GLOBALIZACIÓN, ¿EXISTE?
Cr. Gualberto J.M. Milocco Sumario Consideramos que los análisis sobre Desarrollo Local están fuertemente imbuidos de enfoques parcializados, especialmente económicos. Con el presente trabajo pretendemos trascender esas perspectivas integrando miradas desde lo social, cultural, político e incluso desde la administración. Partimos de un supuesto básico: las definiciones sobre Desarrollo Local deben adoptarse y ser propias de cada territorio, de cada lugar. Los aportes que podamos realizar deben permitir una amplia discusión para facilitar esas definiciones. Por ello, estimamos que es necesario una revisión de ideas fuerzas y conceptos instalados definitivamente desde la década de 1990. Diferente mirada que nos permiten los nuevos aportes y experiencias habidas en América Latina. Summary Let’s consider that the analyses about Local Development are closely related to partial focuses, specially those connected to Economy. In this work here presented we intend go beyond these points of view integrating social, cultural, political and even administrative approaches. We start from a basic supposition the definitions about Local Development should be adopted and belong to each territory, to each place. The contributions we can bring should allow a wide field of discussion in order to make these definitions easy. For this reason, we estimate that it is necessary to review ideas, strengths and concepts already installed since the 90’s. A different point of view which allows us the new contributions and experiences that have taken place in Latin America. Términos claves Globalización – Sociedad capitalista posindustrial – Sociedad capitalista informacional - Desmodernización Key Words Globalization – Postindustrial Capitalist Society – Informational Capitalist Society – Unmodernization.
Se ofrece a continuación parte del texto del
artículo, sin formato, notas, tablas ni ilustraciones.
Una brevísima reseña histórica Cambios en algunas instituciones y progresos en otras posibilitaron la
transformación del sistema económico feudal. El desarrollo del comercio (con la
existencia de excedentes que incrementa el comercio más allá de las fronteras
del señorío), la urbanización, consolidación de los estados nacionales y la
reforma religiosa (especialmente Calvinista) permitieron la ruptura del orden
feudal y una transformación de la actitud hacia las actividades económicas. Pero
tal vez el aspecto más importante fue el reemplazo de los antiguos medios de
pagos por una especie de pagos monetarios (originalmente de tributos feudales
que fue extendiéndose al comercio por diversas causas). Por otra parte, la nobleza al cobrar en dinero, quedó atrapada entre cobros de
sumas monetarias fijas, alzas de precios y nuevas necesidades en las que gastar.
De esta manera, mientras la nobleza rural perdía su poderío económico, las
clases mercantiles (receptoras naturales del dinero en efectivo) aumentaban
continuamente su poder, produciéndose un cambio en el modo de dominación. Ello
demostró que el sistema feudal no era compatible con una economía en términos
monetarios, siendo ésta una de las principales causas de la ruptura final del
régimen feudal. Las transacciones mercantiles y el uso del dinero pasan a desempeñar un rol
central, originando la aparición de una esfera económica independiente en la
vida social. El nuevo tipo de relaciones que se establecen entre las personas en un sistema
de mercado tiene una combinación de tres elementos: búsqueda de ganancias
máximas, la competencia y la movilidad de los factores para favorecer esa
competencia. Consiguientemente, se desenvuelve una operatoria que se puede resumir en: El mecanismo de mercado proporciona un método para solucionar los problemas de
producción y distribución aumentando la eficiencia con respecto a los
anteriores. La motivación en mayores ganancias motoriza el propio interés
económico en una sociedad basada en el dinero y la movilización de los factores
de producción. Los precios se convierten en el mecanismo de asignación, en
búsqueda de mayores ingresos. En una sociedad de mercado quien se encarga de poner límites a la búsqueda
desmedida del propio interés es la competencia, ya sea entre productores, entre
consumidores, entre propietarios de factores, y entre todos ellos. La movilidad de los factores de producción es condición indispensable para el
funcionamiento de la competencia. La monetización de la economía significa
disolución de lazos. Por ejm, no podía darse competencia en el antiguo régimen
feudal. Cualquier trabajo, actividad o bien está abierto a cualquier aspirante.
Esta movilidad permite la competencia. En una sociedad de mercado quien determina las necesidades es el consumidor.
Mayor demanda inducirá mayores precios, menor demanda menores precios . La evolución al sistema de mercado debe ser vista como la evolución a una nueva
organización económico-social de la sociedad; a una nueva estructura de leyes,
de la organización política, de las instituciones sociales y de las ideas. Es
decir, la mutación de una sociedad a otra. Surge lo que conocemos como
capitalismo (o sociedad capitalista). Pero para que ella siga existiendo existen dos caminos: o remueve todos los
obstáculos que impiden su avance, o encuentra caminos de convivencia. Por su parte, Manuel Castells (1998, 41) afirma que las instituciones se han
establecido para reforzar, limitar, controlar o regular (contratos sociales) las
relaciones de poder existentes en cada período histórico. Modos de producción y modos de desarrollo En este acápite seguimos al autor mencionado (Castells 1998, 40 y sgtes), quien
sostiene que las relaciones sociales estructurantes de una sociedad son tres: de
producción, de experiencia y de poder, todas determinadas históricamente. Los procesos de producción se realizan en base a las reglas de apropiación,
distribución y usos del excedente. Estas reglas constituyen los modos de
producción, que definen las relaciones sociales, determinando la existencia de
clases. En el S.XX predominaron dos: el capitalismo y el estatismo. El primero
se caracteriza por la separación entre productores y medios de producción, la
propiedad privada de estos medios de producción y la consideración del trabajo
como un bien. Por lo tanto, el excedente (consumo y bienes convertidos en
capital) es apropiado, distribuido y controlado por los así llamados
capitalistas. La obtención del mayor excedente es su propósito fundamental. En
el estatismo la apropiación del excedente es externa al sistema económico,
encontrándose en dominio de quienes detentan el poder en el Estado. En este caso
se orienta a maximizar su poder. Otra cuestión es la productividad (relación input-output) de un proceso de
producción específico, que está determinada por las relaciones técnicas de
producción; o en otros términos: el conjunto de dispositivos tecnológicos que
utiliza el trabajo para generar el producto, que determinará el valor y la
calidad del excedente. A estos dispositivos económicos los denomina modos de
desarrollo. Define tres modos de desarrollo: agrario, industrial e
informacional. En el modo de desarrollo agrario, el excedente (productividad) es
consecuencia del incremento de la cantidad de mano de obra y de recursos
naturales (tierra). En el industrial la productividad depende de las fuentes de
energía y la posibilidad de descentralizar su uso en la producción y
distribución. En el informacional la fuente de la productividad tiene tres
sustentos: a) la aplicación del conocimiento sobre sí mismo para generar nuevo
conocimiento, b) en la superación de la tecnología para el procesamiento de la
información y c) la interacción de ambos para producir más conocimiento y mejor
tecnología de información. Cada modo de desarrollo posee un principio de acción determinado. El
industrialismo se orienta al crecimiento económico, es decir hacia la
maximización del producto. El informacionalismo hacia la acumulación de
conocimientos y grados más elevados de complejidad en el procesamiento de la
información. Los modos de desarrollo, se difunden a todo el conjunto de relaciones y
estructuras sociales, penetrando en el poder y la experiencia y modificándolos.
Los casos de China y de la Unión Soviética son, para Castells, pruebas
suficientes de que si hay impedimentos institucionales a la transmisión a las
demás esferas, la consecuencia es un retraso tecnológico por la ausencia de
retroalimentación. La sociedad industrial Por lo tanto, si los modos de desarrollo se difunden a las estructuras sociales,
a la política (relaciones de poder) y a la cultura (experiencia), puede
afirmarse que el modo industrial termina conformando la sociedad industrial,
también denominadas modernas (o desarrolladas), porque fue el tipo societal que
identificó a la modernidad. Anthony Giddens (2002, 67,79,720/726) detalla las siguientes características de
la sociedad industrial: Alta participación de la población económicamente activa en el sector
industrial (secundario) y baja en la agricultura (primario) Más del 90% de la población vive en los centros urbanos, en donde se encuentra
la amplia mayoría de los puestos de trabajo y se crean nuevos En consecuencia, surgen grandes ciudades, mayores en tamaño que en épocas
anteriores. En las grandes ciudades la vida social es más impersonal y anónima, con muchos
encuentros diarios con extraños Existencia de grandes organizaciones empresariales y públicas, que influyen
decididamente en la vida de todos. Cambian las formas y contenidos de las ideas, el pensamiento se vuelve más
crítico e innovador. Se incrementan los ideales de mejora personal, libertad,
igualdad y participación democrática. Sistemas políticos más desarrollados que las formas de gobierno de los estados
tradicionales (en los cuales los monarcas tenían poca incidencia en costumbres y
hábitos de la población). Se desarrolla el transporte y las comunicaciones, favoreciéndose la
integración de las comunidades nacionales Surgen y se precisan los estados-nación, con fronteras claramente determinadas
(y no los límites imprecisos anteriores) Los gobiernos nacionales poseen amplios poderes sobre diversos aspectos de la
población y asumen un rol importante en el estímulo (o retraso) del crecimiento
económico, y en muchos estados son los principales empleadores. El desarrollo tecnológico se ha orientado también a aplicaciones militares. La combinación de una mayor fuerza económica, cohesión política y poderío
militar facilitaba la expansión, incluyendo las formas de vida. Creemos que Daniel Cohen (1998, 74,76) resume claramente a la sociedad
industrial (aunque le da un enfoque preponderantemente económico) cuando expresa
que el ¨fordismo¨ es el nombre que se le había dado al contrato social que rigió
durante la segunda revolución industrial (hasta antes de las últimas décadas del
S.XX). Comenzar una carrera en Ford o Renault significaba tener la certeza casi
total de terminarla en el mismo sitio. Por su parte Bauman (2006, 122-127) las considera sociedades de la modernidad
pesada o ¨hardware¨, que en términos de Weber era de la racionalidad
instrumental, en los que el tiempo y los espacios debían manejarse
cuidadosamente para maximizar. En los que la riqueza y el poder dependían del
tamaño y calidad del ¨hardware¨, ejemplificado en la descripción de Daniel Bell
en El Fin de las ideologías, con la planta de General Motors en Michigan, con su
inmensa infraestructura, una gigantesca jaula en donde todos los materiales y
demás insumos estaban reunidos, donde más grande era más eficiencia y la lógica
del poder y del control se basaban en un ¨adentro¨ y un ¨afuera¨ y una defensa
férrea de los límites. Era el modelo más ambicionado de la racionalidad y un
lugar de encuentros cara a cara y de un acuerdo que se esperaba durara para
siempre del capital y el trabajo. A su vez el tiempo y su sincronización (que
deviene en rutinización) mantenían el sistema íntegro, compacto y sometido a una
lógica interna (la posibilidad de que una parte del automóvil llegara antes o
después en la línea de montaje era una terrible pesadilla). Este tiempo
rutinizado ataba el trabajo al suelo y a la mano de obra. Ni el capital ni el
trabajo deseaban moverse. Es de naturaleza humana comprender el mundo de manera praxeomórfica, un mundo
entendible por el saber práctico (que obviamente es temporo-espacial). La
concepción fordista, con su meticulosa distinción entre planificación y
ejecución, iniciativa y cumplimento de órdenes, libertad y obediencia, invención
y decisión, entrelazamiento de opuestos, era la mayor construcción social
tendiente al orden, estableciendo un marco de referencia metafórico para
comprender el funciona-miento de la realidad humana en todos los niveles (Bauman
2006, 62/63). Un período de transición Es universalmente conocido el avance de la ciencia y la técnica en el siglo
finalizado, especialmente en su segunda mitad. Una conocida metáfora establece que si el tiempo (en la era cristiana) estuviera
concentrado en 24 horas, los últimos 17 minutos corresponderían al siglo veinte
y más precisamente los últimos 10 minutos al período transcurrido desde la
década de 1950. La humanidad ha producido en sólo 10 minutos los más grandes y trascendentales
avances técnicos-científicos, produciendo una ruptura en el orden económico
establecido hasta la primera mitad del S.XX. Ello justifica que se plantee
originalmente que se estaba en presencia de la tercera revolución industrial y
hoy revolución tecnológica. Las implicancias en la sociedad de estas transformaciones fueron de tal
magnitud, que comenzó una mutación de la sociedad industrial hacia otra que
comenzaba a identificarse en algunos aspectos; sin embargo se desconocía en su
conformación definitiva. En los primeros años de 1970 se instala el concepto de
sociedad post-industrial para señalar el cambio societal, sucediéndole otras
denominaciones que intentaban definirla, pero lo cierto es que veinticinco años
después aún los científicos sociales discuten sobre su definitiva
estructuración. ¨Esta sociedad que estamos viviendo, es más una sociedad de
ruptura que un tipo societal cristalizado como lo fue, por ejemplo, la sociedad
feudal o la sociedad industrial¨ afirmaba Garretón (1998, 9), para sintetizar
los grandes interrogantes que aún existían y la posibilidad de establecer solo
algunas líneas tendenciales. Y si la mirada es hacia el individuo, Guariglia (2002, 10) sostiene que se
establecen condiciones para un nuevo tipo de sujeto; el que debe determinarse a
sí mismo y buscar su identidad en su historia y en su vida compartida con otros
sujetos autónomos. Pareciera que transitamos un mundo disgregado, fragmentado, sin rumbo definido,
con desvinculación entre sujetos e instituciones, con estados que son actores
muchas veces secundarios, un mundo que Touraine (2006a, 251-256) define como de
la ruptura casi total de la esfera económica con el resto de la sociedad, y que
denomina capitalismo. No obstante, en 2007 pareciera (tal vez en una mirada optimista) que han
comenzado a definirse las líneas de construcción de las nuevas sociedades.
Nótese que utilizamos el plural: sociedades. En otros términos, ¿podrá hablarse
de un tipo societal instalado en occidente? ¿y en medio oriente?. ¨En Teherán un
colega me preguntó si, desde el punto de vista de la comparación entre culturas
y de la sociología de la religión, no sería precisamente la secularización
europea el camino equivocado que necesitaba de una corrección¨ (Habermas, 2004)
. ¨¿Qué decir del efecto de estos proyectos, las asociaciones y los movimientos
populares?. Una densa red de tales movimientos, en conjunto con gran número de
organizaciones activistas sociales, deberá cambiar el carácter tradicional de la
sociedad latinoamericana en diversas formas, la mayoría de las cuales no han
sido aún bien comprendidas¨ afirma Albert Hirschman (1986, 112) analizando
experiencias populares en América Latina. ¨Afirmar la identidad nacional y el
poder de decidir nuestro propio destino es un requisito permanente del
desarrollo de la Argentina. En realidad, es una condición necesaria del
crecimiento de cualquier país. La historia de la globalización y la experiencia
contemporánea revelan que sólo son exitosos los países capaces de integrarse al
mundo consolidando los rasgos originales de su cultura y su capacidad de
autodeterminación, sostiene Aldo Ferrer (2002, 9). Por su parte, Manuel Castells
afirma que ’No hay otro remedio que navegar en las encrespadas aguas globales…
Por eso es esencial, para esa navegación ineludible y potencialmente creadora,
contar con una brújula y un ancla. La brújula: la educación, la información,
conocimiento, tanto a nivel individual como colectivo. El ancla: nuestras
identidades. Saber quienes somos y de donde venimos para no perdernos a donde
vamos. En síntesis, de cómo se resuelva la formación de recursos humanos al más alto
nivel, el desarrollo científico, el progreso técnico, la acumulación de la
información, las inversiones en educación, en ciencia y tecnología, en salud, en
el combate contra la pobreza, contra el riesgo alimentario, contra la exclusión,
en relación a las identidades y centradas en los procesos culturales, se
conformarán las nuevas sociedades. No afirmamos que no puedan determinarse algunas característi-cas comunes, que
permitan trabajar una sociedad como (uno o varios atributos). Lo que queremos
indicar es que habrá profundas diferencias, que motivan nuestros interrogantes.
Capitalismo Informacional Los modos estatistas fracasaron en los intentos para superar el modo de
desarrollo industrial. El fracaso de la Unión Soviética provocó el derrumbe de
todo el sistema. China ha mutado hacia un capitalismo dirigido por el Estado.
Otros países se están insertando lenta pero progresivamente en la economía
global. En cambio, el modo capitalista (especialmente el avanzado) ha podido
aprovechar el avance del informaciona-lismo, produciéndose importante
transformaciones cualitativas, lo que permitió traspasar a un nuevo modo, el
denominado postindustrial según Bell y que en la actualidad se identifica como
capitalismo informacional, según la propuesta de Castells, tal vez hoy más
preciso en cuando al núcleo del sistema, que se aúna con la identificada
sociedad en red. Aunque consideramos que la concepción de postindustrial no ha
perdido vigencia e incluso que son dos propuestas que se complementan. La expresión posindustrial se origina en que el fundamento central es el
conocimiento, alrededor del cual se irán estableciendo la tecnología, el
crecimiento económico y la estructura social . Por lo tanto, el análisis de los
sectores tradicionales de los modos de desarrollo: primario, secundario y
terciario ha perdido actualidad y los sectores deben redefinirse. Siguen
incluyendo en el primario a las actividades de origen agropecuario, en el
secundario a las industriales, pero consideran corresponde identificarse con
mayor precisión las del sector terciario (servicios); es decir, la clasificación
trisectorial ya no identifica el nuevo modo y su fundamento nuclear (el
conocimiento). Por ello, proponen desagregar en cinco sectores. Primario y
secundario de acuerdo a lo indicado, incluyendo en el terciario a los servicios
personales y básicos (venta minorista, servicios públicos, transportes, garajes,
servicios personales, etc). En el cuaternario a los negocios (finanzas, seguros,
comercio mayorista o en gran escala, bienes raíces, etc) y el quinario a los
decisivos en la sociedad postindustrial, que originan la expansión del
conocimiento, I&D, y la capacidad de gestionar la sociedad (salud, educación,
investigación, gobierno, ocio). La sociedad posindustrial puede identificarse con mayor precisión si se
especifican algunas dimensiones: a) Fuente de productividad: conocimiento teórico, como fuente de I&D&I y
formulación política de la sociedad b) Producción: cambio de bienes a servicios, especialmente quinario c) Distribución ocupacional: preeminencia de profesionales y técnicos d) Orientación estratégica: control de tecnologías e) Gestión: de personas (relaciones interpersonales) f) Toma de decisión: tecnología intelectual, que permita una acción racional y
los medios para llevarla a cabo; es decir, la dirección de la complejidad
organizada. g) Tecnología: de información La tecnología no impacta en el medio social como un factor totalmente aleatorio,
externo, sin relación alguna con la sociedad. Por el contrario, la relación
tecnología-sociedad es una relación multidireccional, sumamente compleja. Hasta
el simple diseño de un artefacto depende de consideraciones, intereses y fuerzas
que no son exclusivamente técnicas. De alguna manera podemos afirmar que la
tecnología es un reflejo de la sociedad, proposición que coincide con Castells
quien sostiene que la tecnología no forma la sociedad, sino que la plasma. En lo que se refiere a la dinámica del desarrollo tecnológico, simplificando, el
proceso sigue un recorrido ¨natural¨: si no hay causas que la frenen es un
proceso incremental. Y si hay intereses que la impulsen, el mismo es
exponencial. Por tanto, los factores superestructurales, político, culturales,
gestionales, incluso los situados en el ámbito de la incertidumbre, pueden
acelerar o frenar el ritmo de la evolución, ¿y también pueden cambiar su
sentido?. En la década de 1970, adquirió un fuerte impulso el proceso de reestructuración
capitalista a consecuencia de la radical transformación de la gestión, basada en
las crisis de los primeros años y en el cambio cultural que desde los 60
coadyuvaban en la modificación la sociedad. La combinación del avance tecnológico (con su ejemplo paradig-mático del Silicon
Valley), la reestructuración capitalista y los cambios culturales, establecieron
las bases para el inicio de una nueva conformación social, que por lo tanto
únicamente podía darse en el modo capitalista. Los países socialistas no
lograron adecuarse en el marco de sus regímenes, lo que ocasionó la desaparición
de la URSS y la decidida incorporación al sistema capitalista mundial del resto,
siendo China el ejemplo más claro. Si aceptamos como adecuado el término informacional para identificar el
principio nuclear de una organización social , en la que la generación, el
procesamiento y la transmisión de la información son las fuentes de la
productividad y el poder, entonces, por lo expresado en los últimos párrafos, es
procedente definir al nuevo modo relacional como capitalismo informacional, o
sociedad informacional, de acuerdo a la propuesta de Castells. Intentemos a continuación señalar (solamente) algunas caracte-rísticas : Tiene una lógica de interconexión que justifica el uso del concepto ¨sociedad
red¨, que no agota el significado de sociedad informacional (Castell 1998, 47) Las TICs impregnan todas las esferas de la vida social. Son capitalistas Permite la diversidad cultural Facilitan la construcción e interacción en redes globales Admite una desnacionalización de la información La información (y las comunicaciones) se convierten en sinónimo de poder Las redes globales facilitan la estructuración de procesos sociales (y
específicamente los económicos) que fortalecen los ¨centros¨ y ¨periferia¨. Permite la formación de ciudades globales (por ejm, Nueva York, Londres,
Tokio), ciudades nodales (por ejm, Buenos Aires, San Pablo). Las demás ciudades
son accidentales. Preeminencia de la identidad como principio organizativo, en un período en que
las identidades están reconstruyéndose en base a determinados atributos
culturales. Restablecimiento alrededor del Yo, con identidades proyectos (en
términos de Castells). Es decir, se construye la sociedad desde el individuo,
contrariamente a la anterior que la sociedad moldeaba al individuo.
Metafóricamente podemos afirmar que del ciudadano se pasa al consumidor. Provoca desigualdades. En la sociedad informacional sólo existen los que están
integrados a ella. Los que están integrados, sus prácticas sociales están traspasadas por las
TICs. Origina más fragmentación social. Quién vive en el espacio de los flujos vive
en un mundo global (aunque no obtenga beneficios de ello); su visión es distinta
al mundo común. Consolida la fragmentación urbana. La elite relacionadas con las altas
actividades de la información (finanzas, comunicaciones, etc) tienen a ocupar
espacios selectos. Aunque esta separación no es novedad en la historia de las
ciudades, se fortalece en la sociedad informacional, porque al no vivir en el
mundo físico, dejan de pertenecer a la ciudad. Genera nuevos actores sociales locales, con incidencia en la sociedad, sin
estar ubicados físicamente en ella. Las características mencionadas originan un desprendimiento territorial del
poder. Insistimos, la sociedad informacional es sinónimo de lo inmediato y de lo
líquido, que se conjugan en la levedad del ser. Levedad y velocidad juntas.
Combinación que identifica las relaciones humanas. Sociedad que es de flujos, de movimientos, con espacios y tiempos redefinidos.
Como afirma Touraine (2006a) donde lo importante no está en la ciudad ni en el
campo, está en la carretera, que produce una desestructuración de lo social y
una desinstitucionalización de la realidad social
GLOBALIZACION Nos relata Daniel Cohen (1998, 75) que un día Henry Ford decidió duplicar el
salario de sus trabajadores, con una ¨explicación¨ pública del deseo que sus
obreros estén bien pagos para que puedan comprar sus autos. ¿Se daría una situación similar en la sociedad postindustrial, o informacional,
o de la modernidad líquida, o de la segunda modernidad?. Desde la Segunda Revolución Industrial el capitalismo adquirió progresivamente
el carácter financiero. Las sucesivas crisis posteriores robustecen el proceso.
Las empresas comenzaron a ser partes de corporaciones. Las entidades financieras
cambiaron préstamos por acciones. Especialmente desde mediados del S.XX, se da
un fuerte impulso en la creación de los fondos de inversión. La separación entre
la propiedad y la dirección, que tanto preocupaba a Weber, estaba instalada para
permanecer con fuerte bríos posteriores. Los propietarios (capitalistas) eran
los dueños del capital y las empresas eran sus instrumentos para la maximización
de los beneficios. ¿Por qué Ford duplicó los salarios?. Simplemente para no perder a los
trabajadores de su empresa, que consideraba su principal instrumento. El avance tecnológico, primordialmente de las TICs, permitió que los procesos
económicos fueran más flexibles, más volátiles, más rápidos (casi instantáneos),
más fluídos; es decir, más licuados, más líquidos. Contrariamente a las que
debían darse en un espacio y en un tiempo determinados, que se simbolizaban con
lo ¨pesado¨, lo ¨sólido¨, lo ¨agrupado¨. Del capitalismo financiero, las TICs y el conocimiento como principio axial a la
idea de una ¨aldea global¨ hay un solo paso, substancialmente si los Estados
retardan su reacción o son débiles para ello. En otros términos, capitalismo
informacional y globalización son dos procesos simultáneos. ¿O un mismo
proceso?. ¿O la globalización es una representación ideologizada para instalar
el pensamiento único? Con esta sucinta descripción (que significa no considerar otros importantes
aspectos) se pretende una aproximación en la explicación de cuándo y cómo nace
la globalización, tal como hoy la entendemos, o globalización que caracterizó al
fin del S.XX . Que entendemos por globalización ¿Es la aldea global?, ¿es la economía interrelacionada a nivel mundial?, ¿es el
consumismo?, ¿es el poder financiero?, ¿es producir conocimiento en un lugar y
bienes en otro?, ¿Qué en ¨algún lugar¨ estén las altas tecnologías y en otros
las maquinarias, con su incidencia en la distribución del tipo de empleo?, ¿es
división entre calificación y subcalificación?, ¿es poder o subordinación?, ¿es
el hombre en el centro de las cosas o las cosas en el centro del hombre?, ¿es a
favor o contra el hombre?, ¿es cultura única o multiculturalismo?
Globalización es lo expresado y profusamente más. O no. Giddens (2000, 20)
describe que existen escépticos de la globalización, para quienes es palabrerío,
que la economía no es diferente a períodos anteriores, que buena parte del
intercambio económico se da entre regiones, en lugar de ser verdaderamente
mundial. Pareciera que los escépticos tienen razón. Hasta mediados del siglo veinte
aproximadamente el 70% de las transacciones internacionales eran materias primas
y alimentos, a fines del siglo representaban sólo 20%. Como el 80% del comercio
mundial son manufacturas y servicios sofisticados, el 75% del comercio mundial
se realiza entre países avanzados. América Latina representaba sólo el 5% (Perez
Enrri 2000, 293). Pero, en la década de 1980 el capital especulativo se movía poco y estaba
depositado en los bancos. En 1994 hay 2,3 billones de dólares circulando y sólo
0,85 billones quedan en los bancos; es decir, hay 1,5 billones que circulan en
forma volátil, sin control, no están depositados y no paran en ningún lugar del
mundo. Por cada U$S 1 de producción hay casi U$S 30 de intangibles,
inmateriales, inmediatos, líquidos. El movimiento en las bolsas requiere de 1
billón de dólares diarios mientras el comercio mundial de mercancías y servicios
sólo 0,025 billones por día; en consecuencia, el capital financiero está
independizado de la economía real (produccióny comercio) y tiene autonomía
propia. Los bancos centrales nacionales disponen de sólo 0,02 billones diarios
de reservas para enfrentar especulación de 1 billón diario. El gasto en
promoción de zapatillas Nike (a través de Michael Jordan) es de U$S 20 millones,
mientras la producción de esas zapatillas en Indonesia cuenta U$S 12 millones,
mediante el trabajo de 5.000 personas. La sabiduría convencional o pensamiento
único asigna a las políticas pro mercado la prioridad, mediante políticas de
apertura, desregulación y reducción de la intervención del Estado, implantación
realizada a través de los organismos internacionales, de universidades de EEUU y
los medios de comunicación ligados al establishment financiero (Perez Enrri
2000, 294/295). La globalización y sus impactos – primera parte Es claro que los impactos más notorios han sido los económicos, que no
representa (tal vez) los más importantes, aunque puede considerarse son los que
han ¨marcado el ritmo¨. Veamos el siguiente cuadro estadístico que nos muestra la incidencia. América Latina y el Caribe y países de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos Crecimiento anual del empleo y contribución al nuevo empleo,
Por rama de actividad, decenio de 1990a
Fuente: Jürgen Weller, El empleo terciario en América Latina: entre la
modernidad y la sobrevivencia, con datos oficiales de los países de América
Latina y el Caribe y con datos de OIT (varios años) para los países de la OCDE. a Para América Latina y el Caribe, 1990-1999; para los países de la OCDE,
1990-1998. b Hasta 17 países, según la disponibilidad de datos. c 20 países miembros antes de 1990. d Incluye las ramas de electricidad, gas y agua, y de transporte, almacenaje y
comunicaciones. e Principalmente minería. f El total de las contribuciones no siempre suma cien, ya que se trata de
medianas. Un sencillo cotejo en la evolución y contribución de la industria manufacturera
en América Latina y los países OCDE. Mientras en AL hubo un crecimiento del 1,2
y en la participación del 9%, en OCDE hubo decrecimiento (-0,9 y -6,3). La
industria maquiladora de México se convierte en el ejemplo paradigmático . Si comparamos los servicios financieros, seguros y bienes raíces, comprobamos
una incremento positivo en la contribución del 11% en AL y del 33% en OCDE. Es
decir, la brecha se amplía. Es evidente, que la globalización propone nuevos patrones productivos (nuevos
principios de productividad). Impone la especialización en una nueva división
del trabajo: países agrícolas, países industrializados y países del
conocimiento, generando una redistribución de las rentas mundiales y nacionales
. En consecuencia hay una ruptura entre producción, consumo y espacios nacionales,
generando nuevas pautas de consumo, incluso un tipo de consumo identificado como
consumismo, para explicar la creación de necesidades en el individuo, un exceso
de compra de bienes y servicios, una tendencia inmoderada a adquirir, gastar o
consumir bienes, no siempre necesarios, incorporando pautas culturales ¨del
primer mundo¨. En lo financiero el capitalismo informacional facilitó el libre flujo de
capitales, el aumento de las deudas externas (que pasa a convertirse en el
principal instrumento de dominio) y primordialmente las inversiones
especulativas. El desempeño de organismos internacionales (ejm, FMI, Banco
Mundial, OMC), violentando sus misiones, sirven de apoyo directo como factor de
imposición, básicamente a los países más débiles. El patrocinio que han dado a
la división en Estados más pequeños y más débiles se encuadra en esta
estrategia. Giddens (2000, 28) afirma que alguien podría decir que esto no es
una aldea global, es un saqueo global. Se acepta el liderazgo de las empresas multinacionales, produciendo cambios en
las relaciones internacionales, donde los estados centrales defienden a sus
grandes empresas y los periféricos o dependientes disminuyen sus márgenes de
autonomía. Se producen cambios en los roles de los estados dependientes,
cumpliendo esencialmente funciones de vigilancia interna. Se fortalecen las
relaciones de poder asimétricas. Aparece fuertemente la problemática del desempleo en todos los países, pero más
agravado en los subdesarrollados. La globalización también presiona internamente en los países, produciéndose
asimetrías (de las cuales en Argentina tenemos infinidad de ejemplos) creando
zonas ¨centrales¨ y zonas subdesarrolladas. Castells (1998, 282) sostiene que el estado-nación ha perdido una porción de
control de la política monetaria, de su presupuesto, de la producción y el
comercio y de sus prestaciones sociales (en este caso en muchos países
subdesarrollados se produjo un desmantelamiento del estado de bienestar y un
achicamiento en otros); es decir, ha perdido parte de su poder económico.
Expresado con una visión optimista, diríamos que ha perdido influencia, pero
conserva una cuota de poder importante. En igual posición se encuentra Touraine
(ver el capítulo siguiente). Obviamente, estas posiciones están sustentadas
desde una mirada centrista. La globalización afecta de manera muy diferente a
los estados de capitalismo avanzado de los estados subdesarrollados. La extraterritorialidad del poder (aunque sus cuerpos permanezcan in situ, lo
hacen en barrios estrechamente custodiados) significa despreocuparse de
empleados, de los jóvenes, de los más débiles, de generaciones futuras; es
decir, se libera del deber de contribuir a la permanencia y progreso de la
comunidad. El capital fluido tiene pocos límites suficientemente sólidos como
para someterse a la ley. Las elites poderosas y adineradas siempre tuvieron más
afinidad con las elites fuera de frontera que con el resto de la población
dentro de las mismas. Pero esta desterritorialización es conexa con una
estructuración estricta del territorio. El territorio urbano se convierte en el
campo de batalla, que a veces estalla en disturbios en los barrios cadenciados,
los impotentes, desdeñados y marginados habitantes de estos barrios, convertidos
en gueto, tratan de instalar barrers en las fronteras de su territorio, sus
propios ¨prohibida la entrada¨ (Bauman 1999, 17/33). Las redes globales de comunicación se han convertido en factores de poder, con
gran influencia en la opinión pública, insertando valores que fortalecen los
intereses globales y de los propietarios de los medios. Cuando no se instalan
directamente, lo hacen asociados a medios locales, que son incorporados a la
red. En los países desarrollados, Internet es un poderos medio de comunicación.
En los dependientes, como el acceso aún es limitado las redes globales tienen
más incidencia, lo que origina más desnacionalización y desestatificación de la
información. La facilidad de traslado del capital financiero es aprovechado por las redes de
delincuencia internacional. Su ingreso (y egreso) a los países (fundamentalmente
los menos desarrollados) se realiza con suma facilidad, incorporándose a las
principales actividades la vida económica y extendiendo desde allí su influencia
hacia las otras esferas, con preponderancia a la política y a los organismos
públicos, incluyendo la justicia. Los estados nacionales, ante la disminución de su influencia en las diversas
áreas y para insertarse en la globalización buscan la reconstrucción del poder
mediante agrupamientos interestatales (Unión Europea, Mercosur, etc). Aparecen
los super estados-nación (Bauman 1999, 295/296) No obstante ello, con la excepción de la UE, estas experiencias no han
fructificado adecuadamente aún, lo que ha originado la aparición de las
Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) u Organizaciones No Gubernamentales
(ONG) que suplen el accionar del Estado en áreas específicas. La actual
situación de las pasteras en Fray Bentos (ROU), sus consecuencias ambientales,
turísticas, etc. en Gualeguaychú (ER) y la creación de la Asamblea Ambiental es
una clara muestra de lo que afirmamos. Aseveramos en párrafos anteriores que del ciudadano se pasó al consumidor. Es
que en el mundo globalizado no hay necesidad de identidades; de hecho, las
elites globales que habitan el espacio de los flujos están formadas por
individuos sin identidad, por ciudadanos del mundo. Priman los impulsos básicos,
los de poder, los cálculos estratégicos centrados en uno mismo, con rasgos
claros de una dinámica nómada y bárbara que amenaza las normas político-legales
y civilizadas (Bauman 1999, 394/395). Para sobrevivir en un mundo de nómades hay que acostumbrarse a viajar en caminos
que se desconocen, concentrando la atención en el próximo tramo de la ruta. Es
como patinar sobre hielo delgado: la velocidad es primordial para mantenerse. Y
sin embargo la velocidad no conduce a pensar, y menos aún a largo plazo. Y en
este caso la suerte se confunde con el destino (Bauman 2006, 220).
La globalización y sus impactos – segunda parte Se está transitando una globalización sin instituciones internacionales de
regulación. Pareciera que los super-estados no fueron la respuesta adecuada por
falta de esfuerzos de los estados-nación. Los avances tecnológicos se han
instalado y dejan una percepción de que ¨están al alcance¨. Hay claras
reacciones contra la globalización. Las identidades se están reconstruyendo. Tal
vez el individuo y sus derechos culturales deban ser el centro de análisis. Fitoussi y Rosanvallon (1997, 117/158) insisten en que debe comprenderse cuáles
son los mecanismos de crecimiento y que el mismo es de orden filosófico antes
que económico, que debemos interrogarnos sobre el sentido. Ni la globalización
ni el progreso técnico son obstáculos al crecimiento económico. El verdadero
problema es que ponen en marcha una dinámica profundamente desigualitaria. Por
ello, el principio de solidaridad debe estar incorporado en las reglas
fundadoras del contrato social. No es ´todos contra la globalización´ como se
van a resolver los problemas. Es encontrar nuevos medios para organizar la nueva
etapa económica. No es resignarse a una globalización que se nos imponga, sino
sacar el mejor provecho de ella. La cuestión no pasa por ser librecambista o
proteccionista. Es determinar el grado óptimo de proteccionismo en relación al
nivel de desarrollo alcanzado y a que ciertos mecanismos de crecimiento futuro
deben ser resguardados. Prebish nos dejó la enseñanza de que debemos mirar la realidad con nuestros ojos
y abordarla desde la perspectiva de nuestros intereses, nos recuerda Aldo
Ferrer. La globalización es, entre otras cosas, el espacio del ejercicio del
poder relativo de las naciones. Las reglas de juego de las finanzas, el
comercio, las inversiones privadas directas y el acceso al conocimiento son
diseñadas en función de los intereses de los países centrales. No hay empresa
más urgente que construir una nueva visión del mundo y de las relaciones entre
los pueblos y las naciones (Ferrer 2002, 39,205). Por su parte en la Declaración de Buenos Aires de la Sociedad Internacional para
el Desarrollo, realizada en 1996, se expresa entre otros aspectos:
La globalización no es un proceso natural, es un proceso histórico producto de
la revolución de la comunicaciones, las nuevas tecnologías y la expansión de las
finanzas Como todo proceso histórico es susceptible de ser direccionado en función de
una gobernabilidad que evite sus efectos indeseables, entre ellos la erosión del
estado-nación, las amenazas a la democracia política, la fragmentación de las
sociedades, el desempleo y la exclusión social. Rechazamos la dictadura del pensamiento único. La globalización es una visión
ideológica del neoliberalismo económico, con el propósito de cambiar la política
de base popular y legitimidad electoral, por la política electrónica y de
marketing (Perez Enrri 2000, 299/300). El economista francés Cohen opina que creer que los países del sur son causas de
los males de los países avanzados es llevar a las democracias por falsas pistas,
entre las cuales está el debilitar el estado providencia, internacionalizar la
vida política para manejar la globalización. Comprender la crisis actual a
partir de la globalización es alimentar el proteccionismo que rompería con las
perspectivas de los países pobres. Para éstos, el comercio mundial es la promesa
de anular el incremento diferencial de la prosperidad y el poder. La gran
esperanza del S.XXI tal vez sea reducir las diferencias entre las naciones. En
una época en donde lo económico ya no favorece la unión social, es deseable que
las naciones occidentales reaprendan a pensar lo político, aunque en esta
perspectiva se manifiesta pesimista (Cohen 1998, 129/130). Silva Lira plantea que en un mundo globalizado los gobiernos locales y
regionales de América Latina deben asumir nuevos desafíos. Dos de ellos son: a)
crear o mejorar capacidades competitivas y b) transformar los sistemas
productivos locales. La manera de vincularlos es considerarlos cuando se diseñen
políticas locales, pero primordialmente instalar una cultura territorial que los
integre. Coincidiendo con la concepción de competitividad sistémica, manifiesta
que no son las empresas las que compiten sino que se establece la competitividad
territorial. Por ello, sugiere internalizar en las empresas el sentido de
¨empresas del territorio¨ y desterrar el de ¨empresas en el territorio¨ o
¨ubicadas en¨ (Silva Lira 2005). Es decir, reconocer la glocalización, en
términos de Robertson En la perspectiva que hemos tratado de resumir en este acápite pareciera que no
sólo podemos, sino que debemos pretender la transformación y fundamentalmente
tener la ilusión de gestar cambios sustantivos, y ser protagonistas. Pareciera
que no estamos ante un dilema, del que no podemos esperar si no algo peor de lo
mismo; estamos ante la oportunidad de tomar decisiones verdaderamente
estratégicas sobre nuestro futuro. LA DESMODERNIZACION SEGUN TOURAINE Alain Touraine considera que el proceso que actualmente se desarrolla es el
contrario al llamado modernidad. Acepta la noción de los ¨postmodernos¨, porque aportaron en percibir la crisis y
el fin del modelo racionalista de las luces. Pero los considera ineptos para
abordar el análisis de los problemas más complejos que ocasiona la crisis de la
(por él denominada) modernidad clásica. Propone como idea de partida la
concepción de ¨desmodernización¨, en reemplazo de postmodernidad. Consecuentemente, es necesario que abordemos cómo se construye y luego entra en
crisis la modernidad, para razonar la postura de Touraine. Para tal fin, nos basamos en su obra ¿Podremos vivir juntos?, con algunas
actualizaciones a través de reportajes y análisis de su último libro ¨Nuevo
Paradigma¨ La modernidad Afirma que la modernidad nació de la ruptura de la visión religiosa del mundo,
en el momento decisivo del Renacimiento (que sostiene el orden científico y el
estado absoluto) y de la Reforma Luterana (que afirmaba el universo interior, el
de la fe, la piedad y la moral) El mundo moderno no concibe a la sociedad como la ciudad de Dios. Prima el
interés general, pero en conjunto con los intereses propios de los miembros
sociales. En la sociedad moderna hay una estrecha correspondencia entre individuo y
sociedad. La institucionalización y la socializa ción son los dos mecanismos
fundamentales en esa relación. El derecho y la educación son los instrumentos
que garantizan esos mecanismos. Surgen los dos pilares básicos: racionalismo e individualismo. Pero como el
racionalismo se convierte en sinónimo de economía y el individualismo en
cultura, estas dos esferas más que a complementarse, tienden a separarse, a
oponerse. Sólo la idea moderna de sociedad puede articularlos. En esta sociedad
el individuo es un ser humano al participar de la vida colectiva y contribuir al
buen funcionamiento de la sociedad (mediante su trabajo, su familia, etc).
Evidentemente, hay una concepción política de la sociedad, siendo el ideal
humano el de ciudadano. Se conforma, por lo tanto, el trípode que identifica al modelo clásico moderno:
racionalismo – individualismo – Estado de derecho. Gráficamente plantea la
figura del triángulo con su base quebrada, con vértices que se rechazan, que
tienden a separarse, pero que las instituciones políticas (en el vértice
superior) los mantienen unidos. En esta concepción solamente las instituciones
políticas (Estado) pueden cumplir con esas funciones. Así pues, la razón y el individualismo se conjugan en una sociedad libremente
organizada por la ley. Con la democracia industrial y el estado benefactor, el
modelo alcanza su forma más elaborada. La crisis del modelo clásico No obstante ello, las instituciones políticas nunca pudieron abolir totalmente
la disociación entre racionalización económica e individualismo moral. La idea
de progreso en el S. XIX es desbordada por el cada vez más todopoderoso dinero,
la miseria obrera y urbana y las luchas de clases. Es en la segunda mitad del S.
XIX cuando se intensifica la lucha de clases y por ende se fortalece el
cuestionamiento al modelo. La autonomía creciente de las fuerzas económicas escapan a las regulaciones
impuestas por los estados, el mercado organiza una vida económica cada vez más
diferenciada de las otras dominaciones de la vida social. El dinero, el espíritu
de empresa y ganancia capitalista destruyen los principios y valores del orden
social construido. La idea de sociedad, desbordada por lo económico, ya es
incapaz de articular la racionalización económica con el individualismo moral.
La política económica sustituye al derecho constitucional. Finalmente, Touraine afirma que ya no se puede esperar el triunfo de un estado
de derecho capaz de manejar la dualidad propia de la modernidad y de mantener el
equilibrio entre industrialización del mundo y la libertad personal, entre el
espacio público y la vida privada . La unión de la razón y la conciencia, de la
economía y de la cultura, del intercambio y las identidades, quedaron
desgarradas. Esta disociación de los dos universos es la realidad principal de fines del S.
XX y a esta disociación le llama desmoderniza-ción. Si la modernización fue la gestión de la dualidad de la producción racionalizada
y la libertad interior del Sujeto humano a través de la idea de sociedad
nacional, la desmodernización se define por la ruptura de los vínculos que unen
la libertad personal y la eficacia colectiva, el derrumbe de las mediaciones
sociales y políticas destruye los controles sociales e incrementa el riesgo de
la desorganización. Es la caída de la sociedad como modelo de orden e
integración. Por qué desmodernización y no posmodernización La crisis de la modernidad no es solo un desglose anárquico de intereses, de
imaginarios, de signos. Es la descomposición de dos universos que, aunque con
salvedades, estaban asociados. Es un estallido de la modernidad. Es la imagen de
la descomposición de las ciudades, que habían sido el símbolo moderno de la
ciudadanía, del lugar de producción, de intercambio, de socialización, de la
comunidad. Esta crisis provoca la degradación de la economía y la cultura, que origina un
proceso destructivo de los dos mecanismos fundamentales de la modernidad. Se
genera la desinstitucionalización y la desocialización. Instituciones como la
familia o la escuela pierden su estructura clásica, comienzan a desaparecer
normas y valores sociales y el estado cada vez es más impotente para regular las
relaciones entre los mundos públicos y privado. La crisis no provoca un salto superador o etapa posterior de la modernidad, sino
que la des-compone. Afirma que no se puede aceptar livianamente la
descomposición en nombre del ingreso a una era posmoderna, que tendría la
seducción de un individualismo crítico y mantenerse milagrosamente al abrigo de
las reacciones identitarias y comunitarias. De ahí su crítica a la noción de
posmodernidad y su propuesta de desmodernización. El enfoque accionalista de Touraine se refleja cuando plantea, ante la caída del
modelo de integración, que produce una crisis social y por ello es necesario una
nueva búsqueda de principios orientadores para una nueva combinación de la
racionalidad instrumental y la identidad cultural, que permitan refundar una
modernidad sobre la comunicación de individuos y colectividades que son a la vez
semejantes y diferentes. Esta idea optimista de construcción de una nueva
modernidad se basa en su convencimiento de que aún existen lazos que unen ambas
esferas y que los estados nacionales no son totalmente impotentes frente a la
globalización . Rasgos dominantes de la desmodernización Resumiendo, el proceso de globalización debilita aún más al Estado como centro
que permite conjugar las dos esferas. A la vez, se diluye la idea de la sociedad
como idea integradora; la sociedad se resquebraja, se descompone, se fragmenta. La consecuencia es que la economía no puede ser regulada por la política. Nos
encontramos con los dos rasgos predominantes de la desmodernización: Economía cada vez menos controlada por los estados Identidades privadas o comunitarias que se cierran sobre sí mismas. Como se afirmó antes, estas características son consecuencia de los procesos de
desinstitucionalización y desocialización. El proceso de desinstitucionalización Basa su análisis en considerar que la globalización no es solamente el
incremento a nivel internacional de intercambios comerciales. Esta etapa se
caracteriza por la transformación del capitalismo industrial en capitalismo
financiero. Este cambio impone una concepción de la vida social opuesta a la
sociedad industrial. Es menester recordar que la idea de sociedad industrial,
especialmente luego de la segunda guerra, había logrado unir la racionalidad
económica e intervenciones políticas y administrativas. La economía, la política
y la cultura integraban la sociedad. La globalización destruye este andamiaje e
instala una dinámica de liberalización de los intercambios y de los procesos
productivos que transforma las relaciones sociales. Cada vez más los centros no
son a la vez económicos, políticos y sociales de producción. Se intensifica la
elusión de la economía del control social. La superación del capital financiero
sobre el industrial permite que los intercambios se conviertan en su propio fin.
El capitalismo financiero no tiene como propósito el organizar las relaciones de
la producción y el intercambio de bienes y servicios. A la vez, los medios de comunicación crean o amplifican movimientos de opinión
que no son reflejos de movimientos sociales. Logran instalar opiniones y
actitudes adoptadas sin la reflexión necesaria sobre las consecuencias políticas
y sociales, especialmente la idea de una sociedad mundial sin estados. Plantea que es imprescindible entender que la concepción de globalización es una
ideología cuyo propósito es la dominación económica, utiliza la idea de un
conjunto económico mundial autorregulado y fuera del alcance de la intervención
política. En consecuencia, a nivel mundial y local, esta ideología liberal busca
el apoyo de los medios económicos dirigentes y sobretodo de los medios masivos
de comunicación. No es de su preocupación una activa participación popular. Este proceso de separación, sucintamente detallado, trae como consecuencia que
el sujeto se transforma de ciudadano en consumidor (en otros términos, de
sociedad de producción o industrial en sociedad de consumo), con toda la
implicancia que ello significa. Algunas de ellas:
conduce a la lógica de la economía globalizada fortaleciendo el proceso o a
una reconstrucción de la identidad no basada en roles sociales. Cuando más
difícil es definirse como ciudadano o trabajador, más realizable es hacerlo por
la etnia, religión, creencias, género, costumbres, etc . Pero también conllevan a que el individuo se encierre en sí mismo, deja de ser
un ser social. Se define por lo que es y no por lo que hace, con su consecuencia
de estatus transmitido por sobre el estatus adquirido. Contribuir al buen funcionamiento de la sociedad, siendo buen ciudadano, buen
trabajador, buen padre ya no es norma suficiente ni siquiera aceptable de
moralidad. La vida privada sufre la invasión de la cultura de masas. Se conforman sociedades, que algunos denominan tolerantes, en las cuales las
normas se diluyen y favorecen diversidad de conductas (liberador pero
angustiante y ¨líquido¨) Uno de los ejemplos substanciales es el de la familia: ampliadas,
monoparentales, recompuestas, de homosexuales etc. Otro: la escuela,
especialmente en nivel medio y superior. Aparece aquí claramente la dicotomía
empleo y técnicas versus identidad y comunidad. Ya no es en términos institucionales, con juicios normativos, como se define.
Es en términos de comunicación entre los miembros y el reconocimiento de los
derechos e intereses individuales Hay una ruptura entre el sistema y el actor Como corolario hay un debilitamiento o desaparición de las normas codificadas y
protegidas por mecanismos legales, y la desaparición de los juicios de
normalidad, que se aplicaban a conductas regidas por las instituciones. A este
escenario Touraine lo define como desinstitucionalización No lo ve como un escenario negativo. Incluso lo considera positivo ya que
instala la necesidad de transformar el análisis y la acción sociológica. Propone
un desplazamiento del sistema hacia el actor. Alerta que por ser período de
transformación no hay que alarmarse por la descomposición, sino preocuparse por
construir el futuro, buscando puntos de referencia y evitando una profunda
ruptura de nuestra personalidad y nuestra vida social. La desocialización y despolitización La ruptura entre el actor y el sistema, produce rupturas temporo-espacial, de
perspectivas, entre ambos. Las normas y valores internalizados por el actor y
los mecanismos y reglas de la sociedad, que se correspondían en la modernidad,
se resquebrajan, incluso se oponen. La desinstitucionalización lleva a la
desocialización. Llama desocialización a la desaparición de los roles, normas y valores sociales
mediante los cuales se construía la identidad y las normas de conducta. La educación no puede transmitir las normas de conducta (disciplina, trabajo,
expectativas de gratificaciones diferi-das, etc). La economía de mercado impone
el dominio de nuevas técnicas y establece nuevas relaciones. La vinculación
hostil se emplazó entre el mercado mundial y los integrismos o nacionalismos
culturales. Han desaparecido las mediaciones sociales entre la economía
globalizada y las culturas fragmentadas. Por lo tanto se plantean dos cuestiones fundamentales:
El problema actual es más profundo que una simple ruptura o separación, lo que
se cuestiona es la cultura misma y su correspondencia con la sociedad y la
personalidad. Se instala una interpretación ideológica de la cultura y se
produce una doble degradación: de la actividad económica (al no vincular
técnicas y relaciones sociales de producción) y de la cultura y de las
identidades culturales (que se convierten en instrumentos a favor de uno y en
contra de otros). Pero la desocialización es necesariamente despolitización. El orden político
no funda el orden social. La crisis política es crisis de representatividad, de
confianza, de poder mal dispuesto. Los partidos políticos se convierten en
empresas políticas, que producen candidatos para que sean ´comprados´ por los
electores que buscan defender sus intereses . El sistema político deja de ser
agente de la creación social. El homo politicus se descompone. Esta crisis está
asociada a la del Estado nacional, pequeño para los grandes problemas y grande
para los pequeños. En estas condiciones, propone orientar la búsqueda de nuevas relaciones y nuevas
formas de integración. El Sujeto y su identidad El ser humano interioriza normas y valores de la sociedad a la cual pertenece.
Va conformando su identidad social y personal a través de las interacciones con
sus semejantes en el marco institucional. Por lo tanto, la destrucción que hemos
comentado también alcanza al individuo, puesto que él encuentra su unidad en el
espejo de las instituciones: como ciudadano, trabajador, etc. El Yo no puede
desempeñar el papel de mediador psicológico entre la cultura global y el
conjunto de los datos representados en la vida psíquica. Si bien la vida contemporánea tiene su complejidad el problema esencial es que
se ejercen sobre los individuos dos conjuntos de fuerzas centrífugas que
resquebrajan la unidad individual. Por un lado, es impulsado hacia la acción instrumental y el atractivo de los
símbolos de la globalización y de una modernidad caracterizada por la
desocialización. Por otro, hacia la pertenencia a una comunidad definida por la fusión de
sociedad, cultura y personalidad, casi como en la era premoderna. Individuos con identidad fragmentada: hipermodernos y antimodernos a la vez.
Conjunción que origina más preocupación por el equilibrio y la supervivencia que
por un crecimiento y un cambio. Este desgarramiento cultural, producido en todos los niveles económicos, en un
mundo que ha sido creado para pocos en donde ricos y pobres deben vivir,
profundiza una sociedad de incluidos y excluidos, separa aún más el mundo de la
participación y el mundo de la represión, genera una competencia despiadada, en
vez de unificar una condición humana que tienda a la cooperación y solidaridad
¿Hacia una nueva modernidad? Reiteramos la concepción de Touraine: la desmodernización es un proceso de
desconstrucción. Consiguientemente, debe efectivizarse una búsqueda de principios orientadores
para una nueva combinación de la racionalidad instrumental y la identidad
cultural, que permitan refundar una modernidad sobre la comunicación de
individuos y colectividades que son a la vez semejantes y diferentes,
preocuparse por construir el futuro, buscando puntos de referencia y evitando
una profunda ruptura de nuestra personalidad y nuestra vida social, orientando
la búsqueda de nuevas relaciones y nuevas formas de integración. La desmodernización es el efecto de la crisis de un modo de gestión de dos
universos. Está persuadido de que no es imposible encontrar un nuevo modo. Reconoce que aún las instituciones de protección social son poderosas y capaces
de atenuar el peso de la exclusión Para esta búsqueda existen dos condiciones conjuntas:
No volver al pasado, pretendiendo revivir una sociedad basada en valores
comunes y sus normas jurídicas y sociales, cuya integración descansa en la
justicia y la educación Superar la idea de sociedad (instituciones) como principio regulador de
conductas y reconocerse que se vive un mundo de mercados, de comunidades y de
individuos. Propone que la nueva construcción no puede basarse en la ley y que debe
indagarse en el deseo de cada individuo de combinar en su vida personal la
participación en el universo técnico y económico y la movilización de una
identidad cultural y personal, siempre desfasada con respecto a la racionalidad
instrumental. La condición es respetar la separación del mundo exterior y el
mundo interior. Finalmente, este corrimiento desde la sociedad al individuo como centro de
análisis se ve reafirmado en su último libro Nuevo paradigma para comprender el
mundo de hoy. Al respecto, Raúl Rojo (2005) comenta que en una sociedad caracterizada por los
flujos más que por la estructura, donde todo se fragmenta, donde el dinero y los
mercados cumplen un rol más importante que las instituciones, donde Touraine
recuerda que se ha demostrado que abandonamos la secuencia
pasado-presente-futuro, para vivir en un presente casi ilimitado y un futuro
sólo de corto plazo, se pregunta si es posible utilizar ´´sociedad´´ en otro
sentido que no sea meramente descriptivo. Urge para Touraine definir una nueva
situación y sobretodo nuevas categorías de análisis del nuevo pensamiento
social. La globalización, que Touraine concibe como una forma extrema de capitalismo,
fragmenta lo que antes se denominaba sociedad, produce el derrumbamiento de las
antiguas categorías y posibilita el triunfo de un individualismo (que es
impulsado, además, por los medios de comunicación). El fin de lo social y el
surgimiento del individuo y sus derechos culturales marcan el inicio del siglo
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