismo sobre bases filológicosociológicas. Es cierto que la palabra apareció en los idiomas modernos cuando el turismo empezó a ser practicado no solo por la clase ociosa sino también por la negociosa. Al aumentar el turismo de las nuevas clases sociales aparecieron los inversores que buscaban enriquecerse abriendo negocios de hospitalidad junto a los gobiernos que invirtieron en accesibilidad y transporte. Fue entonces cuando la dinámica empresarial impulsó la demanda hasta el punto de que pudo decirse que había aparecido un nuevo fenómeno social, el turismo. Pero no debe olvidarse de que antes de que apareciera el fenómeno se hacían viajes circulares en la medida en que con ellos el hombre satisfacía necesidades que no podía satisfacer en su lugar de residencia.

Pues se trata de una magnifica documentación. El surgimiento del término para describir un fenómeno social, como el turismo, tiene que ver con el nacimiento del tal fenómeno. No se trata de un fenómeno físico o químico de existencia universal que los avances de la ciencia ponen al descubierto. Se trata de un fenómeno social, a la vista de todos, miles de años después que la palabra era usada por el hombre. El nacimiento de la palabra para llamar al fenómeno importa.

En la frase citada, Díaz sostiene que el fenómeno y la palabra usada para designarlo son coetáneas. Ciertamente lo son pero no parece dispuesto a aceptar que los viajes circulares se vienen haciendo desde la más remota antigüedad. Sin embargo cuando dice que la palabra era usada miles de años antes del fenómeno incurre en confusión. La palabra usada miles de años antes no es turismo sino tur.

Y llegamos así a la SÍNTESIS DE LA INVESTIGACIÓN que sirve de conclusiones al trabajo para el Doctorado, Muñoz Escalona:

¨hemos empezado describiendo las razones que explican el nacimiento de las nociones vulgares de turista y de turismo para pasar, posteriormente, a demostrar, por medio del análisis de la literatura disponible, que los conceptos científicos de turista y de turismo se han construido sobre las respectivas nociones vulgares. El tratamiento científico de las realidades que son designadas por estos vocablos consiste en el establecimiento de las notas, características o condiciones a tenor de las cuales es posible distinguir a un turista de un no-turista. El método es el mismo que utiliza el vulgo para conseguir dicho propósito, con la diferencia de que el experto en turismo es consciente de lo que hace y el hombre de la calle puede ignorarlo.¨

El método histórico-lógico, fundamentado en el materialismo dialéctico e histórico, estudia el fenómeno identificado tanto por el vulgo como por la ciencia, lo analiza en su complejidad interna, en lo que lo identifica y lo diferencia de los demás fenómenos, en sus elementos y sus relaciones internas, contradicciones, estudia su origen y los factores objetivos y subjetivos que lo generaron y lo analiza en su evolución en el tiempo. Esto es lo que se pretende en este trabajo como ciencia y método científico y sus resultados válidos, si se llega a resultados.

Esto es lo que no se hace aquí. De un primer acercamiento histórico de ambos términos, turismo y turista, se pasa a los acercamientos científicos al tema con cada uno de los enfoques que se han utilizado y todo esto se presenta en su devenir histórico, pero sólo como recurso descriptivo, cronológico, no cómo método para estudiarlo. Para ello, reiteran una y otra vez, el enfoque de que se trate y los recursos científicos de cada uno, léase economía (en el entendido burgués, no de economía política que se dice ¨desaparecida¨ y ¨diluida¨ en la sociología), antropología, sociología, etc.

En la primera frase Díaz expone lo que en su opinión hace el método histórico – dialéctico aplicado al estudio del turismo, pero lo cierto es que con ello se limita a una mera declaración sin pasar a su demostración. Lo pretende Díaz pero no queda claro que lo pretenda el marxismo. ¿Sus resultados? Ya los veremos más adelante.

La segunda frase de Díaz es críptica. Queda claro que Díaz rechaza nuestro método. Sorprende que un historicista de filiación marxista rechace el análisis histórico. Por otra parte, ¿qué es eso de economía en sentido burgués y no en sentido de economía política? ¿Qué diferencias encuentra Díaz entre ambos sentidos? La economía que existe es economía política, es decir, economía de la polis, no del hogar o doméstica. Lo que se enseña en todas las universidades del mundo es economía política. No hay otra con aspiraciones científicas. No hace falta añadir política para saber que es política. Cuidado con las confusiones de los aficionados.

No es necesario seguir en un plan tan minucioso porque lo fundamental ya está expuesto. Como ya hemos visto, el primer acercamiento del lic. Díaz se lleva a cabo porque, según sus propias palabras:

Con respecto al punto 1, hay que advertir que el turismo se estudia desde hace más de un siglo por la economía aunque no, evidentemente, con el método marxista. Según el punto 2., el autor parece convencido de que aun no existe una definición científica del turismo y de que esta carencia quedará resuelta con la ayuda del método histórico-dialéctico propio del marxismo, algo que no consigue habida cuenta de que su visión  coincide plenamente con los autores que estudian el turismo como fenómeno En el punto 3, el autor se muestra convencido de que con la ansiada definición científica del turismo que el análisis marxista permite obtener es posible conseguir lo que aun no se ha conseguido, determinar, por fin, el aun ignorado origen del turismo, identificar en qué momento histórico aparece, las condiciones (¿efectos?,¿causas?) que provocan (¿se deben a?, ¿qué generan?) su aparición, así como los demás elementos que lo componen (¿cuáles?), su evolución en el tiempo y su principal sujeto, el turista (¿no es el único?, ¿cuáles son los demás?)
Lo más singular del “acercamiento de Díaz es que no hace un análisis marxista del turismo, lo cual es inviable, sino que repita, una vez más, los planteamientos de la doctrina convencional, de naturaleza inevitablemente sociológica. Pretender que con ello se ha hecho lo que aun no se había hecho, un análisis marxista del turismo, es una veleidad. Carece de sentido y cae en pretensiones con las que llega a donde tenía que llegar, a la insignificancia. Díaz anuncia que prepara una tesis doctoral con estos mimbres. ¿Tomará conciencia de que debería abandonar un camino equivocado?

 

ANEXO I La Correspondencia

1. Tony Díaz a M. Korstanje/ M. de Escalona:

Le copio la longaniza de correos que he enviado para tratar de comunicarme con usted que se explican por si solos.
Además, el trabajo que he tratado de hacerle llegar desde que lo terminé.

Espero tener noticias de usted esta  ves.

Saludos
Tony Díaz

Para mi será un placer recibir su critica, el email de Francisco

Estimado s Korstanje

He leído y aun estoy estudiando varios de sus trabajos sobre turismo, pero ese no es el objetivo de este correo. Realmente llevo meses tratando de contactar al Dr. Muñoz de Escalona sin suerte. Ahora que encontré nueva dirección en uno de sus trabajos publicados en TURYDES, tampoco puedo hacerle llegar lo que pretendo.

En realidad se trata de un trabajo que ya envié a TURYDES para que consideren su publicación, que es una versión muy similar a la que presenté en reciente evento celebrado en La Habana ¨CONVENCION INTERNACIONACIONAL DE ESTUDIOS TURISTICOS, CIET 2012¨ que tuvo lugar el pasado junio 18 al 20.

Se lo dirigí a Muñoz de Escalona porque ese trabajo está basado sobre todo en una crítica preliminar a su trabajo de Doctorado y a los libros que se derivaron del mismo. Espero en mi segunda entrega incluir también una crítica a los trabajos suyos.

Este fue el último correo que envié  al Dr. Muñoz y fue rechazado:

Estimado Sr Muñoz de Escalona

Hace unos dos meses creo, le envié este correo a otra dirección que encontré en Internet, pero estoy casi seguro que no lo recibió.

Estimado Sr. Muñoz Escalona

Me llamo Antonio Díaz Medina y soy Licenciado en Turismo de la Universidad de La Habana en 1977 y hace dos años doy clases como profesor adjunto en la Facultad de Turismo de la UH de la asignatura ¨Agencias de Viajes y 
Transporte Turistico¨.

Hasta aquí la presentación.

Dudo que este sea aún su correo, pero es el que tengo a mano ahora mismo, tomado de su libro en formato digital ¨Autopsia del Turismo¨ del 2004.

He leído la primera parte de esta entrega: ¨El Vencimiento de la Distancia¨, pero no la segunda, ¨El turismo explicado con claridad¨. No obstante, si tengo su Tesis de Doctorado de 1991 que he revisado con detenimiento y a la que he comenzado a hacer una crítica. Pretendo presentar la primera parte en un evento que tiene lugar en La Habana, Cuba cada 2 años, la CONVENCIÓN INTERNACIONAL DE ESTUDIOS TURISTICOS, CIET, que tendrá lugar del 18 al 20 de Junio próximo.

En cuanto tenga una versión bien acabada se la haré llegar, si recibo respuesta de su interés en leerla. Sería realmente un estímulo bien 
apreciado por mí para continuar lo que me propongo en este tema. 
         
Saludos 
Lic. Antonio Díaz Medina 
Facultad de Turismo 
Universidad de La Habana

Hasta aquí aquel mensaje.
Ahora le anexo el trabajo que presenté en dicho evento, que también envié a TURYDES para su publicación.
Estoy en preparación de una segunda entrega, pero realmente sería tremendamente estimulante recibir sus consideraciones antes de terminarla.
En este tiempo después de CIET 2012, he acumulado mucho material, incluida buena parte de las publicaciones suyas de M. Korstanje, que me enriquecen considerablemente lo que estoy haciendo.
Saludos,
Tony Díaz
Le anexo de nuevo mi trabajo con la petición de que si le es posible se lo haga llegar al Dr. Escalona.

Ahora incluyo una nueva petición y es de que usted tenga también la amabilidad de leerlo y hacerme llegar sus consideraciones.

TURYDES recibió un resumen de mi CV que requieren para considerar la publicación del trabajo y al cual puede acceder o puedo hacérselo llegar por esta vía.

Quedo de usted,

Antonio Díaz Medina
Facultad de Turismo
Universidad de La Habana

2. F. M. Escalona a T. Díaz:

Mi muy estimado aunque desconocido colega, gracias a la amistad que me une con Maximiano Korstanje por fin he podido conocer sus esfuerzos por contactar conmigo.

Ni que decir tengo que lamento los obstáculos pero ya tengo su trabajo.  Le escribo antes de leerlo y le enviaré mi opinión sincera en cuanto lo lea. Si leyó mi tesis puede decir que conoce la segunda parte de mi Autopsia del turismo, reeditada por EAE de Saarbrüken en 2010. Con mis mejores saludos,

3. F. M. Escalona a T. Díaz:

Bien, querido colega cubano, acabo de leer el trabajo que me ha enviado. Ante todo mostrarle mi agradecimiento por la lectura crítica que viene haciendo de mis trabajos. En segundo lugar mostrar mi satisfacción por el hecho de que mis trabajos le hayan servido para su investigación. Y en tercer lugar constatar que mis argumentos no han logrado que usted se decante por el innovador enfoque microeconómico del turismo (centrado en la producción de una mercancía a base de otras mercancías) superando el convencional, sociológico o de demanda, centrado en el consumidor desplazado que llamamos turista. Si hubiera conseguido revolucionar su pensamiento ahora comprendería por qué insisto en diagnosticar que la literatura disponible sobre turismo cae en anomalías científicas que lastran su calidad, algo que se trata de obviar sentenciando que la realidad objeto de estudio es tan compleja que ninguna disciplina sola puede llevarnos a su conocimiento y que, por tanto, han de ser aplicadas todas (la llamada multidisciplinariedad), un expediente consolidado que muestra el fracaso del enfoque de demanda a los efectos del análisis microeconómico, el único que tiene capacidad para llevarnos al convencimiento de que el turismo como producto objetivamente identificado es un programa de visita con contenido elaborado con servicios incentivadores y facilitadores. Así, de un plumazo y de acuerdo con la navaja de Occam se ponen las bases operativas para hacer inversiones rentables que aumenten la riqueza del país en donde se hagan. Todo lo demás es música celestial útil solo para conseguir méritos academicistas.

Sepa mi querido amigo que me tiene siempre dispuesto a seguir reflexionando sobre la materia si ello le sirve de algo. Saludos muy cordiales  

4. T. Díaz a F. M. Escalona

Pues bien agradecido por tan pronta respuesta y realmente honrado porque se haya leído en tan breve tiempo mi trabajo.

Como me dice que no me ¨decanto por el innovador enfoque microeconómico¨….. ¨superando el convencional, sociológico o de demanda….¨ pues tengo que remitirlo a una segunda lectura de mi trabajo. Primero porque aclara que es un primer acercamiento, el necesario paso de definir el nacimiento del turismo y las causas que lo motivaron, el siglo XVIII, algo en lo que tanto usted como la mayoría de los autores no nos ponemos de acuerdo. Los elementos que utilizo en el trabajo para demostrar esto son contundentes, aunque no todos los que lo prueban. Después de concluirlo he tenido la suerte de encontrar dos fabulosos trabajos de historiadores sobre el tema: el francés Marc Boyer, que, aunque con reticencias y sin reconocer en toda sus posibilidades los fundamentos del materialismo dialéctico, concuerda con que el turismo es una invención del hombre del siglo XVIII. El otro historiador, este inglés, John K. Walton, ratifica esta verdad histórica.

El historiador francés es bien categórico cuando dice ¨ El turismo fue algo inventado, por lo que hay que ponerse en guardia de esa tendencia de los historiadores aficionados a hacer remontar el turismo hasta la época romana¨, son palabras de un historiador, no un economista como yo o un sociólogo, o un antropólogo, etc. Pero esto va con más fuerza en mi segunda entrega.

Aún sin estos elementos de confirmación de historiadores del tema en dos de los países protagonistas de la invención y sus primeros impactos, la conclusión a que arriba mi trabajo se sostiene. No se si esta familiarizado con el método materialista dialéctico, pero de lo que trata mi trabajo es de los problemas que tiene la ciencia cuando no es consecuente con él, de lo que no me comenta nada en su respuesta.

Es en la cantidad en lo que los hombres de ciencia, hasta hoy, no han entendido el fenómeno turismo, que si, es un fenómeno social y como tal hay que abordarlo, no hay de otra. Creo que los trabajos de Boyer y Walton, aunque no reconocen el método, son consecuentes con él, que es lo que cuenta, y sus resultados dan fe de ello.

Sin resolver el problema del nacimiento, los que abordamos el turismo, estamos sencillamente perdidos y candidatos seguros a elaborar teorías sobre dicha perdición. Es lo que vi en su tesis de doctorado y en sus artículos posteriores.

Entendido el origen, se entienden las causas que lo produjeron y más importante aún, sus esencias. Sin esto, lo más manido, es abordar al fenómeno hoy y hoy es algo evolucionado, distinto, aunque conserve sus esencias. Hoy es un fenómeno global que sus inventores en el XVIII no imaginaron jamás porque las condiciones objetivas en que tuvo lugar su invento lo condenaba a los rentistas y algún que otro burgués adinerado.

Del lado de la oferta, que si considero en mi trabajo y donde ya dejo sentadas algunas ideas básicas, algunas que apoyan sus consideraciones sobre la turoperación en particular, realmente sus trabajos son los únicos que ponderan esta industria con la objetividad y prioridad que se merece, y otras como los receptivos que complementan aquellos y de los que nadie habla, pues se desconocen y en esencia, el problema estriba en que no se entiende lo que es industria turística, para utilizar el mismo apelativo, de lo que ya avanzo algunas ideas básicas que parece a usted se le escaparon en su lectura.

Le copio estos tres párrafos de mi trabajo que son bien elocuentes al respecto:

¨La oferta turística de proveedores exclusivamente turísticos comienza con las agencias de viajes, nacidas en un inicio como intermediarios para los productos de transporte ya desarrollados, por barco y ferrocarril, en tanto crearon productos exclusivos para este segmento, después los turoperadores y receptivos en tanto ofertan productos exclusivos para turistas (paquetes, circuitos, excursiones). Hoy en día incluye los llamados resorts, convertidos en destinos en si mismos sólo ofertados a turistas. Aquí se incluye, tal vez, el más conocido y de mejores resultados en los últimos años, los cruceros. Otro participante, el parque temático es de tremenda importancia.
Lo que llamamos otras industrias de servicios y bienes de consumo nacieron de la demanda creada por los viajes por otros motivos, para atender a los ¨forasteros¨ de cualquier origen y a los residentes locales que también los demandan. Hoy en día tienen al turismo y los turistas como uno de sus principales segmentos de mercado, según su ubicación y diseño del producto: transporte de todo tipo, hoteles y restaurantes. Todas pertenecientes al sector de servicios, el de mayor desarrollo en las últimas décadas.
Esta otra cara del turismo, la oferta, de origen pasiva para aquel, pero devenida interactiva con el desarrollo y expansión del fenómeno, se incluye en el nuevo turismo hasta hoy y tiene que estar reconocida en la esencia del fenómeno hoy.¨

Pero le adelanto que trabajo en lo que ahora mismo llamaría, para entendernos, mercancía turística en un acercamiento desde la economía política, que por cierto, según lo que conozco nadie ha enterrado todavía, y convive con las demás ciencias.

Por el método que sigo, materialismo dialéctico e histórico, la Economía Política tiene las herramientas necesarias para lo que necesito. No descarto otras, pero tendría que aprender a utilizar y en cualquier profesión, para ser riguroso, se necesita buen entrenamiento.

Creo que la Economía del Turismo estaba necesitada de las aclaraciones sobre el fenómeno social primero, para después poder abordarla sin lastres que impiden verla propiamente. Es como cualquier otra economía de los servicios y a ella también hay dedicarle tiempo. Si se pretende desde la microeconomía definir el turismo, entonces no se entiende nada de fenómenos ni de sociedad.

Que el turismo es una experiencia individual también, pues quien lo duda, que la psicología puede y debe meterse en estudiarlo, pues igual, pero eso no va a modificar la esencia social del fenómeno.

Marx, que es mi referencia primera, nos enseñaba sobre la abstracción en ciencia es imprescindible. Hoy sabemos que en la física y las demás ciencias que algunos llaman exactas, hay que convivir con la abstracción, por dos razones fundamentales: sabemos  de la unicidad del universo y de la total interdependencia de todo, y por si fuera esto poco, nuestro modestos cerebros no pueden abarcarlo todo. La física actual sobrevive con dos físicas, que se contradicen teóricamente, sin embargo basadas en ellas tenemos casi todos los adelantos y tarecos que hoy usamos.

En turismo tendremos que aprender a usar la abstracción y darnos cuenta que, para tener algún resultado útil, tenemos que prescindir de los efectos psicológicos individuales, antropológicos ancestrales, y alguna que otra cosa más, si queremos entender el fenómeno socialmente. En otras palabras, me huele a evasión eso de la multidisciplinariedad. Ese concepto es válido para todo, pues todo puede y debe ser estudiado desde todos los ángulos, cuando podamos, pero con otros objetivos.

Le reitero de nuevo mi gratitud por su tiempo y sus comentarios para este modesto aprendiz de turismo.

Saludos,
Tony Díaz

5. F. M. Escalona a T. Díaz

Querido colega, es media noche y acabo de leer sus comentarios. Veo, repito, que está familiarizado con algunos de mis trabajos pero también que ha optado por estudiar el turismo como fenómeno social, que es a lo que lleva el enfoque desde el turista (demandante de servicios varios), no como un producto objetivamente diferenciado, como un programa de visita con contenido. Insisto en mi juicio sobre su tarea como investigador. No es que yo niegue que el turismo pueda ser estudiado como fenómeno, no es eso, pero justo eso es lo que al aplicar la microeconomía (la continua referencia a los productos turísticos supone su aplicación) lleva a anomalías graves en la medida en la que si cualquier servicio es o puede ser turístico no podemos identificar a ninguno como tal. Por esta razón sus referencias a la oferta son, como es habitual, referencias al conjunto de servicios sin exclusión sin que sea posible saber a cual de ellos hace referencia.

Y en cuanto al materialismo histórico le digo que,  caso de que proceda aplicar un método que ya ha sido ampliamente refutado por la moderna epistemología, tan solo tendría sentido manteniendo el enfoque sociológico, nunca el microeconómico. ¿Usted cree que el método marxista es aplicable al estudio del cultivo y procesamiemto industrial de la caña de azúcar como producto? Si quiere estudiar su entorno social, de acuerdo, pero no como pura mercancía. Pues lo mismo propugno para el turismo, que se desarrolle una ingeniería  tecnológica especializada en la elaboración de programas de visita ya que el fabricante de turismo debe hacer lo que hacen todos los fabricantes, producir lo que el consumidor consume terminado para ser consumido.

Reflexione sobre lo que le digo, tal vez se percate mejor de lo que se propone en mis trabajos, no creo que sea ni difícil no extraño.

Saludos

6. T. Díaz a F. M. Escalona

Estimado Dr. Escalona

Veo esto hoy temprano y me veo en el deber de honrar su dedicación a este intercambio de ideas.

Al turismo hay que abordarlo como lo que es, un fenómeno social, no hay de otra. No hay alternativas a esto, solo las que no tienen que ver con el tema y por lo tanto inservibles. Como fenómeno social la iniciativa es del turista, del emisor, del inventor del turismo, ese protagonismo no puede quitársele. El destino es pasivo al inicio e interactivo después, combinado con el emisor en su desarrollo cuando nace el primer actor económico del turismo, la agencia de viajes.

Pero incluso, sin llegar aún a la economía del turismo, en sus orígenes es ya imprescindible y parte de su esencia la interrelación dialéctica turista-destino. En esa interrelación se destacan los servicios, pre-existentes nacidos siglos antes del turismo pero con un grado de desarrollo que permite el nacimiento de este, que le brindan la posibilidad de permanecer en el destino, de disfrutarlo. Por tanto, detenerse en lo que usted llama ¨enfoque desde la demanda¨ significa abordar el fenómeno unilateralmente lo que imposibilita su conocimiento científico. Esto no quita reconocer donde esta la iniciativa, quien manda en la relación y como operan ambos lados de la ecuación.

Otra cosa es la dimensión económica del turismo. Como muchos fenómenos sociales, también la tiene. A mi mente acude siempre un ejemplo tal vez poco feliz, pero que de todas formas retorna y es, por ejemplo, las adicciones.

Tomemos el tabaco, que por primera vez utilizo. Podemos estudiar las adicciones en general y cada una en particular. No creo que haya una ciencia llamada ¨Adiccionología¨, pero pudiera aparecer. Creo que estas se estudian en dos niveles, el individual (médico – psicológico) y en lo social. Asi podemos abordar cada problema humano, casi siempre al menos, para no ser absoluto. Parto del presupuesto que no existe la ¨ciencia de las adicciones o adiccionología¨.

Vamos entonces al caso particular del tabaquismo. Asumo también que no hay algo como ¨Tabaquismología¨. Pues esto también se estudia desde dos perspectivas, la individual y la social. Y, además, tenemos una Industria del Tabaco, donde mi país participa con gran peso. Abordaríamos la Industria del Tabaco desde el tabaquismo, desde una posible ¨ Tabaquismología¨,  seguro que no.

Porque tenemos que abordar la economía asociada al turismo, desde el turismo? Que hay que tenerlo en cuenta, si, claro. Que el turismo tiene una dimensión económica más allá de su natural dimensión social, si. Que algunos tienen a la economía como una sub-ciencia de la sociología?, también, que la economía política nació primero?, sobran evidencias; que por eso no me voy a pelear ahora?, así es. Que la Economía Política ha muerto, como leí en uno de sus trabajos? Pues aquí se traba el entendimiento. De donde salió que la Economía Política murió y dejó paso a la Sociología? Es a eso a lo que usted llama ¨moderna epistemología¨?

O es a que el materialismo dialéctico, también aplicado a la historia, murió con la década de los 90 del pasado siglo? Pues lo veo sanito y coleando en todo lo que me rodea, pero sobre todo en la ciencia. Aunque los más encumbrados científicos no quieran reconocerlo y se aferren a los mandamientos del Dr. Popper. Si cree que la Economía Política ha muerto, o es ¨vieja epistemología¨ le recomiendo dos libros que pueden probarle lo contrario: ¨Feefall¨del Premio Nobel Joseph Stiglitz, fresquito, del 2010. Lo de premio noble, ahora con minúscula, es obligado, pero sinceramente no me resulta a mi demasiado como aval, si tenemos en cuenta que el de La Paz fue otorgado a un Presidente de un país que se la pasa invadiendo a otros y bombardeando y matando a todo tipo de personas, y uno de Economía fue otorgado a los que trabajaron los ahora famosos ¨Derivatives¨ products. Otro, más fresco aún y con una crítica demoledora a la llamada ¨mainstream economics¨ es la Sexta Edición de ¨INTRODUCTION TO POLITICAL ECONOMY¨ de los profesores Sackrey, Schneide y Knoedler.

Con relación a su ¨microeconomía¨, le confieso que sigo un camino distinto, le llaman de lo general a lo particular y de lo simple a lo complejo. Primero definir el fenómeno como tal en toda su dimensión, ya resuelto en lo fundamental aunque lleva el segundo trabajo prometido con los nuevos hallazgos y referencias, después abordar cada una de sus dimensiones, primero la económica, pero primero desde la Economía Política, la visión general, para después adentrarme en la Economía como tal, llámese micro o de empresa o Macro, nacional o global.

Si lee mi CV enviado a TURYDES para la publicación del trabajo, verá que procedo de la llamada, o mal llamada para mi, ¨Industria del Turismo¨ en particular de los turoperadores, receptivos y agencias de viajes en las que trabajé y dirigí por más de 10 años, tanto en Cuba como en varios países, pues Havanatur Holding tiene empresas en 14 países y hasta dirigí las dos más grandes turoperadoras del Grupo en Canadá, una experiencia realmente enriquecedora para esto de la Microeconomía.

Pero, aunque pudiera empezar por ahí, el método me inhibe y me lleva por lo que para usted sería ¨añeja epistemología¨ y ya aquí tengo que confesar que la palabreja ¨epistemología¨ no sabe muy bien pues crecí con términos como gnoseología o simplemente teoría del conocimiento que me resultan más familiares, aunque dejo claro que no tengo nada en contra de nuestros ancestros griegos a los que sinceramente respeto y admiro.

Las referencias a la oferta que ya aparecen en mi primera entrega, siento disentir, están bien claras, mucho más claras que todo lo que he leído sobre estos temas, salvo la segunda parte de su tesis donde único he encontrado una referencia honrosa de la erróneamente llamada ¨intermediación¨ en el turismo. De hecho, esa será mi tesis de doctorado, pues como sabe, soy apenas un Licenciado añejo, vale decir, pues ya tengo mis años. Pero de esto escribiré más adelante, con todo lo que he ¨encontrado¨ y pensado, siguiendo el método descrito más arriba. Le adelanto que utilizaré buena parte de lo que usted propone que comparto con relación a la industria turística y el papel de los turoperadores que comparto en buena medida. Agregaré lo cosechado por mí y lo podré a su disposición y la de todos.

Le adelanto que tengo mi definición de lo que es ¨producto turístico¨ de lo que ya avancé algo en el trabajo. Que no se aviene con nada de lo encontrado, pero tendré que ser consecuente.

Sobre el método marxista, si se refiera a la filosofía del materialismo dialéctico, pues ya dije que se presta para todo, para toda realidad de este Universo y me atrevería decir que hasta para los paralelos. Solo que no se puede pretender con ella llegar al nivel básico de cualquier estudio que tiene sus particularidades, incluida la Economía, primero política y más concretamente la Macro y Micro o Global, Nacional, Ramal y Empresarial.

Sobre el tema Economía, lo concreto después de haber dejado claro lo general de la Economía Política, hay que aplicar los instrumentos primero a lo ramal, en particular al sector servicios, a donde pertenecen los dedicados al turismo y dentro de estos a los turísticos propiamente dichos, ya definidos preliminarmente en mi primer trabajo que usted leyó. No puedo decir más ahora salvo este ejemplo que utilicé en la presentación en el evento CIET, 2012. El sector primario, agricultura y minería, brinda productos al secundario, manufactura. El terciario tiene ese mismo proceso, tiene uno primario: hoteles, restaurantes, transportes, espectáculos y otros productos de ocio; y uno secundario: paquetes turísticos (de los turoperadores), circuitos, excursiones (de los receptivos). Este proceso natural ni se estudia ni se concibe. Simplemente a sus inventores, diseñadores y fabricantes se les tiene como ¨Intermediarios¨. Sería bueno decirle eso a la Industria del automóvil, por ejemplo, o simplemente a la industria conservera de frutas.

Y por lo que leí en su tesis y libros y como veo que termina sus palabras, tenemos bastante coincidencia aquí. No lo veo, por tanto, ni difícil, ni extraño, ni ajeno, por el contrario. Pero sólo en eso, para serle franco. El resto de su construcción teórica no, como dejo claro en el primer trabajo y ampliaré en el segundo. Ahora con más argumentos y evidencias, como ya le adelanté algunas en el correo anterior.

Realmente le agradezco encarecidamente por este intercambio que tanto ha estimulado mi mente y mis ganas de seguir en este empeño.

Saludos,
Tony Díaz

6. F. M. Muñoz de Escalona a T. Díaz

Por lo que leo en tu último escrito te diré con franqueza que no progresamos. Vuelvo a decirte que el turismo es, obviamente, un fenómeno social, y lo es desde que se consiguieron avances en el vencimiento de la distancia por medio del desarrollo de los servicios de transporte y de hospitalidad (alojamiento y refacción) Lo que no logro hacerte ver es que como tal fenómeno social, el turismo es estudiado básicamente por la sociología y la psicología, también, obviamente, por la historia porque ha experimentado evolución en el tiempo, y por la geografía, claro, en la medida en que tiene lugar en el territorio. La macroeconomía aporta la forma de medir los impactos del turismo (gastos) en la economía del país anfitrión. La biología permite evaluar los efectos que los visitantes provocan en el medio ambiente. La antropología ayuda a estudiar los efectos sobre la cultura. Y así sucesivamente. Concebido como fenómeno su estudio se engolfa en evaluar los efectos del flujo turístico con ciertas pinceladas a las motivaciones de los turistas y a la descripción de lo que el turista hace desde que sale hasta que vuelve de/a su residencia. Y en ello se agota el estudio del turismo, de ahí no pasa por muy sofisticados que aspiren a ser los métodos utilizados.

Las anomalías surgen cuando desde esas bases sociomultidisciplinarias se penetra en el campo de la microeconomía, en el seno de la empresa. Cuando se hace esto se habla de la empresa turística cuando lo cierto es que no hay una sino varias y todas ellas identificadas no en sí mismas sino en tanto que se orientan a las necesidades de los turistas.  Lo mismo acontece al hablar del producto turístico. No hay producto que en sí mismo sea turístico porque lo son en principio todos, absolutamente todos en tanto son susceptibles de ser demandados por un consumidor desplazado que no se diferencia en tanto consumidor del consumidor residente. La llamada industria turística no es otra cosa que un heterogéneo conjunto de empresas de servicios orientados básicamente a los turistas de forma que las que figuran bajo ese rótulo lo hacen en virtud de un consenso implícito, no en base a la semejanza entre los servicios que ofrecen. ¿Qué parecido hay entre un menú, una plaza hotelera y una plaza en un medio de transporte? ¡Ninguno! Se agrupan en tanto sirven a los turistas y solo por eso. El enfoque de demanda o sociológico, el que parte del turista, concibe a este como un nuevo rey Midas ya que todo lo que toca lo convierte en turístico. 

Un economista puede calcular los efectos del gasto sobre la economía del país receptor pero si los conocimientos acumulados desde hace más de un siglo no le permiten identificar OBJETIVAMENTE ni la empresa turística ni el producto turístico no puede estudiar la actividad turística. Por actividad turística se viene entendiendo lo que hace el turista y como mucho lo que hacen las empresas seleccionadas porque venden sus servicios a los turistas (aunque también los venden a los residentes)

He aquí la grave anomalía científica cuya solución ha sido el lei motiv de mis investigaciones. ¿Es posible resolver esas tremendas anomalías en las que cae una y otra vez el corpus disponible sobre el turismo? De acuerdo con mis conclusiones la solución está en cambiar el enfoque de demanda por el enfoque de oferta, que es el enfoque que utiliza la microeconomía para estudiar la actividad productiva de todos los sectores incluido el terciario.

En definitiva: el turismo es un fenómeno social y como tal se viene estudiando. No habría problema si no se entrara en el campo de la microeconomía pero lo cierto y verdad es que se entra. Si queremos entrar en este campo hay que definir con objetividad qué es EL producto turístico. Si lo conseguimos, habremos conseguido identificar LA empresa turística. 

En consecuencia formulo mis bases analíticas: El producto turístico es el programa de visita con contenido. Empresa turística es la que fabrica programas de visita con contenido. Sobre estas bases claras y concisas se pueden hacer análisis microeconómicos del turismo, concebido como una actividad productiva perfectamente definida. La ambigüedad queda supera lo mismo que el mito de la extrema complejidad del turismo, que será tan complejo como se quiera como fenómeno, y que lo es por cierto, pero no como actividad productiva.

(Para finalizar debo decirte que yo no he dicho nunca que la economía política ha muerto. Soy doctor en economía, no necesito que un licenciado en turismo me dé lecciones de esta materia. Y en cuanto al materialismo histórico ya te decía que puede arrojar luz al conocimiento de turismo como fenómeno social, pero no como actividad productiva. Y en cuanto a la epistemología me quedo con la popperiana, las críticas al marxismo que hizo Popper en su Miseria del historicismo aun no han sido rebatidas)

Saludos

(Fin de la correspondencia)

ANEXO II El acercamiento

Turismo y Conocimiento Científico, un primer acercamiento.
Abril de 2012
Autor: Lic. Antonio Díaz Medina,
País: Cuba
Email: antonio_diaz@ftur.uh.cu 
          tonydmssrxi@gmail.com

Extracto:
Un primer acercamiento a la teoría sobre el turismo desde la Economía Política y el Materialismo dialéctico e histórico. La aplicación del método histórico-lógico nos permite dar una definición científicamente fundamentada del fenómeno turismo. Nuestra definición arranca por establecer el origen del turismo, el momento histórico en que surge, las condiciones objetivas que provocan y permiten su aparición como nuevo fenómeno social, su principal sujeto, el turista, que no el único, así como los demás elementos principales que lo componen y su devenir en el tiempo hasta nuestros días.

Abstract:
A first approach to the theory of tourism from the perspective of Political Economy and Dialectical Materialism. A logic-historic analysis gives us the foundations for a scientific definition of tourism as a phenomenon. Our definition begins with the origin of tourism, the historical moment when it actually appears, the objectives conditions that permits and provokes its birth as a new social phenomenon and its main subject, tourists, together with the main elements within it and its development with time until today.
Palabras clave: turismo, turista, materialismo dialéctico, conocimiento científico, ciencia.

Referencias
(1) Muñoz de Escalona, Francisco. (noviembre 2011). ¨ ECONOMÍA DEL TURISMO: UN CONFUSO E INSOSTENIBLE PANORAMA CONCEPTUAL¨. TuryDes.
(2) Muñoz de Escalona, Francisco.( 1991).¨CRITICA DE LA ECONOMIA TURISTICA ENFOQUE DE OFERTA VERSUS ENFOQUE DE DEMANDA¨. Tesis en opción al Doctorado. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE Madrid.
(3) Muñoz de Escalona, Francisco (2004): ¨Autopsia del Turismo: El vencimiento de la distancia¨. Editado por eumed·net.
(4) Muñoz de Escalona, Francisco (2005): ¨EN TORNO AL “GRAND TOUR”. ANÁLISIS DE UN CASO PARADIGMÁTICO¨
(5) Pañoso Netto, Alessandre. (2007) ¨Filosofía del Turismo, Una propuesta epistemológica¨
(6) Darbellay, Frederic y Stock, Mathis (2012): ¨TOURISM AS COMPLEX INTERDISCIPLINARY RESEARCH OBJECT¨.
University Institute Kurt Bo¨sch (IUKB), Switzerland
(7) Stiglitz, Joseph E. (2009): ¨FREEFALL, America, free markets, and thesinking of the world economy¨
(8) Machín Hernández, María Mercedes, (2004): ¨Consideraciones teórico metodológicas sobre el turismo¨ http://www.monografias.com/trabajos31/turismo/turismo.shtml

 



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