Luis Alberto Beares y Samanta Gallo Cabral (CV)
Introducción
Los seres humanos crean cultura, inventan formas de comportamiento a partir de sus experiencias de relaciones personales las que no están presas a códigos genéticos determinados, pero es fruto de la vivencia en un determinado ambiente, transmitida y aprendida por los miembros de una misma comunidad. De esa capacidad específicamente humana resulta que cada comunidad posea comportamientos propios, producto de su experiencia cultural, que la distingue de las demás y solamente pueden entenderse a partir de su referencia histórica particular.
El estudio de la cultura, en general, lo realizan los antropólogos por medio del método comparativo que constituye una de las principales herramientas en la búsqueda para identificar las características sociales comunes y únicas del comportamiento humano. Estudiar la cultura requiere del investigador una aproximación estrecha con la realidad y la inmersión en el trabajo de campo, con observación directa de la vida de las comunidades, es la actividad que posibilita percibir las manifestaciones de determinados comportamientos en grupos culturales distintos.
Ir a campo es la tarea esencial para verificar hipótesis y levantar datos de naturaleza antropológica, como es el caso de aquellos que se refieren a las normas y los códigos no escritos de conducta que regulan las relaciones de hospitalidad.
Todos los grupos humanos tienen reglas que regulan la recepción de individuos de fuera de su territorio, en su casa, en su espacio. Son fronteras simbólicas que definen esos espacios en que los miembros del grupo comparten una cultura desarrollada en su relación con los demás y con el ambiente en el cual se localiza. Ser recibido en el territorio del otro significa pasar esa frontera y asumir comportamientos que son determinados por la comunidad receptora con el objetivo de garantizar nuestra protección y seguridad mientras estamos sobre su protección.
La hospitalidad comprende las formas de conducta que definen como se recibe a los miembros de afuera en determinados grupos, ya que los comportamientos se rigen por la cultura de cada uno y que difiere de un grupo para el otro. Entendiendo que el comportamiento cultural está organizado y regido por normas aceptadas por los miembros de los grupos es posible, para el investigador o antropólogo, observar lo que sería el modo de comportamiento hospitalario propio de un determinado grupo y compararlo con el de otros grupos. Los registros de la descripción de las actividades de campo permiten aclarar datos de la conducta de una comunidad, importantes para la comprensión de las relaciones que se establecen entre grupos sociales diferentes, así como también de las normas que las orientan. A partir de esas premisas este trabajo relata elementos de la oferta de hospitalidad observados en tres comunidades: Guaraní, Caiçara y Quilombola; localizadas en la región de Paraty y alrededores, durante una visita técnica realizada para la disciplina de Planificación y Gestión Ambiental y la hospitalidad del lugar turístico cursada por los autores en el Master en hospitalidad en el primer semestre de 2008.
Turismo y hospitalidad en áreas aisladas
El conocimiento de los valores fundamentales que regulan la vida y la cultura de diferentes comunidades nos permite identificar denominadores comunes, aquello que se comparte por toda la sociedad. Se trata de un conocimiento especialmente relevante en los días de hoy, porque el contacto y la visita entre grupos diferentes son cada vez más intensos en consecuencia de diferentes motivos: comercial, científica, humanitaria, ocio y turismo entre muchas otras.
La visita a comunidades relativamente aisladas, como las que residen en áreas de preservación ambiental o de reservas indígenas, está condicionada a la aceptación del grupo visitante de las normas y reglas establecidas por los anfitriones para que la visita ocurra de una forma tranquila y sin tensiones ni hostilidad. Con el desarrollo de la actividad turística es cada vez más frecuente la ocurrencia de contacto entre grupos de distintas culturas, sin que haya el interés antropológico de conocer la cultura del otro y sustituyéndose ese interés por una curiosidad sobre lo que es exótico, o salvaje y diferente. Los grupos visitados, por su parte, generan respuestas de comportamiento que regulan la satisfacción de esa demanda estableciendo modelos y límites que se deben observar. Se crea de esa forma todo un sistema de oferta de hospitalidad, cuyo objetivo es el de atender a los visitantes produciendo el menor impacto posible en la comunidad visitada, y ocasionando diferentes percepciones de la acogedora recepción por parte de aquellos que realizan la visita.
La comunicación entre los grupos que entran en contacto sucede por medio del uso de un lenguaje que sea común, por lo menos de dominio mínimo por parte de los integrantes del encuentro. Entre los principales trabajos desarrollados por los antropólogos están el conocimiento y dominio de la lengua de los grupos en que ejercitan la observación. No se trata apenas de entender las palabras, como también el lenguaje que se refiere a los gestos, expresiones y otras formas de comunicación. Eso implica en un aprendizaje que requiere un período largo de tiempo de permanencia en el grupo lo que no sucede en las visitas que se realizan de forma ocasional, como es el caso de las visitas turísticas e incluso las visitas técnicas con fines de estudio, como la que se realizó para el presente trabajo.
Valores, principios y otros elementos de la cultura se les transmiten a los miembros de una comunidad a través del lenguaje, del habla, como cada lengua es parte integrante de la cultura lo que configura un sistema estructurado en sí mismo, lo que quiere decir que las lenguas son relativas y deben ser vistas en sus propios términos. Así lo que una cultura ve como correcto, elegante y bonito puede ser considerado de forma totalmente diferente por miembros de otra cultura, porque los significados que se les atribuye son diferentes lo que altera la percepción.
De ese modo es de suponer que no siempre aquello que habla el visitado en la lengua del visitante puede interpretarse por el modelo de referencia del idioma original. Hablar directamente sobre dinero, por ejemplo, como ocurrió durante ese trabajo de campo, puede ser considerada una actitud impropia para el visitante, pero no para el visitado en la lectura que él realiza de la cultura del otro. Eso sucede debido al hecho de que palabras son acompañadas por una inmensa variedad de elementos no lingüísticos y que se determinan por la cultura. Se trata de reconocer en el lenguaje una carga emotiva consecuencia del significado y del ambiente social en que se utiliza lo que hace que exista un nexo estrecho entre los modos de expresión y la percepción de la hospitalidad, pues lo que cada individuo ve internamente puede reflejar imágenes diferentes a partir de una misma palabra.
Del mismo modo lo que se habla no siempre expresa el pensamiento primario de forma exacta lo que puede traer problemas de interacción social. Para entender el significado de una frase o afirmación es necesario entender el ambiente social de la conversación, quién está presente, cuál es el status de los participantes entre otras variables culturales. La percepción de la hospitalidad se queda comprometida cuando los significados no se comprenden de forma correcta.
Aunque las relaciones de hospitalidad hayan existido siempre que grupos culturales distintos entran en contacto por medio de algunos de sus representantes, el término hospitalidad, según Lashley (2004, p. 2), ya se utiliza hace algunas décadas para describir el conjunto de actividades del sector de servicios asociados a la oferta de alimentos, bebidas y acomodación. Con eso el uso del término hospitalidad, para muchos especialistas, se transformó en sinónimo de Hostelería y catering, sentido este que se debe entender en relación a sociedades que se basan en el sistema de producción en masa propio del estado actual de evolución de la sociedad industrial.
De acuerdo con Telfer (2004, p. 54), la hospitalidad es el nombre que se le da a la característica de las personas hospitalarias. En su significado básico es la oferta de alimentos y bebidas y, ocasionalmente, acomodación para las personas que no son miembros regulares de la casa. Además la autora resalta la existencia de hospitalidad a nivel comercial, pero, la idea central del concepto incluye compartir la propia casa y la provisión de terceros.
Para fundamentar el concepto más amplio de la hospitalidad ella considera que recibir a un invitado torna [al anfitrión] responsable por su felicidad, mientras la visita esté debajo de su techo (Brillat-Savarin, 1970, p. 14).
Telfer (2004, p. 54) además resalta que el anfitrión asume total responsabilidad sobre el huésped, no solo en lo que se refiere a su felicidad, sino también a su seguridad. Según la autora la hospitalidad sería una especie de santuario cuya naturaleza varía con las épocas y lugares y, que el estudio de la misma se torna mucho más amplio debido a las diferentes características que deben considerarse, conforme las condiciones y las convenciones dominantes.
El estudio de la hospitalidad en los días de hoy también involucra el concepto de relaciones entre personas, creación de nuevos vínculos o el fortalecimiento de vínculos que ya existen, lo que incluye conocimientos generados en el área de ciencias humanas y afines, sociología, antropología, lenguas, cultura, costumbres, etc.
Para ese trabajo se observaron los modos con que un grupo de alumnos del Máster en Hospitalidad de la Universidad Anhembi Morumbi fue recibido en tres comunidades en la región de Paraty. La visita tuvo por objetivo levantar datos sobre propuestas de turismo situado, asociando la naturaleza, la cultura y una economía que respeta la diversidad de nuestro mundo. La idea es la de promover el intercambio cultural por medio del turismo, preservando la memoria de los sitios visitados, sin orientarse apenas por las exigencias del mercado que tendría el efecto perverso de destruir la diversidad.
Las tres comunidades visitadas tienen un rico patrimonio cultural con diferentes detalles que marcan las fronteras y las especificaciones de cada una de ellas. Según Camargo (2002, p. 96) el patrimonio cultural en cualquier sociedad es siempre producto de una elección y, como toda elección, tiene un carácter arbitrario. Resulta de la selección de algunos elementos, mientras que otros serían pasibles de olvido y destrucción. Artefactos culturales son objetos dotados de una funcionalidad que no siempre permanece. A medida que la función se torna obsoleta el patrimonio cultural solamente puede entenderse como un conjunto de símbolos y significados.
La hospitalidad y sus manifestaciones hacen parte del patrimonio cultural de una comunidad cambiando, por lo tanto, según las diferencias culturales que existen y deben entenderse e interpretarse como un conjunto de símbolos. Entender correctamente el significado de las expresiones culturales que simbolizan la hospitalidad es fundamental para percibir e interpretar las expresiones y manifestaciones hospitalarias propias de cada grupo o comunidad humana.
Buscando entender las diferencias entre las manifestaciones de hospitalidad que derivan de la diversidad cultural se utilizó como técnica de abordaje la observación, durante la visita técnica, y la entrevista semiestructurada realizada con miembros de las comunidades visitadas siempre que fue posible. A partir de las informaciones recogidas y considerando las diferencias culturales se percibieron diferentes formas de hospitalidad, características de cada unidad observada. Considerando la hospitalidad como una relación que se establece entre individuos que pertenecen a grupos diferentes, la hospitalidad aquí se describe en la forma como fue percibida por el grupo visitante. El choque cultural se manifiesta en la forma como se interpretan las acciones del grupo visitado según la lectura de los referenciales del propio grupo visitante, que no siempre entiende la lectura cultural que los miembros de la comunidad visitada hacen de su propia cultura. Un elemento fundamental que se debe considerar es que la comunicación se realizó en la lengua de los visitantes, porque estos no dominaban el idioma local, lo que en cierta forma dificultó una percepción más apurada de la hospitalidad en la medida que para tener una visión interna de una cultura es necesario conocer sus signos. En este caso, al usar la lengua de los visitante, los miembros de las comunidades ni siempre captan los detalles culturales en las palabras usadas lo que implica en la formación de ruidos en la comunicación que frecuentemente generan mal entendidos. A seguir se presentan las percepciones recogidas durante la realización de las visitas.
1. COMUNIDAD GUARANÍ DE LA ALDEA ARAPONGA
Esta tribu cuenta con 28 indios y habita una región de mata y de difícil acceso. El transporte del grupo de la APA para la aldea fue realizado por el hijo del cacique en una camioneta Toyota donada a la comunidad por un grupo de turistas europeos. La aldea está dentro de un área de preservación ambiental y solo se permite la entrada y la visita con la autorización de los órganos del estado que administran e inspeccionan la región y también la autorización de la propia comunidad indígena.
En la llegada, el cacique recibió al grupo en el medio de la aldea, sentado y rodeado por los integrantes de la tribu los que pertenecían a la misma familia. En ese momento le informó al grupo las condiciones exigidas para la visita como los valores que deberían pagar para sacar fotos del lugar y con los integrantes de la comunidad, el valor del transporte en la Toyota y, las condiciones de compra de las piezas de artesanía. Quedó bien claro que la comunidad esperaba que la oferta del local para visita resultara en alguna fuente de ingresos.
El cacique les explicó que apenas responderían las preguntas con respecto a sus costumbres y cultura que se realizaran de una forma educada y civilizada, indicando que ya habían tenido problemas por falta de delicadeza e indiscreción de otros visitantes.
Después de las presentaciones formales el profesor le explicó a la tribu los objetivos de la visita a la comunidad. Entonces el grupo fue conducido a uno de los locales de ocio preferidos de la tribu, por un sendero de difícil acceso, hasta una cascada localizada a un kilómetro de la aldea en el medio de la floresta. El lugar se localiza en un punto de difícil acceso, con una caída de agua de quince metros aproximadamente.
Después de la visita el grupo volvió a la aldea y fue invitado a entrar en el salón donde se realizan todas las ceremonias festivas y religiosas, la casa de reza. En el interior del salón, el hijo del cacique le presentó al grupo los instrumentos que el cacique utiliza para convocar a los integrantes de la comunidad para participar de algún evento. Enseguida las mujeres de la tribu ofrecieron artesanías e instrumentos musicales fabricados por la propia comunidad y también un libro editado por la UFRJ (Universidad Federal de Rio de Janeiro) en un trabajo conjunto con las comunidades indígenas de la región, que se utiliza para enseñarles el idioma guaraní a los más jóvenes de cada tribu.
Después de acertar todo lo que fue combinado, el hijo del cacique se encargó de llevar el grupo hasta la sede de la APA, el punto de partida de la visita.
1.1 Percepciones de la hospitalidad
Siempre que personas de culturas distintas se encuentran, como sucede con quien se traslada con regularidad, ya sea como turista o por cualquier otro motivo, la identidad de cada uno se confronta con la del otro. Todos consideramos nuestra cultura, grupo étnico o nación superior a las demás, en un proceso denominado como etnocentrismo . Aunque se espera que el investigador adopte una actitud de abertura ante lo diferente, de manera que interprete los hechos observados a partir de la realidad del otro, esa tarea se mostró difícil durante la visita efectuada.
El primer choque sucedió cuando el grupo se encontró frente a frente con el cacique y sus explicaciones de cómo serían las cobranzas por los servicios ofrecidos. La percepción del grupo fue de una recepción hostil, orientada apenas por el interés en el dinero que la comunidad ganaría y no en una preocupación genuina de recibir bien al visitante ofreciéndole su hogar y protección. La interferencia de los códigos ocultos de lenguaje en la percepción de hospitalidad quedó bien clara en esa situación. Hablar directamente de dinero fue percibido como una actitud de mal gusto, e incluso agresiva por parte de los visitantes, pues la cultura de ese grupo esconde o torna poco claro el interés monetario en los servicios de recibimiento o acogida. Sin embargo, en la referencia cultural del cacique, esa actitud no tenía la intención de ser hostil, era apenas una forma de informar las reglas establecidas por la comunidad para la visita de extraños.
Se puede decir que de cierta forma los miembros del grupo visitante estaban influenciados por una idea romántica de que la hospitalidad es un deber incondicional y que su oferta debe ser gratuita.
Según la profesora Bueno (2003, p.19), en una definición más amplia de hospitalidad:
Hospitalidad, del punto de vista analítico operacional, se puede definir como el acto humano, ejercido en un contexto doméstico, público o profesional, de recibir, hospedar, alimentar y entretener personas temporariamente fuera de su hábitat. La intersección de ambos ejes crea dieciséis campos teóricos para el estudio de la hospitalidad humana.
La hospitalidad no consiste en dar un espacio al otro, pero sí en recibirlo en nuestro espacio. Para la comunidad guaraní su tierra y sus tradiciones culturales son las mayores riquezas que poseen, y por eso, la autorización para la visita de turistas es el único medio por el cual pueden tener acceso a ingresos que les permita obtener productos de la cultura de los hombres blancos. El hecho de que el cacique haya recibido al grupo no en su lengua nativa, pero sí en el idioma de los visitantes ya fue una actitud hospitalaria, sin embargo, la forma como se expresó tuvo para el grupo una connotación hostil.
La continuidad de la visita y el comportamiento de la tribu durante el resto del día fueron alterando la percepción de hostilidad inicial por parte del grupo visitante, haciendo con que la visita entendiera que esa forma de conducta se debía a las diferencias culturales y de costumbres, que esa era la forma local de demostrar hospitalidad.
Es importante recordar que cuando se visita un local de una cultura diversa es preciso estar abierto para entender las diferencias. Como afirma Gonçalves (2005, p. 54):
En la antropología, por lo menos desde los funcionalistas Malinowski y Margareth Mead, no se puede juzgar un pueblo, una cultura, en fin, una comunidad a partir de los valores de quien las estudia.[ ] El antropólogo que se propone conocer un pueblo/cultura debe dejarlo hablar para intentar comprenderlo. Las comunidades primitivas, por ejemplo, no pueden más ser tratadas como objeto.
Como la hospitalidad es una forma de relación entre los individuos es fundamental que los participantes de esa relación acepten reglas comunes que faciliten el entendimiento. En el caso de esa visita fue fundamental la comprensión de las expectativas de los indios por parte de los visitantes y la intención y el objetivo de la visita por parte de los indios. Pasado el momento inicial en que se aceptaron las normas de la visita y se entendieron los propósitos de los visitantes los miembros de la tribu empezaron a tratarlos a todos con cortesía y los invitaron a conocer los espacios físicos de ocio, convivencia y culto religioso.
La hospitalidad ofrecida por el cacique incluye la apertura de su propio núcleo familiar: le presento su hijo y su nieto recién nacido al grupo, así como también toda su familia.
Permitió también la entrada en la casa de reza donde realizan los rituales religiosos, las reuniones de la tribu y otras eventos que describieron informando los papeles que desempeñan los integrantes de la comunidad con cada uno de los instrumentos musicales utilizados. Con eso autorizó la entrada del grupo en su espacio con tranquilidad y seguridad, compartiendo elementos de su cultura y de la comunidad durante el tiempo que duró la visita.
La hospitalidad implica en acoger de forma transitoria a alguien que no pertenece al grupo, se trata de permitir que el otro conozca la realidad del grupo permaneciendo en la condición de otro. También hacen parte de la hospitalidad el respeto y el intercambio que de hecho ocurrieron durante la visita. Fue posible conocer elementos de la cultura de la comunidad Guaraní y establecer vínculos que tornaran viable una posibilidad futura de que el grupo pueda desarrollar proyectos de turismo situado. Aunque el valor monetario haya estado presente desde el inicio de la visita, no fue este el elemento más importante de la relación de hospitalidad. La cordialidad y la forma acogedora de recibir al grupo fueron los factores más destacados de esa visita.
Trayendo esas consideraciones para el contexto de una economía de servicios se debe considerar, según las consideraciones de Telfer, que aunque los servicios ofrecidos por una empresa se pagan y, por lo tanto hacen parte de un comercio, asimismo pueden representar un acto de hospitalidad dependiendo de la postura y de la actitud de los empleados que prestan esos servicios.
Para Telfer apud Jean-Athelme Brillat-Savarin (2004, p. 54): Recibir a un invitado torna [al anfitrión] responsable por su felicidad mientras la visita esté debajo de su techo. También para Telfer el anfitrión asume responsabilidad casi total por el huésped mientras el mismo se encuentra en su residencia. Así sucedió cuando el hijo del cacique llevó al grupo por un sendero en la floresta hasta la cascada para conocer el local de ocio que ellos tienen y también bañarse y sacar fotos. El hecho de permitir la entrada en su grupo familiar durante algunas horas y compartir su espacio de ocio y culto religioso está demostrando la creación de un vínculo que va más allá del simple acto de recibir una visita temporaria. Esto es acoger a alguien, ofrecer lo que se tiene de más valioso.
Antes de salir de la aldea las mujeres presentaron las artesanías producidas por la tribu y también un libro de enseñanza del idioma guaraní que se utiliza en las escuelas de las comunidades indígenas de la región. No se trata de cualquier libro, con algunas palabras en guaraní para vendérselo a los turistas, pero sí de un auténtico producto intercultural porque resulta de un Proyecto de Formación de Profesores Guaraní y Producción de Materiales Para Didácticos para la Escuela Diferenciada Indígena de la Universidad Federal Fluminense apoyado por entidades de educación de Rio de Janeiro con la participación de varios profesores de Guaraní de las aldeas de Araponga, de Sapukai y de Itaxi. Debido a la dificultad que existe en enseñar una lengua hablada que no tiene una forma de escritura y ningún material impreso se realizó un trabajo utilizando imágenes de animales, situaciones vividas por los indios con fotos y dibujos para traducir las frases en hechos visuales.
Como ya se resaltó en el inicio de este texto trabajar con lenguas diferentes es complicado. Producir material didáctico que sirva de apoyo para el aprendizaje de las lenguas indígenas es un factor muy importante para la preservación de la memoria de los grupos, contribuyendo para reforzar la identidad y las raíces culturales de las comunidades. En este caso el libro no se utiliza solamente para la enseñanza del idioma, sino también para mantener viva la cultura y los enseñamientos de los antepasados de los guaraníes porque se utilizan historias contadas de generación en generación en la traducción de las palabras por medio de imágenes. Se trata de acoger a la comunidad en su propio idioma preservando su historia lo que configura la formación de una sociedad que traerá frutos en el futuro. Aunque esa sea apenas una primera impresión, porque es el resultado de una visita solamente, parece que en el local visitado se están estableciendo las bases necesarias para que se desarrollen relaciones hospitalarias entre la cultura del hombre blanco y de los guaraníes.
Un idioma no se resume a un montón de palabras organizadas en frases y utilizadas llevando en consideración ciertas reglas gramaticales. Es mediante el idioma que se expresan los pensamientos, los sentimientos, la cultura que está representada por la lengua. El acto de permitir el acceso a esa cultura y conocimientos sobre la vida y las costumbres de los indios, valora más el acto de hospitalidad.
El profesor de guaraní de la aldea Araponga escribió las siguientes palabras en la presentación del libro (2005, p. 10): La producción del libro está saliendo muy bien. Porque nuestra imagen y nuestra cultura está saliendo en el mismo. En el libro aparecen muchas frases de la historia del ser guaraní. Con el libro puedo dar clases en la aldea en la lengua guaraní para explicar la historia que está en sus páginas. Fue muy importante que haya sido escrito por las tres aldeas juntas. (BARROS E CASTRO, 2005)
2. QUILOMBO DO CAMPINHO DA INDEPENDÊNCIA
Conforme el relato de la guía y representante de la comunidad todos los habitantes del local son descendientes de tres esclavas. Según las historias que cuentan los esclavos mayores, las tres no eran esclavas comunes, pues tenían educación, poses y vivían en la casa grande. Ellas realizaban trabajos privilegiados, tales como tejer, bordar y peinar a los blancos. Se cuenta que en aquel lugar existían grandes estancias, y que la estancia Independencia era la más importante. Después de la abolición de la esclavitud los estancieros abandonaron sus propiedades y se dividieron las tierras entre aquellos que las trabajaban. Y el nombre Campinho surgió en consecuencia de un partido de fútbol que los adultos jugaban en la comunidad. Como los niños tenían que esperar su turno para jugar, hicieron una cancha de fútbol solo para ellos que se llamó Campinho. O Campinho da Independência fue la primera comunidad quilombola del Estado de Rio de Janeiro que recibió los títulos de sus tierras. Según los relatos de la guía, en abril de 2006 el Campinho da Independência era la única comunidad quilombola del estado que tenía su título documentado en el registro de tierras.
Después de explicar el origen de la comunidad, la guía le presentó al grupo un núcleo familiar, que es la base de la división modelo que adoptaron para realizar la distribución de las tierras. El terreno central pertenece al representante más viejo de la familia y alrededor se localizan sus descendientes directos que ya formaron un nuevo grupo familiar.
El grupo recorrió las calles de la comunidad, todas de tierra, donde la guía le mostró el sistema de recolección de basura interno utilizando jaulas de bambú construidas por los propios habitantes. Se llegó a la vivienda del habitante más antiguo de la comunidad, y después se realizó una visita a la casa de farinha y también el local que se utiliza para exposición de las artesanías.
Para terminar la visita se presentaron los proyectos de agricultura sostenible para la explotación de los recursos preservando el medio ambiente y la construcción de un restaurante donde se utilizarán los productos producidos por la comunidad. El restaurante es un proyecto patrocinado por la Petrobras y será construido por los propios quilombolas.
2.1 Percepciones de la hospitalidad
Los negros, considerados como inferiores y por eso esclavizados, lucharon por la libertad desde el primer día en que, contra su voluntad, pusieron sus pies en Brasil. (GONÇALVES, 2005, P. 20).
La visita que se realizó en esa comunidad, según la percepción de los integrantes del grupo de alumnos, fue muy hospitalaria. La guía que acompañó el grupo desde el inicio hasta el fin de la visita, es integrante de la comunidad y transmitió todas las informaciones sobre su familia, lo que es la comunidad quilombola, como se organizan los grupos familiares, la lucha por la tierra, los proyectos y las demás iniciativas de la comunidad. El relato fue realizado con entusiasmo y orgullo de quien afirma que esta es nuestra historia y nuestra lucha y yo hago parte de este grupo. El relato de la historia de la comunidad quilombola se colocó más próximo de la realidad del grupo visitante lo que de cierta forma contribuyó para disminuir la sensación de extrañeza y aumentó la sensación de ser acogido.
Según la percepción del grupo la recepción fue muy hospitalaria en esta comunidad ultrapasando las expectativas, porque se mostraron totalmente interesados en divulgar la historia de luchas de la comunidad desde la esclavitud hasta los días actuales, dejando claro que para ellos el reconocimiento era un elemento importante para establecer vínculos con los visitantes. Se empeñaron para que el grupo visitante entendiera las raíces históricas y la gran lucha que tuvieron que enfrentar para ser reconocidos como quilombolas.
El orgullo de la propia comunidad se tradujo en una recepción hospitalaria que quedó marcada por la preparación de un almuerzo con los productos de la propia huerta, consiguiendo con que el grupo se sintiera acogido compartiendo esos alimentos.
Fue posible percibir que existe un esfuerzo para mantener viva la propia cultura entre los más jóvenes incentivando el respeto por la lucha de los más viejos de la comunidad. Todos conocen la historia de luchas para llegar adonde llegaron y hacen cuestión de estar contando siempre las historias a los más jóvenes, para que continúen con el trabajo de los viejos que son los consejeros de la comunidad y a quienes denominan de grios.
La comunidad no se dedica más a la caza, pero continúa con las artesanías y también un trabajo de agricultura sostenible muy consciente por la parte de la misma y que integra el conjunto de actividades que le ofrecen a los turistas que los visitan. El turismo se practica en sintonía con la cultura y la realidad local que tiene como contrapartida, además del lucro eventual que ocurre durante la visita, la divulgación de la historia del local lo que aumenta la atracción y el intercambio de conocimientos con otras comunidades. La hospitalidad en este local puede percibirse también en los proyectos que tienen como objetivo la preservación de los recursos naturales y el respeto por la tierra, un acto acogedor de la propia vida de la comunidad así como también de los otros grupos.
Es importante destacar que en el caso de esta visita el grupo fue recibido por una comunidad consciente de la importancia del turismo y de la preservación de sus propias raíces como un elemento motivador de esa visitación. La acción de acoger al grupo, con los servicios ofrecidos, fue eficiente lo que garantizó la satisfacción de los visitantes. Eso mostró cuanto es significativo que el turismo se desarrolle en sintonía con el sitio y cuanto el orgullo de la propia cultura hace con que sea valorizada por los visitantes, los que se sienten honrados en poder compartir las historias y costumbres de los integrantes de la comunidad. Es como si el orgullo manifestado por el grupo visitado le atribuyese mayor valor simbólico a la participación del grupo visitante en la rutina de la comunidad durante la visita.
Retomando la cuestión de la lengua es importante registrar que aquí no hay diferencia de idiomas entre los grupos, lo que reduce la distancia cultual en relación a lo que se constató cuando se visitó la aldea guaraní. Se puede decir que la percepción de hospitalidad sucedió de un modo más rápido, porque los dos grupos compartían la misma historia lo que no sucede con los indios.
3. PICINGUABA
La villa de Picinguaba está protegida por el patrimonio histórico y ya existía cuando se definió el área de protección ambiental. Está localizada de forma ambientalmente estratégica, porque une el Parque Nacional da Serra da Bocaina (80 mil hectáreas) con el Área de Protección Ambiental APA do Cairuçu, en el estado de Rio de Janeiro (30 mil hectáreas), según los datos del sitio oficial de la ciudad de Ubatuba (2008).
En esta visita no hubo recepción por parte de los representantes de la comunidad. En la región hay muchos habitantes de segunda vivienda que son turistas o personas que trabajan con el turismo en la región y no pertenecen a la comunidad Caiçara. Los primeros contactos con la población local fueron durante las entrevistas de campo realizadas por los grupos de investigadores. Así que la recepción propiamente dicha fue sucediendo durante los contactos realizados por los investigadores con la población local, que recorrieron las calles que salen de la playa en dirección a la loma, donde se concentra la mayor parte de la población Caiçara remanente.
3.1 Percepciones de la hospitalidad
La comunidad caiçara de Picinguaba dejó transparentar cierto desencanto con la actividad turística que se desarrolla en el local demostrando insatisfacción con la competencia económica de los que llegan, ya sean los turistas de segunda residencia o los que se dedican a una pesca más intensiva con técnicas consideradas predatorias.
Como ya relatamos esa comunidad convive con la actividad turística hace más tiempo, lo que se pudo observar es que la fase actual es diferente de las anteriores. A partir de la información de que la comunidad caiçara antes preparaba sus redes de pesca manualmente y que en la actualidad eso no sucede, se buscó entrevistar personas a partir del principio de la observación enfocada en la preparación de redes de pesca o una canoa típica de la comunidad. En esta etapa del trabajo de campo los investigadores encontraron dificultades para realizar las entrevistas, porque algunos habitantes del local no quisieron colaborar cuando informamos que el grupo pertenecía al curso de Hospitalidad y estaba haciendo un estudio sobre turismo situado en la comunidad.
Durante una charla informal con dos jóvenes caiçaras que preparaban sus redes, nos explicaron que parte de las redes que utilizan hoy las compran listas, pero que no dejan de preparar una parte manualmente como forma de preservar ese patrimonio cultural. Eso comprueba que existe demuestra que existe una consciencia entre los miembros de la comunidad de que las artesanías locales y las fiestas hacen parte también del acervo cultural de los caiçaras.
El estado general de la Villa es bueno, porque no hay basura tirada en la playa y además hay muchas canoas caiçaras de pesca, lo que es lógico en una villa de pescadores. El grupo recibió la información de la existencia de una ONG (organización no gubernamental) que se llama Catadores de Caco que reúne niños y adolescentes, y producen varias piezas con pastillas de cerámica, y que el dinero que se obtiene con la venta de ese trabajo retorna al artesano que las produjo.
Se verificó que existen dos tiendas adonde se venden las artesanías, solo que apenas una estaba abierta en el momento de la visita. Las artesanías son fabricadas por los habitantes de Picinguaba o por personas de Ubatuba.
La mayoría de los habitantes que pertenecen a la población local vendió sus tierras a los turistas de segunda residencia y hoy demuestran un cierto arrepentimiento. Según algunos relatos cuando empezaron a llegar los turistas de segunda residencia trataban a los caiçaras con respeto y consideración, pero después de un tiempo eso cambió y hoy en día ni siquiera saludan a los habitantes locales de la comunidad caiçara. Según un pescador y habitante de Picinguaba entrevistado, que también le vendió sus tierras a un turista de segunda residencia y se fue a vivir en Ubatuba, esa mudanza le ocasionó un problema de salud por obligarle a salir de su tierra natal. Hoy vive cerca de la playa, pero en una casa muy pequeña. Dice también que la pesca predatoria que realizan los pescadores del sur de Brasil, más específicamente del estado de Santa Catarina, perjudica más que la actividad turística. El entrevistado también relató que algunos caiçaras cuidan las residencias de los turistas, lo que permite compensar la falta de la pesca en algunas temporadas del año. Uno de las características más fuertes de la cultura caiçara, que se mantiene hasta hoy por la generación actual, es la pesca con redes hechas a mano por los propios pescadores.
Quedó muy claro que la población local (Los caiçaras), no se siente a gusto para hablar sobre la venta de las propiedades y transformación de la villa con la llegada de los turistas en masa. Sin embargo, las pocas personas que se disponen a hablar, están de acuerdo con que los turistas trajeron opciones de trabajo y dinero para la región.
La reacción de la comunidad local mostró que existe hostilidad en la relación con el turismo. Eso parece que se debe a la pérdida de la propia cultura por los cambios que sucedieron en las actividades económicas que dejaron a los representantes de la cultura local en una posición de inferioridad en relación a los nuevos residentes. Se trata de un registro importante, pues la ocupación del local siguió criterios de preservación lo que no impidió que durante el intercambio cultural ocurriera la pérdida y la destrucción de algunos valores propios del sitio.
Consideraciones finales
A pesar de las diferencias culturales y de costumbres en las tres comunidades visitadas se puede percibir que en todas existe la voluntad de preservar la cultura de los antepasados y una mezcla de orgullo y placer en ofrecerles una recepción acogedora a los turistas y a las visitas en la región.
Cada comunidad comparte su historia asumiendo diferentes formas de comportamiento.
Los indios Guaraníes, probablemente en función de experiencias negativas del pasado, exigen respeto de forma incisiva por parte de los visitantes, dejando sus reglas bien claras. Al constatar las buenas intenciones de los visitantes los indios narran su historia compartiendo sus espacios físicos, que representan la lucha contra los invasores de su territorio y al mismo tiempo muestran que quieren preservar la lengua y la cultura estudiando su historia y enseñándoles a los más jóvenes todo lo que ellos aprendieron. La hospitalidad se manifiesta con el permiso del ingreso a su círculo familiar y a sus lugares sagrados, como también con la seguridad del viajero durante la visita.
La comunidad quilombola expresa la hospitalidad con el espíritu de comunidad desarrollado con las luchas y la organización de la villa, que podría ser tomado como ejemplo por muchas ciudades modernas, por su deseo de preservación y valoración de la tierra, que da agua, comida y un lugar para vivir y convivir. Se percibe que hay una preocupación de enseñarles a las otras comunidades de la región y a los visitantes, con sus proyectos, que permiten combinar el desarrollo y la preservación de los recursos naturales de la tierra.
En el caso de la villa Caiçara en Picinguaba, a pesar de la invasión del territorio por los turistas, existe una lucha para preservar la cultura de la pesca con redes hechas a mano que representa un punto muy fuerte de las costumbres de su pueblo. Se percibe de forma clara que, aunque el turismo haya traído a la villa mayores niveles de desarrollo económico y trabajo, la población local no pretende dejar que la cultura artesanal de la pesca desaparezca entre los más jóvenes.
Esta forma de acoger a alguien en sus propias historias, costumbres y luchas por la preservación representan actos que podemos considerar como muestra de hospitalidad porque las tres comunidades pasan su mensaje no con amenazas o arrogancia y sí con humildad y orgullo de sus luchas, y dejando el siguiente mensaje: nosotros hacemos parte de la historia de Brasil y por ese motivo queremos el respeto que merecemos.
Está claro que este relato representa apenas una primera aproximación con las comunidades visitadas, percepciones que podrán confirmarse o no en el futuro. Las informaciones aq1uí contenidas, aunque no sean suficientes para llegar a algunas conclusiones, permitirían levantar cuestiones significativas que deben considerarse en los estudios de hospitalidad. Entre esas cuestiones las más fuertes, en la opinión de los investigadores, fueron la importancia de la comunicación, especialmente del lenguaje y de los significados de cada cultura, y la cuestión de la preservación de la memoria como una señal de respeto por la identidad de cada uno.
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http://www.ubaweb.com/ubatuba/natureza/index_nat_masc.php?natu=nucleopicin
(Consultado en 2008)
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