Cruz García Lirios
Rivero Damián Arely Guadalupe
José Alfonso Aguilar Fuentes
Universidad Autónoma del Estado de México, U.A.P. Huehuetoca
cgarcial213@profesor.uaemex.mx
RESUMEN
La madrugada del 7S y la tarde el 19S serán recordadas como eventos de alto riesgo que permitieron observar valores de altruismo, cooperación, solidaridad y fraternidad en grupos de internautas-rescatistas que por su innovación llamaron la atención incluso de los medios de comunicación tradicionales como la televisión, la radio o la prensa, aunque su difusión sistemática se realizó preponderantemente en las redes digitales como Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, SnapChat, WhatsApp y Google+. En tal escenario, el presente trabajo se propuso construir, ponderar e interpretar un Índice de Encuadre de los Valores Millennials a fin de poder contrastar la emergencia de nuevos actores y sectores a partir del establecimiento de una agenda centrada en sus valores. Se realizó un estudio no experimental, documental, transversal y exploratorio con una selección no probabilística e intencional de fuentes de datos; textos, imágenes y videos, considerando un lapso de hasta 24 horas una vez ocurridos los sismos en comento. Los resultados muestran un IEVM moderado (197 puntos de 273 mínimos requeridos y 364 posibles) evidenciando una nula emergencia de un sector internauta difusor de la movilización solidaria, pero el análisis por redes muestra que Twitter, Periscope y Youtube fueron instrumentados para llevar a cabo el proyecto humanista más importante que la Ciudad de México ha vivido en su historia contemporánea.
PALABRAS CLAVE
Millennials, agenda, encuadre, índice, valores
ABSTRACT
The dawn of 7S and the afternoon of 19S will be remembered as high risk events that allowed to observe values in groups of internautas-rescatistas that for their innovation caught the attention even of the traditional means of communication like the television, the radio or the press, although its systematic dissemination was carried out predominantly in the digital networks like Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, SnapChat, WhatsApp and Google+. In such scenario, the present work was proposed to construct, to ponder and to interpret a Index of Framing of the Values Millennials in order to be able to contrast the emergence of new actors and sectors from the establishment of its agenda. A non-experimental, documentary, transverse and exploratory study was carried out with a non-probabilistic and intentional selection of data sources; texts, images and videos, considering a period of up to 24 hours after the occurrence of the earthquakes in comment. The results show a moderate IEVM (197 points of 273 minimum required and 364 possible) showing a null emergence of an internet sector that diffuses solidarity mobilization, but the analysis by networks shows that Twitter, Periscope and Youtube were instrumented to carry out the the most important humanist project that Mexico City has experienced in its contemporary history.
KEYWORDS
Millennials, agenda, framing, index, values
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Cruz García Lirios, Rivero Damián Arely Guadalupe y José Alfonso Aguilar Fuentes (2018): “Encuadre de redes digitales en torno a valores millennials en los sismos del 7S Y 19S”, Revista Académica de Investigación, TLATEMOANI (abril 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/tlatemoani/27/valores-millennials.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/tlatemoani27valores-millennials
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo se inscribe en la disciplina de Trabajo Social, área de estudios documentales, rubro de educación social indicada por la observación de opiniones y acciones que reflejan valores distintivos de sectores civiles como es el caso de los millennials ante los sismos del 7S y 19S.
En el marco de la participación ciudadana, los valores para la democracia y la cultura de la paz, la transparencia y la corresponsabilidad son indicadores sociopolíticos de cogobierno entre sociedad civil e instituciones estatales, pero tal relación se intensifica o reduce sustancialmente ante eventos de alto riesgo como los sismos (García, 2007a).
La participación civil ha sido incluida en el proceso de los movimientos sociales, la acción colectiva y la movilización social. En ese sentido los marcos teóricos de la movilización de recursos y las identidades sociales han explicado que la participación civil es resultado de la emergencia de oportunidades, acumulación de recursos y formación de capacidades, las cuales propician una identidad que distingue a un grupo radical de uno moderado, uno organizado de otro improvisado (García, 2014a).
Sin embargo, ambas teorías proponen que la emergencia de capacidades e identidades se gesta en escenarios de escasez de recursos, o bien, autoritarismo estatal, pero no ante eventos de alto riesgo como los sismos. En tal coyuntura, la teoría de la amplificación social advierte que un evento de riesgo genera expectativas de inconmensurabilidad e impredecibilidad de amenazas que diseminarán entre la sociedad civil a través de los medios de comunicación como es el caso de los sismos (Tun, García y Carreón, 2017).
Una vez que los eventos de riesgo son asociados a riesgos y amenazas inciden en la percepción, creencias, actitudes, intenciones y conductas de las personas para configurar representaciones sociales de los eventos de riesgo, la desconfianza hacia las autoridades y la corrupción como único instrumento de defensa ante el desabastecimiento de los recursos y los servicios públicos como la electricidad y el agua (Bautista, Pérez y García, 2017).
Además, las representaciones sociales de los eventos de riesgo no sólo determinan el tipo de participación mediante la formación de capacidades y valores, sino además generan un núcleo histórico de desesperanza ante los eventos d riesgo y desconfianza ante la corrupción política y las instituciones de protección civil (Limón et al., 2017).
Sin embargo, la teoría de la amplificación social de riesgos sólo explica la parte final de un proceso que se gesta en los medios de comunicación y desemboca en la reclusión de internautas en las tecnologías, dispositivos y redes digitales como Facebook. Twitter, Whatsapp, Instagram, Periscope o Youtube (Mendoza et al., 2017).
La teoría del establecimiento de la agenda se aproxima con mayor detalle a la emergencia de la difusión de los eventos de riesgo como instrumento de captación de audiencias en torno a ejes y temas de discusión que exacerban las diferencias entre gobernantes y gobernados ante el manejo de los eventos de riesgo que, en el caso de los sismos requiere de una coordinación entre los actores políticos y sociales, institucionales y privados.
Pues bien, el establecimiento de la agenda se gesta cuando los medios de comunicación tradicionales como la televisión, la radio o la prensa, incluso el cine se orientan hacia el enaltecimiento de los eventos de riesgo, la desesperanza civil y la rectoría del Estado, al cual se le atribuyen responsabilidades exclusivas de seguridad pública, prevención de desastres e impartición de justicia ante grupos vulnerados y potenciales damnificados (Sánchez et al., 2017).
En esa lógica de protección civil por parte de las instituciones estatales, los medios de comunicación tradicionales enaltecen los desaciertos de prevención y manejo de riesgos de las autoridades reduciendo su credibilidad y enalteciendo la emergencia de la sociedad civil como autogestora de recursos y capacidades de autodefensa, autoprotección y autocuidado, pero diseminando la fragmentación entre Estado y sociedad civil ante eventos de riesgo, legitimando la emergencia de organizaciones dedicadas a la seguridad privada, el monitoreo de amenazas y el aseguramiento del patrimonio.
De este modo es como los medios establecen una agenda de seguridad centrada en la privatización de los servicios públicos, la reducción del Estado y la dependencia de la sociedad civil a éstas organizaciones de seguridad, pero un sector instruido, especializado y actualizado de la sociedad civil al difundir una agenda sectorial en las redes digitales no sólo cuestiona o potencializa la agenda de los medios de comunicación tradicionales sino además la convierte en una extensión de su agenda como es el caso de las tendencias en Twitter, Youtube, Instagram o Facebook (Martínez, García y Mejía, 2017).
Empero, la agenda digital en relación a la agenda tradicional se distingue por su vertiginoso cambio de temas que reflejan la coyuntura local, regional, nacional o global como es el caso de los eventos de riesgo. Una vez ocurridos estos eventos de riesgo, las redes digitales se encargan de difundir los temas de interés entre los ciberusuarios en un periodo corto e interconectado.
La teoría del establecimiento de la agenda digital advierte que tal fenómeno es capaz de movilizar a sectores interconectados de la sociedad civil y definir incluso el rescate de personas atrapadas en una edificación colapsada, o bien, agilizar la protección civil y la atención a damnificados mediante el acopio, distribución y vigilancia de las donaciones, pero en éste proceso las instituciones estatales están ausentes o excluidas por sectores internautas que se organizan en lapsos de tiempo breves y efectivos (García, 2008).
Se trata de un escenario en el que las tecnologías, dispositivos y redes de información y comunicación juegan un papel fundamental en la difusión de las consecuencias de los eventos de riesgo en la sociedad civil, aunque tal proceso se exacerba en un sector conocido como los internautas millennials que se distinguen por su tendencia al uso de dispositivos móviles respecto a otras generaciones como la generación X o la generación Blummer orientadas por valores y estilos de información o comunicación tradicionales como la radio, la prensa o la televisión y por ende acciones y movilizaciones colectivas de mayor planificación y contenido ideológico.
De esta manera, los valores millennials, siguiendo los marcos teóricos enunciados, adquieren e intensifican disposiciones, intenciones y acciones a favor de conciudadanos en situaciones de desgracia o tragedia colectiva como es el caso de los sismos con alta intensidad y riesgo. Se trata de una propensión al uso intensivo de tecnologías, dispositivos y redes de información con la finalidad de establecer una agenda centrada en la ubicación de sobrevivientes, estrategia de búsqueda, plan de extracción, acopio y distribución de víveres que garanticen la subsistencia de las víctimas y damnificados (García, 2007b).
Empero, los valores millennials no serían determinantes en sus intenciones, objetivos, tareas y metas sin el auxilio de las tecnologías, dispositivos y redes de información como es el caso de Facebook, Twitter. WhatsApp, Firechat, Instagram, Periscope, SnapChat o Google+, ya que es a través de éstas instancias donde la organización civil alcanzó cotas de especificidad y actualización de datos que le permiten establecer una agenda de prioridades y estrategias conducentes (García, 2014b).
El surgimiento de liderazgos emprendedores fortaleció una identidad sociopolítica consistente en la desconfianza hacia las autoridades y la consiguiente innovación al momento de gestionar, producir y difundir la información relativa a las víctimas, sobrevivientes, desaparecidos y damnificados de los sismos del 7S y 19S. Es decir que la estructura sociopolítica se diseminó en el evento de riesgo hasta un punto tal que rebasó las expectativas de organización y participación civil tal y como lo advierte la teoría de las esferas y redes civiles (García, 2016).
Precisamente, la organización civil potenciada por las redes digitales fortaleció la identidad sociopolítica civil y además se diversificó en función del tipo de tecnología ya que la difusión de textos e imágenes ha sido una diferenciación planteada por la teoría de la sociedad teledirigida, advirtiendo que los individuos dejan de ser audiencias cuando sus decisiones como sus acciones contravienen la propaganda del Estado rector, las instituciones protectoras y el heroísmo de rescatistas (García, Carreón y Hernández, 2016).
Es decir, al igual que en el sismo del 19S de 1985 donde los medios establecieron una agenda centrada en la impredecibilidad e inconmensurabilidad de los eventos de alto riesgo, la sociedad civil de hoy se aprestaba a convertirse en testigo ocular y mudo de los acontecimientos, pero un sector Internauta reorientó la expectativas hacia una agenda digital centrada en la atención inmediata a los sobrevivientes y damnificados. Esto es así porque a diferencia de una agenda tradicional como la de 1985, la agenda emergente de 2017 no sólo incluye al ciudadano sino además lo incentivó a participar de un modo u otro (García et al., 2014).
Tal fenómeno no sólo permite observar la eficiencia, eficacia y efectividad de las redes en la construcción de una participación civil en eventos de alto riesgo, sino además anticipa una democracia participativa orientada por valores tales como la preservación del entorno y de las especies, incluyendo a la humana (García et al., 2012a).
Esto es así porque las redes digitales, a diferencia de los medios de comunicación tradicionales como la televisión, la radio o la prensa, incentivan y exacerban la participación civil, aunque centrada en la reproducción o el cuestionamientos de imágenes más que de ideas, planteamientos, argumentos o discursos (García et al., 2012b).
Es decir que la agenda digital se distingue de la agenda tradicional por la búsqueda de una utilidad de la información o de los datos que permitan establecer o potenciar esa identidad sociopolítica que explica la desconfianza y la falta de acuerdos entre ciudadanos y autoridades al momento de llevar a cabo un trabajo racional, deliberado, planificado y sistemático (García et al., 2013a).
Incluso, en las redes digitales las asimetrías entre cibernautas gubernamentales e internautas civiles parecen reflejar un escenario de conflicto y desencuentro entre los actores políticos y sociales, así como entre los sectores públicos y privados (García et al., 2013b). Se aprecia una distención informativa a partir de la cual se infieren diferencias irreconciliables entre gobernantes y gobernados al momento de afrontar un evento de alto riesgo. Precisamente, la complejidad del fenómeno radica en la exacerbación de esas diferencias más que en la aproximación de intereses comunes, negociación concertada y corresponsabilidad entre las partes (García et al., 2013c).
Pues bien, la agenda tradicional establecida por los medios de comunicación frente a la agenda digital producida por internautas civiles develan una agenda sociopolítica centrada en la exacerbación de esas diferencias, la legitimidad de las posturas sectoriales, o bien, en la desesperanza de los actores ante la magnitud y la intensidad de un evento de alto riesgo (García et al., 2014).
Incluso, esa agenda sociopolítica parce legitimar el bienestar subjetivo de los actores y su calidad de vida en momentos en los que parecen haberlo perdido todo ya sea en cuanto a propiedades materiales como a la influencia de los medios en las decisiones civiles (García et al., 2015a). Se trata de un escenario de suma cero en el que el beneficio percibido nulifica el emprendimiento civil y la innovación ciudadana al legitimarse aquellos valores de subsistencia y procuración de un futuro personal en el que el otro está más que excluido, pudiendo ser familiares, autoridades o conocidos (García et al., 2015b).
En otras palabras la formación cívica ante eventos de alto riesgo parece ser más bien una instrumentación reactiva que preventiva de las tragedias: desapariciones, muertes, abandonos o sufrimientos relativos a una disputa entre las instituciones estatales y las organizaciones civiles emergentes (García et al., 2015c).
Si el establecimiento de una agenda tradicional genera una indefensión o dependencia de la sociedad para con las instituciones estatales de rescate y salvaguarda, si la agenda digital establecida por un sector internauta produce el emprendimiento y la innovación, entonces se espera que la agenda sociopolítica que engloba a ambos fenómenos produzca un cogobierno en el mejor de los escenarios, pero también es factible que emerja una hipermetropía o sesgo informativo que consiste en asumir que los eventos de riesgo no ocurrirán en la localidad, o bien, si llegaran a manifestarse éstos no serían tan devastadores como los medios de comunicación tradicionales lo difunden en el peor de los escenarios (García et al., 2016a).
Se trata de una disposición valorativa a soslayar el impacto de los eventos de alto riesgo, así como a minimizar la participación civil como la efectividad estatal en su instituciones, programas y estrategias de protección civil (García et al., 2016b). En tal proceso, el encuadre de los medios tradicionales o digitales para el establecimiento de la agenda es fundamental ya que toda iniciativa emana de los temas impuestos por estos medios (García et al., 2016b). Si tales medios generan una desesperanza centrada en la impredecibilidad de los eventos, así como de la inconmensurabilidad de las respuestas institucionales y civiles, entonces propiciarán un futuro de incertidumbre y reacción más que certidumbre y prevención, antecedentes para el cogobierno (García et al., 2016c).
Esto es así porque la Ciudad de México puede estar en medio de placas tectónicas, suelos resonantes y protocolos de corrupción, pero la sola reacción de efectivos institucionales o altruistas civiles no es suficiente para establecer un sistema de seguridad antisísmica que reduzca a su mínima expresión sus efectos en la salud pública, la calidad de vida y el bienestar de gobernantes y gobernados (Aguilar et al., 2015).
Se sabe que un indicador de ese sistema antisísmico sería el emprendimiento más que como reacción como anticipación a los eventos de alto riesgo, pero éste depende del nivel de desarrollo humano en una localidad o región que en el caso de la Ciudad de México cada vez es más asimétrico (Carreón, 2016).
Incluso, no sólo existen diferencias entre sectores y escenarios de la Ciudad de México ante un evento de riesgo sino, además esas asimetrías se exacerban ante la desconfianza civil generalizada para con sus autoridades, funcionarios, gobernantes y representantes (Carreón, García y Hernández, 2014). Ello se infiere por la difusión o encuadre intensivo de la corrupción política y social, pero esencialmente por el establecimiento de una agenda centrada en la indefensión civil ante la corrupción de sus gobernantes la cual legitima su incapacidad de diálogo y negociación (Carreón, Hernández y García, 2016).
Tal fenómeno es conocido como fiabilidad social, la cual estriba en la dependencia económica y política de la ciudadanía para con sus gobernantes al advertir que un cambio político incrementaría la corrupción a niveles insospechados, ocasionando una conformidad exacerbada por las autoridades conocidas por su nepotismo, opacidad o negligencia, pero preferible y reelegible ante otras opciones desconocidas que podrían deteriorar aún más el escenario (Carreón et al., 2013).
Una vez más, es el encuadre o sesgo informativo de los medios lo que difunden la propaganda de estado corrupto, pero rector de la seguridad ya que esto es preferible a un Estado corrupto y débil en cuanto a la procuración del delito y la impartición de justicia (Carreón et al., 2014).
Por consiguiente, el encuadre o reducción mediática de los valores de los actores políticos y civiles es fundamental en el estudio del fenómeno del establecimiento de una agenda sociopolítica que evidencie el impacto de los eventos sísmicos en localidades y regiones donde el cogobierno, la autogestión, la autoadministración, el emprendimiento y la innovación social emerjan como síntomas de un cambio social (Pérez et al., 2016).
O bien, el estudio del encuadre de la información también explicaría los efectos de los desastres naturales en la corrupción local o federal en materia de derrumbamiento de edificaciones, contratación irregular de trabajadores, servicios ilícitos educativos u hospitalarios, así como violación a los protocolos de construcción y uso de suelo (Pérez et al., 2017).
Sin embargo, el encuadre también advierte del emprendimiento social y la innovación requerida aún y cuando el Estado sea corrupto y se presente como protector de la sociedad civil en los medios. La observación de éstos fenómenos puede realizarse en una primera aproximación a los actores desde sus valores o principios que guían sus necesidades, deseos o expectativas de ayuda, cooperación y solidaridad ante quienes sufren una pérdida o duelo (Sánchez et al., 2017).
En el caso del sector internauta, el cual se distingue por su grado de apego y uso intensivo de tecnologías, dispositivos y redes de información conocido como millennials más allá de la edad, el ingreso, el estado civil o la ideología, es posible advertir que el establecimiento de una agenda centrada en sus valores de respeto, cooperación, diversidad, compartición o exploración no sólo es diferente a la agenda tradicional promotora de la conformidad y la obediencia, sino además inhibidora del emprendimiento y la innovación.
¿Cuál es el encuadre de los medios digitales ante los valores millenials de diversidad, compartición y exploración en un escenario de alto riesgo como el posterior a los sismos del 7S y 19S en la Ciudad de México?
La discusión en torno al establecimiento de la agenda digital con respecto a la emergencia de valores en actores ciberusuarios de redes digitales como Facebook, Twitter, Instagram, SnapChat, Periscope, WhatsApp o Google+ parece mostrar que éstos medios electrónicos reproducen las asimetrías entre gobernantes y gobernados, incluso entre los mismos ciudadanos internautas o no, lo cual explica cambios probables en la organización civil y su enlace con las instituciones estatales ante desastres naturales como los registrados el 7S y 19S
No obstante que los medios digitales gestionan, producen y difunden información relativa a los valores millennials como sello distintivo de la emergencia de nuevos actores y sectores en el proyecto humanitario de rescate más importante de la Ciudad de México, las diferencias entre gobernantes y gobernados al reducirse o ampliarse reflejan un escenario de coparticipación que necesariamente determinará un sistema de corresponsabilidad en el deslinde de culpables respecto al derrumbamiento de edificaciones que por su sometimiento a un reglamento estricto no debieron colapsarse. O bien, las irregularidades de fábricas, multifamiliares y escuelas cuyo uso de suelo sobrepasaba su capacidad y que de haber cumplido con la normatividad habrían maquillado la emergencia de los valores millennials y su contraste con los valores tradicionales sociales como la solidaridad o la honestidad.
MÉTODO
Se realizó un estudio documental, transversal y exploratorio.
Se realizó una selección no probabilística e intencional de 91 datos; textos, imágenes y videos relativos a los valores millennials considerando la hora del evento y hasta 24 horas posteriores al suceso con la finalidad de establecer un umbral de observación y comparación de datos entre diferentes medios electrónicos y redes digitales.
Se utilizó una matriz de análisis de información o tabla de síntesis de contenido y datos relativos a textos, imágenes y videos, así como de su producción, reproducción y distribución una vez culminado el sismo y hasta 24 horas posteriores a esos eventos (véase Tabla 1).
La tabla incluye en la primera columna el tipo de red digital en la que se diseminó la información y la comunicación de los internautas rescatistas y voluntarios hasta 24 horas posteriores a los eventos sísmicos.
En la segunda columna se aprecian los indicadores correspondientes a cada red digital como son las publicaciones, videos, tendencias o comparticiones de, entre, por y para los usuarios y contactos.
En la tercera columna se observan las opciones de evaluación y calificación de la información o los datos seleccionados para el análisis. Se trata de una escala en la que cada indicador es calificado con alguna de las cinco opciones.
En la siguiente columna dedicada a la ponderación se incluyen las sumatorias de cada calificación correspondiente a cada indicador. Es decir que una vez asociada una calificación a un indicador ésta se sumó a otras evaluaciones de los demás indicadores en cada una de las redes digitales observadas y analizadas.
Por último, en la columna dedicada a la interpretación se asumió que si la sumatoria o puntaje de cada indicador calificado estaba en un umbral alto, entonces se consideraba la emergencia de un nuevo actor y si ésta tendencia prevalecía, entonces se asumía el establecimiento de una agenda digital.
A partir de la opción de búsqueda de las tecnologías, dispositivos y redes de información se estableció una selección no probabilística e intencional de fuentes de datos; textos, imágenes y videos, considerando los valores millennials de felicidad, pasión, diversidad, compartición y exploración, así como el umbral de 24 horas posteriores a los eventos del 7S y 19S en la Ciudad de México. Acto seguido, se procesó la información siguiendo la técnica Delphi que supone una matriz de análisis de contenido en la que se incluyó el tipo de red, indicadores, codificación de respuestas, ponderación de evaluaciones de dos jueces que debieron coincidir en sus respuestas y criterios, así como la interpretación de los resultados divididos en los dos eventos de alto riesgo.
RESULTADOS
La Tabla 2 muestra el IEVM (197 puntos de 273 mínimos requeridos y 364 posibles) en el que es posible advertir una nula emergencia de un sector internauta difusor de los valores millennials.
Sin embargo, en los casos de las redes de Twitter (72 puntos de 63 mínimos requeridos y 84 posibles), Periscope (23 de 21 requeridos y 28 posibles) y Youtube (75 puntos de 63 mínimos y 84 posibles) es posible apreciar que prevalece la emergencia de nuevos actores dedicados a transferencia de datos; textos, imágenes y videos relativos a los valores millennials de felicidad, pasión, diversidad, compartición y exploración en ambos eventos de riesgo del 7S y 19S.
En términos generales el IEVM parece respaldar la hipótesis de simplicidad alusiva a que las redes digitales establecen una agenda electrónica que no busca sustituir o contravenir a la agenda tradicional establecida por la televisión, radio o prensa, aunque los resultados parciales del IEVM vinculados a las redes electrónicas de Periscope, Twitter y Youtube parecen respaldar la hipótesis de complejidad relativa al establecimiento de una agenda que diversifica incluso a sectores civiles internautas ante un evento de máxima reacción humanitaria como los sismos del 7S y 19S.
CONCLUSIÓN
El aporte del presente trabajo estriba en la construcción, ponderación e interpretación de un Índice de Encuadre de los Valores Millennials en redes digitales como Facebook, Twitter, Instagram, Periscope, Youtube o Google+ una vez transcurridas 24 horas de los sismos del 7S y 19S, pero el tipo de selección de los 91 datos; textos, imágenes y videos, así como el tipo de procesamiento Delphi de información limitan los hallazgos a un contexto mínimo del universo informacional posible.
Es menester llevar a cabo un trabajo más extenso en cuanto a datos con una técnica más sofisticada de información como la minería de textos, la cual permitiría establecer zonas de riesgo en relación con niveles de encuadre, considerando los valores millennials de felicidad, pasión, diversidad, compartición y exploración, o bien, los valores de otras generaciones como la Boommers o la generación X en diferentes tecnologías, plataformas, dispositivos y redes informativas.
Respecto a los marcos teóricos, conceptuales y empíricos revisados en la literatura expuesta, los cuales centran su interés en la línea de investigación relativa al establecimiento de una agenda digital como contraparte al establecimiento de una agenda tradicional por parte de la televisión, la radio o la prensa, el presente trabajo más bien centra su atención en el encuadre de las redes digitales, principalmente en Twitter, Periscope y Youtube por permitir el libre acceso a la información, así como facilitar su difusión, aunque preponderantemente en imágenes, haciendo valer la hipótesis de la sociedad teledirigida.
Nuevas líneas de investigación concernientes a ésta hipótesis de la sociedad teledirigida o la sociedad homo videns-ludens, la cual advierte que las personas son consideradas audiencias especializadas en imágenes y demandantes de entretenimiento y esparcimiento a partir de un conglomerado de imágenes que los medios tradicionales o digitales reproducen sistemáticamente con la finalidad de sustituir los hechos por versiones periodísticas sesgadas de los acontecimientos.
El encuadre de las redes digitales con respecto a los valores millennials no alcanza a establecer una agenda electrónica que permita su contrastación con el establecimiento de una agenda sociopolítica en la que los temas más convenientes para la televisión, la radio o la prensa reflejarían la influencia de éstos en las audiencias, la opinión pública y la acción colectiva.
En el caso de los eventos de alto riesgo como los sismos del 7S y 19S el encuadre de las redes electrónicas ha sido nulo, pero la ausencia de un sector no implica la falta de nuevos actores que, en los casos de Twitter, Periscope y Youtube emergen como difusores de los valores millennnials, los cuales podrían explicar el reconocimiento social al elevado número de rescates, movilización juvenil y atención a damnificados en el proyecto humanista más relevante de la historia contemporánea de la Ciudad de México.
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