Introducción

Las circunstancias que caracterizan el ambiente de negocios actual, que pueden resumirse en la internacionalización y la globalización de los mercados, junto con el pleno desarrollo de la denominada Sociedad de la Información y el Conocimiento, han obligado a las empresas a mejorar su competitividad, entendida como tal, la superioridad o mejoría respecto a otro, determinada por cómo somos percibidos por el cliente.

En esta era de innovaciones y cambios constantes, el modelo empresarial tradicional se ha hecho obsoleto. Hasta la década de los '70 la gestión empresarial se centraba en la adecuada administración de los recursos clásicos de tierra, energía, trabajo y capital, toda vez que las empresas se encontraban en un entorno estable y predecible y con una demanda creciente. Sin embargo, hoy día, la capacidad de producción ha dejado de ser para las organizaciones una ventaja competitiva; sólo el conocimiento anticipado del entorno les permitirá prever, minimizar y neutralizar el impacto provocado por los cambios y crear una estrategia que les permita insertarse convenientemente en dicho entorno. En estas circunstancias, aprender más rápido que los competidores puede ser la única fuente de superioridad sostenible en el tiempo. Es entonces cuando la información aparece como un recurso estratégico de primer orden, cuya adecuada gestión puede aportar a las empresas nuevas fórmulas para lograr el éxito.

Una de las consecuencias que ha generado la llamada Sociedad de la Información y el Conocimiento es la "sobrecarga de información", es decir, la producción de ésta supera a su consumo. El desarrollo tecnológico ha permitido la consolidación de los sistemas de información en las organizaciones, pero al propio tiempo ha traído consigo un aumento exponencial de la información a almacenar, lo cual nos arrastra hacia un desbordamiento cognoscitivo es decir, que en muchos casos, no nos ayuda a estar más y mejor informados, sino, simplemente, sobreinformados, fenómeno denominado por Alfons Cornella como infoxicación, o sea, una excesiva cantidad de datos que resultan muy difícil de gestionar y extraer de ellos las consideraciones oportunas. Esto ocasiona serios problemas en los procesos de toma de decisiones por parte de los directivos.

Cornella (2000) plantea que: “ Gestionar con demasiada información es peor que gestionar con poca... si bien es cierto que la información alimenta a las organizaciones, si no es suministrada adecuadamente las puede ahogar.” Y agrega: " la explotación inteligente de la información, su conversión en conocimientos, puede que sea la única fuente de competitividad sostenible".

Por tanto, lo que hace hoy que una organización tenga éxito -al menos más éxito que sus competidores- es la adecuada administración de la información y el conocimiento, lo cual implica que ésta comprenda que su competitividad reside en lo que sabe, en cómo usa lo que sabe y en su capacidad para aprender cosas nuevas. Para ello las empresas necesitan de recursos humanos bien preparados, que sean capaces de: adaptarse a los continuos cambios que se presenten, actualizar conocimientos acerca de los procesos que se ejecutan, resolver problemas, innovar, tomar decisiones estratégicas, añadir valor y aprender constantemente.

De todo lo anterior se deriva la necesidad de que los directivos se conviertan en personas informacionalmente cultas que afronten el reto de aprender constantemente, de aprender toda la vida, porque el trabajo es ahora aprender, transmitir y producir conocimientos.

A esta realidad no escapa la industria del turismo en Cuba, la cual, desde los años 90, se ha convertido en el sector más dinámico de la economía de nuestro país. La formación y la capacitación desempeñan un papel cimero en el ámbito turístico cubano; al propio tiempo, las empresas turísticas empiezan a demandar un nuevo perfil de sus profesionales, que se caractericen por identificarse con los principios político y sociales cubanos, que posean una formación técnica de gran competitividad, altos estándares del desempeño y una sólida cultura basada en los mejores valores nacionales y universales. Por ende, la introducción de sistemas de competencias laborales se ha hecho indispensable para su éxito.

El concepto de competencia laboral se ha impuesto en la literatura sobre gestión empresarial en los últimos años y se está aplicando progresivamente en las organizaciones, enfocado hacia la administración de los recursos humanos, como instrumento para encontrar soluciones a los problemas de gestión y motivación de su personal en el nuevo entorno de trabajo.

Una gestión eficiente de los recursos humanos no puede estar desligada del desarrollo de competencias informacionales a nivel organizacional. De ahí que resulte de tanta importancia el tema de las competencias informacionales, el cual ha sido ampliamente estudiado en el ámbito educacional, pero muy poco tratado en el entorno empresarial.

Esto ha condicionado el interés del Centro de Documentación e Información del Turismo de Camagüey (CEDITUR), donde laboramos como especialistas, por potenciar las competencias informacionales de su principal segmento de mercado: los directivos.

De ahí que con este trabajo nos proponemos como objetivo: realizar una propuesta de las competencias informacionales que requieren los directivos del sector turístico para ser considerados informacionalmente cultos y capaces de gestionar la información y el conocimiento como recursos estratégicos de competitividad para sus empresas.

Conforme al objetivo planteado, el trabajo se dividió en cuatro etapas:

1. Exhaustiva revisión bibliográfica sobre:

• Información y conocimiento como recursos estratégicos de competitividad para las empresas.

• Importancia de la información para la toma de decisiones

• Funciones directivas.

• Aspectos teóricos de competencias laborales, alfabetización informacional, competencias informacionales..

• Peculiaridades del sector turístico.

• Retos que enfrentan la empresa y los directivos cubanos.

2. Revisión de las diversas normas de alfabetización informacional propuestas por diferentes organismos y asociaciones internacionales.

3. Análisis de los resultados obtenidos en el estudio de necesidades de los directivos del sector turístico de la provincia de Camagüey realizados por el CEDITUR, en el primer semestre del año en curso.

Considerando que los directivos son el principal segmento de mercado del CEDITUR, se analizaron los resultados del estudio de necesidades realizados a dicho segmento en el presente año.

4. Selección, modificación y adaptación de las competencias informacionales que, a nuestra consideración, deben poseer los directivos del sector turístico.

Para seleccionar las competencias informacionales llevamos a cabo los siguientes pasos:

• Análisis y selección de las competencias propuestas por: las normas de la Association of Collage and Research Library (ACRL) y por el Instituto Australiano y Neocelandés para la Alfabetización Informacional (ANZIIL) y el Consejo Australiano de Bibliotecas Universitarias (CAUL).

• Valoración de las competencias informacionales para los directivos, planteadas por autores como Taylor (1986) y Quinn (1990).

• Selección de aquellos resultados obtenidos en el mencionado estudio de necesidades, que nos dotó de una base para realizar la propuesta de competencias informacionales para los directivos del turismo.

5 Propuestas de las competencias informacionales de los directivos del sector turístico a partir de los pasos anteriores.

El trabajo está dividido en dos capítulos. En el capítulo I se abordan los conceptos de alfabetización informacional, competencia laboral y competencia informacional. Igualmente, se expone la importancia de la información para la toma de decisiones, las funciones y características del nuevo directivo y las peculiaridades que distinguen al sector turístico, lo cual nos permitió obtener una base teórica factible de ser utilizada en la investigación.

En el capítulo II se fundamenta el por qué de las competencias informacionales propuestas, a partir del estudio bibliográfico realizado, de los resultados del estudio de necesidades y de la experiencia empírica de las autoras. Por último, se formulan las competencias informacionales que, a nuestra consideración, deben poseer los directivos del sector turístico.