Dr. Francisco Bijarro Hernández
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
Dra. Artemisa López León,
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México
Resumen.
Para comprender el arraigo histórico del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) en las zonas rurales y marginales hay que ir más allá de los clásicos
análisis de geografía electoral y cuestionar algunos estereotipos del voto
priísta. Al hacerlo, se puede centrar la atención en factores tales como los
grupos políticos, el trabajo político-electoral del partido y lo que motiva al
elector a darle su voto al PRI, aspectos de gran relevancia para la permanencia
del partido en el poder en zonas rurales.
Palabras clave: Geografía electoral, priísmo, grupos políticos, electores
en zonas rurales, análisis municipales.
I am of the PRI.
A Brief Reflection on the
Institutional Revolutionary Party`s Rootness in Rural Municipalities
Abstract.
In order to
understand the historical rootness of the Institutional Revolutionary Party
(PRI) in rural and marginal areas, one must go beyond classic analyses of
electoral geography and examine some stereotypes of the priísta vote. In so
doing, focus is centred on such factors as political groups, the party’s
political-electoral work and the electorate’s motivations for giving their vote
to the PRI; all of which are fundamentally important facets of this party’s
lasting power in rural areas.
Key words: electoral geography, priísmo, political groups, electorate in
rural areas, municipal studies.
Introducción
El país ha experimentado la alternancia política en todos los niveles de gobierno pero en el estado de Tamaulipas aún son pocos los espacios que ocupa la oposición. En las zonas rurales, en particular, la presencia priísta ha sido muy importante y se refleja en el triunfo del partido en las elecciones para Presidentes de los municipios marginados y dedicados principalmente a actividades agropecuarias.
La explicación de las tendencias electorales se ha hecho con base en el análisis de la geografía electoral y entre los elementos importantes para entender los triunfos del PRI están la relación entre marginación, ruralidad y priísmo así como prácticas políticas como el clientelismo y la coacción.
Sin embargo, analizar solamente la distribución territorial de los sufragios y buscar una relación –incluso causal- entre marginación y preferencias partidistas puede oscurecer algunos elementos que permitirían entender por qué un partido no ha dejado de gobernar. En este artículo abordaré algunos elementos que pueden enriquecer la búsqueda de una explicación a la falta de alternancia política.
Los resultados electorales reflejan una realidad pero los números en sí mismos no explican las preferencias partidistas. Hay que averiguar qué entra en juego para llegar a ciertos resultados. Asimismo, no debe darse por sentado que el voto priísta en zonas rurales y/o marginadas responde al clientelismo y la coacción. Al estereotipar la preferencia en estas zonas, hay poco margen incluir en la reflexión el trabajo político-electoral de los partidos en esos lugares o para preguntarse por qué un elector da su voto a un partido y no a otro.
Desde mi punto de vista, el municipio es un espacio fundamental para el análisis de las preferencias partidistas, pues es la primera instancia de articulación territorial y política, ahí se establece una relación cotidiana entre pobladores y autoridades y, en diversos momentos históricos, los municipios han sido el escenario donde los ciudadanos han luchado por acceder al poder desde un frente político-electoral [1].
Para sustentar la relevancia de este tipo de análisis me basaré en la experiencia que se ha vivido en Antiguo Morelos, un municipio del Sur de Tamaulipas ubicado en la llamada Huasteca Tamaulipeca [2]. Antiguo Morelos es un espacio local que cumple con las condiciones de marginalidad, ruralidad y arraigo priísta aunque también muestra que el triunfo de un partido tiene que ver con mucho más que voto clientelar o coacción.
Tamaulipas es un estado fronterizo del noreste de México que colinda al norte con Texas, al oeste con Nuevo León, al sur con Veracruz y San Luis Potosí y al este con el Golfo de México. Su nivel de bienestar es de cinco en una escala donde siete es el máximo [3] y casi el 40% de la población se dedica a actividades de la industria manufacturera y el comercio [4].
Tamaulipas es de los pocos estados que aún puede considerarse priísta porque desde la fundación del PNR (Partido Nacional Revolucionario) en 1929, “la gubernatura del Estado ha permanecido siempre en manos del PRI, el Congreso local siempre ha contado con mayoría priísta absoluta, (…) son muy contadas las excepciones en que el PRI no ha sido gobierno en los municipios” [5].
Esas excepciones se han dado desde los años setenta con los triunfos del PPS (Partido Popular Socialista) en Tampico y el PARM (Partido Auténtico de la Revolución Mexicana) en el norte del estado, en los ochenta se sumaron algunos triunfos del Partido Acción Nacional (PAN) y en los noventa el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y otros partidos con menos seguidores lograron gobernar algunos Ayuntamientos. Con la salvedad de las elecciones de 1995, la oposición ha ganado en una contienda sólo siete de los cuarenta y tres municipios del estado (Ver Cuadro 1).
Un porcentaje considerable de la población tamaulipeca vive en los municipios donde la oposición ha tenido algún triunfo pero al menos hasta el 2001, el 71% de la población era gobernada por el PRI (Ramírez Gutiérrez, 2005:59). A pesar de esto, la falta de alternancia en la mayoría de los municipios es un indicador importante del arraigo del partido emergido de la Revolución Mexicana en las zonas rurales, pues muchos de los municipios donde no ha perdido son catalogados de esa manera.
La importante presencia del PRI se observa en los resultados de la elección para Gobernador de 2004 porque el partido ganó los comicios en todos los distritos electorales de Tamaulipas y logró el 57.60% de los votos en una elección en la que participó el 51.76% de la población tamaulipeca empadronada [6].
La Encuesta MATT [7] que se aplicó al menos en el 60% de las secciones electorales de cada uno de los distritos del país para conocer las preferencias por el candidato y/o partido para la elección de Presidente de la República el 2 de julio de 2006 muestra que en Tamaulipas el PRI está a la delantera con el 42%, seguido por el PAN con un 29% . El estado es uno de los cinco en los que se estima que el PRI obtendrá el mayor número de votos y es uno de los siete estados en los que ya hay una definición de preferencia partidista bastante sólida [8].
Antiguo Morelos es uno de los municipios tamaulipecos donde el PRI no ha perdido ninguna contienda. Durante los ochenta logró casi el cien por ciento de la votación. A partir de los noventas que entró el PAN al juego político, hubo otros partidos que también contendieron pero su porcentaje de votos prácticamente ha oscilado en el 1%. Después de las elecciones del 2000, el PAN logró alcanzar el 40% de la votación, mientras el PRI se mantuvo arriba del 50% (Ver Cuadro 2).
En las últimas dos décadas, en Antiguo Morelos el índice de abstencionismo ha sido relativamente bajo, pues el promedio de participación ha sido del 65.70% y al menos en tres de las nueve contiendas que se han celebrado de 1980 al 2004, la participación ha superado el 70% (Ver Cuadro 3).
De primera instancia, Antiguo Morelos encaja en el estereotipo de los municipios rurales y/o marginados que son el bastión del PRI porque si bien Tamaulipas es considerado un estado con un alto nivel de bienestar, el de Antiguo Morelos se ubica en el tercer escaño en una escala en que siete indica el mayor bienestar. Las condiciones de vida de la población se aprecian en el ingreso de los habitantes y sus viviendas.
La mitad de la población de Antiguo Morelos se dedica al sector primario [9], especialmente a actividades agropecuarias. La agricultura es de temporal (80%) y cultivan granos básicos, soya, sorgo, caña de azúcar y algunas hortalizas. La ganadería es principalmente la cría de bovinos, porcinos, ovinos, caprinos y aves [10].
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2000 de INEGI, casi el 90% de la población ocupada en el municipio recibe ingresos menores a tres salarios mínimos. El 40% recibe de uno a dos salarios mínimos, el 16% no recibe ingresos y casi el 20% recibe entre medio salario mínimo y un salario. Estos porcentajes están por debajo de la percepción económica en el estado [11] y muestran el grado de pobreza de la población.
La mayoría de las viviendas en Antiguo Morelos si bien son propias, están elaboradas con techo de palma y lámina, sus paredes son de palma y madera con enjarre de tierra y más del 90% de las viviendas tienen uno o dos cuartos [12], lo cual contrasta con las viviendas en el estado pues el 65% de ellas tiene techos de losa y sólo el 48.84% son viviendas de uno o dos cuartos.
La relación marginación-priísmo se basa en que el PRI ha tenido buena parte de su fuerza electoral en los lugares donde los grados de marginación son más altos. Se han dado por válidos los indicadores de marginación para entender los resultados electorales porque las presiones económicas o institucionales sobre electores de bajo nivel socioeconómico se traducen en votos coaccionados que favorecen al PRI. En este sentido, se considera que la marginación condiciona el sentido del voto y lo desvirtúa (Valdés Vega, 2001:282, 285 y 286).
Para algunos analistas, la correlación entre marginación y priísmo se debe a que se aplicaron exitosamente mecanismos de control político propios del corporativismo mexicano como son el clientelismo y la coerción (Op. Cit.:282 y 301). Para otros, hay dudas y dificultades para determinar lo que ha llevado a los votantes a preferir al PRI porque “es imposible determinar con precisión qué proporción de la votación priísta es auténtica, y cuál es resultado de los recursos ilícitos con los que cuenta el PRI a partir de su vinculación orgánica con el Estado” (Crespo, 1994:50).
En la zona rural, en particular, Aziz Nassif (1992) ha identificado que “el voto rural es mayoritariamente priísta, y la duda se debe a que en estas zonas no se celebran propiamente elecciones, sino acarreo de votos” (Aziz Nassif, 1992:8).
Las prácticas clientelares y coercitivas, los recursos gubernamentales que se inyectan a las campañas y el acarreo de votantes parecen ser elementos claves en la votación priísta en zonas rurales marginales pero no hay que reducir el arraigo del PRI a estos factores, pues otros entran en juego como los grupos políticos, el trabajo político-electoral de los partidos y las preferencias propias de los electores.
Los estudios de geografía electoral o de distribución territorial de los sufragios comenzaron “por identificar y describir el reparto regional de las fuerzas partidarias con el fin de analizar las características de la población y encontrar de ese modo la explicación de las tendencias electorales” (Valdés Vega, 2001:283).
El punto de arranque fueron las pautas sociodemográficas pero los analistas entraron en debate. Unos consideraban que los “factores duros” de índole estructural influían en la conducta de los electores, mientras otros aseguraban que esta conducta dependía de aspectos coyunturales relacionados con los candidatos, las campañas, la opinión pública y el efecto de acontecimientos o problemáticas coyunturales del ambiente (Gómez Tagle, 2001:237).
En lo que sí hubo acuerdo fue en identificar grandes diferencias en la distribución de los votos para los partidos entre las entidades de la República y entre las zonas rurales y urbanas de un mismo estado. Sin embargo, los analisis que se han hecho a nivel de entidad federativa y de distritos electorales disminuyen las diferencias entre partidos y diluyen el perfil partidario de las unidades geográficas (Op. Cit.: 242 y 246). Por ello los estudios a menor escala, como es el caso de los análisis municipales, contribuyen a delimitar mejor las áreas de influencia de los partidos [13].
La distribución territorial de los sufragios ha sido importante para analizar los procesos electorales pero tiene algunas limitantes que es necesario superar. Primero, no considera las circunstancias individuales de los electores ni las situaciones coyunturales que puedan tener una importancia fundamental (Valdés Vega, 2001:284).
Segundo, es necesario ir más allá de los datos estadísticos y centrarse en las circunstancias políticas coyunturales y las redes de poder que se tejen en el tiempo en los distintos espacios, pues en ocasiones tienen un peso definitivo en los resultados. Por último, deben tomarse en cuenta las particularidades históricas, políticas y geográficas, económicas, demográficas y culturales de cada lugar (Op. Cit.: 302).
Estas limitantes de los estudios de geografía electoral pueden dejar de serlo si los análisis empiezan a incluirlas como puntos importantes en la reflexión de las preferencias electorales. Una manera de hacerlo es tomar como base los resultados electorales de un municipio en un periodo de tiempo determinado pero no para hallar correspondencia entre resultados electorales y perfil de la población, sino para indagar sobre el proceso político-electoral específico que se ha vivido en un cierto espacio.
El análisis de los resultados electorales permite identificar las variantes que se presentan en los votos hacia los distintos partidos políticos, los votos anulados, los de candidatos no registrados [14] y el grado de participación política. Las variantes en estos rubros pueden entenderse si se realizan entrevistas a profundidad a los diversos actores políticos [15] que participaron o tuvieron conocimiento de los procesos. Si esta información se complementa con observación directa, datos estadísticos y trabajo de archivo, tendríamos más elementos para reflexionar sobre el voto priísta rural.
En este artículo no haré ese ejercicio exhaustivo que propongo por razones de espacio y por encontrarme en una fase inicial de mi investigación sobre Antiguo Morelos. Sin embargo, los resultados electorales de ese municipio entre 1980 y 2004 me han permitido identificar varios elementos que, al indagar su por qué, dan pautas para comprender la dinámica político-electoral que se ha vivido en el municipio y que ha cristalizado en el ejercicio del poder de los priístas [16].
De los resultados electorales para Presidentes Municipales de Antiguo Morelos destaca el triunfo ininterrumpido del PRI. Desde hace décadas los candidatos del partido han salido del sector campesino -representado por el Comité Municipal de la Liga de Comunidades Agrarias- no sólo por ser un municipio agropecuario sino porque, por un acuerdo tomado por los primeros ejidatarios del lugar que formaban parte de La Liga, “tenías que ser ejidatario para poder ser Alcalde, esa era la regla” [17].
La importancia del sector campesino del PRI, la gran presencia del partido y la escasa oposición en el municipio han sido fundamentales para que las luchas entre grupos políticos se canalicen a través del partido en la elección del candidato del Comité Campesino o, de unos años a la fecha, en las elecciones internas del partido [18].
En Antiguo Morelos he identificado dos grupos políticos con un peso importante cuando se trata de negociar cargos y posiciones, de dar su respaldo a un candidato o de apoyar la política del Presidente priísta en turno. Uno es el de los campesinos que se simboliza con diversos líderes morales que participan en algunas contiendas o apoyan a ciertos candidatos. Entre ellos, los más activos son de Congregación Fortines, una de las localidades más grandes del municipio.
El otro grupo es el de “Los López” que son oriundos de un ejido y agricultores pero son vistos por otros campesinos como los caciques porque han gobernado en varias ocasiones [19], han hecho fraude en contiendas internas para poder ganar y, para quienes votaron por ellos, no supieron corresponder el apoyo pues prometían visitar las localidades y le restaban importancia a su promesa.
Durante décadas, las candidaturas se definieron entre los integrantes de esos grandes grupos campesinos pero en la selección del candidato a Presidente Municipal del PRI para el periodo 2004-2007 entró en juego un grupo distinto a los anteriores: el magisterio que lanzó a un candidato de la cabecera municipal y que representaba al sector popular del PRI.
Este candidato ganó la contienda interna porque, a decir de alguien que ha participado activamente en la política local, hubo intromisión de autoridades de niveles de gobierno más altos y la candidatura se negoció en esas esferas. La decisión que tomó el sector agrario de respetar la designación y darle su apoyo se debió a que algunos líderes se guiaron por la lógica “si el sector popular siempre nos ha apoyado, ahora nos toca a nosotros hacerlo” [20], en esta lógica también entra la disciplina partidista.
Estos grupos políticos, sus negociaciones y su ascendencia con la población se reflejan en los votos pero, sin una indagación a profundidad de lo que llevó a ciertos resultados electorales, es difícil identificar un importante factor en las contiendas políticas que se desvanece en el enfoque de la geografía electoral: las disputas por el poder en los Ayuntamientos que se presentan en el seno del partido dominante.
Las pocas ocasiones que en el PRI de Antiguo Morelos no se logran dirimir los conflictos entre grupos, la lucha se da en la arena electoral pero entre partidos y/o candidatos registrados y no registrados. Durante los ochenta, el PRI ganó de forma arrolladora pero en la elección municipal de 1986 sólo logró el 52.05% de los votos, su más cercano competidor fue un candidato no registrado (7.55%) y se anularon poco más del 40% de los votos totales (Ver Cuadro 2).
Esta variante en la tendencia resulta de la gestación de un movimiento local que disputa el poder a los grupos del PRI, específicamente a Los López pues uno de ellos era el candidato del partido. Los problemas iniciaron en la elección interna del PRI porque Pedro López fue el único precandidato debido a una serie de artimañas que se atribuyeron a su familia y que impidieron al otro contendiente registrarse.
Muchas personas se inconformaron y decidieron lanzar una mujer como candidata independiente. Los simpatizantes de la candidata, por desconocimiento, no siguieron el procedimiento adecuado para emitir su voto [21] y el resultado fue la anulación de las boletas. A lo largo de este conflicto que continuó después de las elecciones, hubo diversas protestas como la toma de la carretera, enfrentamientos que terminaron en balazos y en alguna ocasión tuvo que intervenir el ejército y la policía estatal. El conflicto electoral terminó después de una serie de negociaciones de cargos políticos para algunos líderes y participantes en el movimiento.
Mirar al PRI como un espacio privilegiado para la negociación entre grupos políticos en Antiguo Morelos es fundamental para entender que sólo en ocasiones los inconformes abandonen el partido, lo cual ha sido una constante en otras regiones priístas rurales de la Huasteca (López León, 2005:97-105) pero parece excepcional en este municipio. Sin embargo, esto no es suficiente para entender el arraigo del partido, también debe considerarse el trabajo partidista-electoral del PRI y lo que ha motivado a los electores a darle su voto.
En Antiguo Morelos, el PRI ha hecho un importante trabajo con la base en cuanto a formación de cuadros a través de cursos que se imparten a la población. En esos cursos se explica qué es el partido, quiénes lo conforman, cuáles son sus valores, cuáles sus proyectos y propuestas. A inicios de los noventa, cuando en el municipio había menos de cinco mil electores, el partido a nivel municipal impartió un curso a más de mil personas a fin de que conocieran el ideario político del PRI.
A raíz de la celebración de elecciones internas en el partido también se han dado cursos de capacitación a quienes participan como funcionarios de casilla en esas votaciones. A ellos se les explica lo que es el partido y su trabajo como funcionarios. Esto habla de la importancia que tiene para los dirigentes la formación de cuadros.
Con los jóvenes también se ha trabajado a través de la Vanguardia Juvenil Agrarista, una de las áreas de la Liga de Comunidades Agrarias que funciona como espacio de participación que se ha consolidado “como cantera de líderes juveniles campesinos” [22]. Esta estructura se ha aprovechado para hacer proselitismo con los jóvenes del municipio e incluso, en una ocasión, los jóvenes se confrontaron con un miembro del partido que no quería que estos apoyaran al candidato de uno de los grupos políticos campesinos.
Con esto se aprecia que el trabajo de base ha sido muy importante para que el PRI tenga tantos seguidores en Antiguo Morelos. Al trabajar con el grueso de la población se busca atraer nuevos simpatizantes y se reafirma el voto del electorado fiel que se interesa en los incentivos colectivos [23]. Con los jóvenes, el PRI apuesta al futuro pues entre ellos están los nuevos líderes y muchos posibles electores por convicción.
Sin embargo, la formación de cuadros no niega que el PRI también ha basado el éxito de su trabajo electoral en el acarreo de votantes -incluso en las contiendas internas del partido- así como en el clientelismo que se ha facilitado por el acceso a recursos gubernamentales o ilícitos.
En especial han sido fundamentales los recursos gubernamentales porque cuando autoridades de otros niveles inyectan dinero a las campañas, los candidatos no sólo piden el voto, resuelven las demandas de la gente de inmediato, sin necesidad de esperar a triunfar para contar con los recursos económicos necesarios. En los últimos procesos que se han establecido topes de campaña, esta práctica se ha dificultado, más no erradicado, porque los candidatos deben cuidarse de no rebasar los límites.
En Antiguo Morelos también se han hecho señalamientos de que en algunas casillas rurales votan personas que no son del municipio, que algunos emiten doble voto (operación carrusel) y otros más han sido amenazados con retirarles los apoyos si no votan por tal o cual candidato. En este último caso, cabe decir que en la contienda de julio de 2006, algunos funcionarios públicos han orientado a los beneficiarios de los programas para que denuncien a quien condicione los apoyos, lo cual es un indicio de que quizá en un futuro no muy lejano el voto no dependa tanto de la coacción.
El trabajo partidista y el clientelar han sido importantes pero no todos los votos que logra un partido en un municipio son resultado del clientelismo o la convicción. Los que votan por conveniencia son parte del electorado de clientela que apoya a un partido en la medida en que recibe incentivos selectivos “tipo materia” o compensaciones monetarias, de patronazgo y/o servicios de asistencia (Panebianco, 1990:67).
Los que votan por convicción son militantes que, como Don Ismael, afirman “soy priísta y ahí morí y muero de puro priísta porque sabemos cómo viene, desde que vino la Revolución [Mexicana] quién la formó, qué partidos fueron primero: fue el PNR, luego el PRM y ahorita el PRI” [24].
También hay priístas que dan su voto al partido porque “es el único que uno conoció desde un principio, uno conoció eso del partido, no había tantos de que, las ramitas que han salido de diferentes partidos” [25]. Otros más son del PRI por agradecimiento porque “a mí el PRI me dio las tierras, el PRI me dio esto, me dio lo otro” [26] o porque han visto resultados en los gobiernos priístas, lo que en Antiguo Morelos parece significar que cada Presidente Municipal realice alguna obra en la cabecera y los ejidos.
Al preguntarle a una persona de un ejido quién había sido el mejor Presidente, me decía “todos nos han ayudado, un poquito sí nos han ayudado (…) [los Presidentes] ahí van tanteándose el presupuesto que le dan, le dan poquito a tal ejido, al otro y otra parte para su cabecera y todo eso” [27]. Para un ex-Presidente Municipal con quien platiqué, el éxito del PRI se basa en tres elementos: los alcaldes han trabajado con honestidad, el electorado ha sido muy fiel al partido y en esto ha influido las obras que se han hecho en los ejidos [28].
Sin embargo, votar por el PRI no sólo es consecuencia de valorar positivamente al partido ya sea por convicción, conveniencia o costumbre, también tienen un peso importante los rasgos negativos que los votantes ven en otros partidos. Una señora me comentaba que ella no votaría por el PAN porque una vez fue a un mitin de ese partido y el candidato atacó al PRI y ella, al ser priísta, se sintió ofendida pues consideró el comentario como algo personal.
Otra señora me decía que ella no votaría por otro partido porque los candidatos “a veces no se ganan la gente (…) porque se ponen también en mal que se estén echando uno al otro, como que es una falta de educación como quiera que sea” [29]. Estas actitudes, ahora llamadas estrategias “de la guerra sucia”, en Antiguo Morelos parecen ser importantes para que los simpatizantes priístas se mantenga leales al partido. Algunas personas no ven con buenos ojos las campañas de desprestigio que se han vuelto parte fundamental en las contiendas electorales de los últimos años.
En vista de que el PRI ha sido un espacio para dirimir conflictos y lograr negociaciones entre grupos políticos que buscan ejercer el poder, en vista del trabajo de base y electoral que ha hecho el partido y la gama de motivaciones que llevan a los electores a militar o simpatizar con un partido, habría que preguntarse si parte del éxito del PRI no radica también en las flaquezas de la oposición.
Por el momento no dispongo de material suficiente para afirmar que en Antiguo Morelos la fortaleza del PRI es resultado de la debilidad de los partidos de oposición pero es una veta de análisis que valdría la pena explorar para tratar de comprender por qué ha sido tan difícil el posicionamiento de otros partidos.
El análisis de la distribución territorial de los votos ha sido útil para identificar preferencias partidistas y condiciones sociodemográficas de la población pero ha tenido limitantes a superar. El caso de Antiguo Morelos muestra que la mirada a los resultados electorales con una óptica distinta a la relación marginación-priísmo puede enriquecer la reflexión si se utilizan herramientas de análisis complementarias a los datos estadísticos. Asimismo, la realidad sociopolítica puede comprenderse de mejor manera si los estudios se realizan en escalas más pequeñas como es el caso de los municipios.
Aunque por momentos resulte difícil dilucidar hasta qué punto la votación priísta es resultado de la coacción o el clientelismo, es una tarea que conviene empezar a hacer porque, al examinar al partido como espacio político y observar el trabajo (ideológico, de intercambio de favores y de manipulación de los resultados electorales) que se realiza para obtener votos, habrá elementos para cuestionar el estereotipo de los municipios rurales marginales como bastión priísta por incentivos selectivos.
Los datos electorales ilustran la presencia de los partidos políticos en un espacio dado pero las variantes que se observan en los resultados de las contiendas municipales es una buena entrada para indagar sobre el proceso que llevó al triunfo o fracaso de un partido. En este artículo he dado elementos para entender esas variantes pero queda pendiente conocer -a través de entrevistas a profundidad, observación directa, trabajo de archivo, etc.- las dificultades que tiene la oposición para penetrar en las zonas priístas rurales y si estas se relacionan con sus propias debilidades o con las fortalezas del PRI.
En este sucinto análisis de la geografía política-electoral de Antiguo Morelos no he considerado los factores históricos, culturales, etc. pero conviene explorarlos. La historia y la cultura de un espacio dado son importantes para entender los cambios y continuidades que se dan en lo político. Los momentos históricos convergen y son importantes al construir la realidad pues en el presente confluyen las experiencias del pasado y los anhelos de futuro.
La cultura, al ser una combinación de valores, percepciones, normas, prácticas y acciones que no pueden identificarse con grupos o personas concretas, nos pone en el camino de analizar la congruencia entre decir y hacer, lo cual es importante para discernir sobre el comportamiento de los votantes.
Durante casi ocho décadas, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha estado en el poder en Tamaulipas. La reflexión de las experiencias concretas de los municipios donde ha tenido una histórica presencia puede arrojar datos interesantes para comprender por qué para muchos aún es una opción política viable.
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[1] El ya clásico estudio de Adriana López Monjardín (1986) aborda las luchas populares en los municipios bajo estas consideraciones.
[2] La región Huasteca es un zona geográfica al oriente de México que incluye porciones de los estados de Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Puebla y Querétaro.
[3] http://jweb.inegi.gob.mx/niveles/jsp/index.jsp (26 de abril de 2006).
[4] Información obtenida del sistema de información SIMBAD del INEGI (http://inegi.gob.mx)
[5] “Cuidado con el voto cruzado en Tamaulipas” publicado en http://pri.org.mx/publicaciones/examen/numeros/2001/139/p031nl.htm (7 de junio de 2006).
[6] http://www.ieetam.org.mx/estadisticas.htm (13 de Junio de 2006)
[7] MATT (Mexicanos y Americanos Todos Trabajando), es una organización no lucrativa que se enfoca a que mexicanos y americanos comprendan y traten de resolver los problemas de las dos naciones. MATT y HB Consultores realizaron una encuesta no telefónica que se complementó con entrevistas a profundidad para conocer las preferencias de los electores para los comicios del 2 de julio de 2006.
[8] http://matt.org/portals/2/images/MethodologySPN.pdf (12 de junio de 2006)
[9] Información obtenida del sistema de información SIMBAD del INEGI (http://inegi.gob.mx)
[10] Información del Plan de Desarrollo Municipal del municipio de Antiguo Morelos, publicado en el Periódico Oficial del Gobierno de Tamaulipas el 12 de abril de 2006 y bajado de Internet http://po.tamaulipas.gob.mx/periodicos/2000/0400/pdf/cxxv-30-120400F-Anexo.pdf (13 de junio de 2006)
[11] Información obtenida del sistema de información SIMBAD del INEGI (http://inegi.gob.mx)
[12] http://po.tamaulipas.gob.mx/periodicos/2000/0400/pdf/cxxv-30-120400F-Anexo.pdf (13de junio de 2006)
[13] Gómez Tagle (2001) sugiere estudiar las secciones electorales pero considero que el nivel municipal también puede brindar datos interesantes por lo que entraña la lucha electoral en ese espacio de articulación territorial y política.
[14] Hasta las elecciones municipales de 1998, en Tamaulipas existió la figura de candidato no registrado.
[15] Para reconstruir la historia política-electoral de un espacio dado es muy útil la técnica “bola de nieve” que consiste en que un informante nos contacte con otro o bien identificar nuevos informantes clave a partir las menciones que hacen a ellos los distintos entrevistados.
[16] La información de Antiguo Morelos la retomo de mis notas de campo y de entrevistas y charlas informales que hice a varias personas que han sido Alcaldes, candidatos del PRI, Comisariados Ejidales y militantes de base o simpatizantes del PRI. Esta información la recabé el 20 y 21 de mayo de 2006.
[17] Entrevistas a un ex-Alcalde y ex-Presidente del PRI en Antiguo Morelos (20 de mayo de 2006) y a un ex-Comisariado Ejidal, funcionario público en diversas ocasiones y dos veces precandidato del PRI en el municipio (21 de mayo de 2006).
[18] El primer intento de elección interna con participación de los militantes y simpatizantes fue en 1981, se repitió en 1986 pero se volvió una práctica cotidiana hacia finales de los noventa. Antes los precandidatos y candidatos eran elegidos por cada sector. En el sector agrario, los delegados y comisariados ejidales tenían derecho a voto como representantes de los ejidos.
[19] Pedro C. López fue el primero en acceder al poder en 1952 y después en 1972. Tres de sus hijos también han sido Alcaldes, Margarito López en 1981, Pedro López en 1986, Joel López en el 2002 y a un año de celebrar los próximos comicios, se dice que otro hijo de Pedro C. López quiere ser el candidato del PRI a la Presidencia Municipal.
[20] Charla con un ex-Alcalde de Antiguo Morelos (Notas de Campo 20 y 21 de mayo de 2006).
[21] Como en otros lugares del país, se recurrió a los llamados “engomados” para dar el voto, sin embargo, las autoridades electorales los invalidaron porque, a decir de uno de mis informantes, era necesario escribir de puño y letra el nombre del candidato y en Antiguo Morelos, los simpatizantes pegaron en las boletas los engomados con el nombre de la candidata y eso provocó la anulación de las boletas.
[22] http://www.cnctamaulipas.org/vja.htm (12 de diciembre de 2005).
[23] De acuerdo con Panebianco (1990:64-71), el electorado es de clientela, de opinión y fiel, de acuerdo con el grado de compromiso que tienen con el partido. El electorado fiel, en lo particular, permanece en un partido porque está interesado principalmente en los incentivos colectivos que se relacionan con la ideología y los fines oficiales.
[24] Entrevista realizada el 20 de mayo de 2001.
[25] Entrevista a una simpatizante del PRI (21 de mayo de 2001)
[26] Este comentario me lo hizo una persona en una entrevista y también leí una nota periodística en la que un señor de un municipio cercano hacía un agradecimiento similar (“Amira Gómez, en el su gira por el sur del estado. Periódico ECO. Mante, Tamaulipas. 6 de junio de 2006. http://www.elecodelmante.com/eco/).
[27] Entrevista realizada el 21 de mayo de 2006.
[28] Charla informal sostenida el 21 de mayo de 2001.
[29] Este comentario es de una entrevista a una militante de base del PRI (21 de mayo de 2001).
Citación:
Bijarro Hernández,
F. y López León, A. (2007):
"Yo soy del PRI - Breve reflexión del arraigo del Partido
Revolucionario Institucional en los municipios rurales.". Tecsistecatl. Revista Interdisciplinar,
3, Invierno 2008. Disponible en Internet:
<http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n3/bhll.htm>