FEDERALISMO Y DESCENTRALIZACIÓN. UNA TAREA INCONCLUSA. EL CASO YUCATÁN
Alberto Quintal Palomo (*)
Resumen
El propósito de este trabajo, es efectuar una exploración sobre las
posibilidades reales de concreción de un proyecto genuinamente descentralizador
ubicando el análisis en un espacio y contexto definido como es el Estado de
Yucatán. La necesidad de establecer un marco teórico nos conduce a una revisión
del concepto de descentralización, así como al análisis de los elementos y
naturaleza del sistema federal. Mediante esta labor se intenta precisar el
ámbito de estudio, dado que se considera que el federalismo debe ser la base del
proceso de descentralización. El objeto mismo del trabajo, obliga a incorporar
el análisis histórico de Yucatán a fin de apreciar la influencia que el
centralismo ha tenido en la conformación de su desarrollo. Asimismo, la
implantación de la descentralización con la carga de nueva responsabilidades que
implica también determina que se tome en cuenta la estructura misma de la
administración estatal y municipal. Finalmente se busca establecer cuál ha sido
el avance real del proceso de descentralización del caso yucateco. Se cierra el
trabajo con las conclusiones y con una serie de ideas que se consideran útiles
para reforzar la estrategia de descentralización. Palabras clave: Yucatán, Sistema Federal, Descentralización, Administración
Estatal, Administración Municipal, henequén
Abstract
The purpose of this work is to make an exploration about the real possibilities
of concretion of a genuine project of decentralization locating the analysis in
a space and defined context as it is the State of Yucatan. The necessity to
establish a theoretical mark leads me to a revision of the concept
decentralization, as well as to the analysis of the elements and nature of the
federal system. By means of this work I try to specify the study object, since
it is considered that the federalism should be the base of the process of
decentralization. The same object of the work, forces to incorporate the
historical analysis of Yucatan in order to appreciate the influence that the
centralism has had in the conformation of its development. Also, the
implementation of the decentralization with the load of new responsibilities
that implies also determines that I take in consideration the structure of the
state and municipal administration. Finally I look for to determine which the
real advance of the process of decentralization has been in Yucatan. I conclude
the work with the summations and with a series of useful ideas to reinforce the
strategy of decentralization. Key words: Yucatán, Federal System, Decentralization, State Administration,
Municipal Administration, henequen
Introducción
La asamblea constituyente de 1824 instauró el federalismo como fórmula para
lograr la unidad del desarrollo nacional, sin embargo la práctica política le
dio una dinámica centralizadora que empobreció y marginó a las provincias
propiciando la desarticulación de los aparatos estatales a nivel regional.
El sistema federal, fue formalmente establecido en la constitución de 1824 y
reafirmado posteriormente en las constituciones de 1857 y 1917, debido a la
presión de las provincias. Desafortunadamente las circunstancias históricas
fueron debilitándolo en razón de la incrustación de elementos centralizadores.
La descentralización lógica que debe operar en el sistema federal, nunca ha sido
cumplida cabalmente. Por lo contrario, la tendencia durante muchos años fue
hacia el incremento del poder y atribuciones del gobierno central. Son muchos
los intentos que se han hecho para revertir esta situación y prácticamente en
todos los diversos periodos del gobierno por los que ha pasado nuestro país,
incluyendo el actual, se ha considerado este problema como uno de los asuntos
importantes a resolver. El Análisis se centra en el Estado de Yucatán ya que debido a sus
características históricas y culturales parecería susceptible de cierto grado de
autonomía y en específico en el nivel municipal que es la célula básica de la
estructura del gobierno y de la división territorial. El concepto de descentralización
De hecho, en múltiples foros se ha destacado el grave problema que representa el
centralismo, en los cuales se manifiesta la necesidad de rectificar los esquemas
centralizadores, en el entendido de que si fueron exigencias políticas las que
impusieron fórmulas de carácter centralizador, son también exigencias de la
misma naturaleza las que obligan a su replanteamiento. Esto ha dado lugar a que los órganos y entidades del gobierno, así como los
estudiosos del tema utilicen el término "descentralización" de manera variada:
los urbanistas y ecólogos al hablar de descentralización se refieren
frecuentemente al aspecto territorial y a la necesidad de ordenar los
asentamientos humanos, a lo largo del territorio. Así como los urbanistas dan su
definición, otros grupos como los sociólogos, los economistas, los
administradores, etc., tienen su particular punto de vista. Lo cierto es que la mayor complejidad de la sociedad moderna ha tenido un
impacto considerable en la gestión del Estado, al sobrecargarlo en la obligación
de atender las demandas y responsabilidades ya existentes, así como las demandas
que los nuevos grupos emergentes han impuesto; en especial en los países
subdesarrollados, la necesidad de democratizar la vida pública y promover el
desarrollo. En esas circunstancias la tendencia centralizadora ha encontrado sus límites y
se plantea la necesidad de abrir espacios a nuevas opciones. De acuerdo con Guaita (1985), la descentralización es deseable por lo siguiente:
Para descongestionar la carga a los servicios centrales.
Proporcionar rapidez, eficacia y en no pocos casos también mayor economía para
el Estado
Prestigiar y vitalizar órganos inferiores y corporaciones anémicas
Para Martín-Retortillo (1985), la descentralización es la alternativa mas válida
para afrontar la crisis del Estado, así como para llevar a cabo una
democratización sustantiva y no puramente formal de las propias estructuras
políticas y administrativas. En este sentido señala que la descentralización
para llevarse a cabo requiere tomar en cuenta las estructuras de la
Administración Estatal y considerarla formando parte del régimen político del
país es decir "en base a la armonía general de todas las instituciones….en sus
profundos nexos, en su relación con los poderes centrales, con la efectividad de
los mismos". D’ Arcy (1985) señala que la descentralización, es ante todo un cambio político,
un cambio en el poder, que implica el reconocimiento de nuevos intereses y en
particular una distribución diferente de la riqueza dentro del territorio.
También indica que es el reconocimiento de identidades sociales y culturales
nuevas. Siwek (1976), plantea que el problema principal de la descentralización es
establecer si las diversas unidades administrativas deben disponer o no de
cierta autonomía en relación a los servicios centrales y afirma que los
problemas de descentralización y planificación se encuentran ligados. En tal
razonamiento indica que hay que desarrollar la descentralización y la
participación a nivel de las regiones, pues los problemas de planificación
pueden ser establecidos sobre bases mas sólidas cuando son confiados a
responsables mas cercanos a las realidades económicas y sociales. Asimismo
asegura que las condiciones actuales de la descentralización se refuerzan por la
evolución de las técnicas modernas de gestión y de información. De lo anterior, se deduce que ya sea como principio normativo, como forma de
organización, para descongestionar la carga de gobiernos centrales, etc., la
descentralización afecta a campos muy amplios de la vida económica y política.
Estos usos nos obligan a realizar un esfuerzo de síntesis, tomando en cuenta que
el fenómeno de la descentralización contiene diversas dimensiones que es
indispensable considerar.
De hecho, nuestro sistema federal nos obliga a desenvolvernos dentro de sus
propios y específicos caracteres. Por ello, hay que distinguir las formas
políticas de las formas administrativas y de las económicas Aunque los autores
nacionales discrepan de su naturaleza, cada forma tiene su propio campo de
aplicación y no deben confundirse los problemas que cada uno de ellos origina en
su propia órbita de aplicación. Por tal razón, para fines de nuestro trabajo,
situaremos el análisis desde tres puntos de vista fundamentales como son el
político, el administrativo y el económico. a) Descentralización política. Es necesario reconocer que la descentralización más que una acción
administrativa es política, ya que consiste en el traslado de atribuciones,
facultades, capacidades, competencias y recursos de un gobierno a otro. En este
sentido se considera que la descentralización federal es la forma fundamental de
descentralización. Kelsen (1999), encuentra en la centralización y en la descentralización dos
tipos de ordenamiento jurídicos: señala que desde un punto de vista estático hay
algunos órdenes que son validos para la totalidad del territorio y en este caso
se denominan centralizados y otros válidos sólo en una parte de el, los llamados
descentralizados. Asimismo determina que desde el punto de vista dinámico, hay
normas creadas y aplicadas por un órgano y normas creadas y aplicadas por una
pluralidad de órganos: en el primer caso estamos frente a un fenómeno de
centralización y en el segundo frente a un fenómeno de descentralización.
Distingue tres formas de descentralización: por autonomía local, por países y
por estados miembros de una federación. De estas considera que la
descentralización por estados miembros es un grado avanzado de descentralización
y siendo que en todo Estado Federal existen tres comunidades jurídicas: la
constitución total, el orden jurídico federal y el orden jurídico de cada Estado
miembro; estos dos últimos son jurídicamente iguales en el sentido de que ambos
se encuentran subordinados en igual medida al orden de la Constitución total. Mouskheli (1981), sobre la misma idea elabora su explicación del Estado Federal
ya que establece que en toda descentralización se presentan dos rasgos
característicos: cierta independencia de las autoridades locales frente a las
autoridades centrales, independencia que se realiza casi siempre mediante su
elección por los mismos interesados; cierto reparto de competencias entre los
órganos locales y los órganos centrales. El número de competencias propio de los
órganos locales será mayor o menor según el grado de descentralización. Reconoce
Mouskheli como Kelsen, los tres tipos de descentralización; propiamente
administrativa (municipio), descentralización provincial (provincia autónoma,
territorio, país); descentralización federal (Estado miembro). La
descentralización federal constituye el grado más elevado de descentralización.
Se caracteriza por la autonomía constitucional entendida como la facultad de los
estados miembros de darse libremente una constitución y por la voluntad de los
estados miembros en la formación de la voluntad federal. De acuerdo con Acosta Romero (1999), la descentralización política se debe
enfocar en relación con el federalismo, debido a que los Estados de la
Federación y los municipios son estructuras evidentemente
político-administrativas que actúan sobre una determinada superficie territorial
y en las que los administrados pueden intervenir en la elección o designación de
los órganos del gobierno local, a través del ejercicio del voto popular;
característica que en nuestra opinión, distingue definitivamente a las
estructuras descentralizadas políticas, de la organización administrativa
centralizada, dependiente del poder ejecutivo y que forma parte de la
administración pública en su mas amplio sentido.
En consecuencia habrá descentralización política en términos reales, cuando se
hacen modificaciones jurídicas sustanciales con el fin de transferir
competencias y funciones a los gobiernos estatales y municipales, en forma
absoluta y definitiva. b) Descentralización Administrativa. Las relaciones entre las organizaciones administrativas se encuentran
contextualizadas por el binomio centralización descentralización, ya que no
puede concebirse la una sin la otra.La centralización implica que todas las
decisiones importantes se adoptan en el núcleo básico de la organización, bien
por la inexistencia de otras unidades menores o porque estas tienen muy pocas
posibilidades de actuación. La idea de descentralización implica el traspaso de funciones de una
organización central a otra periférica. Sin embargo, de acuerdo con el ámbito y
alcance que presente la citada transferencia, se presentan modalidades que es
conveniente distinguir. Esta dificultad se presenta principalmente en dos
términos que aparentemente son semejantes, como son la desconcentración y la
descentralización las cuales incluso semánticamente significan lo mismo. En general, la moderna teoría del derecho administrativo toma la
desconcentración y la coloca como una forma variada de centralización
administrativa. Serra Rojas (1990) señala que es una forma de organización
administrativa en virtud de la cual los órganos superiores transfieren al órgano
desconcentrado, órgano inferior en la relación jerárquica, determinadas
facultades exclusivas o se disminuye la subordinación de los órganos inferiores
a los órganos superiores, sin dejar de existir el nexo de la jerarquía
administrativa. También se considera a la desconcentración como una forma laxa
de vivir la centralización, y como un paso necesario para llegar a la
descentralización. Para formarse idea de la desconcentración es necesario tomar en cuenta que hay
una relación jerárquica, una serie de órganos superiores y otros inferiores
subordinados y que para crearse un organismo desconcentrado es necesario que el
órgano superior transmita o transfiera facultades al órgano inferior. En
consecuencia, para que opere la desconcentración, el órgano no debe estar en la
cúspide, sin embargo, deben existir nexos con respecto al órgano superior, es
decir no debe destruirse al sistema de la centralización, motivo por el cual
queda obligado a subordinarse a los principios de la administración pública
centralizada, manteniéndose el poder jerárquico y el disciplinario. De acuerdo con Acosta Romero, op.cit., entre las principales características de
los órganos desconcentrados, en nuestro sistema federal se encuentran las
siguientes:
Son creados por una ley, o reglamento.
Dependen siempre de la presidencia, de una Secretaría o de un departamento de
Estado.
Su competencia deriva de las facultades de la Administración Central
Su patrimonio es el mismo que el de la Federación, aunque también pueden tener
presupuesto propio.
Las decisiones más importantes, requieren de la aprobación del órgano del cual
dependen. Tienen autonomía técnica.
No puede tratarse de un órgano superior (siempre dependen de otro). Su
nomenclatura puede ser muy variada.
Su naturaleza jurídica hay que determinarla teóricamente en cada caso,
estudiando en particular el órgano de que se trate. En ocasiones tiene
personalidad propia. La Descentralización Administrativa ha sido definida de varios modos. Según
Serra Rojas, op.cit., consiste en una técnica de organización de un ente público
que integra una personalidad jurídica a la que se le asigna una limitada
competencia territorial o aquella que parcialmente administra asuntos
específicos con determinada autonomía o independencia y sin dejar de formar
parte del Estado, el cual no prescinde de un poder político regulador y de la
tutela administrativa. Se puede considerar que, existe descentralización cuando las competencias del
Estado o parte de estas se ejercen por personas públicas de aquél. Sin embargo,
lo que caracteriza la descentralización no solo es la transferencia de
competencias estatales a otros entes, sino también el sometimiento de estas en
cuanto al ejercicio de tales competencias a la tutela del Estado. Siguiendo a Acosta Romero, op.cit., en nuestro país las normas vigentes para los
organismos descentralizados tienen las siguientes características:
Son creados invariablemente, por un acto legislativo, sea Ley del Congreso de la
Unión, o bien decreto del Ejecutivo.
Tienen régimen jurídico propio.
Tienen personalidad jurídica propia que les otorga ese acto legislativo.
Denominación prevista en el acto de creación.
La sede de las oficinas y dependencias y ámbito territorial.
Tienen órganos de dirección, administración y representación.
Cuentan con una estructura administrativa interna.
Cuentan con patrimonio propio
A manera de síntesis, podríamos señalar que la diferencia entre desconcentración
y descentralización administrativa, radica en que la primera está sujeta a un
control jerárquico; los órganos descentralizados están sujetos a controles
específicos pero no el de jerarquía, están dotados de personalidad jurídica y
tienen un patrimonio propio. En contraposición, los órganos desconcentrados
carecen de presupuesto independiente, no tienen personalidad jurídica ni están
investidos de autonomía orgánica. Por otro lado, Gabino Fraga (1990), nos dice que la descentralización
administrativa se distingue de la descentralización política que se opera en el
régimen federal, porque mientras que la primera se realiza exclusivamente en el
ámbito de Poder Ejecutivo, la segunda implica un régimen especial de los poderes
Estatales frente a los Poderes Federales. Además, en tanto que la descentralización administrativa es creada por el poder
central, en la descentralización federal los Estados miembros son los que crean
al Estado Federal, participan en la formación de la voluntad de este y su
competencia no es derivada, como la de los órganos administrativos
descentralizados, sino que por el contrario es originaria en el sentido de que
las facultades no atribuidas expresamente al Estado Federal, se entienden
reservadas a los Estados miembros. c) Descentralización Económica. Al igual que en el aspecto administrativo, desde el punto de vista económico los
términos desconcentración y descentralización tienen diferentes acepciones que
es conveniente distinguir. En general por concentración económica se entiende la
aglomeración geográfica de actividades económicas, que ocurre como consecuencia
de las fuerzas del mercado con objeto de aprovechar las economías externas. Por
centralización económica se entiende la reunión en un punto geográfico de los
agentes políticos y encargados de la toma de decisiones. Partiendo de lo anterior, la desconcentración será la acción de sacar del centro
o zonas saturadas, las diferentes actividades económicas (Industria, servicios,
comercio, etc.) hacia las regiones, estados o municipios, la descentralización,
consistirá básicamente en sacar del centro la toma de decisiones. Esto implica la transferencia de funciones, responsabilidades, programas y
recursos a los Estados y municipios para promover su propio desarrollo
económico. Prácticamente, habrá descentralización económica cuando el gobierno
federal transfiera recursos importantes que se encuentran bajo su dominio a las
administraciones estatales. En consecuencia se concibe como factor indispensable
para hacer eficiente el proceso económico general, concentrando la atención en
el ordenamiento territorial y sectorial del desarrollo, para llevar a cabo la
integración del país, así como abrir espacios que permitan movilizar más
eficientemente los recursos y la capacidad productiva. El
sistema Federal en Teoría No cabe duda que el sistema federal adoptado en nuestro país, ha sido un
elemento de relevante importancia en su desarrollo político y económico, En
consecuencia es necesario analizar los elementos y naturaleza del sistema
federal a fin de confrontarlo con las peculiaridades del establecido en México.
Intentar definir el federalismo es sumamente complejo, ya que el desarrollo del
mismo ha resultado de situaciones históricas tan disímbolas que no es posible
hablar de una sola concepción de Estado Federal. Por lo contrario, el
federalismo ha demostrado que no es un sistema estático con bases permanentes e
invariables. Para confirmar esta aseveración, basta con analizar sus
características en países tan diferentes como México y EE.UU., en los cuales
aunque se presentan los rasgos esenciales, existe diversidad en su organización. Etimológicamente la palabra "Federación" deriva del vocablo latino Foederare y
significa alianza o pacto de unión. Desde el punto de vista político esa alianza
o pacto de unión se da entre estados generalmente para integrar una agrupación
más poderosa, más grande geográficamente y con mayores posibilidades de lograr
un desarrollo integral.
Carl Schmit (1981, 120), lo define como "una unión permanente basada en un libre
convenio y al servicio del fin común de autoconservación de todos los miembros,
mediante el cual se cambia totalmente el status político de cada uno de ellos en
atención al bien común". Groppali (1944, 170), por su parte señala que "Estado compuesto o complejo
federal, es aquel que está formado por otros Estados, siendo un Estado de
Estados... el poder en su triple manifestación compete en el ámbito del mismo
Estado a varios Estados llamado federados, que son componentes del Estado
federal". Riker (1964, 5), señala que la unión federal "comprende un gobierno de la
federación por un lado, y por el otro un conjunto de gobiernos de las unidades
miembros, en los cuales ambas categorías ejercen su imperio sobre el mismo
territorio y pueblo, y cada gobierno tiene la autoridad de tomar decisiones
independientes del otro. Sin embargo, este concepto admite una gran cantidad de
arreglos constitucionales, algunos de los cuales pueden obrar de manera
efectiva, pero otros no". En términos generales el federalismo, es una forma de Estado basada tanto en la
lucha como en la integración entre intereses locales y nacionales, entre el
gobierno federal y los Estados. Establece una unión imperfecta que tiende a
privilegiar la coordinación en contra de la subordinación, el ajuste por la
compulsión, la ley y la persuasión en lugar de la fuerza. En consecuencia
conlleva a una relación de fuerzas, intereses, instituciones, relaciones
económicas, condiciones administrativas y normas jurídicas que van integrando
por medio de un proceso de poderes, una tendencia general hacia la
centralización de algunas funciones y a la descentralización de otras. Dentro de este esquema es obvio que las estructuras del Estado Federal adquieren
particularidades derivadas de las características propias de cada país y de las
técnicas utilizadas para el funcionamiento del sistema. No obstante, es claro
que aunque existen diferencias el sistema presenta características esenciales,
aspectos políticos, económicos y administrativos que le son comunes y aspectos
básicos que lo diferencian de otras alternativas de organización como son el
Estado unitario y la confederación. Como señala Tena (2001), el Estado Federal ocupa un sitio intermedio entre el
Estado unitario y la confederación de Estados. El Estado Unitario posee unidad
política y constitucional, es homogéneo e indivisible, sus comarcas o regiones
carecen de autonomía o gobierno propio. En la confederación los Estados que lo
integran conservan su soberanía interior y exterior, de suerte que las
decisiones adoptadas por los órganos de la confederación no obligan directamente
a los súbditos de los Estados, sino que previamente deben ser aceptadas y hechas
suyas por el gobierno de cada Estado confederado, imprimiéndoles así la
autoridad de su soberanía. Se considera que los aspectos fundamentales de la federación son las siguientes:
a) Un orden jurídico supremo. Representado por la Constitución general, que es
la que da origen al Estado Federal, mismo que debe tener las siguientes
particularidades:
Ser expresión de la soberanía federal.
Contener normas de aplicación general vigentes en la totalidad del territorio.
Establecer las reglas relativas a la Organización de la federación.
Establecer las bases sobre las cuales se estructuran los Estados miembros. b) Existencia de diversos órdenes jurídicos. La constitución crea dos órdenes
jurídicos, el de la federación y el de los Estados miembros. De esta manera
coexisten normas validas para todo el territorio y normas validas para ciertas
zonas del mismo. Es decir, se supone la existencia de un poder general y de
poderes locales que actúan en su esfera popular de acción. Ambas órdenes aunque
de competencia diferente deben estar subordinadas a la Constitución. La
jerarquía de la legislación federal y la local depende de la propia estructura
del país y de la concepción del sistema federal, lo que es indispensable es que
exista coordinación entre sí. c) División de competencias. Para el cumplimiento de sus fines, en el régimen
federal es indispensable que se establezca una división o repartición de
competencias entre la unión y las entidades federativas para que no se produzcan
conflictos desintegradores del régimen o la ruina del aparato administrativo,
llevando la nación al caos. El sistema de repartición puede obedecer a
cualquiera de los siguientes criterios:
Enumeración detallada de todas las materias, sobre las cuales tienen competencia
tanto las autoridades federales como las autoridades estatales Este criterio se
considera insuficiente, no solo por incompleto, sino ¬también porque no
considera la posibilidad de referirse a las materias nuevas.
Enumeración detallada de las facultades del gobierno federal de tal manera que
las materias no enumeradas o que no le han sido prohibidas corresponden a los
gobiernos estatales. Vg. México, EEUU.
Enumeración detallada de los estados miembros de tal manera que las materias no
enumeradas corresponden a la federación. Vg. Canadá y África del Sur.
En la mayoría de los regímenes federales opera el sistema señalada en primer
termino En teoría toda constitución federal busca otorgar a la federación,
competencia para las cuestiones que afectan los intereses generales del país y
dejar a los Estados miembros todo lo relacionado con la vida privada de sus
habitantes.
Madison (1787), uno de los próceres del federalismo norteamericano establece que
los poderes delegados al gobierno federal por la constitución son pocos y
definidos y los que han de quedar en manos de los gobiernos de los Estados son
numerosos e indefinidos. Los primeros se ampliarán principalmente con relación a
objetos externos, como la guerra, la paz, las negociaciones y el comercio
exterior, con el último de los cuales el poder tributario se relaciona
principalmente. Asimismo indica que los poderes reservados a los Estados se
extenderán a todos los objetos que en el curso normal de las cosas interesan a
las vidas, libertades y propiedades del pueblo, y al orden interno, al progreso
y a la prosperidad de los Estados. En consecuencia el gobierno federal debe
tener las facultades necesarias ¬para que pueda cumplir con sus objetivos,
observando siempre la relación de medio a fin. Los poderes no deben ser muy
extensos y reducidos, sino que debe existir un justo medio, a fin de que se
cumpla con los objetivos de la unión federal, sin detrimento de ninguna de las
partes. d) Autonomía. Un elemento esencial del Estado Federal es el de los Estados
miembros. El elemento fundamental que configura a un Estado miembro es su
autonomía, es decir la competencia de que gozan para darse y revisar sus propias
normas y principalmente su propia constitución, pero observando los principios
establecidos en la carta federal.
Es claro que esta facultad de autonomía constitucional no es ilimitada y no debe
de confundirse con la soberanía ya que soberanía es un poder supremo ilimitado,
es un acto de autodeterminación plena, no sujeto a norma alguna, que una unidad
política lleva a cabo para tomar sus decisiones fundamentales.
La autonomía implica solo una zona de autodeterminación y al mismo tiempo un
conjunto de limitantes o determinantes jurídicos, extrínsecos a la voluntad del
Estado miembro impuesto por la constitución federal.
Es decir, ningún Estado puede legislar sino es en referencia a las cosas y
personas que se hallan dentro de su propia jurisdicción, pues los poderes
conferidos por la constitución son para ser ejercidos dentro de su territorio.
Siguiendo a Burgoa (2000), consideramos que la autonomía se expresa a través de
los siguientes aspectos:
Autonomía Democrática. Entendida como la facultad de designar a sus órganos de
gobierno, administrativo, legislativo y judicial.
Autonomía Constitucional. Referida a la facultad de elaborar su propia
constitución y poder reformarla pero siempre basados en la constitución federal.
Autonomía Legislativa. Traducida en la expedición de leyes que regulan materias
que no sean de la incumbencia del congreso de la unión o que no trasgredan las
prohibiciones impuestas por la constitución federal, ni manifiesten
incumplimientos a las obligaciones estatales en ellas consignadas.
Autonomía Administrativa. En lo que atañe a la aplicación de su legislación en
los diferentes ramos de su gobierno interino.
Autonomía Judicial, para dirimir los conflictos jurídicos en los casos no
expresamente atribuidos a la jurisdicción federal. e).- Mecanismos de integración y preservación del status federal.
Es necesario que existan normas que garanticen la existencia y la competencia de
las entidades federativas, así como elementos que eviten conflictos
desintegradores del pacto y principios que son indispensables para el
mantenimiento del equilibrio orgánico del país .Los principales son los
siguientes:
- Participación en la voluntad federal, la cual puede ser indirecta o directa.
La indirecta se caracteriza porque los Estados participan en la actividad
legislativa federal a través del senado, que junto con la cámara de diputados
que representa a la población en general constituye el congreso general.
La directa se refiere a la facultad que tienen los Estados miembros para revisar
y reformar la constitución federal.
De acuerdo con Tena (2001), esta participación garantiza la persistencia del
status federal, es decir, asegurar por lo que toca a los Estados miembros su
existencia y sus competencias en virtud de que precisa y exclusivamente al
revisar la constitución se puede alterar ese status. Si la reforma en tal
sentido pudiera realizarse sin la participación de los Estados, la autonomía de
estas quedaría a merced de quien tuviera competencia para llevar a cabo la
reforma, sea quien fuere.
- Sistema para la resolución de conflictos. Considerando que el sistema federal
implica la interrelación de diversos niveles de gobierno, es lógico que pudieran
surgir conflictos derivados de los intereses entre el gobierno federal y los
Estados y a su vez de estos entre sí. En consecuencia es necesario un sistema
para la resolución de conflictos de competencia tanto desde el punto de vista
jurídico como del político.
En este sentido se considera que la existencia entre otros elementos de una
suprema corte de justicia es vital para la resolución de dichos conflictos.
Además de coadyuvar para los cambios derivados de la dinámica propia del
federalismo.
- Uniformidad Constitucional. La Federación y los Estados miembros deben
organizarse y estructurarse en principios comunes que son indispensables para el
mantenimiento del equilibrio orgánico del país, por lo que se exige de cierta
armonía existencial que se refleja en las decisiones fundamentales que
caracterizan a un orden constitucional determinado. Entre estas podemos
mencionar las decisiones que se refieren a la forma de Estado, forma de
gobierno, organización política y social, etc., sin embargo, aunque existe
cierto consenso varían de país a país y están determinados principalmente por
razones históricas, culturales y sociopolíticas. En todo caso lo importante es
determinar si estas decisiones se respetan y contribuyen verdaderamente a la
integración de la federación. Yucatán: Henequén, dependencia y centralismo
Sin lugar a dudas en la historia del Estado de Yucatán, no obstante su lejanía
de la capital, las fuerzas clave de su desarrollo, han sido fundamentalmente el
henequén y la dependencia económica y política hacia el poder central, que han
orientado su evolución en torno a una estrategia originada en esas mismas
instancias centrales para consolidar la hegemonía del Estado emergido de la
revolución. Después del movimiento de independencia, la economía de Yucatán era inestable y
manifestaba formas precapitalistas de producción. Las principales actividades de
la región eran la ganadería y el cultivo del maíz. Las principales unidades
productivas eran las haciendas, junto a las cuales coexistían las unidades de
autosubsistencia maya. Los factores que influyeron para alterar la estructura económica del Estado y
orientarla hacia un modelo basado en el cultivo e industrialización del henequén
fueron la guerra de castas de 1847, el surgimiento de una elevada demanda del
henequén, el avance del capitalismo norteamericano, un proceso de concentración
de la tierra en manos de la clase dominante y fuerza indígena barata y
abundante. En consecuencia, a partir de la segunda mitad del siglo XIX se produce el mayor
período de bonanza henequenera. Este auge duró desde 1860 hasta 1916, en que
empieza a declinar por diversas causas que provenían de la pérdida de
exclusividad de Yucatán como único proveedor del agave, así como por la fuerza
del capital norteamericano que ya había monopolizado la compra de henequén,
imponiendo una política bajista de precios. El resultado fue la reducción de las áreas cultivadas y un proceso de
descentralización del capital en manos de los grandes henequeneros. Para
contrarrestar los efectos monopolistas surgieron diversas agrupaciones que no
lograron resultados efectivos, como por ejemplo, en 1912 se instaló la Comisión
Reguladora del Mercado del Henequén, en la cual intervenían los hacendados, los
banqueros y el Gobernador del Estado. Al llegar al poder en 1915, Salvador Alvarado designado desde el centro por
Carranza y con la ideología del constitucionalismo se dedica a transformar las
bases del caduco régimen porfiriano. En cuestión de henequén tomó la dirección
de la comisión reguladora y trató de hacerla el canal único de venta de fibra a
los monopolios extranjeros a fin de negociar los precios desde una posición más
fuerte. Esta situación aunada al incremento de la demanda propiciada por la
Primera Guerra Mundial permitió un aumento del precio de la fibra, logrando en
1916 la más alta producción obtenida hasta entonces. De ahí en adelante, este
organismo pierde importancia y su lucha contra la baja de precios fracasa, al
igual que las agrupaciones que lo sucedieron. A partir de la constitución de 1917 y sobre todo durante el decenio de 1920
después de los años de lucha desatada por la revolución, empezó a rehacerse el
gobierno federal deshaciendo poderes locales, jerarquizando y centralizando
funciones.
El primer gran golpe del centralismo en Yucatán se da en la figura de Felipe
Carrillo Puerto, quien al llegar a la gubernatura del Estado en 1918, pretendió
llevar a cabo transformaciones económicas y sociales radicales, las cuales no
estuvieron acordes con el proyecto de Estado nacional revolucionario que se
estaba gestando en el centro con Adolfo de la Huerta. Esto lo llevó a su muerte
en 1924 dejando sin dirección el movimiento social yucateco. Con el Callismo, el movimiento socialista local es incorporado definitivamente
al aparato gubernamental, ya que en 1929 el Partido Socialista Yucateco es
afiliado al Partido Nacional Revolucionario (PNR) y posteriormente en 1965 es
reemplazado por la Confederación de Ligas gremiales de Obreros y Campesinos de
Yucatán, ya con directrices centrales. Durante todo el período del Callismo se
mantuvo un férreo control de la política y la economía yucateca a través de
Bartolomé García Correa (1930-1934), quien ejerció el poder primero como
gobernador y después manipulando a su sucesor Cesar Alayola (1934-1935). No obstante, a partir de los treinta surgen movimientos de descontento que son
resultados tanto de la crisis económica originada por la gran depresión como de
la descomposición de la política Callista. La tendencia general de este proceso
es la desarticulación de la economía henequenera que ya a mediados de los años
treinta se encontraba en plena decadencia.
En estas condiciones encuentra al Estado Lázaro Cárdenas al asumir la
presidencia en 1935. Para aliviar el descontento en el campo modifica el código
agrario y crea el ejido henequenero, cuyo propósito sería la explotación
colectiva de todas las tierras entregadas en el reparto ejidal y lograr el pago
igualitario de ingresos a los ejidatarios, al margen de las características de
los planteles y de la calidad y cantidad del henequén que ellas producían. Se considera que el proceso de descentralización revolucionario llegó a su punto
culminante en el periodo de Lázaro Cárdenas mediante la política de masas e
institucionalización de obreros y campesinos. De acuerdo con Meyer (1986, 31),
"el autoritarismo contemporáneo de México quedó establecido en sus rasgos
esenciales al concluir el sexenio de Lázaro Cárdenas. Este autoritarismo
reconoce y acepta los intereses locales pero sólo en la medida que no se
contraponen a la lógica y al proyecto político diseñado y puesto en práctica por
el centro"
A partir de 1940 la economía y la política dan un giro considerable a nivel
nacional, ya que los programas y políticas del gobierno mexicano se diseñan para
estimular principalmente al sector privado. De hecho el modelo industrializador
a ultranza adoptado partir de 1947, afectó considerablemente a Yucatán, "se
reavivó el interés privado con el manejo del crédito y la desfibración, y se
procuró con poco éxito armonizar el sistema colectivo ejidal con la concepción
industrializadora del desenvolvimiento nacional" (Labastida, 1982, 36). De hecho
esta política aunque tuvo algunos resultados en otras partes del país, en
Yucatán no propició la creación de un sector industrial fuerte y dinámico
principalmente porque los capitales privados continuaron dependiendo de la
producción de henequén originando que los otros sectores productivos se
desarrollaran lentamente. En el periodo 1952-1958 prácticamente se consolida la Reforma Agraria. Sin
embargo, Ruiz Cortines trata de detener el reparto de tierras realizando algunos
cambios en la legislación agraria. En consecuencia la propiedad privada en el
campo se consolida, mientras que los ejidatarios y minifundistas pasan a ser una
carga y un problema, ya que se les abandona a su suerte. Consecuentemente con la
política del centro, lo más trascendente de este sexenio en Yucatán fue la
disolución del gran ejido henequenero. Posteriormente, en 1961 se crea una empresa paraestatal denominada Cordemex, con
lo cual mediante la acción conjunta con el Banco de Crédito Ejidal, el aparato
central procedió a controlar la industria henequenera. En esta fase de la
producción el Banco de Crédito Ejidal (posteriormente Banrural) era el organismo
encargado de la producción ejidal (créditos y subsidios) y de la
comercialización nacional e internacional la citada empresa. Durante muchos años el campo se organizó con estas bases, aunque con algunas
modalidades que no cambiaron fundamentalmente el esquema de organización, el
cual con el paso de los años se fue debilitando. Todo ello conformó un panorama
desolador para el campesino henequenero, quien vivía subproletarizado a expensas
de los subsidios que le entregaba el Estado. El agotamiento de la política de desarrollo impuesta por el poder central, se
empieza a sentir ya desde mediados de la década de los sesenta. En Yucatán, el
inicio de la crisis se refleja principalmente en la disminución de la actividad
henequenera y en fuertes conflictos sociales. Para solucionar la problemática se
inicia un proceso de mayor ingerencia económica federal mediante un programa de
diversificación económica basada inicialmente en la filtración del subsidio
henequenero a diversas ramas de la economía y a partir de los años setentas en
el gasto y la inversión pública federal. A pesar de los diversos programas establecidos, a fines de los setenta la
producción y la productividad de la industria henequenera entran en la mayor
crisis de su historia, originando serios problemas políticos, sociales y
económicos en el vasto sector de población dedicado a estas actividades. Después de un largo proceso de gestación teórico y práctico del neoliberalismo
propiciado por los principales países desarrollados para superar sus
desequilibrios económicos; a partir de 1982 se comienza a implantar en nuestro
país sus principales teorías, recetas y recomendaciones. La implementación de
éstas políticas en Yucatán siguiendo el modelo establecido a nivel federal,
trajo como consecuencia el desmantelamiento de la industria henequenera
paraestatal, la finalización definitiva de los subsidios al henequén yucateco,
así como un renovado impulso a otras ramas de la actividad económica. El primer paso se dio mediante el Programa de Reordenación de la Zona
Henequenera y Desarrollo Integral de Yucatán, el cual proponía la redefinición
de la actividad henequenera en función de los mercados y la vigorización de las
actividades agropecuarias, pesqueras e industriales. Para la industria
establecía esencialmente la ampliación de la infraestructura de apoyo y
facilidades a los inversionistas y como elemento de primordial importancia la
instalación de maquiladoras a todo lo largo y ancho del Estado. El siguiente paso se dio en 1987 mediante la transferencia al gobierno estatal
de la agroindustria henequenera. Asimismo acorde con la estrategia de eliminar
las trabas que obstaculizaban el libre mercado se eliminó el apoyo financiero y
el subsidio que la industria requería para subsistir el cual representaba una
carga cuantiosa, lo cual sin duda contribuyó a agravar la situación. En 1990 se estableció el Programa de Reorganización de la Industria Henequenera
que tuvo como una de sus acciones esenciales la reprivatización de Cordemex y la
individualización de los ejidos colectivos. Otro aspecto de importancia en este sexenio fue el denominado Programa de
Desarrollo Regional de la Zona Henequenera de Yucatán que consideraba necesaria
la creación de condiciones para que los campesinos se pudieran incorporar a
otras actividades económicas. Su estrategia básica, acorde con los objetivos de
privatización del discurso neoliberal, era la intensificación de los esfuerzos
para transferir esta industria al sector privado y apartar totalmente al
gobierno federal y el gobierno estatal de la participación directa y hegemónica
de la actividad henequenera. Es importante señalar que desde el inicio del neoliberalismo, no hubo cambios
trascendentales en la estructura manufacturera tradicional en que se había
basado el incipiente despegue industrial de Yucatán. La mayor parte de las
industrias en las cuales se encontraba especializada la entidad en 1975
correspondientes a las tres divisiones industriales dominantes: alimentos
bebidas y tabaco, textiles prendas de vestir e industria del cuero y productos a
base de minerales no metálicos, no registraron cambios, es decir, no se
incorporó ninguna división industrial adicional dentro de las mas
representativas. El verdadero cambio de fondo se sustenta en una ofensiva de industrialización
basada en el establecimiento de maquiladoras y en general de todo tipo de
industrias de rápida respuesta a la vocación comercial y productiva de la zona.
Como parte de este programa se fundaron nuevos parques industriales y se apoyó a
distintos municipios para establecer maquiladoras. Asimismo, como parte del
proceso de apertura, se amplía el puerto de altura de progreso, se impulsa la
actividad de un centro de negocios internacionales y se lleva a cabo la creación
de una incubadora de empresas. En ese proceso el Gobierno Federal a través de la mediatización, conciliación y
satisfacción de las demandas sociales ha ejercido una función hegemónica que
permea el movimiento político y le da contenido, reproduciendo a nivel local las
contradicciones del Estado nacional y creando otras que vienen a acentuar las
condiciones de subdesarrollo que caracteriza a esta región. El poder político oficial está encarnado principalmente en el gobernador, quien
ejerce su autoridad a través de un dominio estricto de los órganos
gubernamentales y la enorme burocracia. El poder del gobernador tradicionalmente
sólo había sido limitado por la presencia del ámbito federal a través de sus
diversas instancias administrativas; sin embargo en la actualidad encuentra una
férrea oposición a sus acciones por parte de los diputados estatales de
oposición del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución
Democrática (PRD).
La presencia federal formalmente está representada una gran cantidad de
delegaciones, no sólo de las Secretarías de Gobierno sino también de diversas
Empresas Descentralizadas Paraestatales y Fideicomisos. Lo Importante de esta
situación es que prácticamente todas sus acciones están regidas y dirigidas
desde sus oficinas centrales, contando con muy poca autonomía para tomar
decisiones. Aún cuando el sistema partidista continúa sirviendo al Estado como elemento de
control político; la ineficiencia organizativa y su bajo nivel de articulación
social y representatividad genuina de la sociedad yucateca las ha llevado a
convertirse principalmente en instrumentos de acción electoral. Interactuando dentro de esta capa burocrática se encuentran diversos grupos de
presión. En este contexto los grupo más numerosos, aunque más desfavorecidos son
los campesinos y los obreros, quienes sin embargo se encuentran subordinados a
sus organismos cúpulas ubicados en la Ciudad de México; (Confederación Nacional
Campesina (CNC), Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM), Federación
Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), sindicatos nacionales
(electricidad, teléfonos, ferrocarriles, etc.). Los grupos de presión privados se encuentran ubicados principalmente en las
filiales regionales de las organizaciones a nivel nacional (COPARMEX, CEMER,
CANCINTRA, CANACOME), así como en diversas agrupaciones civiles como el Grupo
Indignación y el Frente Cívico Familiar. Estos grupos presentan un perfil
marcadamente conservador y con una gran influencia en las actividades políticas
y económicas. Asimismo cuentan con una base de sustentación ofrecida por
organizaciones profesionales ligadas a sus intereses (colegio de abogados,
ejecutivos de finanzas, colegio de maestros en administración, etc.) y la
difusión amplia de sus demandas e iedologías a través del Diario de Yucatán. Otro elemento importante políticamente debería ser la clase media; sin embargo
con excepción de los colegios y agrupaciones de profesionistas que mantienen
fuerte influencia, en general tanto la clase media como la media alta se
caracterizan por su poca actividad política. En términos generales el resultado de este desarrollo, muestra un profundo
desajuste entre las clases y sectores que han resultado del proceso, así como
subordinación de los mismos, llámese gobierno estatal, sector privado, obreros o
campesinos, hacia los organismos cúpula ubicados en la capital de la república. Resultado de esta evolución es una economía en crecimiento pero con grandes
desequilibrios regionales y desigualdades sociales. Su estructura productiva
está dominada por el comercio y los servicios cuya participación en el PIB
yucateco asciende al 71.3%. Por su lado y a pesar de que existe una gran masa de
población campesina el sector primario se encuentra en casi total decadencia
representando únicamente el 4.9%. La estructura industrial , representa
solamente el 24.5% , se encuentra conformada principalmente por bienes de
consumo no duradero, bienes de consumo intermedio en mínima escala y
prácticamente nada de bienes de capital, que es característica de las entidades
menos industrializadas del país y la que ha mostrado los peores resultados en el
proceso de la apertura económica. Además, la industria se encuentra altamente
concentrada en Mérida donde se ubica un 39% del total de las empresas
establecidas en el Estado, mismas que aportan el 80% del valor total de la
producción (Quintal, 2005).
También es pertinente resaltar que en Yucatán existen 106 municipios con
características poco homogéneas y con problemáticas diferentes, que se reflejan
en sus estructuras políticas y en su organización administrativa. Sin embargo,
existe una tendencia dominante ya que 83 de los 106 municipios se pueden
considerar de tipo rural, en virtud de que cuentan con una población menor de
20,000 habitantes; sus principales actividades productivas, están en el sector
primario, fundamentalmente en la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y
caza. Asimismo cuentan con poca infraestructura urbana y un nivel bajo de
servicios. Cabe señalar que en muchos de estos municipios la administración está
compuesta generalmente por una estructura mínima compuesta por el Presidente
Municipal, el Secretario, el Director de Servicios Públicos y el Director de
Vigilancia y Seguridad. En casos extremos estas funciones las ejercen los
regidores. Únicamente catorce municipios se pueden considerar de tipo semiurbano (Chemax,
Hunucmá, Izamal, Kanasin, Motul, Oxcutzcab, Progreso, Tekax, Ticul, Tizimin,
Umán, y Valladolid ), ya que su población varía entre 20 y 50 mil hab. Aunque en
su estructura económica predominan las actividades primarias, existen pequeñas
industrias en desarrollo, artesanías, comercio y servicios que se derivan de las
actividades primarias. Estos municipios cuentan con redes limitadas de agua
potable, drenaje energía y eléctrica, no tienen instalaciones adecuadas para
mercados y rastros, y sus calles con alumbrado público y otros servicios
funcionan con grandes deficiencias. El único municipio que se puede considerar
de tipo metropolitano es Mérida, ya que cuenta con aproximadamente 705 mil
habitantes, tiene además de actividades primarias un fuerte desarrollo comercial
y una incipiente industria. Su infraestructura y nivel de servicios públicos,
aunque tienen deficiencias son adecuadas. Alcances y limitaciones de la descentralización
Aun cuando prácticamente en todos los gobiernos emanados de la revolución se
considera la descentralización como un elemento fundamental del Estado Federal,
es hasta el periodo de Miguel de la Madrid (1982-1986), al incluirla como una de
sus siete tesis básicas de gobierno, cuando se inician planes concretos, que de
alguna manera son retomados por las administraciones posteriores. De hecho en el Plan de Desarrollo 2001-2006 , se señalan las siguientes
estrategias que pretenden impulsar la descentralización: a) impulsar la
transferencia de facultades, funciones, responsabilidades y recursos de la
federación a las entidades federativas y municipios b) fortalecer a los
gobiernos de las entidades federativas y de los municipios en sus capacidades de
gestión pública c) impulsar relaciones intergubernamentales auténticamente
federalistas d) impulsar el federalismo en materia económica h) impulsar el
federalismo educativo, la gestión institucional y la participación social en
educación. No obstante lo anterior, el avance histórico del proceso ha sido lento, en
ocasiones minimizado y en otras ocasiones obstaculizado por fuerzas políticas al
interior de la administración pública federal. Esta situación ha repercutido en
la mayor parte de los estados, entre los cuales se encuentra Yucatán, en el cual
se notan avances, pero en general se evidencia que las acciones han sido
insuficientes y no cumplen con las premisas del marco teórico reseñado con
anterioridad. En este contexto, la descentralización política ha sido mínima pues ha pesar de
los muchos periodos gubernamentales en que el discurso gubernamental, la
magnifíca como elemento fundamental del federalismo, las acciones contradicen a
las palabras. En principio aún cuando los órdenes federales y locales están subordinados en la
misma medida a la constitución, generalmente ha prevalecido la supremacía del
orden federal sobre el local. Para la distribución de competencias, se sigue el
principio de que lo que no está expresamente atribuido al gobierno federal es
competencia de las entidades federativas, no obstante la estructura federal
durante muchos años se modificó de tal forma, que las materias más importantes
quedaron y siguen en manos de la federación como lo son la agraria, laboral,
minera, etc. Además, la autonomía legislativa, administrativa y judicial se redujo
considerablemente durante muchos años, lo que correlativamente tuvo como
corolario la ampliación de los poderes legislativo, ejecutivos judicial
federales. Asimismo, aunque uno de los aspectos básicos de la autonomía es la
facultad de los Estados para dar su propia constitución, las evidencias indican
que una gran parte de las constituciones de los Estados son copia de la
federación y no reflejan las necesidades locales. Por su lado, los mecanismos de integración y preservación del status federal
tienen diversas deficiencias. En principio la constitución mexicana ha sido
reformada en gran número de ocasiones, afectando los derechos de los Estados
miembros. Además se considera que el remedio total y radical de un conflicto de
índole constitucional entre la jurisdicción local y la federación no existe en
el derecho público mexicano, a lo que se aúna que la garantía federal no incluye
explícitamente la protección de la forma de gobierno y no precisa cuál de los
poderes de la unión tiene la facultad de ejercitarla. Asimismo, debido a la
ambigüedad de las leyes respectivas, se puede declarar por motivos políticos, la
desaparición de poderes de alguna entidad federativa, sin que existan bases
reales. En México, por nuestra historia y estructura política, es primordial que los
principios fundamentales entre la federación sean los mismos (democracia,
sistema representativo, etc.), esta situación circunscribe al sistema y hacer
resaltar el carácter republicano del país, pero la realidad es que el sistema
político ha restringido o distorsionado su aplicación. En el caso de la descentralización administrativa se tienen los resultados
siguientes:
A través de la desconcentración se han traspasado un número importante de
funciones a las delegaciones y representaciones estatales. Como estaba previsto,
parte de la ejecución se ha desconcentrado conservando para la federación la
normatividad, la planeación y el control. Sin embargo, aún cuando ha habido
desconcentración de trámites, ha faltado más énfasis en lo relativo a
descentralización de decisiones. Además el simple acto de usar un nivel de
gobierno subordinado al ejecutivo federal, determina quién tiene el poder, lo
que se acentúa debido a la importancia y recursos de las entidades
desconcentradas. Asimismo ha habido transferencia de entidades al gobierno estatal, entre ellos
Cordemex, que era la empresa que coordinaba y explotaba el henequén, sin
embargo, cuando se transfirió ya estaba en condiciones prácticamente de quiebra. Uno de los programas más relevantes es el de la descentralización de la
educación. Desde hace más de ocho años se firmó el Acuerdo Nacional para la
Modernización de la Educación Básica y Normal. Sin embargo, aún cuando en teoría
el sistema estatal de educación es administrado por el ejecutivo estatal a
través de su Secretaría de Educación, en la práctica continúan funcionando el
sistema federal y el estatal simultáneamente, con la consecuencia de que una
gran cantidad del personal, los recursos materiales y las funciones, siguen bajo
la coordinación y el control de la federación. El proceso de descentralización que más avances tiene es el de la salud. Sin
embargo, aunque en menor grado que en el caso de la educación, en muchos
aspectos la federación conserva la normatividad, el financiamiento y el control.
La descentralización económica, se ha dado mediante dos instancias
fundamentales: la planeación y la transferencia de recursos. Desde punto de vista conceptual el sistema de planeación se encuentra bien
definido únicamente a nivel estatal y en algunos de los municipios semiurbanos.
Sin embargo en la mayoría de los municipios, aún no logra su consolidación
debido a los serios problemas administrativos y financieros que confrontan. Aún
cuando los municipios tienen capacidad jurídica para determinar los principios
de su planeación, esta es prácticamente nula. Son diversas las causas que
originan esto, como por ejemplo: desconocimiento de las técnicas de la
planificación; falta de personal capacitado; falta de recursos financieros,
técnicos y humanos; desconocimiento de los programas y proyectos de nivel
federal y estatal; falta de participación en los Comités para la Planeación del
Desarrollo y falta de información estadística. Además, en muchos casos el plan
se concibe como un requisito burocrático, no se cuenta con acciones de
evaluación y seguimiento ni se realiza ningún mecanismo de integración de la
participación ciudadana. En realidad la planeación del desarrollo municipal se da a través de los planes
federales y estatales, que la conciben como parte de sus objetivos sectoriales,
lo cual lleva, sin embargo a que el municipio tenga poca incidencia en el mismo. La transferencia de recursos financieros en lugar de incrementarse como indica
la lógica de la descentralización se ha reducido en comparación con el gobierno
precedente y durante el periodo 2003-2004 tiene tendencias negativas. De acuerdo
con cifras del cuarto informe de gobierno (Presidencia de la República, 2005),
calculadas a precios constantes de 1995 mediante elaboración propia; en el
último año de la administración de Zedillo la tasa de crecimiento promedio del
gasto federal descentralizado en Yucatán ascendió a 8.6%. Asimismo sus dos
rubros más importantes como son el Ramo 33 (Aportaciones Federales para
Entidades Federativas y Municipios) y el Ramo 28 (Participaciones a Entidades
Federativas y Municipios), tuvieron un crecimiento promedio similar (11.3%). Sin
embargo durante el periodo 2000-.2006 el crecimiento de estos tres rubros
disminuyó considerablemente al promediar 1.6, 0.6 y 2,4%. Incluso durante el
periodo 2003-2004 la tasa de crecimiento del gasto federal descentralizado
decreció -4.5% y la del ramo 33 -0.6%. Es importante señalar que de acuerdo con Cano (2005), durante el año 2004, las
cuentas del federalismo no fueron favorables a los gobiernos locales, ya que el
gasto neto de la federación creció 6.0% real, mientras que los recursos
federalizados solo 3.9%. Esto significa que el gasto de la administración
pública federal creció 35.0 % más que los recursos federales destinados a las
administraciones locales.
Cabe señalar que en la mayoría de los ayuntamientos, hay mucho desconocimiento
de las bases normativas para el manejo de los ingresos, egresos y patrimonio
municipal por lo que se carece de los más elementales sistemas de recaudación y
control fiscal que les permita contar con recursos financieros en forma
eficiente y oportuna. Además existe en gran parte de los mismos desinformación e
incapacidad para comprender y manejar la coordinación fiscal con el gobierno
estatal y el gobierno federal, lo que ha repercutido en sus volúmenes de
ingresos. Incluso se ha dado la situación de que al no tener la capacidad
suficiente para aprovechar la descentralización, algunos ayuntamientos tienen
que devolver a la Federación los recursos que no han ejercido. Si a lo anterior se agregan las deplorables condiciones financieras de los
gobiernos municipales, el resultado es no descentralización, sino mayor
dependencia económica respecto a la federación. Por otro lado, la descentralización no supone sólo un hecho unilateral derivado
de la federación o basado exclusivamente en la normatividad legal, sino que
implica la capacidad real de las entidades gubernamentales para absorber nuevas
responsabilidades. Al efectuar el análisis de la administración pública, se encontró que tanto el
gobierno del Estado como el municipio de Mérida, cuentan con estructuras de
administración capaces de soportar un proceso de descentralización. Sin embargo,
tal como veremos la mayoría de los municipios cuentan con serios problemas que
limitarían u obstaculizarían el proceso. La complejidad de la administración pública, ha dado lugar a una amplia gama de
enfoques que abarcan diversas disciplinas. Para nuestro propósito, analizaremos
la situación de los ayuntamientos desde tres puntos de vista a) el proceso
administrativo b) los macrosistemas de apoyo y c) la estructura organizacional.
Por lo que se refiere al proceso administrativo, se encontró que muchas áreas
trabajan eficazmente, pero se encontraron deficiencias que aunque varían en cada
ayuntamiento son importantes. Desde el punto vista del funcionamiento interno de cada dependencia, se aprecia
descuido de la planeación administrativa, problemas de organización,
inefectividad en el manejo del personal, insuficiencia de recursos materiales,
estilos de dirección sin creatividad, falta de fluidez en las comunicaciones,
excesivo papeleo, poca flexibilidad y lentitud en la ejecución y controles
rutinarios con poca calidad prescriptiva y escaso dinamismo. Desde punto de vista de los microsistemas de apoyo, los problemas no son menos.
En el caso de las funciones de asesoría, ésta se lleva a cabo limitadamente como
el caso del control o con criterios tradicionales e influencia política como el
sistema de personal. Asimismo, se encuentran deficiencias en sistemas auxiliares
de apoyo como son estadística, información, contabilidad y manejo de recursos
materiales. Toda la problemática mencionada es agravada por la falta de políticas y
procedimientos, limitaciones presupuestales uso de técnicas tradicionales de
administración y escasez de recursos humanos preparados.
Si bien es cierto que la estructura de organización de los municipios no puede
ser descrita en términos comunes, debido a su heterogeneidad y diferenciación,
se encontraron algunas tendencias que nos permiten un acercamiento. Para analizar la estructura organizacional se tomaron en cuenta dos aspectos
básicos cuya importancia ha sido reconocida en la mayor parte de la literatura
organizacional. El diseño organizacional se refiere al patrón de relaciones
laborales formales. El diseño laboral consiste en el problema de traducir estas
relaciones formales en responsabilidades laborales específicas para cada uno de
los miembros de la organización. El análisis del diseño organizacional muestra que la mayor parte de las
dependencias municipales, son activas pero no en todos los casos las funciones
que señala la ley orgánica se cumplen, o se cumplen parcialmente, ya sea por
falta de personal, de presupuesto o por problemas de índole administrativo.
Asimismo se encuentra el problema contrario ya que algunas dependencias realizan
funciones no señaladas en la ley orgánica. En general no se encuentran precisadas dentro de cada dependencia de los
ayuntamientos las directivas de autoridad lineal y funcional, ya que los
manuales de organización se desconocen o no están actualizados. En consecuencia
cada dependencia ha establecido sus propios niveles jerárquicos, no existiendo
sobre este punto un criterio común a lo largo de toda la escala de jerarquías. Por otro lado algunas dependencias como las de finanzas, por ejemplo operan bajo
sistemas jerárquicos más o menos rígidos con un control preciso de las
actividades rutinarias y en contraste otras dependencias como las relacionadas
con la planeación operan en un medio incierto y con una tecnología no rutinaria.
En general conforme la estructura administrativa crece se da una creciente
diferenciación tanto vertical como horizontal, lo cual ocasiona un incremento en
los problemas de coordinación, que se ve agravado por la poca homogeneidad
lineal y funcional derivada de la ausencia de manuales y el poco desarrollo de
otros medios de integración y coordinación como, administradores de programas,
grupos de trabajo, equipos y oficinas de proyectos.
El diseño del trabajo es aquella parte de la estructura de organización que se
refiere a la manera como se combinan los trabajos y responsabilidades de
cualquier puesto individual. Las dimensiones más fundamentales de cualquier
trabajo son su alcance y su profundidad. El alcance del trabajo se refiere al
número y variedad de tareas incluidas en cualquier empleo. Los trabajos de poco
alcance tienen pocas actividades diferentes y un ciclo del trabajo corto. La
profundidad del trabajo se refiere al grado de influencia que tienen los
empleados sobre su ambiente laboral para que les permita llevar a cabo su
trabajo sin supervisión. Al efectuar el análisis se hizo evidente que en la
mayoría de las dependencias, se generan tareas de poco alcance y profundidad
debido a los siguientes factores: poca variedad de habilidades, falta de
identidad de labores entre los empleados y su tarea, escasa autonomía, toma de
decisiones casi exclusivamente en niveles superiores, locales inadecuados, poca
retroalimentación de resultados originada por la escasa descentralización de
autoridad y extensos tramos de control. Además de lo anterior, las leyes y reglamentos que rigen las actividades más
importantes del municipio (prestación de servicios públicos, catastro, obra
pública municipal, deuda pública presupuesto contabilidad y gasto público) no
existen, están desactualizados o mal elaborados. Asimismo, los sistemas de
gestión de servicios municipales no están técnicamente actualizados ni tienen la
suficiente calidad y cobertura para atender su creciente demanda. En general las obras y servicios públicos se hacen de manera irregular ya que no
hay eficiencia en las operaciones y en muchos casos se adolece de asesoría
técnica. Incluso algunos servicios básicos todavía no llegan a diversos
municipios especialmente a sus comisarías. El problema radica en que la mayor
parte de los mismos no tienen capacidad financiera o no están capacitados para
prestar dichos servicios adecuadamente. Lo anterior, ha ocasionado problemas de adaptación para los ayuntamientos, que
tienen grandes dificultades para responder a las demandas de la sociedad, muchas
de los cuales no están articuladas y con frecuencia presentan conflictos entre
sí. Conclusiones
Cabe señalar que el análisis hasta aquí efectuado del proceso de
descentralización ha sido enfocado desde un punto de vista crítico, con el
propósito de hacer notar sus principales deficiencias. Con esto no se quiere
concluir que el proceso no tenga aciertos, por el contrario, existe la voluntad
política para llevarlo a buen término y a pesar de los múltiples obstáculos,
tanto la maquinaria federal como la estatal se encuentran encausadas en tal
sentido. Sin embargo, las acciones hasta ahora adolecen de muchos problemas o están
inconclusas, situación que se agravan debido a la actual política de austeridad
que obliga a limitar los recursos disponibles. En general es difícil dar
respuestas definitivas además de que en todo caso el problema crucial estriba en
cómo lograr la aceptación e implantación efectiva del proceso. Por tal motivo es
conveniente plantear algunas recomendaciones que se consideran básicas para
reforzar las acciones. En principio, volveremos a una idea que parece central: el proceso de lograr un
desarrollo equilibrado y sostenido a nivel local ha planteado al Estado la
necesidad de volverse más eficiente. El problema es que la estructura política y
social que quiere cambiarse mediante la descentralización, no puede contribuir a
su propia transformación. La estructura social prevaleciente determina el marco
donde funcionan las instituciones y cuando se crean nuevas, es posible que sus
requerimientos y reglas no se determinen por sus propósitos específicos, sino
por la estructura dentro de la que se espera que funcionen. La reactivación económica de Yucatán es una condición, sin la cual difícilmente
se avanzará en la descentralización. Sin embargo, en la coyuntura de la
situación actual no puede perderse de vista que tanto la reactivación económica
como la descentralización se encuentran seriamente limitadas, por la compleja
estructura política nacional y estatal que da una orientación al proceso. Dicho
estructura política, en ambos niveles, en el presente sexenio se ha mostrado
ineficaz para avanzar en acuerdos políticos a fin de transformar las condiciones
estructurales que se requieren. En este contexto la sociedad local deberá ser capaz de generar en el terreno
político, una dinámica suficientemente poderosa y duradera como para permitir a
los intereses locales, afirmarse con más fuerza frente a los intereses
federales.
Un aspecto fundamental en el cual se deberá seguir avanzando, es la erradicación
del federalismo tutelar, que ha sido incapaz de conciliar la libertad y la
autonomía de los miembros de la federación con las exigencias que el desarrollo
impone de coordinación y colaboración entre sus acciones. El primer paso lógico es la plena vigencia a los principios fundamentales
derivado de nuestra constitución. En efecto, aspectos fundamentales de nuestro
sistema federal como son: la soberanía popular, la forma de gobierno
republicano, sistema representativo, división de competencias, autonomía e
igualdad de los Estados, derechos sociales, Rectoría del Estado, Mecanismos de
Integración y Preservación del Status Federal, entre Otros, deben no sólo ser
plenamente respetados, sino perfeccionados incluso con las reformas
constitucionales que procedan. Un aspecto necesario de esta transformación es hacer efectivo el proceso de
redistribución y devolución de competencias a los Estados. Sin duda las
modificaciones al artículo 115 representan un paso fundamental. No obstante una
autoridad reconocida de la materia como es Chanes Nieto desde 1985 señaló sin
grandes repercusiones que a la república deben corresponder propiamente las
siguientes competencias: salvaguarda de la economía nacional, y la
representación de la misma, el impulso del desarrollo nacional, las áreas
estratégicas, y la eliminación de posibles desequilibrios regionales, ejecución
de obras de gran magnitud para el beneficio de la infraestructura del
desarrollo; prestación de servicios comunes a la república o relativos a bienes
de interés nacional, energéticos y normas relativas a la explotación de los
recursos nacionales mediante concesión, lo relativo a dos o más entidades
federativas cuando no sea posible ni su separación ni su asociación, la
satisfacción de necesidades propias de la administración pública federal. Obviamente de acuerdo con la constitución, todo lo demás será atribución de las
entidades federativas, lo que implica llevar a cabo reformas constitucionales y
legislativas para devolver a los Estados lo que les corresponde. Es así que cada
Estado debe dejar a la federación únicamente aquellas materias que no puede
resolver sólo, los que sobrepasan su ámbito de competencia y los que sean
conflictivos con una o más entidades federativas. Lo propio de la federación es lo nacional y lo interestatal. Todo lo demás es
asunto para el gobierno de los Estados y los ayuntamientos, por lo cual la
legislación local deberá restaurarse y afinarse para definir con claridad las
funciones que le competen de acuerdo con sus particulares características. Sólo en el caso de que la redistribución de competencias no resulte adecuada
para el sistema federal se acudirá al proceso de desconcentración,
descentralización paraestatal y delegación de facultades por la vía de
concertación de acciones y convenios. Ésta labor de descentralización no puede hacerse de modo indiscriminado, ya se
hizo una primera fase en la cual el nivel central determinó que funciones puede
descentralizar, ahora es necesario que gobierno local proceda repasando una por
una todo las normas relativas a cada sector de la administración, para ver
cuáles son las que razonablemente puede ser transferidas a los organismos
locales, y cuáles deben permanecer ya sea temporal o definitivamente a cargo de
los organismos federales. Es una condición inevitable que la administración pública local, tiene que
ajustarse a los cambios y responsabilidades derivadas del proceso de
descentralización. Por lo tanto se requieren no solamente simplificaciones o
cambios en aspectos puramente administrativos, si no una verdadera reforma del
Estado en un sentido amplio que comprenda todo las modificaciones que deben
sufrir las actividades del sector público, no sólo para lograr las estrategias
adoptadas, sino para buscar nuevas alternativas. Es decir, el ajuste de las
actividades del Estado a las necesidades presentes y futuras. Esto significa desarrollar entre otros aspectos, organizaciones públicas que
funcione a plenitud al optimizar sus recursos humanos, desarrollar un clima de
trabajo basado en la confianza y el respeto, desarrollar sistemas de toma de
decisiones proactivos que se anticipen a los problemas, fijar la responsabilidad
y autoridad apropiada a los miembros de la organización y mantener sistemas de
administración eficaces. Para lograrlo, se requiere en primer término la decisión clara y manifiesta del
ejecutivo estatal; la corresponsabilización de los funcionarios y la
participación en el estudio y programación de las reformas de quienes habrán de
llevarlas a cabo directamente, así como de los ciudadanos quienes son los
principalmente afectados. Es preciso entonces la discusión abierta y el apoyo de
técnicas especializadas modernas evitando las limitaciones extralógicas. Un sitio especial en este proceso de reforma, corresponde al municipio, las
reformas al artículo 115 han puesto las bases para su transformación, pero este
esfuerzo será nulo si no se hace efectivo mediante la modernización de su
aparato administrativo y fortalecimiento de su hacienda, con el objeto básico de
convertirlo en el propio motor de su desarrollo. Asimismo el esfuerzo de
descentralización será truncado si no trasciende hasta este nivel. Cabe señalar que desde el punto de vista histórico en la naciones que han
progresado más en el desarrollo de una burocracia eficaz y científicamente
organizada, se ha presentado una clase gobernante dotada de alto espíritu de
patriotismo e integridad personal y una población alerta y políticamente activa
capaz de exigir a sus funcionarios eficacia e integridad, condiciones ambas que
si no se tienen, se tendrán que lograr a nivel local. Es evidente que principal obstáculo para llevar a cabo la reforma son los
escasos recursos financieros; sin embargo el programa se puede llevar a cabo
gradualmente mediante los recursos disponibles, pero siempre considerándolo como
un esfuerzo permanente y sistemático, y teniendo como marco de referencia un
programa a largo plazo. No se puede dejar de reconocer que la actuación del gobierno federal
desconcentrado y descentralizando diversas actividades, ha sido cualitativamente
muy importante. Sin embargo, no es conveniente aceptar que dado que él tiene los
recursos económicos que le permiten mayor capacidad administrativa que los
gobiernos estatales o municipales, entonces sea ese nivel el que se seleccione
para la ejecución. Por tal motivo, aunque parezca contradictorio, la acción más
importante de la descentralización administrativa es precisar y limitar el uso
de sus medios, ya que la mejor forma de descongestionar es a través del gobierno
estatal y municipal, promoviendo la resolución de los problemas, mediante la
utilización del mecanismo lógico de la administración pública local. Obviamente, el mecanismo de desconcentración y descentralización, no debe
desaparecer pero operará exclusivamente donde sea necesario. En este sentido, es
pertinente terminar de transferir a los órganos correspondientes la mayoría de
las acciones de tipo operativo, mejorando la capacidad de decisión.
Adicionalmente es necesario desconcentrar las funciones de apoyo, las funciones
interrelacionadas y las funciones complementarias de otras dependencias. Además,
se debe continuar revisando la organización central con el propósito de hacer
realidad el propósito de que permanezca únicamente con atribuciones normativas y
de coordinación y control. Debido a su importancia, es indispensable eliminar los obstáculos políticos,
financieros e institucionales que han impedido que se complete el ciclo de
descentralización de la salud y educación. Esto implica terminar de entregar al
gobierno estatal, los servicios junto con los recursos materiales, humanos y
financieros. Es decir dejarán de ser federales y pasarán a ser estatales. Uno de los puntos claves de la autonomía estatal, reside en la posibilidad de
emprender directamente la solución de sus problemas mediante recursos propios.
Se desprende entonces con claridad que mientras no se cambie la desigual
estructura de captación y distribución de recursos entre la federación y el
Estado, no habrá avances serios en el proceso de descentralización. Una acción drástica pero fundamental, debe ser fortalecimiento de la hacienda
municipal no sólo a través de inversión federal o vía participaciones, sino
mediante una reforma fiscal que cambie el sentido y orientación de las
relaciones fiscales intergubernamentales entre los tres niveles de gobierno,
generando mayores ingresos a los Estados y ayuntamientos aún a costa de
quitárselos a la federación. También, aún cuando conlleva serios problemas políticos, es necesario evaluar si
se puede llevar a cabo una fusión del elevado número de municipios con que
cuenta el Estado, para crear entidades verdaderamente autónomas que puedan
prestar sus servicios y desarrollar sus funciones eficientemente. Si esto no es
posible, se debe fomentar el establecimiento de mecanismos de coordinación entre
municipios, para llevar a cabo tareas de planeación conjunta realización de
programas administrativos, de prestación de servicios, reglamentación etc. los
cuales aunque se apliquen independientemente podrán tener utilidad general. Es muy larga la lista de problemas que requieren un enfoque adecuado y siempre
están apareciendo problemas nuevos. Inevitablemente el cambio tendrá que ser
lento. La consolidación de la descentralización seguramente rebasará el sexenio;
se requiere un esfuerzo continuado para ir haciendo los ajustes necesarios que
sólo serán juzgados por los resultados de bienestar colectivo que produzca, ya
que la descentralización no es un fin en sí mismo, sino únicamente un medio para
lograr un real y justo desarrollo no sólo de la provincia mexicana sino de
México en general.
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NOTAS
*
Facultad de Economía,
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