EL CONFLICTO, DESDE LA PERSPECTIVA DE LA CIENCIA REGIONAL: EL CASO DE LOS MOVIMIENTOS POPULARES DE OAXACA, MÉXICO 1985 Y 2006
Andrés E. Miguel Velasco Resumen El propósito de este trabajo consiste en demostrar que algunos conflictos que se presentan en las regiones, poseen patrones enmarcados en la negociación; pero que al no ser atendidos adecuadamente, se transforman en sucesos caóticos que distorsionan el orden inicial. Este tipo de estudios debe permitir a los analistas regionales, detectar ex ante los problemas que tienden a afectar a las regiones. El caso analizado es el de los movimientos populares de Oaxaca de 1985 y 2006. El análisis destaca el proceso de “negociación”, como herramienta clave para evitar el conflicto, y así minimizar los daños económicos, sociales, políticos y ambientales que su incumplimiento o la falta de voluntad política para resolver los problemas e incluso analizarlos, conlleva afectando con ello el desarrollo regional.
1. Introducción En su origen, los estudios regionales preferentemente se han centrado en la consideración de los sistemas regionales como sistemas: a) continuos, es decir, que desarrollan (su economía, bienestar, sociedad, cultura o política) de manera gradual o evolucionista; b) en ocasiones estáticos, pues una vez alcanzado cierto nivel de desarrollo, los sistemas ya no continúan evolucionando. Han basado su comportamiento en el “orden regional perfecto” (Por ejemplo, las Teorías de Von Thunen 1966; Weber 1909; Christaller 1966; Losch 1954); o en el “orden regional imperfecto”, como sucede con las teorías neomarxistas (Topalov, 1979; Lipietz, 1979); los polos de desarrollo (Perroux, 1955; Myrdall, 1964; Friedman, 1966; Hirschman, 1975). Esto ha favorecido el avance del desarrollo regional, y el conocimiento teórico del “desarrollo equilibrado” y del “desarrollo desequilibrado”, pero la exploración de otro tipo de sistemas regionales, concretamente, los que cotidianamente alternan el orden y el desorden, está enriqueciendo este análisis con nuevas líneas de investigación. En esta vertiente se ubica el “paradigma de la complejidad y el caos”, el cual la Ciencia Regional ha incluido en su metodología a partir de la segunda mitad del Siglo XX (Martínez, 1997). Uno de los conceptos centrales del mismo es el de “caos”, entendido éste no como la ausencia total de orden, sino como cierto tipo de orden social de características impredecibles (Gleick, 1987; Hayles, 1999); sobre todo cuando se desconoce su magnitud, cuánto va a durar, dónde, cómo va a aparecer, o una combinación de todos estos aspectos, manifestándose a través de situaciones no necesariamente regulares, ni exentas de contradicciones ni de conflictos. Ejemplos de conflictos son los derivados de los movimientos populares que vivió Oaxaca, México, en los años de 1985 y 2006. El conflicto, afecta el desarrollo de una región y hasta ahora, su presencia ha sido ignorada por los enfoques neoclásico y funcionalista, que lo consideran una disfunción pasajera; o conceptualizado como el resultado lógico de la “lucha de clases” en el enfoque neomarxista; si se ubica en otros ámbitos como el ambiental o el urbanístico cotidiano (tráfico, contaminación por ejemplo) es de poco interés, sin que empíricamente pueda negarse su presencia, la cual en muchas ciudades y regiones puede demostrarse a través de sus efectos desfavorables como las marchas, bloqueos, enfrentamientos, etc. La duda es si los conflictos pueden detectarse antes o conforme suceden, y la interrogante que surge al respecto es si los mismos se presentan de manera aleatoria, o poseen un comportamiento relativamente ordenado y predecible. En este trabajo de investigación, el propósito consiste en demostrar que algunos conflictos que se presentan en las regiones poseen patrones enmarcados en una estructuración inicialmente basada en la negociación; pero que gradualmente, se transforman en sucesos caóticos que distorsionan el orden en el cual se enmarcaron inicialmente. El aporte de este tipo de estudios, consiste en generar herramientas que permitan a los investigadores, detectar ex ante los problemas que tienden a afectar el desarrollo de las regiones; y cuya aplicación práctica puede estar orientada a prevenir las situaciones dañinas para los grupos más vulnerables de la sociedad. Oaxaca está ubicado en el sur de México, y son evidentes sus problemas económicos, sociales y políticos en el contexto nacional. Se propone como hipótesis que: los conflictos de los movimientos populares de 1985 y 2006 evolucionaron gradualmente de la negociación al conflicto, enmarcados originalmente en un patrón predecible (determinista, ordenado, de negociación), que después derivó en una interacción caótica de los actores sociales participantes. 2. Fundamentos conceptuales: complejidad y conflicto La palabra caos proviene del griego antiguo y significaba abertura. Sin embargo, la cultura cristiana establecida en el mundo occidental le dio un significado relacionado al desorden. Para el conocimiento científico actual, la palabra caos conceptualiza el comportamiento aleatorio que puede ocurrir en sistemas determinísticos o que poseen un orden preestablecido (Markarian, 1998; Pacheco, 1998; Faq, 1998). En la tradición occidental, el caos ha estado asociado con lo informe, lo impensado, lo vacío, lo desordenado; constituyendo una perpetua amenaza para las criaturas (Schifter, 1996: 13-14). Los teóricos de la complejidad valoran el caos porque lo consideran el impulso de un sistema hacia un tipo de orden más complejo (Hayles, 1998: 40-44). Una propiedad fundamental de la complejidad, es la inclusión y ésta puede resumirse indicando que la complejidad se desarrolla al aumentar (incluir) más elementos, referentes o estructuras al sistema original de la región. Esta propiedad proporciona los atributos de heterogeneidad, multicausalidad, multifuncionalidad y multidisciplinariedad a los sistemas complejos. Pero la inclusión de nuevos elementos en la región puede ser fuente de desórdenes sociales o caos. La propuesta del enfoque de la complejidad es que el desorden en las regiones tiende a ser recurrente, jugando la “propiedad incluyente” de la complejidad un papel protagónico en este proceso. La inclusión puede antojarse algo infinito, sin embargo, el conflicto delimita su alcance, poniendo límite al crecimiento indeterminado del consumo de los recursos, la economía, la migración de la región; entendiéndose por “conflicto” la tensión que los elementos regionales o las regiones mantienen o generan al estar sometidos, compararse o interactuar con otros elementos o regiones que se excluyen mutuamente. El conflicto surge cuando las respuestas a la inclusión de nuevos elementos o relaciones en las regiones manifiestan incompatibilidad. Por consiguiente, esta cualidad delimita las regiones complejas en armónicas e inarmónicas. En éstas últimas se manifiesta el conflicto y el caos, en tanto que en las primeras puede manifestarse la complejidad sin conflictos de consderación o definitivos (Miguel, 2002). Los tipos de conflictos derivan de la “simbiosis regional” (del griego, symbioun, 'vivir juntos'), es decir, de la interdependencia de la diversidad regional. No existe conflicto cuando en esta relación existe el “mutualismo”, que es el tipo de simbiosis en la cual los elementos o regiones obtienen un beneficio mutuo de su cooperación. Un ejemplo es la relación de intercambio de bienes complementarios existentes en las regiones. Tampoco existe en la simbiosis del tipo “comensalismo”, la cual ocurre cuando los elementos o regiones comparten algunos aspectos como intercambios económicos. Estas relaciones generan una “complejidad armónica”, es decir, una complejidad donde el conflicto es superable. En cambio en la “simbiosis antagónica”, un elemento o región satisface sus necesidades a costa de perjudicar a otros elementos o regiones. Este tipo de asociación es la que acciona el conflicto y el caos en la región. El mundo de las regiones entraña un gran número de conflictos. Estos conflictos pueden ser solamente a nivel de ideas o elocuciones (lo cual se denominará “conflicto suave”), o en operaciones económicas de competencia (“conflictos operativos o intermedios”), hasta “conflictos declarados” (cuando las regiones entran en franca confrontación por la lucha de los recursos naturales, mercados, etcétera). Lo peor que deriva de estos últimos es cuando los mismos degeneran en situaciones legales, agresiones físicas, e incluso en “guerra”. La visión metodológica de la complejidad proporciona la visión de una región que cambia permanentemente, cambio que puede ser turbulento e impredecible en su magnitud y en su manifestación temporal. En este proceso, el conflicto es una propiedad de la “complejidad inarmónica”, y es esta cualidad accionada por los “atractores”, “activadores” y “receptores” de caos en la región. Los “atractores” y “activadores de caos” juegan un papel preponderante, pues actúan como reguladores del comportamiento armónico o inarmónico del sistema regional efectuando una analogía puede decirse que el atractor corresponde al escenario -a lo estático-, y el activador al actor -a lo dinámico- de la trama socioeconómica. Ambos se requieren para originar el caos. Se entiende por “activador de caos” el agente dinámico u organización de carácter económico, social, político, cultural o ambiental que tienen la propiedad de poner en acción un atractor de caos. Los atractores son los aspectos estructurales de una sociedad capaz de generar necesidades deseables de reducir la pobreza, el desempleo, etc., y son el resultado de la acumulación de experiencias, situaciones, conocimientos y actitudes consecuencia de la interacción de la sociedad, la economía, la cultura, la ecología y el territorio de las propias regiones. Se convierten en “sistemas referentes” para ser puestos en operación por los “activadores de caos” de la propia región. A través de los atractores y activadores en interacción, las regiones confirman su carácter complejo, oscilante entre el orden y el caos. El desarrollo puede verse afectado desfavorablemente por los problemas y conflictos en las regiones, dificultando la actividad normal del sistema económico-social, ocasionando el deterioro de la economía, afectando particularmente a los “receptores de caos”. En ocasiones, la población civil es ajena a la actuación de los actores políticos, otras al territorio y sus recursos naturales, a las empresas o con los grupos vulnerables de la sociedad, aparentemente ajenos al conflicto pero que de pronto se ven involucrados generalmente en contra de su voluntad en sucesos caóticos desatados por los atractores y activadores de caos de la región.
3. Metodología 3.1 El modelo teórico: las Matemáticas de los conjuntos dinámicos En este artículo, se utilizan las reglas básicas de la “teoría de conjuntos” de las Matemáticas, considerando que las interacciones de los elementos no son estáticas, sino dinámicas, pues los eventos sociales derivan de la acción de conjuntos dinámicos articulados, están en constante cambio, no son estacionarios. En el presente artículo se pretende describir el comportamiento lógico en el tiempo de un grupo de datos empíricos basados en las reglas básicas de la teoría de las intersecciones de los conjuntos. El modelo básico de los “conjuntos dinámicos” parte de la interacción de los conjuntos. En esta interacción D es el conjunto de la “diplomacia social”, la cual se supone posee dos vías generales: 1) la negociación (n), cuando existe el propósito de no dañar a ninguno de los contrincantes; o 2) el conflicto (c), cuando sale dañado alguno de los contrincantes; y tres resultados posibles: i) dejar todo igual, es decir, cuando a pesar de la negociación no se generan cambios sustantivos (es el caso de la región armónica); ii) ganar, cuando sale beneficiado por lo menos uno de los contrincantes; y iii) perder, cuando sale perjudicado al menos uno de los participantes (estas dos últimas alternativas ocurren en el caso de las regiones inarmónicas). El conjunto D está integrado por al menos dos subconjuntos N (el subconjunto poseedor de los recursos de la negociación), y C (el subconjunto retador). N y C son “contrincantes”, cuya relación en la negociación inicial es: D = N C= {n1,c1} donde N={n1,…,nn} C={c1,…,cn,} n1, n2,…,nn: elementos sujetos a una negociación explícita cuyos resultados se pueden predecir dentro de ciertos límites: cada uno de ellos se denominará “atractores”; y c1, c2,…,cn: elementos que originalmente no están sujetos a una negociación, incluso pueden estar ocultos, pero están presentes: se denominarán “activadores”. Los “conjuntos dinámicos” son agrupaciones de elementos en interacción, la cual cambia con el tiempo. El cambio en el tiempo ( ) del conjunto se conocerá con el nombre de “transformada”. La transformada de los conjuntos puede ser de dos tipos: i) con negociación, lo cual significa que no existe conflicto y que hay certidumbre de los resultados (n) a lograr; y ii) con conflicto, que implica la existencia de intereses (c) que generan incertidumbre en la negociación (o que incluso pueden estar ocultos). Las reglas que se proponen en la transformada de los conjuntos se indican a continuación.
3.1.a Primera transformada: La definición de los atractores y activadores de caos Cuando la negociación es sin conflicto (más probable en las regiones armónicas), la primera transformada del conjunto D sigue la regla que el cambio de todos los elementos del conjunto es igual al cambio para cada uno de los elementos. Es decir, el cambio de los elementos de D puede representarse por = {n1,c1} = {n1,nz} donde c1= nz, es decir, se transforma en un nuevo elemento de negociación. En teoría, la transformada con negociación da la posibilidad de: 1) “dejar todo igual”, o 2) “ganar-ganar” a los participantes. Cuando la transformada del conjunto es con conflicto la primera transformada del conjunto es = {0,c1} es decir, “n1→0” que equivale a desaparecer de la negociación, y “c1” se transforma en el “activador” del conflicto. 3.1.b Segunda transformada: La aparición de La segunda transformada sin conflicto no existe, pues ya existe la negociación en la cual n1 y c1 han sido “aceptados”, pero cuando existe el conflicto, la segunda transformada es
donde es el “conjunto vacío”, a su vez representando la aleatoriedad o el caos que entonces comienza a ser fundamental en la negociación. La segunda transformada con conflicto provoca que los conjuntos participantes tengan como alternativas: 1) “ganar-perder” o, 2) “perder-perder”, y es probable que entre los aliados o “receptores de caos” recaiga la posibilidad de “perder”.
3.2 Indicadores Para la contrastación empírica del modelo teórico se partió del registro de los sucesos de bases de datos de información periodística, o de diarios de campo, lo más extensa posible. En este artículo se tomaron como referencia los eventos del conflicto magisterial oaxaqueño del 1º de diciembre de 1984 al 20 de marzo de 1985 (registro del periódico Meridiano 100) y del 1o. de mayo al 4 de diciembre de 2006 (registro del periódico El Universal 2006, Martínez 2008). La primera referencia del presente análisis inició en diciembre de 1984, cuando el Comité Ejecutivo de la Sección 22 del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) solicitó al CEN (Comité Ejecutivo Nacional) del SNTE la convocatoria para la realización de su Congreso. La segunda referencia inició el 15 de Mayo de 2006 con la Asamblea del magisterio oaxaqueño, a partir de la cual los representantes de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) entregaron al gobierno de Oaxaca (GO) un documento con las principales peticiones del movimiento, entre las cuales destacaba su petición de rezonificación de los salarios del magisterio del Estado de Oaxaca. La información se resume en un registro cronológico de los eventos considerados, procesándose posteriormente con base a categorías como por ejemplo, fecha del evento, agente promotor del evento, objetivo que perseguía el agente promotor del evento, y contrincante hacia el cual orientaba el agente sus acciones. Dichas categorías se combinaron con claves para distinguir cada uno de sus componentes, y facilitar así el análisis y síntesis del proceso bajo consideración. Posteriormente se analizó su comportamiento lógico en base al modelo teórico propuesto en esta metodología, y que consiste básicamente en determinar los conjuntos participantes, así como su transformación gradual a lo largo del tiempo (Cfr. Miguel 2008).
4. Contexto general El movimiento magisterial del ’85 inició en diciembre de 1984, cuando el Comité Ejecutivo de la Sección 22 del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) solicitó al CEN (Comité Ejecutivo Nacional) del SNTE la convocatoria para la realización de su Congreso. Como esta petición no se tomó en cuenta, a mediados de enero del ‘85 inició el paro estatal de labores del magisterio oaxaqueño de la Sección 22 en demanda de tal Congreso, el cual la dirigencia del sindicato nacional le negaba por apoyar al grupo Vanguardia revolucionaria (VR) de tendencia oficial. El paro afectó el 90% del sector educativo del estado. Durante las pláticas entre la dirigencia del Comité Ejecutivo Seccional (CES) de la Sección 22 con el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) no hubo ningún avance, por lo que la Asamblea Estatal de la Sección 22 se trasladó a la Ciudad de México para difundir el problema en la capital del país y entrevistarse con funcionarios de la Secretaria de Gobernación, apoyados por la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), organización opuesta al CEN del SNTE. Poco después se informó que el CEN del SNTE condicionó la realización del Congreso a la asignación de carteras para miembros de Vanguardia Revolucionaria (VR). El 4 de marzo estalló el paro indefinido de labores en el estado de Oaxaca por parte de la Sección 22. Ochocientos mil alumnos se quedaron sin clases. Maestros de los Valles Centrales iniciaron un "plantón" frente al Palacio de Gobierno, y los trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, cerraron los museos de la ciudad y las zonas arqueológicas para sumarse al paro. El magisterio de Chiapas apoyó al movimiento oaxaqueño. En conferencia de prensa el gobernador de Oaxaca informó que realizaba gestiones ante el CEN del SNTE para solucionar el conflicto. Los profesores se instalaron en el zócalo de la Ciudad de Oaxaca, donde se realizaron concursos de oratoria, canciones y periódicos murales alusivos a su movimiento. La asamblea permanente acordó una marcha al D.F. para el 13 de marzo. El mismo día bloquearon avenidas y carreteras en los puntos de la entidad en donde estaban concentrados los maestros. Cuatrocientos brigadistas se trasladaron al Distrito Federal desde esta fecha. Por tercera ocasión se lanzaron bombas molotov sobre otro edificio de los profesores. Se acusó a VR del hecho. El 13 de marzo partió la "Marcha por la Democracia” a la capital del país. Dos mil maestros formaban el contingente. En su avance, los marchistas se detuvieron en Tamazulapan, donde por la noche la Asamblea Estatal permanente acordó levantar el paro de actividades, pues se informó que habría convocatoria para el Congreso para el 29 de marzo según convenio firmado por el CEN del SENTE y el Comité Ejecutivo Seccional de la Sección 22. Se estableció el compromiso del magisterio para impartir clases extra. El 20 de marzo se levantó el paro de actividades y los "plantones", y el 29 de marzo inició el Congreso de la Sección 22, en el cual se eliminó definitivamente a VR, la parte oficial del sindicato magisterial. En la cronología de los sucesos del ‘85 destaca que el movimiento magisterial tuvo como principales agentes o activadores a la S22 (Sección 22) y a VR (grupo magisterial Vanguardia Revolucionaria). Conforme el movimiento magisterial llegó al conflicto, apareció como aliado de la S22 la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); y del lado de VR estuvo el CEN del SNTE, es decir, la dirigencia del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE). El movimiento del ’85 registró varios eventos violentos (arrojo de bombas molotov en las oficinas de la S22 y conatos de violencia entre ambos grupos), y en este caso la mayor violencia fue propiciada por VR. Con respecto al conflicto del 2006, la huelga de maestros por motivo de mejoras salariales (cambio de zona económica) que dio origen al conflicto en el estado de Oaxaca, inició el 22 de mayo de 2006: 1.3 millones de niños no pudieron acudir a sus clases. Desde el 14 de junio, cuando el gobernador de Oaxaca ordenó un fallido desalojo de espacios urbanos y edificios públicos ocupados por los profesores, el conflicto se radicalizó por parte de los manifestantes que exigían su renuncia como única solución a la crisis. Entre junio y octubre iniciaron las confrontaciones violentas entre los contendientes. Más de la tercera parte de la población del estado de Oaxaca, de aproximadamente 3.4 millones de personas, se vio afectada por las protestas, pues también se instalaron barricadas en diferentes puntos de la ciudad, ocasionando molestias a la sociedad civil y a las empresas. Ciento cincuenta días después (el 18 de Octubre), el desplome del turismo y de la economía eran evidentes, pues no se pagaban las quincenas de los profesores (por lo menos tres) (Ocejo 2006). Para entonces, la mayoría de oficinas gubernamentales estatales se encontraban cerradas por la acción de los sectores inconformes, que mantenían acordonado con barricadas el centro de la capital, controlando la sede del gobierno y del congreso estatal, así como del poder judicial. Las emisoras de radio habían sido también ocupadas por el magisterio, que las usaban para difundir su propaganda y alertar ante la posible acción de las fuerzas del orden público para poner fin a las protestas. Era frecuente ver a funcionarios públicos ejerciendo sus labores en hoteles, restaurantes y domicilios particulares. Otra medida de presión de los profesores, a los que se les unió una federación de organizaciones sociales denominada Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), fue una caminata iniciada el 21 de septiembre con destino a la capital mexicana, la cual llegó a principios de octubre para manifestarse frente al Senado, la institución que se creía podía interrumpir la gestión del Gobernador de Oaxaca. El presidente del Consejo Impulsor de Desarrollo Empresarial oaxaqueño afirmaba entonces que la economía estaba a punto de colapsar y crear una grave situación social, dejando a miles de trabajadores desempleados. Funcionaban a medias los servicios básicos, como agua, luz y limpieza; los trámites administrativos eran imposibles y el principal hospital público había tenido que incrementar sus labores por el cierre de la mayoría de centros de salud de atención primaria (Cortés 2006). A finales de Octubre de 2006 intervino la Policía Federal preventiva (PFP) para controlar el movimiento, y en Diciembre se reconoció que durante el movimiento social se habían perdido 26 vidas, hubo 349 detenidos y 370 lesionados; de los detenidos, 141 personas fueron trasladadas al penal de alta seguridad de Nayarit, al ser considerados personajes de “alta peligrosidad”. De la cronología de los sucesos del año de 2006, se deduce que el movimiento magisterial tuvo como principales activadores a la S22 (Sección 22) y al GO (Gobierno del Estado de Oaxaca). Conforme el movimiento magisterial llegó al conflicto, al mes y medio de iniciado, aparecieron como aliados de la S22 la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO); y del GO, la PFP y la iniciativa privada: empresarios del ramo turístico y comercial (IP), que gradualmente resultaron ser los “receptores de caos”. De igual manera, el movimiento magisterial de 2006 se desarrolló con varios eventos violentos (como ataques a los manifestantes, barricadas que dificultaban el tráfico cotidiano, golpes de la policía a los manifestantes, e incluso asesinatos). En este caso, la mayor violencia fue auspiciada por el GO.
5. Resultados Durante el movimiento del ‘85 el objetivo de “realizar el congreso en base a una representación proporcional entre contendientes por el control de la Sección 22”, el cual inicialmente favoreció las relaciones entre S22 y VR-SNTE, fue descartado el 30 de enero de 1985, por lo cual el objetivo de “no realizar el congreso” por parte de VR se impuso, generándose un vacío en la negociación ( ). La S22 se aferró entonces al logro del objetivo de “realización del congreso magisterial”. Esta nueva relación terminó rigiendo el conflicto magisterial en lo sucesivo. Durante el movimiento de 2006, el objetivo de “rezonificación”, con el cual iniciaron las negociaciones entre la S22 y el GO, fue descartado el 14 de Junio de 2006, generándose el vacío en las relaciones ( ). La S22 se aferró entonces al logro del objetivo de “la salida del gobernador de Oaxaca”. Esta nueva relación terminó rigiendo el conflicto magisterial en lo sucesivo, dando pie a las acciones violentas y no violentas del conflicto entre GO y la S22. En el ‘85, la S22 prefirió como medios de lucha las marchas y las declaraciones. Su objetivo principal fue lograr la realización de un congreso magisterial no oficial, y su contrincante principal fue VR. Por su parte, VR prefirió como medio de lucha principal la declaración; el uso del poder legal de que disponía en ese momento, así como dosis de violencia, y su principal objetivo fue la no realización del congreso magisterial. En el 2006 la S22 prefirió como medio de lucha los plantones, las marchas, las barricadas y las declaraciones. Sus objetivos principales fueron lograr la rezonificación salarial y también la salida del Gobernador de Oaxaca, a quien dirigía sus acciones era preferentemente contra el GO, pero tratando de llamar la atención del Gobierno Federal. Por su parte, el GO prefirió como medio de lucha principal la declaración y la represión.
5.1 El proceso de transformación del movimiento magisterial en 1985 En diciembre de 1984, los elementos de la negociación entre la Sección 22 (S22) y Vanguardia Revolucionaria (VR) lo fueron el cambio de autoridades, y la realización del congreso magisterial en base a una representación proporcional. En este caso, este último propósito era el elemento conflictivo debido a que estaba sujeto a una negociación con incertidumbre; y el cambio de autoridades era el elemento sujeto a negociación pero con certidumbre de sus resultados. A partir de Enero de 1985 la negociación entre VR y la Sección 22 generó la primera y segunda transformada del suceso, es decir no realización del congreso, y el rompimiento de la negociación. Este giro de objetivo fue el activador de caos que rompió la negociación con VR, y dio inicio al conflicto social que vivió Oaxaca durante el año 1985. Al poco tiempo del rompimiento se hicieron explícitos los “ganadores” y “perdedores” del conflicto: los trabajadores de la CNTE del lado de la S22, y la dirigencia estatal de VR . Hasta el 20 de Marzo de 1985 se suscitaron una serie de acciones encaminadas a hacer “ganar” a los contrincantes principales: S22 y VR. Al final del conflicto el resultado de la confrontación fue que la S22 cargó con varias personas lesionadas; en tanto que VR resultó con la perdida de su representatividad durante el conflicto. Los receptores del caos fueron los niños con la perdida de sus clases, en tanto que la iniciativa privada (IP) cargó con las perdidas económicas.
5.2 El proceso de transformación del movimiento magisterial del 2006 En Oaxaca, a partir del 15 de mayo de 2006, los elementos de la negociación entre la Sección 22 (S22) y el Gobierno del Estado de Oaxaca (GO), fueron la rezonificación, obtener becas para los niños, y el aumento salarial. En este caso, la rezonificación era el elemento conflictivo debido a que estaba sujeto a una negociación con incertidumbre; las otras demandas eran elementos sujetos a negociación pero con certidumbre de sus resultados. A partir del 14 de junio de 2006, cuando la policía trató de desalojar a los profesores del Centro Histórico, la negociación entre el gobierno de Oaxaca y la Sección 22 generó la primera y segunda transformada del suceso, pues se generó como objetivo central la salida del Gobernador de Oaxaca, ocasionándose con ello el rompimiento de la negociación, y dio inicio al conflicto social que vivió Oaxaca durante el año 2006 . Al poco tiempo del rompimiento se hicieron explícitos los aliados de ambos contendientes, definiéndose los “ganadores” y “perdedores” del conflicto: la APPO del lado de la S22, y la IP del lado del GO. Desde el 14 de junio hasta diciembre de 2006 se suscitaron una serie de acciones encaminadas a hacer “ganar” a los contrincantes principales: S22 y GO. Pero el evento de “perder” recayó en los aliados: la APPO y la IP, que resultaron ser los receptores de caos. Al final del enfrenamiento que duró hasta diciembre de 2006, el resultado de la confrontación fue que la APPO cargó con 26 personas que perdieron la vida y cientos de encarcelados, en tanto que la IP resultó con las perdidas económicas del conflicto. Otros receptores de caos fueron losa niños con la perdida de clases, y la población civil que resintió las marchas, plantones, barricadas, quema de vehículos, cierre de negocios, etc.
6. Conclusiones: ¿cómo se origina la aleatoriedad del conflicto? El propósito específico del presente artículo ha sido demostrar que existió una estructuración lógica de los conflictos sociales de Oaxaca de 1985 y 2006 inicialmente basada en el orden y la negociación, con base en la hipótesis que los conflictos de estos movimientos populares no siguieron un desarrollo determinista o aleatorio absolutos, sino que iniciaron con metas concretas (“deterministas”), que al no lograrse, desataron el conflicto, alcanzando su punto máximo a través de la transformación gradual (transformada) de la interacción de los conjuntos participantes, generando un desarrollo “caótico” de los sucesos. En la realidad, el “determinismo” se vio alterado por la aleatoriedad del proceso a través, voluntarismo, errores, negligencias o manejo inadecuado de las situaciones por parte de los involucrados en la negociación de los conjuntos contendientes (los atractores y activadores de caos del proceso), o del “caciquismo” y autoritarismo de los gobernantes (Martínez 2007). Desde el punto de vista teórico-metodológico la clave del conflicto ocurrió cuando en la negociación ocurrió la “segunda transformada” de los “conjuntos dinámicos” involucrados, a partir de la cual comenzó el predominio de los sucesos caóticos, los cuales destacaron cuando entre los conjuntos negociantes apareció el “conjunto vacío” ( ). Otro aspecto que destaca es el hecho que las acciones violentas también fueron más probables cuando apareció , las cuales fueron resentidas básicamente por los “aliados” o “receptores de caos” de los conjuntos contrincantes. En el ejemplo analizado, la población (sociedad civil, familias y personas) y la economía (empresas). Uno de los propósitos de las presentes reflexiones ha sido detectar herramientas para la Ciencia Regional que permitan a los estudiosos prever y en la medida de lo posible evitar ex ante los daños a la población receptora del caos, la cual en ocasiones ni siquiera participa de manera directa o indirecta en los conflictos regionales. A priori, el análisis destaca que esta herramienta tiende a ser la propia “negociación”, la cual debía mantenerse en todo proceso social, para evitar los daños económicos, sociales y ambientales que su rompimiento conlleva, afectando con ello el desarrollo regional.
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