Genoveva Millán Vázquez de la Torre, Emilio Morales Fernández y MarÃa Sol Castro Freire
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas se observa un incremento del turismo hacia las zonas del interior, produciéndose un redescubrimiento de la cultura y la forma de vida de las áreas rurales, especialmente aquellas dedicadas a la agricultura, que quieren ser conocidas y hacer partícipes de su valor a las personas que las visitan.
Hay un resurgimiento de un tipo de turismo deseoso de estar en contacto con la naturaleza, bien a través del ejercicio físico (senderismo, piragüismo, caza, etc.), o disfrutando de valores como la gastronomía o tradiciones culturales de diverso tipo. Cuando se produce una simbiosis de todas estas necesidades por parte del turista, y ello tiene lugar en el ámbito rural, nos encontramos con esta modalidad de turismo en creciente auge en nuestros días.
El turismo rural es una modalidad de turismo caracterizada por el permanente contacto con el medio ambiente, que ofrece tranquilidad, hospitalidad, disfrute estético, deportes, etc. Por ello, se ha convertido en un modelo emergente que satisface ,en mayor grado que otros, las necesidades que se le plantean hoy en día al consumidor turístico, apareciendo como alternativa al turismo tradicional y siendo, en la actualidad, una de las modalidades más demandadas por la sociedad.
Al mismo tiempo, el turismo rural puede suponer una gran oportunidad para las zonas rurales en vías de desarrollo, como una alternativa viable de solución para algunos de los problemas que sufren muchas de ellas. La actividad turística tiene potencial para contribuir significativamente a evitar el éxodo rural por parte de la población, hecho que constituye una de las preocupaciones más agudas que afectan a estas sociedades y que se encuentra directamente vinculado con altas tasas de paro.
Puede también ayudar a disminuir la tradicional estacionalidad típica del sector, debido a que se lleva a cabo con mayor regularidad que otras modalidades de turismo a lo largo de todo el año: fines de semana, puentes, vacaciones de Navidad, etc., y es poco dependiente de las variaciones climatológicas. Por tal motivo, el empleo vinculado a este tipo de turismo no tiene por qué ser tan eventual como la mayor parte del creado por el sector turístico en general.
En una perspectiva evolutiva, el turismo rural se enmarca en el turismo postfordista o turismo a la carta, y es fruto de los cambios de la sociedad postindustrial y las nuevas tendencias de consumo recreativo. Habitualmente se tiende a confundir con el agroturismo (o turismo en casas rurales); sin embargo, el concepto va más allá, pues no se centra sólo en la oferta de alojamiento sino que también incluye una amplia gama de servicios y productos complementarios. Utiliza todos los recursos que se encuentran en el medio rural con el fin de ofertar un conjunto de prestaciones que abarca servicios de tipo social, cultural y deportivo, siempre respetuosos con el medio ambiente y económicamente sostenibles.
Sabido es que el turismo, en general, tiene un efecto multiplicador en la economía, debido a que estimula el crecimiento de otros sectores económicos, creando puestos de trabajo tanto directos como indirectos y ayudando de uno u otro modo a redistribuir la renta. En esto no tiene por qué ser diferente el turismo rural, ya que puede estimular también el crecimiento del empleo destinado a producir de manera directa distintos servicios de índole turística y, de forma indirecta, materias primas necesarias para la producción de los bienes y servicios consumidos por los turistas (Rubio, 2000).
También propicia la pluriactividad en la población de las zonas rurales, diversificando las rentas obtenidas, disminuyendo la dependencia del sector primario y reduciendo el riesgo que ello conlleva En suma, el turismo rural constituye un componente clave para el desarrollo económico y social de las regiones rurales, posibilitando la diversificación de las rentas de la población y actuando como elemento distribuidor de la renta. La relación entre todos estos elementos se expresa de forma gráfica en la Figura 1.
Sabedores de este poder catalizador, desde las administraciones públicas se ha propiciado la ejecución de programas destinados tanto a la diversificación de las rentas como al apoyo del esfuerzo de empresarios y asociaciones de las zonas rurales para unificar fuerzas que conduzcan a ofrecer un producto o servicio turístico competitivo. Se quiere fomentar con ello las cualidades diferenciadoras del turismo rural como elemento generador de riquezas de las zonas de interior.
En este trabajo se presenta un estudio realizado sobre la situación y las perspectivas del turismo en una zona rural de Andalucía que se halla situada en el área protegida del Parque Natural Sierra de Hornachuelos de la provincia de Córdoba. Su objetivo es doble: por un lado, se busca identificar los parámetros principales que tiene actualmente la demanda turística que visita la zona, con el fin de aportar elementos de conocimiento que ayuden a ajustar adecuadamente la oferta. Por otro lado, se desean plantear pautas de comportamiento, tanto a los gestores públicos como a la iniciativa privada, de modo que puedan influir en la tendencia a medio plazo.
Para desarrollar el estudio, se ha llevado a cabo una valoración inicial del contenido y el sentido que tiene el concepto de turismo rural, situándolo en el marco del turismo rural en Andalucía. A partir de ahí se han estudiado las características de la demanda en el Parque Natural Sierra de Hornachuelos, utilizando para ello los datos recogidos en una encuesta a los cuales se ha aplicado un análisis estadístico basado en un modelo Logit.
1. Concepto de Turismo Rural
Es amplia la diversidad de concepciones entre los expertos de la materia a la hora de fijar con claridad y exactitud el concepto de turismo rural, y no hay unanimidad para dar una definición. Al revisar el desarrollo conceptual y teórico alcanzado hasta el momento se halla que son muchos los autores que han encontrado necesario realizar una delimitación del concepto, pues existe en torno a él una gran controversia.
Mediano (2002) realizó una revisión bibliográfica exhaustiva del concepto a partir de la cual, y de trabajos de investigación realizados en los últimos años, profundiza en la complejidad que existe para determinar o especificar el concepto de turismo rural.
Bardón (1990) indica que “el turismo rural es una noción muy amplia que abarca tanto el agroturismo o turismo en casa de agricultor, como cualquier otra actividad turística que se desarrolle en el medio rural”.
Gilbert (1992) considera que “el turismo rural consiste en un viaje o pernoctación en una zona rural, ya sea agrícola o natural, que cuenta con una baja densidad de población”.
Según Blanco y Benayas (1994), la crisis del turismo tradicional ha ido dando paso al fenómeno del consumo masivo de “naturaleza”, en sus formas recreativa y turística, de tal modo que los espacios rurales han pasado a diversificar sus usos, siendo uno de ellos el turístico. Define al turismo rural como actividades recreativas y turísticas que se realizan en el medio rural y en la naturaleza incluyendo, por tanto, todas las formas de turismo asociadas a dichos términos (ecoturismo, agroturismo, turismo cultural, turismo de aventura, turismo deportivo, etc.).
Para la Secretaría General de Turismo, turismo rural es “todo tipo de aprovechamiento turístico en el espacio rural, siempre que cumpla con una serie de limitaciones: a) que se trate de un turismo difuso, por oposición al turismo intensivo de sol, playa o urbano; b) que sea respetuoso con el patrimonio natural y cultural, que implique la participación activa de la población local, y que mantenga las actividades tradicionales del medio, huyendo del gigantismo y del monocultivo turístico”.
Galiano (1991), basándose en esta última definición, aboga por una concepción amplia del término y acorde con la realidad española, incluyendo dentro del turismo rural el agroturismo y todas aquellas actividades deportivas, culturales, cinegéticas, etc., que se desarrollen en el medio rural.
Traverso (1996) define ampliamente al turismo rural como: la actividad turística de implantación sostenible en el medio rural.
Blanco (1998) considera el turismo rural como “una actividad económica, caracterizada por desarrollarse fuera de los núcleos urbanos, dirigida fundamentalmente a los habitantes de una ciudad, produciéndose de una forma reducida, a través de espacios generalmente amplios, utilizando de manera diversa recursos naturales, culturales, patrimoniales, de alojamiento y servicios, propios el medio rural, y que contribuye al desarrollo local y a la diversificación y competitividad turística”.
Valdés (1996) plantea que “el turismo rural es la actividad turística que se desarrolla en el medio rural y cuya motivación principal es la búsqueda de atractivos turísticos asociados al descanso, paisaje, cultura tradicional y huida de la masificación”.
García (1996) apuesta por definirla como aquella actividad que se basa en el desarrollo, aprovechamiento y disfrute de nuevos productos presentes en el mercado e íntimamente relacionados con el medio rural.
Pero, sin duda alguna, la definición más completa y más valorada por los investigadores en la materia es la de Fuentes (1995), que define al turismo rural como: aquella actividad turística realizada en el espacio rural, compuesta por una oferta integrada de ocio, dirigida a una demanda cuya motivación es el contacto con el entorno autóctono y que tenga una interrelación con la sociedad local.
A través de esta recopilación de definiciones se pueden extraer las características más distintivas del turismo rural (Mediano y Vicente; 2002):
Estas definiciones únicamente constituyen una pequeña muestra de las muchas existentes y difieren, tanto en el contexto de España, como en el ámbito europeo, tal y como plantea la Comunidad Europea (CE) (1998), que definió el turismo rural en base a tres aspectos: a) comprende no sólo las vacaciones en granjas sino cualquier otra actividad turística del campo; b) actividad turística en el interior (en el medio rural); c) actividad turística endógena soportada por el medio ambiente, humano y cultural.
En esta definición, sin embargo, se olvidaba un elemento clave e ineludible: la actividad turística en el medio rural. En posteriores definiciones, la autoridad competente modificó el lapso inicial. Así, en 2003 la Comisión Europea identifica como turismo rural cualquier actividad turística implantada en el medio rural, considerando tanto las áreas rurales como las litorales, y que ha de armonizar los intereses del turismo, del medioambiente y de la comunidad ambiental. Lo contempla, además, como una oportunidad de aprovechar los espacios rurales como escenarios de nuevas actividades económicas, en este caso las turísticas.
Igualmente, hay que señalar la diferencia principal entre el concepto original de turismo rural de hace unas décadas frente a lo que hoy se denomina turismo en el medio rural. Actualmente, los turistas dan preferencia a lo rural frente a lo agrario, y el espacio rural añade nuevas funciones a las tradicionales de producción, presentando una amplia oferta de actividades turísticas.
Por otro lado, además de los trabajos señalados en los que se analiza el significado del concepto en sentido amplio, existen también multitud de estudios sobre el tema publicados en la última década. En la revisión bibliográfica realizada por Melián et al. en 2008 se referencian los análisis llevados a cabo en diversas regiones españolas como Aragón (Loscertales, 1999; Lozano y Abella, 2002), Comunidad Valenciana (Matarredona e Ivars, 1995; Vidal y Llopis, 2004), Galicia (Díaz-Fernández y Sánchez, 2003; García-Ramón, et. al., 1995; Abad, 2003; Besteiro, 2006), Baleares (Binimelis y Ginard, 1998), Murcia (Espejo, 1997; Albadalejo y Díaz, 2003), Cataluña (García-Ramón, et. al., 1995), País Vasco (Porcal y Armentia, 2001), Castilla y León (Plaza, 2002, Lozano et al., 2003), Extremadura (López López, 2001; Pérez Rubio y García García, 2005), Canarias (Castro y García, 2000; González, 2003), Cuenca (Aparicio, 2004), Andalucía (Caridad y Millán, 2005; Millán et al., 2006; Toledano y Gessa, 2002), Navarra (Grande y García, 2005), Madrid (López-López, 2001), Castilla-La Mancha (Martínez-Fernández y Ruiz, 1999).
Hay que señalar, sin embargo, que la mayoría de estos estudios se han realizado desde la perspectiva de la oferta, tratándose de trabajos exploratorios sobre diferentes zonas (Toledano y Gessa, 2002; García Ramón et al., 1995). No obstante, también se han ido orientando algunos hacia la demanda y el estudio de los potenciales consumidores de este tipo de producto (Albadalejo y Díaz, 2003; March y Yagüe, 2004), al tiempo que se va avanzando igualmente en el estudio y planteamiento de modelos econométricos (Caridad y Millán, 2005).
2. CARACTERÍSTICAS Y Evolución del Turismo Rural en Andalucía
Las características de la demanda del turismo rural en Andalucía se han identificado en algunos estudios, como el realizado por Millán y Agudo (2008) en el cual se analizó una muestra de 1200 individuos durante los meses de noviembre y diciembre de 2003 y de enero a junio de 2004 en las 8 provincias de la Comunidad Autónoma Andaluza segmentadas según el porcentaje de población. Los resultados que se obtuvieron fueron los siguientes:
(a) En Andalucía, aún es insuficiente la oferta, concentrándose la mayoría de los alojamientos en las zonas próximas a los 24 parques naturales que tiene la comunidad, habiendo un 30% aproximadamente de oferta no declarada, al existir muchos alojamientos ilegales que no cumplen las normas de salubridad y seguridad que exige la junta de Andalucía. Este es un fenómeno que puede perjudicar la imagen del turismo rural, y la razón por la que se necesitan más medidas y controles para evitar este tipo de alojamientos.
(b) Al ser considerado aún el turismo rural de precio muy asequible, las personas que lo practican son individuos con rentas medias mensuales comprendidas entre los 1.000 y 1.300 euros, disparándose si analizamos a los individuos que realizan el turismo rural motivados por el deporte sobre todo el esquí, donde la renta media ronda entre los 1.800 y 2.300 euros mensuales.
(c) El 23,4% de las personas de la muestra que realizaron turismo rural escogió una zona próxima a su lugar de residencia, ya que el 94,7% utilizaba el vehículo propio para desplazarse, mientras el 5,3% restante utilizaba los medios de transporte públicos. Esto es debido en gran medida a que en la Comunidad Andaluza la red de carreteras que conecta con las zonas rurales es bastante deficiente y algo periférica con respecto a las principales vías de comunicación. De igual modo, se halla que un 54,3% opta por un destino rural perteneciente a otra provincia de Andalucía, y el 22,3% restante lo prefiere en otras comunidades
(d) El 38,2% de los encuestados declaró entre las motivaciones que le impulsaron para elegir dicho tipo de turismo tener contacto con la naturaleza, el 6,4% por practicar algún deporte(caza, pesca, esquí, etc.), el 35,4% por la tranquilidad que supone dicho tipo de destinos, el 4,3% por la visita a familiares o amigos, o por tener una segunda vivienda de residencia en una zona rural, el 2,1% por la proximidad a su zona urbana, y un 7,9% por los atractivos culturales.
Se constata que existe una demanda real y creciente de turismo rural en Andalucía, lo cual debe favorecer la inversión en alojamientos turísticos, y actividades anexas como la restauración, ya que en determinadas épocas del año (especialmente en puentes, Navidad y Semana Santa), la escasa infraestructura hotelera no permite atender toda la demanda. Esto estimula la oferta de alojamientos ilegales, que dan malos servicios y mala imagen al turista rural y que, como se indicó anteriormente, no responden al patrón específico que deben seguir este tipo de alojamientos.
La evolución de viajeros de turismo rural en Andalucía (demanda) puede verse en el Gráfico 2 que muestra el periodo desde enero de 2001 a diciembre de 2009. La demanda es una variable estacional que oscila cíclicamente cada doce meses, presentando puntos máximos de demanda en los meses de julio y agosto, correspondientes a las vacaciones de verano, al igual que el turismo de sol y playa; en diciembre debido a las vacaciones de Navidad y la fiesta nacional del puente de la Constitución (6-8 diciembre).
Además, dependiendo del año, entre los meses de marzo y abril hay otro repunte debido a la Semana Santa. Por ello, estas son las fechas donde las estancias medias son más largas (Gráfico 3).
Es evidente que en estas fechas se sitúan de igual modo los puntos máximos de otras alternativas de turismo, al ser las épocas donde el turista medio suele tomar sus vacaciones laborales. No obstante, como ya se dijo, al tratarse de un subsector con menor sometimiento a la climatología que otros, su estacionalidad es menor y el empleo que genera más estable (Gráfico 4). La amplia oferta de productos complementarios existente ofrece la posibilidad de celebrar actividades a lo largo de todo el año; según la actividad ofertada en la zona rural se desarrollará durante una época del año u otra. Un ejemplo del caso es la demanda de turismo rural cinegético en algunos de los parques naturales, la cual viene determinada por las fechas de alta de las vedas de caza mayor y menor, ya que el principal turista es el cazador.
3. perfil de LA DEMANDA DE TURISMO RURAL EN LA ZONA DEL parque natural de la sierra de HORNACHUELOS
El Parque Natural Sierra de Hornachuelos está situado en el sector occidental de la provincia de Córdoba, dentro del macizo de Sierra Morena, y es el espacio protegido de mayor extensión de la provincia. Tiene una superficie de 60.032 hectáreas las cuales se hallan distribuidas en parte de los términos municipales de Almodóvar del Río, Hornachuelos, Posadas, Villaviciosa de Córdoba y una pequeña franja de Córdoba capital. Se constituyó como Parque Natural en 1989 y en el año 2002 fue declarado por la Unesco Reserva de la Biosfera.
El núcleo central del Parque lo constituye el término municipal de Hornachuelos, que se encuentra enclavado en la sierra que lleva su nombre. Cuenta con una superficie de 905,5 km2, de los cuales 161 se dedican a la agricultura y el resto al pastoreo y repoblación forestal, aunque en los últimos tiempos la importancia de la actividad cinegética ha ido restando prioridad a las repoblaciones forestales. Alrededor del 50% de la población activa de Hornachuelos se dedica al sector primario y algo menos del 20% al sector secundario; dentro de éste, la industria es muy débil, ya que no llega al 10% de la población, y el sector de la construcción tiene un porcentaje similar. El sector servicios emplea alrededor del 35% de la población activa y está compuesto especialmente por comerciantes; esta es una cifra, que no alcanza la media provincial y pone de manifiesto la escasa relevancia de las actividades terciarias.
Hornachuelos es también el minicipio con menor densidad de población de la provincia de Córdoba, habiendo sufrido un descenso paulatino en los últimos años; en 1995 contaba con 5.011 habitantes y en el padrón de 2010 se hallaban registrados 4.696. De estos, los residentes en el interior del Espacio Natural del Parque de Hornachuelos no llegan al medio centenar y están distribuidos en cortijos y casas de labor del área. Las principales entidades de población en el interior de este Espacio Natural son: Dehesa del Aguila (64 habitantes), Aljabáras (79 habitantes), El Alta (17 habitantes), Navas de los Corchos (44 habitantes), San Calixto (66 habitantes), Cortijo de Cabeza Pedro (24 habitantes) y Cortijo de Mesas Altas (35 habitantes).
En conjunto, la densidad de población de la comarca en donde se halla el Parque es la más baja de toda la provincia; los escasos núcleos de población están muy repartidos y son de poca importancia. El número de habitantes en el territorio del espacio protegido, perteneciente a los distintos municipios, alcanza los 23.455.
La mayor parte de la superficie del Parque es de propiedad privada. Las fuentes fundamentales de empleo y de riqueza de los municipios con territorio incluido en el Parque proceden de los regadíos del Valle de Guadalquivir, salvo la actividad generada por los cotos de caza, si bien la absoluta mayoría de los propietarios y comercializadores de caza son ajenos a este ámbito. En las propiedades que conforman este espacio natural el principal aprovechamiento es la caza: sesenta y cinco cotos se ubican total o parcialmente dentro de sus límites, compartiendo muchos de ellos una reputada fama a nivel nacional e internacional. Prácticamente, las 67.202 hectáreas se encuentran acotadas (exceptuando los espacios infraestructurales, no aptos, para la práctica de tal actividad), y no existe ninguna zona donde la caza puede ejercitarse libremente.
La actividad cinegética en el Parque ha sufrido profundas alteraciones en los últimos años, pasando de ser una actividad recolectora, utilizada exclusivamente como elemento de prestigio social o complemento dentro de una dieta de subsistencia, a convertirse en una actividad, productiva con capacidad de generar ingresos. No obstante la caza, que tradicionalmente ha ayudado a preservar los “valores culturales del Parque”, al integrarse con otros aprovechamientos corre el riesgo de convertirse en un factor negativo para su conservación, por el extraordinario incremento de la presión ejercida sobre el medio que la soporta.
Actualmente, dentro del Parque conviven los modos de gestión y aprovechamiento tradicionales con los derivados de la transformación de los cotos en verdaderas explotaciones económicas intensivas. Sin embargo, el Parque solamente recibe el beneficio de la mano de obra contratada (mantenimiento de cotos, organización de cacerías, ...), ya que la mayoría de los productores y comercializadores proceden de fuera del ámbito. Asimismo, no dispone de capacidad suficiente, para absorber los ingresos indirectos (hostelería, procesado de carnes, venta de equipo, taxidermia, etc.) que podría generar la actividad cinegética.
Los principales visitantes del Parque son personas que se dedican a la caza, generalmente de un nivel económico medio y alto, que no suelen realizar pernoctaciones en hoteles o casas rurales ya que el 40 % de los cazadores son invitados por los dueños de los cotos a realizar monterías y pernoctan en los caseríos de éstos, utilizándose la caza como un signo de prestigio social. También, el gasto que realizan es muy bajo ya que apenas se acercan al pueblo.
En lo referido a vías de comunicación, la zona no es una excepción en el contexto de la provincia de Córdoba donde, debido a factores físicos, históricos y económicos, no se ha desarrollado una red de carreteras que permita unas comunicaciones fluidas.
La espina dorsal de la infraestructura vial la constituye la carretera comarcal 411, que cruza la carretera nacional 432, a la altura de Ballesta con dirección Granada -Córdoba -Badajoz. No existe comunicación directa a través de la red ferroviaria, lo que dificulta el acceso de visitantes al parque.
Con respecto a los alojamientos turísticos declarados, la oferta de plazas hoteleras y casas rurales era de 128 camas al día en el año 2009, repartidas entre tres hostales (56 camas) y 9 casas rurales (72), lo que suponía un incremento de 2,8% respecto al año 2004, debido a la mayor demanda de turistas, que había subido el 3,6%. Este porcentaje era inferior a las previsiones publicadas por la Organización Mundial del Turismo (OMT) en “Turismo: Panorama 2020; previsiones mundiales y perfiles de los segmentos de mercado”, donde se indica que el 3% de todos los turistas internacionales orienta sus viajes al turismo rural, sin incluir el turismo interno que se prevé que será 3 veces superior al turismo internacional. La misma fuente indica que el turismo rural está experimentando un crecimiento anual aproximadamente del 6%, dos puntos porcentuales por encima de la tasa promedio de crecimiento del turismo global.
Esta publicación observa que la gama de productos que se ofrecen a los turistas rurales sigue siendo relativamente limitada, pero prevé que aumentará notablemente en los próximos cinco a diez años. Si bien no se espera una orientación masiva de los turistas hacia este segmento del mercado, el crecimiento del turismo rural es una tendencia evidente.
Para analizar en el presente trabajo la evolución económica de la comarca de Hornachuelos se han utilizado dos tipos de fuentes de información:
4. MODELO LOGIT: PROBABILIDAD DE SATISFACCIÓN RESPECTO A LAS EXPECTATIVAS QUE TENÍA DEL PARQUE CONFORME AL PERFIL SOCIOECONÓMICO DEL TURISTA QUE LO VISITA
Un primer análisis descriptivo de los resultados de la encuesta a los 542 individuos que realizaron turismo rural en el Parque natural de Hornachuelos y núcleos adyacentes mostró que el 79,34% de los turistas encuestados procedían de la Comunidad Autónoma Andaluza, el 11,13% de la Comunidad de Madrid, el 4,07% de la Comunidad Castellano-Manchega, el 3,27 % de la Comunidad Catalana, y el 2,01% al resto de comunidades, siendo extranjeros solamente el 0,18%.
Con respecto al conocimiento que tenían del Parque Cinegético: 25,6%, lo habían visitado antes, 23.8% sabía de él por recomendaciones de amigos y familiares, 18.4% por Internet, 27,4 por agencia de viajes y folletos informativos, el 4,8% restante por otros medios.
Para calcular la probabilidad de estar satisfecho con el Parque, en función de unas determinadas características socioeconómicas del turista, se aplicó un modelo Logit, con el fin de mejorar aquellas variables que el turista calificase como adversas. Las variables utilizadas que resultaron significativas en el modelo son las siguientes:
De todas las variables predeterminadas, las únicas que son significativas para explicar la probabilidad de satisfacción respecto a las expectativas del parque son las siguientes:
A partir del modelo estimado, puede determinarse que:
5. CONCLUSIONES DEL ESTUDIO
La importancia creciente del turismo rural está fuera de toda duda, y la necesidad de plantear modelos correctos de turismo para evitar errores en la comercialización de espacios turísticos lleva a la necesidad de determinar exactamente qué se consume y cómo se consume esta demanda turística.
Del estudio realizado en base al análisis descriptivo y el modelo econométrico planteado podemos extraer las siguientes conclusiones generales:
En relación al espacio concreto del Parque de Hornachuelos, el análisis llevado a cabo permite afirmar que:
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